1566617928 Francisco Rivera

Personajes icónicos nuestros de cada día pese al paso del tiempo...


Histoire courte Interdit aux moins de 21 ans.

#-Personajes
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El personaje de la semana...

¿Quién desea ser o no ser, el personaje de una semana?


Vioneleto Epaminondas, es protagonista de la primera semana dedicado al personaje icónico.

El debate muy cerrado deja ver favoritismo embaucador con untada de palmas a los doce jueces, en apariencia, más circunspectos que expectantes.


A lo largo de un mes, a razón de cada tercer día, acumulan su total de ciento cuarenta y cuatro votos para dar a conocer sus veredictos y evitar pronunciar palabras huecas o fuera del lugar, por así convenir al Comité que los designa, como quien no quiere la cosa.

En el último miércoles ese favorecido se convierte en personaje efímero que inicia tal modalidad como cuando era estudiante parvulario que accedía gratis a su instrucción elemental y de socialización.


Luego de esta educación accede hacia aquella otra subsecuente: primaria-secundaria-bachiller.

En ese aparente y último peldaño educativo empieza a mantener su duda existencial sobre si merece lo que ha obtenido en la vida: educación familiar y de la comunidad donde vive, pues siente vivir hasta entonces a contracorriente y debe pensarlo muy bien si va a hacer o no, ingreso universitario y de ese nivel, nada más, porque ya se encuentra harto de toda instrucción, sea la que sea.


En ese suceso primario experimenta, por ejemplo, aparecer su fotografía hasta en las letrinas públicas y qué ha de hacer al respecto pues él es, simplemente Violoneto E., todo un suceso público.

Influye, a su vez, entre padres de familia al repetir monsergas de perseverancia y superación personal que no cumple, a decir verdad, dentro de su vida privada.


Acompasa sus escarceos de figurín público y lo obligan con becas de sustentación estudiantil universitaria para acercarse a una organización política en defensa de quién sabe qué, por qué causa y para qué demonios.

Ese accésit le asegura pareceres y parabienes y como primera prueba de ello, el retoque tecnológico de su rostro ofrece a las masas su bien parecido ángulo facial, distando en realidad de lo que muestra en persona.


Como parte de una estrategia de novedoso marketing publicitario se dedica a promover instrucciones para todo, por ejemplo, durante un fin de semana reitera que él, nadie más por ahora, continúa al frente de lo que promueve y publicita sin saber el enredijo que ello oculta, pues los intereses particulares que lo financian son más viejos que Matusalen y el santo Job y debe hacer la chita en silencio, pero conservando la sonrisa que le permite resolver contrato con una marca de cepillo, de una pasta dentífrica y de un antiséptico bucal.

Las ayudas hacia su persona y a su causa son constantes, diversas y engañosas y éstas se le cuelgan como medallas de realización triunfal, bordeadas con cortinillas de superación individual y de transparencia sospechosa que, incluso, está a punto de cerrar otros pingües contratos para mostrar en sus pies, una marca de calcetines ciento por ciento de algodón.


Otra, de trusas de ajuste atlético que pronuncia con cierto truco la prominencia del miembro viril.

Una más, de camisetas elásticas plegadas al cuerpo que reducen el abdomen algo fofo que posee, pero que sin embargo lo presentan con un arreglo técnico que muestra pecho espartano y deltoides desarrolladas, cubiertas por impecables camisas de manga corta y larga que engalanan su presencia y buen gusto, mismo que se dirige hacia el público femenino, sin importar comino y medio de qué edades se trate.


En esa cresta de favores de patrocinio, concita favores y más apoyos de todo lo inimaginable como es el caso de trajes debidamente ajustados a su peso y talla, donde las corbatas primigenias son de seda pura y los diseños audaces y juveniles, tremendos.

Luego, sin saberse por qué, la marca de zapatos de calle, junto con accesorios para los días de la semana lo muestran en papel de figurín de moda y avanzada en un vestir casual pero exquisito, combinado con trajes formales según se requiera la presencia con garbo bien estructurado que, por maldita asociación de torbellino comercial aparece ante pantallas de televisoras, de medios de comunicación masiva y de reportajes de falsa ocasión social.


Hecho y derecho un producto de medios, lo convierten en el perpetuo Dorian Grey local, incluido, por supuesto, en toda la gama de alimentos vegetarianos, probióticos y macrobióticos, cuya concertación escabrosa deja a cada compañía disputarse los días de la semana para anunciar lo indecible de cada marca en pugna.

A su vez, aparece rodeado de una familia de enternecedor cuadro, aunque bastante hipócrita que es un resultado de cuidada selección de integrantes, que exponen la bondad de un clan ciudadano de armónicos hermanos en superación de pasos propios e independientes de su poderoso imán social figurado y alabado las veces que sea, conveniente, más no, consecuente.


Dado el dechado de modelo convertido en poco tiempo, es, de manera irremediable, el hombre del presente que promete un futuro definido, pues tanto su persona como cada uno de los integrantes de familia modélica refuerzan cierta calidad moral y de valores supuestos que, en plena realidad nacional, comunitaria y urbana, nunca ha existido, pero ¡qué caray! es lo de menos para ser, ya, el ciudadano ejemplar y ejemplificante que todo mundo debe tratar de ser, pues así se avanza tres metros constantes dentro del subdesarrollo remolón que aún se encuentra en estado de latencia, por más que los macro y micro economistas ponderen que el país es ya, Aquí y Ahora, de primer mundo.


El ejemplo, en consecuencia, es progresivo y cunde con los familiares extensos que no se dan cuenta del desarreglo nauseabundo de sus propias existencias humanas, urbanas y de clan ampliado que compromete la buena imagen del personaje icónico en comento.

Quienes son conocidos de ambas ramas de descendientes forman un gránulo humano en derredor del clan básico como del extenso, y se preguntan el por qué las campañas de marketing no los consideran.


Entonces, surge entre todos y cada uno de ellos incierta defensa de los valores que se desprenden del figurín social que tienen ante sus ojos en la persona de Violento Epaminondas, pues su estima, que ya desbarra ocurre igual con el apoyo que ya titubea, y ese compromiso sumatorio de las primeras semanas que a fuerza de jaleos y contra jaleos alargan de manera abrupta compromisos inarmónicos empiezan a restar tan abnegada admiración hacia su persona.

De manera aleatoria otras familias de la comunidad y de la ciudad de México, junto a sus respectivas ramificaciones de parentesco, hacen lo propio.


Por si ello no bastara, el barrio próximo y los que se encuentran en cierta periferia urbana rompen ese cerco artificial y ya denuncian y hasta demandan que él no los representa, por ejemplo, en quién sabe cuántas cabeceras de distrito electoral, tras haber anunciado días antes el lanzamiento de su candidatura por cierto partido dinosaurio que muestra, para peor, el cuento de Tito Monterroso, como si con ello aseguraran el triunfo sin triquiñuelas de por medio.

Sin parar mientes, tanto parroquias, seminarios, Iglesias y confesionarios, incluidos hospitales y comedores de gente necesitada de todo, son tomadas con asalto a sus dechados de fe, esperanza y caridad por parte de los personeros que le manejan la candidatura y su candidato a modo, como se estila en la tradición política sauria: sumar a su causa de votantes potenciales tanto de enfermos terminales como de fallecidos tiempo atrás, pero sin renunciar a los recientes en cada circunscripción uninominal y plurinominal.


Con todo, mientras crece la expectativa se hace pasar de una vaga emoción a una de incertidumbre debido a que no es político nato y, si se acepta, apenas balbucea en ese raudo vuelo de hablar y comportarse como político, según se presenten las circunstancias electorales de esta ciudad y del país.

En un alto de ese tren de vida y sorpresas, decide ajustar su campaña de lo que resulte, y promueve la idea de seleccionar a compañeros de fórmula y a tomar nota de los acontecimientos que vienen en riada, pero que se desmadran de más de manera inaudita.


Nuevas fotos deben representarlo ante acontecimientos significativos en su vida de figura pública.

Así, inicia una vasta y quizá hasta multiforme imagen de, por ejemplo: "Un día en su vida", pero la compagina con un abrazo fraterno ante padres ajenos, ante hermanos de fama incierta e incluso ante recién nacidos de madres solteras por motivos inexplicables de analizar respecto de la manera en que fueron concebidos.


En ese emprender viajes al interior de las comunidades donde lo aceptan y lo rodean, previo acto de registro y entrega de sandwiches, jugos artificiales, enseres de plástico, camisetas o playeras partidistas y cuanto chuchuluco sirva o no, al caso, se integran ramilletes de "amigos circunspectos del momento" que, por vez primera, aparecen rodeando su figura contrastante, dada sus lavandas y buen vestir que hacen desdoro de la ropa común y única con que visten los fotografiados que lo consienten, pues se refuerza esto con tomas de cámara para aparecer en reportajes de la semana, como queriendo la cosa.

Desde ese momento aparecen fotografías en panorámicas que triplican a la décima potencia los cien asistentes, acaso, que se encuentran en cada mitin, lo que le recuerda en sentido negativo desde que participaba en huelgas estudiantiles contra sus autoridades universitarias, que ahora, ya con más edades, son invitadas a integrarse a sus estrados cambiantes, pues de vez en vez aparece rodeado de ingenieros y militares, luego, de gobernadores locales y artistas, después, por deportistas y gente de la política nativa, pero nunca de sus antiguos camaradas de protestas, porque eso es ley sociológica a no revivir desde que egresa de la universidad pública, para no volver a verla en lo posible.


No obstante, en cierto día y hora, en plena asamblea pública, narra hechos inusuales de su vida y detalla hasta cierto punto el deseo de superación personal por conseguir el lugar donde se encuentra.

Hay rasgos de sentimentalismo abrumador y esas fracciones de masas se identifican con todo lo expuesto.


Se decide catapultarlo hacia un cargo de elección pública en un mal momento, donde no hay nada que lo permita, pues las pasadas elecciones dejan ver que apenas inicia sus operaciones de resultados de votantes identificados con partidos políticos, y le conminan a ser un candidato itinerante sin identificación partidaria, para referencias, pulso y uso del pueblo que le expone sus necesidades de todo.

Así, lo que inicia como quien no quiere la cosa, lo deja dentro de una permanente movilidad para estar en todas partes, exigiendo ante sus identificados a no incluirse en ninguna organización partidista que no sea la suya, como tampoco estar en votos de posibles fórmulas de diputados uninominales y plurinominales o de lo que resulte.


Y al no involucrarse donde quizá no deba, la gente que se identifica con él accede a recibir en donación un peso de sus salarios que, multiplicados por sus primeros diez mil reconocidos, le brindan una más que modesta manera de vivir a por ellos, desde ellos y deberse a todos sus aportantes, si así lo exigen las circunstancias venideras.

Aquí inicia otro calvario ajeno, pues los identificados con quienes profesan política local, estatal y nacional se inconforman bien pronto con aquel.


Y, le demanda a que mejor regrese cómo cuando se iniciaba como figura de la semana, pero por otra ley sociológica de no fácil entender decide continuar hasta donde la desgracia, la gracia inexplicable, los intereses detrás de su persona y lo que se acumule lo lleven al poder.

Y, lo quiera o no lo desee la gente que lo repudia, o le es indiferente, como también lo castigue con voto duro o simplemente cruce su boleta electoral de manera irremediable y no bien ponderada hasta que no llegue ese momento, algo queda en claro desde el inicio hasta el último momento de su expectativa: seguir sin hacer algo por la gente a como manda la tradición en este país, ciudad y barrio donde lo vio nacer.


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Mom, dulce Mom...


Fijo mi atención última en la manera en que transcurren mis largos períodos de tiempo en solitario.

Observo la ocurrencia de peripecias de todo género, tanto entre hombres como entre mujeres.


Las aldeas se transforman en condominios de lujo, sin argumentos convincentes del espacio disponible para mover y remover a uno desde su misma persona.

Estar lejos del estar eterno y en habitaciones incómodas, semejan claustros de palomares, sin buen lugar donde resguardar las intimidades más sentidas.


Que mis vendas lo perdonen, pero para mí, la sujeción debida que prevenga la descomposición corporal que me resguarda de la curiosidad humana, evite lo que, en interiores de tales casas debo conservar a todo precio y en justa presunción de contrato para estrellar mi persona en pantalla hollywoodense.

Se tenía qué decir, también, y se dijo, aun cuando nunca es tarde.


Atentamente:

La Momia.


CONTINUACIÓN

CELULOIDE

17 Décembre 2019 16:54 1 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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Francisco Rivera Francisco Rivera
Cuando las estrellas célebres argumentan fuera del plató, hay que concederles plena razón ante sus dificultades personales de cambiar de acuerdo a los tiempos... ¡Los invitamos a la lectura!
December 22, 2019, 02:32
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