La muerte nos espera al final de cada sendero.
No podemos evitar ese encuentro, porque será ella quien nos dé la bienvenida a un mundo distinto al que hemos conocido.
Tememos a la muerte porque llevamos tempestades y resacas en la conciencia y aún creemos que existen jueces que nos absuelven o nos condenan.
Tenemos la idea de la nada cuando pensamos en la muerte. Si dejar de respirar espanta; dejar de ser, aterra.
Pero nada ni nadie evitará que un día veamos su rostro y tengamos que ceder ante su triste llamado. Nos envolverá con su capa de misterio y tal vez nos cantará una canción de cuna para adormecer el dolor de no seguir siendo.
Los árboles más frondosos mueren, las montañas también tienen un final, los ríos se secan, los pequeños gusanos se retuercen sobre la tierra húmeda solo unos pocos días, ni todo el valor y la destreza que poseen las fieras del bosque las libra de la muerte.
Mueren los campos de trigo, muere la nieve de invierno, mueren los lagos y los ríos, mueren también los dioses y mueren las estrellas.
¿Por qué no habríamos de morir nosotros?
Mira con otros ojos a la muerte y nunca le temas, pues aún con sus alas negras y su fría sonrisa, la muerte es un ángel compasivo que nos quita la pesada carga de seguir viviendo, de seguir encontrando razones para justificar nuestra presencia, de seguir arrastrando nuestra humanidad cansada por un mundo que nos ve con indiferencia.
Si te pones a pensar bien, la muerte no nos quita nada. Ella así de lúgubre e incomprendida solo viene para darnos esperanza. Si el ñu no muriera el león no viviría; si las flores no se marchitaran, los frutos no crecerían en las ramas. Si un hombre no muere su alma sería una eterna prisionera del destino.
Piensa en la muerte como una dulce enfermera que te quita la fiebre y el dolor, como una experta guía que te lleva por mundos desconocidos, como una sabia anciana que te ayuda a conectar con la esencia creadora y te permite, por fin, ver tu verdadero rostro.
La muerte nos espera al final de nuestro sendero y quizá ese final no es más que el inicio de una nueva vida.
Yuri Plisetsky.
Merci pour la lecture!
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