farolitacast Farolita Cast

Helena, una joven de 27 años que, junto a sus cuatro mejores amigos, vive una serie de sucesos impactantes durante todo un año. Una noche, mientras regresa a casa, resulta ser víctima de una desgracia que la termina marcando para siempre; sin embargo, este suceso no se compara con lo que vendría un mes después, al ser testigo de una de las mayores tragedias que le puede ocurrir a una persona. Destrozada y sin pensar con claridad, se dispone a tomar una decisión, sin embargo sus planes se ven arruinados al enterarse de una noticia que termina por darle un giro drástico a su vida. •°• ✾ •°• 🌹Fecha de creación: 19.03.17➡07.05.17. 🌹Fecha de publicación: 04.12.19 en Inkspired. ❄Historia y personajes originales de @FarolitaCast. ❄Portada realizada por Juan Sandoval. ❄Prohibido todo intento de copia o reproducción. ☕Espero que lo disfruten tanto como yo lo hice al plasmar mis letras en él.



Fiction adolescente Interdit aux moins de 18 ans.

#tragedia
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Capítulo 01.

—¡Ayuda! ¿Alguien puede oírme? ¡Ayúdenme!


Esto no puede estar pasando, mis padres, mi hermanito, ¡no! Ellos tienen que salvarse. Por más que grito y grito nadie viene a ayudarme, todo está tan frío y oscuro, ¿cómo es posible que nadie pueda oírme?


—Por favor Mike, resiste —le digo a mi hermanito.


Mamá y papá aún siguen en el auto, no los pude sacar de ahí, ni siquiera sé si siguen con vida, tan solo veo mucha sangre y escucho la alarma del auto sonando. Las manos me tiemblan, no sé qué hacer, mis padres, mi hermanito, no...tengo que salvarlos.


—Alguien que me ayude por favor. ¡Ayuda! ¡Ayuda!


Mi hermanito, dejó de respirar. No...¡No!


—¡No!


—¡Helena despierta!


—¡No! Mike, ¡Mike!


—¡Helena! Fue solo un sueño.


Abro los ojos y Emily está a mi lado. Estoy temblando, todo era tan real que me cuesta recobrar el conocimiento, tan solo me pongo a llorar, ya no quiero que pase esto.


—Fue el mismo sueño, ¿verdad? —Me pregunta Emily.


—Es una pesadilla, Emi —le respondo entre lágrimas—. Siempre es lo mismo, ¿por qué me tiene que pasar esto?


Tocan la puerta de mi habitación. Volteo a ver y es Javi quien está ahí.


—¿Se puede? —Pregunta.


—Los dejaré solos —nos dice Emily mientras se retira de la habitación.


—¿Hell? —Me dice Javi con voz suave.


—Ayúdame —le digo mientras lo abrazo y rompo en llanto—. Ya no lo soporto Javi, no sé qué hacer para que esto pare.


—Helena, nadie dijo que sería fácil, es normal que estés así —me dice mientras nos sentamos en la cama.


—Un mes, llevo un mes sin poder dormir Javi. Cada que cierro los ojos puedo revivir todo una y otra y otra vez; puedo ver el auto estrellarse, puedo ver a mis padres desangrándose, puedo escuchar los gritos de mi hermanito. Puedo ver a aquel señor tomado que se atravesó en el camino, totalmente ileso, y puedo verme a mí, parada enfrente de ellos haciendo todo lo posible por salvarlos pero sin tener éxito alguno. Dime, ¿cómo puedo salir adelante, si cada que cierro los ojos puedo ver como muere mi familia?


—No sé qué decirte Helena, lo único que sé es que a tus padres no les hubiera gustado verte así.


—¿Y qué quieres que haga? —Le digo mientras me levanto de la cama—. Me quitaron lo más valioso que tenía. No tengo a nadie, estoy completamente sola.


—No estás sola, tienes a a Emily y me tienes a mí. Sé que es difícil pero si no pones de tu parte, jamás podrás olvidar.


—¿Crees que podré olvidarlo? Olvidar que mi familia no está, olvidar la forma en la que murieron, ¿crees que pueda hacerlo? Para ti es fácil decirlo, no fuiste tú.


—Cierto, no fui yo pero quiero ayudarte. No sabes cómo me duele verte así. —Me dice mientras se va de la habitación.


Creo que fui muy dura con él, no debí gritarle, al final solo me quería ayudar.


—Helena, ven a comer —me dice Emily.


—No tengo hambre, Emi.


—Helena no haz comido nada en todo el día, por favor. Preparé sopa, te caerá bien. —Yo tan solo asiento con la cabeza y salgo de la habitación.


Emily y Javier son mis mejores amigos y son los únicos que me han apoyado en todo momento y les debo mucho por eso. Los conocí en la preparatoria hace once años y desde entonces hemos conservado nuestra amistad; éramos los chicos raros de la escuela, creo que por esa razón nos llevábamos bien porque sin importar lo que los demás pensaran, siempre hacíamos lo que más nos gustara.


—¿Javi no se quedó?


—No, dijo que se tenía que ir, le cambiaron el turno en el hospital.


—A veces me pregunto cómo le hizo para convertirse en médico.


—¿Lo dice la guía de turistas? —Me dice Emi riendo.


—¿Lo pregunta la cocinera? —Le respondo de forma burlesca.


—Bien jugado Hell, aunque hubiera preferido que me dijeras chef.


—Sigue soñando. Pero en serio, los tres éramos los raros por sacar buenas calificaciones y sólo él estudio una carrera "buena".


—Tampoco es que gastronomía y turismo sean unas pésimas carreras ¿verdad? Cada quien se dedicó a lo que más le gustaba, en mi caso me encanta cocinar y a ti siempre te gustó viajar, conocer otros lugares y su historia así como aprender otros idiomas. Javier en cambio, siempre se interesó por la medicina, ¿ya olvidaste que él nos cuidaba cuando enfermábamos?


—Si, tienes razón. Es solo que tú y yo a veces no tenemos trabajo y él, es muy raro que tenga vacaciones.


—Es que del hospital no se mueve, por eso casi no salimos los tres.


—Y yo soy la antisocial ¿no? —Le digo sarcásticamente.


—Esa es la Helena que conozco —me dice sonriendo.


De alguna forma platicar con ella me hace sentir bien, no sé como pero por un momento me puedo sentir relajada.


Terminamos de comer y ayudo a Emi a lavar los platos, para ser sincera cocina muy rico así que me siento afortunada de poder comer lo que prepara. A veces me gustaría ser como ella, siempre he admirado lo fuerte que es, aunque le esté yendo de la peor forma siempre tiene una sonrisa en el rostro y sabe cómo sobrellevar la situación; en cambio yo, por más independiente que fuera y tratara de arreglar las cosas nunca encontraba la fortaleza necesaria para seguir adelante, tal vez deba aprender más de Emily después de todo.


—Sacaré la basura, Emi.


—Está bien, Hell.


Aire fresco...o al menos eso es lo que creo. Veo a los demás pasar tan sonrientes, disfrutando de todo lo que hay a su alrededor, sin preocuparse de nada, ¿alguna vez fui de esa forma? Recuerdo esos días de felicidad en los que no me importaba lo que le pasara a los demás, simplemente disfrutaba el momento y solo me preocupaba por mi misma, pero con el paso del tiempo fui descubriendo que las cosas no son así y que debo darle importancia a todo por más insignificante que fuese.


—Helena ¿te puedo pedir un favor? —Me pregunta Emily.


—Claro, ¿qué pasa?


—Mario y yo saldremos esta noche y me gustaría pedirte que nos acompañaras.


—¡¿Qué?! —Pregunté sorprendida—. Lo siento, Emi, pero no puedo hacer eso. Es una cita no quiero hacer mal tercio.


—Es que no quiero dejarte sola, Hell —me dice bajando la mirada.


—Emily no es la primera vez que me dejarías sola en casa, está bien no hay ningún problema. Oye en todo este mes no has dejado de cuidarme y te lo agradezco así que considero justo que tanto tú como Mario salgan. Estaré bien.


—¿Estás segura? Si no le puedo decir a Mario que cenemos aquí.


—Estaré bien, Emi. De hecho igual pensaba salir a caminar un rato.


—¿De verdad? —Me pregunta Emily sorprendida.


—Sí. Javi y tú tienen razón, debo salir otra vez y no quedarme encerrada.


—Helena estoy sorprendida, feliz pero muy sorprendida de que hayas tomado esa decisión tan rápido. Creí que te llevaría más tiempo.


—Yo también eso pensé, pero con lo que me dijo Javi hoy me di cuenta de que no puedo seguir así. Tampoco es que vaya a pasear por todos lados pero, al menos quiero empezar a salir de casa otra vez.


—Me parece bien, te acompaño si quieres, sólo un rato.


—No, de hecho quiero ir sola, necesito pensar muchas cosas y además, solo iré al parque. Tú disfruta tu cita con Mario.


—Está bien, Hell —me dice mientras me da un abrazo.


—Me daré un baño. Nos vemos, Emi.


No puedo seguir de esta forma, necesito salir de aquí. Subo a mi habitación y arreglo mis cosas, debo dejar todo listo y ordenado, respiro profundamente y me dirijo al baño a tomar una ducha. El agua tibia me hace sentir relajada, a pesar de que las manos me tiemblan puedo sentir por un instante que todo estará bien.


—Ya me voy, Hell —alcanzo a escuchar—, nos vemos más tarde.


El problema es, que no sé si te volveré a ver.


Salgo del baño y busco mi mejor ropa, aunque la verdad todo mi guardarropa es color oscuro, después de todo nunca me dejó de gustar el estilo gótico. Decidí ponerme un vestido negro con detalles de encaje y un moño pequeño en la cintura que me obsequiaron, aunque siempre soy de utilizar tenis conservo un par de tacones que Emi me regaló en mi cumpleaños pasado así que decido usarlos. Me dejo el cabello suelto y me maquillo justo como acostumbraba a hacerlo: un poco de sombra negra en los párpados, delineador en los ojos, un poco de rubor en las mejillas y un labial rojo en los labios; hace mucho que no me arreglaba de esa forma, pero la situación de hoy lo amerita. Hace un poco de frío así que tomo mi chaqueta y me dirijo a la puerta dejándole una nota a Emily en la mesa, observo por última vez la casa, apago las luces, tomo mi bolso y salgo de ahí.


Mientras voy caminando observo todo lo que hay a mí alrededor: tantos árboles, luces, semáforos en las calles con muchos autos y un sinfín de gente disfrutando de su velada. Llegando al parque decido ir a los columpios y subirme en uno, tal vez sea raro que alguien de mi edad haga eso pero no me importa, tan solo quiero revivir por un instante mi infancia. Me subo al columpio y empiezo a mecerme, puedo recordar cuando papá me empujaba para que me meciera, recuerdo que mamá nos veía a lo lejos sentada en el jardín preparando sándwiches para nosotros, y cuando corría hacia ella, papá me abrazaba y me levantaba haciéndome creer que podía volar, (creo que fue el primer día que me preguntaron si quería un hermanito). No puedo evitar sonreír y al mismo tiempo derramar un par lágrimas, ese es uno de los recuerdos más lindos que tengo de mi niñez.


Me levanto del columpio y voy hacia el jardín, me preparé un sándwich antes de salir de casa para cenar, justo como los hacía mamá; después de comer, paso un largo rato sentada, viendo a las estrellas y contemplando lo hermosas que son. Sin que me diera cuenta, las demás personas que se encontraban ahí se empezaron a ir, eran casi las diez de la noche y mañana todos tenían que ir al trabajo o a la escuela. Espero a que todos se vayan y puedo sentir como unas gotas de agua caen en mis brazos.


—No sé si sea lo correcto, pero no tengo idea de qué hacer. —Me pongo de pie y la lluvia empieza a tomar fuerza—. Siempre me dijeron que sea fuerte, que nunca me deje vencer por nada, pero jamás me enseñaron a hacerlo sin su presencia. Ahora que no están, ¿qué sentido tiene la vida? Creí que podría sobrellevarlo, que podría salir adelante pero ni siquiera he podido dormir en todo el maldito mes. ¡Ya estoy cansada de sufrir! Ya no quiero abrir los ojos y saber que toda esta pesadilla jamás acabará, ya no puedo.


De mi bolso saco un filo con las manos temblorosas. Cierro los ojos mientras la lluvia cae cada vez con más fuerza, siento los latidos de mi corazón acelerarse, recuerdo el momento exacto del accidente y como mi hermanito pegaba de gritos "¡Mamá! ¡Papá!" sin tener respuesta alguna. Puedo ver a mis padres desangrándose con la cara llena de trozos de vidrio por los parabrisas, ese momento sacado de una película de terror, ese momento en el que lo perdí todo...


—¡No!


Grité en un mar de lágrimas y, cayendo de rodillas, me corté las venas de las manos para dejar de una vez por todas este mundo, para dejar de sufrir está pérdida y ya no ser una carga más para mis amigos. Quizá al despertar vea a mis padres y a mi hermanito y todo vuelva ser como antes... quizá deba dejar de existir...


Puedo ver como la sangre de mis manos van cayendo junto a la lluvia, poco a poco voy perdiendo la movilidad de ellas al mismo tiempo que me empiezo a sentir mareada. Estoy lista para morir.


Agarro el filo decidida a cortarme la vena del cuello <<recuerdo que Javi una vez me dijo que se llamaba vena yugular>>, y justo al momento de hacerlo, alguien me toma la mano y me quita bruscamente el filo.


—Helena, ¿qué crees que estás haciendo? —Me pregunta Javi desesperado.


—Javi, yo...


La cabeza me da vueltas, puedo ver de una forma borrosa a Javi, las fuerzas se me van y...


—¿Helena? ¡¡¡Helena!!!

4 Décembre 2019 14:44 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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