dahliapurpura Lara

De forma desconocida algunos humanos empezaron a nacer con poderes, estos empezaron a llamarse Zaleon. En un primer momento todos lo aceptaron, había muchas habilidades distintas, por lo que podían ayudar en distintos oficios. Pero todo cambió por un incidente, los humanos sin poderes empezaron a tener miedo de los Zaleon, por lo que prohibieron utilizar cualquier tipo de habilidad. Pero claro, con una simple prohibición no iban a conseguir nada, así que empezaron a cazar a los Zaleon y buscar una solución para eliminar sus poderes permanentemente. Esta es la historia de dos chicos que nacieron con estas habilidades, deberán vivir todos los días tratando que no les descubran.


Récits de vie Déconseillé aux moins de 13 ans.

#poderes #historias-de-vida
1
4.2mille VUES
Terminé
temps de lecture
AA Partager

Consecuencias

Erion, 5 de enero, 2°C.


Un día festivo por Navidad, en una pequeña, pero acogedora, casa, una familia se preparaba para salir a la calle, iban a ver la cabalgata de los Reyes Magos, los encargados de traerles los regalos escritos en las cartas que les enviaron la semana anterior.


Los dos padres estaban esperando a sus dos hijos, que estaban preparándose para salir cada uno en su cuarto.


La madre, llamada Amelia, tenía el cabello corto, a la altura de la nuca, un poco ondulado y de color castaño oscuro, sus ojos eran de una tonalidad castaña muy clara, vestía con un abrigo rojo, le llegaba hasta las rodillas, debajo del abrigo llevaba un jersey gris ceniza, unos vaqueros y calzaba unas botas que llegaban hasta la mitad de su pantorrilla. Cubriendo su cuello llevaba una bufanda, siempre tendía a cubrir su garganta debido a las cicatrices que se le quedaron marcadas en una operación donde perdió la voz.


El padre, llamado Lucas, tenía cabello corto y de color castaño claro, los ojos de color miel, vestía abrigo negro que le llegaba poco más abajo de la cintura, vaqueros largos sujetados a la cintura por un cinturón y unas botas deportivas negras.


Estaban sentados en el sofá del salón con la tele encendida, hablando entre ellos, hasta que una noticia les llamó la atención.


— Noticia de última hora, durante la cabalgata en la ciudad de Stughtdon un comando militar perteneciente al grupo de C.T.P. ha detectado un Zaleon, estaba en el grupo encargado de repartir los regalos a todos los niños, fue detenido antes de que alguna vida corriera peligro.


Ambos se miraron entre ellos, poniendo una expresión de preocupación.


— Tranquila cariño.- Puso ambas manos sobre los hombros de su esposa con un intento de calmarla.- Ese sitio está muy lejos, no ocurrirá nada, tampoco podemos arruinar la Navidad a los niños, solo vamos a salir un momento.


Matt, el hijo mayor, esperaba a su hermano en el pasillo donde se encontraban las habitaciones, en la segunda planta. Era un niño de ocho años, tez clara, pelo corto y revuelto, de color castaño oscuro, ojos café claro, vestía con una sudadera negra, vaqueros largos, y calzaba unos deportivos negros. Para no pasar frío en la calle llevaba un abrigo negro con capucha.


— ¡Firex! Sal ya de tu cuarto, si llegamos tarde vamos a quedarnos sin regalos.


Firex seguía preparándose en su cuarto, y es que si se ponía a pensar mucho podía entrar en una gran indecisión, así que dejó su mente en blanco y pilló del armario con lo primero que vio que le gustase. Una sudadera de color rojo con un dibujo de llamas dibujado en ella, unos vaqueros y deportivos, sobre su cabello castaño colocó una gorra, la sombra de la visera de la gorra llegaba a esconder, según en qué perspectiva llegaba la luz, sus ojos castaños. Encima de toda la ropa se puso un abrigo rojo para cubrirse del frío.


— ¡Yo no me voy a quedar sin regalos!


Gritó saliendo de su cuarto. Los dos hermanos bajan por las escaleras hasta llegar al salón, donde les estaban esperando sus padres.


— ¿Ya estamos todos listos?- Preguntó Lucas de forma retórica al ver que ya estaban ahí sus hijos. — Pues bien, vayamos.


Apagaron la televisión y salieron de casa, saliendo el último el padre, que a continuación cerró la puerta con llave.


Erion era una pequeña ciudad montañosa, por lo que en época de invierno siempre estaban las calles cubiertas por la nieve. A medida que se acercaban a la calle principal la aglomeración de gente aumentaba y la música se escuchaba cada vez más fuerte, llegaron justo a tiempo, en ese mismo momento pasaban por ahí los Reyes Magos, montados cada uno sobre una carroza. Los ayudantes cogían los paquetes de las carrozas y los repartían por las casas de la ciudad.


Amelia, que no dejaba de mirar a un lado y a otro, pudo visualizar una patrulla que iba por la calle donde estaban, iban despacio, pues estaban escaneando uno a uno a todas las personas que estaban disfrutando de la festividad. Con los aparatos que llevaban podían detectar si la sangre que era analizada pertenecía a un humano o a un Zaleon.


Ahora mismo tal vez te estás preguntando... ¿qué es un Zaleon? Un Zaleon es una persona que nació con unos poderes especiales, hay una gran variedad de poderes, pero todos viven ocultándolos, aunque anteriormente no era así, todo cambió cuando el temor de las personas sin poderes aumentó, llegando a prohibirlos, ahora buscan una forma de eliminar estas habilidades permanentemente, capturan a los Zaleon que encuentran y prueban con ellos sus inventos, pero por ahora lo único que han conseguido es un efecto temporal.


— Ooh.- Soltó Firex muy ilusionado en un murmuro, mientras se le iluminaban los ojos observando toda la decoración navideña. — Halaaa, qué guay, y tienen hasta carrozas.- No pudo evitar esbozar una gran sonrisa.


Mientras todos miraban embobados el desfile, Amelia tiró de la manga del abrigo de Lucas un par de veces, cuando tuvo su atención le señaló al grupo de control que cada vez se encontraba más cerca de ellos. El padre miró a su alrededor, encontrando a otro grupo que venía desde la otra dirección, estaban rodeados.


— Ya hemos visto pasar a los Reyes Magos, ¿y si nos metemos en el centro comercial? A mí me apetece un chocolate caliente, con el frío que hace...


Ambos hijos asiniteron con la cabeza, aún más contentos de lo que ya estaban al escuchar que iban a beber chocolate. Cogió en brazos a Firex y de la mano a Matt. La familia de forma apresurada se metió en el centro comercial que había cerca, era un edificio bastante grande y con tres plantas llenas de tiendas de mucha variedad.


Uno de los investigadores les vio entrar su forma de irse de la calle principal le pareció un tanto sospechoso, por lo que llamó a un grupo de refuerzo para que vigilasen la zona, y con sus compañeros se pusieron en la salida del centro comercial, examinando a todos los que salían e impidiendo la entrada. Ordenaron a los encargados que hicieran salir a todas las personas que había en su interior.


La familia se sentó en una mesa de una cafetería situada en la última planta, junto a la pared completamente acristalada, pudiendo ver así la cabalgata y todas las luces Navideñas que decoraban las calles.


— ¡Yo quiero chocolate!- Gritó Firex alzando la mano mientras saca llamas de una de las yemas de sus dedos.


Amelia, asomándose desde la pared observaba las calles, al ver alejarse a unos grupos de patrulla suspiró aliviada.


Lucas rápidamente pilló el dedo de Firex, encerrándolo con su mano cerrada, apagando así la llama.


— Hijo, señalar es de mala educación.- Dijo para que nadie viera extraña la situación. — Ahora voy a pedir las bebidas.


Matt miraba a sus padres sin entender muy bien lo que ocurría, sabía que estaba ocurriendo algo extraño, pero por mucho que preguntara no le iban a responder.


El padre volvió, esta vez llevaba consigo una bandeja con los cuatro vasos de chocolate, fue repartiendo los vasos, uno para cada uno. Cuando se dio cuenta Firex estaba utilizando sus poderes para calentar su bebida, pues la sentía algo fría. Lucas ocultó lo antes posible a su hijo utilizando sus poderes, pero demasiado tarde, los que estaban en el mismo local salieron corriendo, alarmando así a todos los demás que estaban en el centro comercial.


Por los altavoces emitieron el mensaje de que abandonasen el local de forma ordenada y se dirigieran a la puerta principal.


— Debemos salir de aquí.- Dijo el padre pillando a Firex de la mano, empezando a caminar, mezclándose entre la multitud que no se había alarmado por lo sucedido, de cerca les seguían Amelia y Matt.


Al llegar a la puerta principal se formó una gran aglomeración de todas las personas, pues tenían que analizar uno a uno a todos los que salían.


— Nos han encerrado, ¿por qué no nos dejan salir? ¿Hemos hecho algo malo?- Preguntó Firex extrañado, mirando en todas las direcciones.


Matt chasqueó la lengua ante la ignorante personalidad que tenía ahora mismo su hermano ante esta situación.


— Solo si no hubieras cometido esa estupidez... no habría ocurrido nada.- Le dijo con una mirada de enfado, pues él llegaba a comprender en qué lío se habían metido.


— No es un buen momento para empezar una pelea, cuando salgamos de aquí iremos a ver una película, ¿vale?- Dijo Lucas para intentar distraer a sus hijos y no pensaran en lo que está ocurriendo.


— Sí, sí, veamos una peli, tengo ganas de ver una. Hay películas divertidas.- Dijo ignorando por completo lo que le había dicho Matt.


El hermano mayor únicamente soltó un bufido, dejando estar la pelea.


La fila iba avanzando, cada vez quedaba menos tiempo para que fuera su turno, lo ideal sería salir por una puerta de emergencia, pero en éstas también estaban las patrullas con sus análisis, estaban rodeados.


8 Novembre 2019 12:55 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
2
Lire le chapitre suivant El escape

Commentez quelque chose

Publier!
Il n’y a aucun commentaire pour le moment. Soyez le premier à donner votre avis!
~

Comment se passe votre lecture?

Il reste encore 5 chapitres restants de cette histoire.
Pour continuer votre lecture, veuillez vous connecter ou créer un compte. Gratuit!

Histoires en lien