voy_tirando1576700709 Davitaso

En el año 2023, los recursos energéticos de los que tanto abusamos y presumimos se agotan y empresas de todo el mundo han decidido poner fin a todo esto buscando una solución. La respuesta era usar a los mismos que utilizaban esos recursos como recurso propio, reduciendo así la población mundial y matando dos pájaros de un tiro, y por si esto no fuera poco, los prototipos de guerra de esta nueva y sádica tecnología comenzaron a ser producidos en gran cantidad. Y varios años más tarde, cuando todo había terminado y el proyecto había sido cancelado, solo quedaron los restos de una pesadilla que continuará atormentando a los protagonistas de esta historia.


Science fiction Tout public.

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Prólogo: Rescate en Sioux Falls

Sioux Falls, Dakota del Sur. Año 2029. Las siluetas de esos tres hombres se podían observar desde fuera del sucio y aparentemente abandonado callejón en el que se encontraban mientras la nieve, tan propia de diciembre, aumentaba el ritmo de su caída con el paso de las horas. La conversación que mantenían era tan intensa que parecía que pudiese atrapar a cualquiera que pasara cerca de ellos como si de un imán se tratase, pero esto solo ocurriría en el improbable caso de que alguien cruzara por esa zona de la ciudad en particular.


Colocados en una especie de formación en triángulo, daban a entender que uno de ellos era su superior. Dos de ellos llevaban a sus espaldas una mochila de deportes cada uno, las cuales cada vez que se movían producían un leve sonido metálico silencioso y discreto. Ninguno de ellos eran conscientes de lo que iban a encontrar en este lugar, pero a pesar de su extraña personalidad sabían cómo actuar en situaciones peliagudas y habían conseguido librarse de varias de ellas.


El teléfono móvil situado en el bolsillo delantero izquierdo de uno de ellos comenzó a vibrar moderadamente, marcando el comienzo de la medianoche. Ellos tenían un plan, su presencia en aquel lugar no era mera casualidad, y su misión es la que desenmascararía uno de los más grandes secretos del mundo.


—Os necesito calmados en esto, no puede haber ningún error y no querría comprometeros si ocurre algo —El hombre realizó un amplio suspiro—. Ya os lo he dicho en varias ocasiones, pero creo firmemente que no estáis lo suficientemente preparados, sobretodo tú, Alan. ¿Estáis seguros de esto?


—Me entran escalofríos solo de pensar en entrar ahí —Balbuceó Alan, que era el que más joven parecía—.


—Eso debe de ser por el frío, debería haberme traído una chaqueta que abrigara más —Declaraba un tercer hombre en tono burlesco—. Solo piensa que llevamos preparándonos para esto meses y deja de preocuparte tanto, ¿Es que te quieres rendir antes de empezar?


—No… Es solo que no estoy seguro de que podamos encontrar lo que buscamos ahí dentro, ni siquiera sabemos qué ha ocurrido, y eso me pone los pelos de punta. —Alan dejó de hablar al sentirse intimidado por las atentas miradas de sus compañeros, incrustando sus manos en los bolsillos del pantalón inmediatamente después de hablar, ruborizado por haber sido más sincero de lo que debería.


—En eso te doy toda la razón… —respondió el tercer hombre mientras se frotaba el pelo— Pero alguien tiene que hacerlo y esta noche es crucial. No puedes echarte atrás, tío, lo vas a arruinar todo.


El individuo con el tono más sarcástico de los tres sacó un cigarrillo de su bolsillo trasero derecho y se lo puso en la boca para sostenerlo. Mientras cogía el mechero de su oscura chaqueta, el que actuaba de jefe agarró el cigarro de sus morros con el dedo índice y el pulgar recordando a una pinza, y lanzó el pitillo al suelo, enterrándolo en la nieve mientras lo estrujaba en el suelo de un lado a otro con el pie.


—Ni siquiera estaba encendido —dijo, fulminando con su intensa mirada—, no hacía falta que lo tiraras.


—Intentamos ser discretos, y creo que imitar a una chimenea para desestresarte no es la mejor manera de serlo. Tómate esto en serio, Kyle, y entrad de una vez, estáis perdiendo el tiempo.


—De acuerdo, jefe, lo que tu digas. —le dedicó su mejor cara de aflicción y se encogió de hombros—.


Dejando en el suelo una de sus bolsas, Kyle introdujo la mano dentro de ella indagando sin mirar para ver si localizaba lo que estaba buscando. De la amplia mochila retiró un objeto con forma de bolígrafo, incluso de un tamaño superior.


—¿Esto no hará mucho ruido? —Preguntó Alan—.


—Si sabes cómo hacerlo no. Calla y observa, prepara tu arma —respondió con rudeza—.


Kyle colocó el extraño artefacto en la pared lateral derecha del fondo del callejón, y de la punta del mismo surgió un láser lo suficientemente potente como para conseguir atravesar el muro. Dibujando una amplia circunferencia con el láser, de la pared cayó el fragmento delineado hacia el lado donde estaban ellos, dejando ver a través de ella y con el espacio justo para poder introducirse en el hueco.


Kyle miró a los otros dos con altanería mientras arqueaba las cejas alardeando de sus cualidades, mientras Alan parecía tan emocionado como ansioso.


—Creo que yo también quiero uno de esos.


—Me lo pensaré. —Kyle miró a su jefe fijamente, dirigiendole la palabra mientras abandonaba el callejón—. ¿Vendrás a recogernos donde dijiste?


—Sí. Procurad que no os vean ni os oigan, no sabemos cuánta vigilancia puede haber esta vez.


Alan y Kyle levantaron el pulgar como respuesta positiva a esa advertencia y entraron dentro del agujero uno detrás del otro tras comprobar que no había nadie. Al bajar, se encontraron un túnel subterráneo de varios metros de altura. Ayudados por una soga bien amarrada por la parte de arriba, descendieron pausadamente para poder comprobar que no había nadie. Sorprendidos por la existencia de algo así al lado de un callejón en un sector no residencial, avanzaron temblorosos con la esperanza de que su misión tuviera éxito.


El olor que se respiraba en el túnel era insufrible, pero habían pactado no hablar una vez dentro, por lo que Kyle tuvo que mantenerse en silencio durante todo el recorrido, teniendo que ahorrarse sus comentarios sarcásticos y chistes de mal gusto para después. Las paredes del lugar eran totalmente blancas, tanto que se les hacía difícil mirarlas fijamente durante demasiado tiempo sin cegarse. Las características tan singulares de las instalaciones, sumadas al silencio de los dos sujetos y las cautelosas pisadas en el suelo metálico, creaban una atmósfera de tensión que podría alimentar las más terribles pesadillas.


No estaban muy seguros de por dónde comenzar y estaban realmente perdidos. Además, se encontraban ante dos caminos para elegir rodeados de una gran cantidad de puertas cerradas en las paredes. No se conseguía advertir la salida, por lo que decidieron seguir el azar eligiendo el camino derecho como consecuencia. Mientras Kyle se escondía a cada esquina para asegurarse de que no había nada, Alan se encargaba de la retaguardia con sus nulos conocimientos de combate. No parecía haber nadie por allí, era un lugar abandonado a simple vista, pero las buenas condiciones de la iluminación y el cableado daban a entender totalmente lo contrario. Kyle y Alan no parecían sorprendidos por este hecho, pero aún así la situación no les resultaba agradable ya que sabían la razón: ahí había ocurrido algo y no estaban solos.


—Deberíamos inform… —Kyle, interrumpiendo, se giró rápidamente para ponerle una mano en la boca a Alan para que se callase, y le miró seriamente ladeando con la cabeza. Este, haciendo gestos con la cabeza hacia su izquierda, señaló algo a Alan. Mirando por encima de él, Alan distinguió una de las puertas que habían estado ignorando, la cual se estaba abriendo lentamente con un sonido torpe y estruendoso. Desde el interior de la sala se escuchaban pasos firmes pero calmados, y a través de la puerta se podía empezar a advertir una silueta que emergía con lentitud reflejándose en el revestimiento de la pared como una sombra imponente.


Alan y Kyle estaban paralizados ante la situación, y lo único que podían hacer era mirar atentamente lo que sea que estuviera saliendo de ese lugar. El humo de la habitación estaba saliendo desde hace un buen rato, pero no fue evidente hasta que pasó por delante de ellos dos, haciéndoles reaccionar como si de una bofetada de la propia realidad se tratase. Ambos sacaron su arma de un bolsillo diferente de sus chaquetas y apuntaron firmemente con ambos brazos al misterio que estaba a punto de manifestarse ante ellos, resultando ser lo que menos esperaban.


Era un niño. Pero no era un niño cualquiera. Sus ojos estaban cerrados y caminaba de forma tan automática y robótica que daba la sensación de que tenía un rumbo preestablecido a modo de sonámbulo, dirigiéndose hacia el lado contrario en el que Alan y Kyle estaban. Kyle bajó el arma, confuso por lo que acababa de pasar, pero Alan comenzó a disparar hasta vaciar el cargador.


—¡¿Qué haces?! —Kyle giró la vista hacia Alan y le propinó un empujón provocando que tanto él como su arma cayeran al suelo— ¡Para!


Dirigiendo de nuevo la mirada al muchacho misterioso, Kyle observó como las balas de su compañero se habían quedado suspendidas en el aire alrededor del chico, el cual seguía caminando sin inmutarse con los proyectiles siguiendole por la espalda. Cuando parecía que se podían relajar y que el peligro se estaba alejando de ellos, las balas que flotaban en la espalda del chico salieron despedidas hacia todas las direcciones posibles y a velocidades que ni siquiera una pistola podría haber provocado.


Los disparos alcanzaron a ambos, siendo Kyle herido gravemente en la pierna y Alan con dos rozaduras en la parte superior del brazo. Se podía apreciar la fuerza de este ataque en las paredes, las cuales habían sufrido la mayoría de los disparos, ya que el trazo que habían dejado no era de simples balas sino de algo mucho más peligroso, con marcas que alcanzaban desde el lugar de impacto hasta varios metros más allá.


A Kyle se le escapó en el momento del impacto un grito de queja por la herida que tenía, cayendo al suelo pero apoyándose con su otra pierna y resistiendo con un brazo en la pared. La sangre no paraba de salir de la herida y utilizó su mano libre para tratar de frenar la hemorragia todo lo que pudiera.


—Tenemos que mirar dentro ahora que se ha ido, vamos. —dijo Alan, estrechando la mano a su compañero para que pudiera levantarse.


—¿Desde cuándo das tú las órdenes? —apartando la mano de Alan y ocultando el calvario por el que estaba pasando con una voz ligeramente agonizante—. Lo que acaba de ocurrir ha sido culpa tuya.


Tras el breve enfado, Kyle abrió su mochila para entrever un envase con varias pastillas, cogiendo dos de ellas y colocándolas en la boca con suma dificultad, con sus manos temblorosas e intentando mantener el equilibrio. Una vez se las había tragado y habiendo podido comprobar el rastro de sabor amargo que dejaban, el sangrado de Kyle comenzó a frenar como si de un grifo de lavabo graduable se tratara, pasando a intentar levantarse torpemente apoyando los brazos en la pared. Cojeando siguió a Alan, el cual había ignorado por completo las palabras de reproche de su socio herido y estaba ya entrando dentro de la inexplorada sala rodeada de una densa capa de humo. Se activó automáticamente el extractor del lugar, dejando ver en el centro de la sala una máquina enorme rodeada de servidores y cabinas. En el suelo se podían observar los cuerpos inertes de varios científicos que trabajaban en la instalación, provocando un olor espantoso del cual Kyle no pudo evitar quejarse. Echaron un vistazo más adelante y, en las cabinas, había personas dentro.


—¿Están vivos? —preguntó Alan preocupado.


—Si es como la otra vez… Es posible que alguno lo esté —arrugó su frente, sudada—. Mira una por una.


—Podrías ayudarme a mirar.


—Tengo un agujero en la pierna y a diferencia de algunos puedo sentir dolor —dijo bruscamente—. Además, puedes notar si viven, ¿Verdad? Pues ya está. Yo me quedaré descargando los datos del ordenador.


Alan dio un rodeo por la sala tocando cada una de las cabinas con delicadeza en la superficie de sus cristales, como si de una caricia se tratara. Mientras tanto, Kyle introducía un aparato en la máquina central que había sacado de su polivalente mochila.


—Kyle, creo que este es el único que está vivo. No entiendo por qué.


—Y la que está al lado de él es la del niño que hemos visto, ¿Verdad? —dijo Kyle sin apartar la mirada del ordenador—. Despiertalo, nos lo llevamos. Lo que sea que haya pasado aquí está grabado en el disco duro.


Alan miró de un lado a otro de la cabina para abrirla, encontrando además de un obvio botón rodeado de luz verde a la derecha, una placa con el nombre del sujeto atrapado. La compuerta se abrió al pulsar el botón, y entonces Alan tocó la frente de la persona que había dentro con la misma delicadeza con la que había acariciado las cabinas anteriormente. Cerró los ojos, dejó de respirar y se concentró, dibujando a su alrededor un aura de color blanco que hasta hizo reaccionar a Kyle de su ensimismamiento con los datos del ordenador. Una voz extremadamente melódica y relajante salió del interior de Alan:


—Despierta Brian, tenemos que irnos.


Y entonces, abrió los ojos.

18 Décembre 2019 20:40 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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