paul-de-la-fuente Jairo Gustavo

los ríos oscuros son cada vez mas frecuentes, recorren el mundo ahogando personajes en sus oscuros abismos profundos.


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Los abismos del rió oscuro.

El agua corría lentamente sobre los causes del río, hace unos años aun cristalino, puro y limpio. estaba cansado y sucio, tome un poco de agua y lo frote contra mi cara, tenía la sensación de ensuciármela en vez de limpiarla, sobre mis manos quedaron algunos residuos negros y grasosos, me quede incomodado, pero ya no tenía objeción, estaba muy acostumbrado. Mis días se habían convertido en penurias, el pan se encontraba duro y el agua cada vez más amarga.

Las discusiones eran muy extensas y controversiales, aun no podía llegar a la conclusión, exactamente no lo podía entender. ¿Cómo una palabra puede hacer tanto daño?, ni aun un experto en aquellos temas podría explicarlo.

El problema encontraba en que se debía de hacer con los yacimientos petroleros encontrados cerca de la principal fuente de agua de un pueblo pequeño. Todos apreciaban aquella fuente de agua, pues de el salía un rio donde los peces abundaban.

En esos tiempos vivía solo – bueno sigo viviendo solo-, mi único sustento eran los peces que atrapaba con una caña de madera, no me hacía falta nada, tenía comida, agua y una pequeña casa a las afueras del pueblo donde vivía.

El camino de mi casa al río era muy cansado, recorría de extremo a extremo al pueblo, por suerte todos eran muy amigables, aquellas personas eran agricultores y ganaderos -por no decir que eran uno de los primeros puestos a nivel nacional en producción de alimentos naturales-, por lo que era un gran beneficio poder sacar agua del río.

Pasando por el pueblo siempre había algo en que ayudar, y unas propinas que ganar, claro que no me daban monedas, pero en medida de lo posible me alcanzaban algún pan o algo de ropa. Al llegar al río, sé notaba por mucho que la tranquilidad reinaba en ese lugar, aunque las corrientes golpearan con toda su potencia y sonaran con mucha fuerza, ese lugar siempre era pacifico.

La muerte había sido poca en ese entonces, ahora el pueblo estaba casi vacío. El silencio era tal, que aun podía escuchar a la muerte rondar por los alrededores. En el camino, nada; en las casas, nadie. A lo lejos se podían ver a las personas que como las hormigas se alejaban rápidamente del desastre.

Prontamente me quede solo, los pobladores habían desaparecido, igualmente que los peces del río, termine desamparado.

Ahora solo podía ver en mi mente al río cristalino, comparándolo frecuentemente con la realidad oscura que fluía, transformándome poco apoco en oscuridad, y mientras veía en mi mente el líquido tan oscuro, me acorde por última vez.

¿Cómo una palabra puede hacer tanto daño?, los pobladores estaban en contra de la extracción del petróleo en esa zona, sabían que si esa propuesta procedía a los actos entonces traería graves consecuencias. Pero la avaricia de los poderosos siempre sobrepasa a las buenas intenciones de los que no lo son.

¡háganlo! Dijo el presidente, ¡háganlo! Dijo el gobernador, ¡háganlo! Dijo el alcalde, ¡háganlo! Dijo algún empresario, ¡háganlo! Dijo un inversionista. Hasta ese momento no pude ver como esa simple palabra podría producir tanta desesperación.

No lo vi hasta que sucedió, el proyecto de extracción había fracasado por la indulgencia de algunas autoridades, los tubos que pasaban por la fuente de agua se habían roto, contaminando directamente todo en segundos. Cuando las autoridades se dieron cuenta, ya era muy tarde, así que decidieron dejarlo, después de todo era solo un pueblecillo decían.

Lentamente las aguas de la felicidad se tornaban en oscuros abismos de angustia, él agua se volvió amarga, el ganado que tomaba de esas aguas moría tiempo después, el cultivo que era regado con esa agua perdía toda su calidad. El pueblo estaba perdido, sus pobladores se suicidaban por haberlo perdido todo, algunos murieron por tomar de esas aguas, otros simplemente se alejaron antes de que la destrucción los alcanzara, prontamente el pueblo se había convertido en un lugar oscuro y sombrío.

Finalmente, ya no había solución, di un paso en falso y caí en esos oscuros abismos, aquel liquido entraba por todas partes de mi cuerpo, juntándome con él, en esa profunda oscuridad y transformándome en algo oscuro. Imposibilitado de salir a la luz -ya dentro de los abismos-espere ansioso mi destino, que, aunque incierto, tenía el mismo final.

1 Novembre 2019 21:24 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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La fin

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