Mi respiración comenzó a fluir más rápido, mi visión se nublaba, mi cuerpo estaba inquieto, caliente y ebrio. Subiste a mí, me agarraste con tus brazos, rosaste tus dedos en mis labios, abrí mi boca y sumergiste tus dedos en mi lengua, fría y sedosa. Nuestros cuerpos se mezclaron esa noche, la lujuria profanaba nuestras almas, nuestro sexo se hacía grande en el cual explorábamos. Recuerdo que tu juego principal era el atarme, me desnudaste, mi cuerpo estaba completamente inmune, estaba total y completamente para ti…
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