¡Feliz cumpleaños Daniele!, hace 18 años que te tuvimos. Y no nos decepcionaste ni una vez. Queremos decirte que tu familia te extraña, y esperamos que regreses pronto. Te queremos con todo el corazón: Mamá y Papá
-Daniele, deja ese teléfono. Llegaremos tarde.
-Perdón Lissie, son mis amigos.
-¿Que quieren ahora?
-Es mi cumpleaños.
-… Feliz cumpleaños. ¿Ya son 18 no?
-Son 19.
-Vos y tu extraña manera de contar. Sube al coche, iremos directamente.
-Ya llegamos.
-¿Que de interesante hay en este bar?
-Toda persona es interesante joven Daniele.
-¿Toda?
-Toda persona tiene opinión propia, todos tenemos nuestra propia manera de ver y hacer las cosas.
-…
-Pongámoslo así, yo soy policía, ayudar a las personas es lo que quiero hacer. Por lo tanto, tengo que resolver este asesinato, para poder ayudar a las familias de las víctimas. Pero el asesino o asesinos, también tiene o tienen su manera de ver las cosas.
-¿O sea que todo depende del punto de vista?
-Maso menos
-Salió alguien, ven vamos a hablar con el
-Hola, soy policía, vine por el asesinato de Chr…
"-Hola, soy Daniele.
-¿Apellido?
-Solo Daniele.
-¿Por qué enlistarte en la policía?
-¿Porque no?
-¿Tenes alguna razón en especifico?
-Ninguna por ahora.
-¿Por ahora?
-Quizás algún día encuentre… una razón de porque estar aquí…"
-Hola, soy policía, vine por el asesinato de Chr…
-Perdón. Susurro el frio hombre mientras disparaba a mi mentor.
Quedé perplejo. No pude reaccionar. No era mi primer caso, pero si mi último.
-Perdón. Prosiguió el asesino mientras me disparaba también.
Sus fríos ojos me suplicaban perdón, como si de verdad lo sintiera. Su pelo largo y rizado bailaban con el aire mientras corría, sus zapatos llenos de barro contrastaban con el cañón de su pistola reluciente.
No entendía, ¿porque nosotros? Solo quisimos ayudar a una familia. ¿Era necesario esto?
Me desperté 12 horas después. Mi cuerpo estaba frío, como si hubiera muerto. Estaba al dado de ella. Muerta, sin duda alguna. Pero, ¿Por qué yo no?
-¿Una segunda oportunidad? ¿Para qué? – Fueron mis primeros pensamientos cuando desperté.
-Ese señor me dio una segunda oportunidad. Susurré.
Parecía un loco religioso. Pero por algo lo dije. Aunque no sé bien porqué.
Me levanté y sentí un cuarto al ambiente de mi cuerpo, decenas de cuerpos me rodeaban. Pinzas, y objetos que desconozco.
-Es una morgue - Afirmé.
-Doctor, será mejor que vaya a ver los dos cuerpos que entraron, son de su gusto.
-¿Mi gusto?
-Un joven guapo, de rizos negros y piel como café con leche. Y una señora, de aproximadamente 35 años de edad, aunque todavía no se identifico quién es.
-¿Como es?
-¿Quién?
-Ella.
-Ella es hermosa.
-Es mía.
Escuchar eso me heló la sangre. ¿Qué hago? ¿Cómo van a reaccionar cuando vean con un cadáver “se despertó”? Y peor aún, ¿Por qué este doctor estaba en la morgue? ¿A caso es un depravado? ¿Cómo que “de su gusto”? ¿Qué hago?
-Esconderse es lo mejor – Me dije.
Corrí hasta un cuarto oscuro. Este estaba lleno de instrumentos de tortura.
-No creo que sea una morgue – Dije asustado.
-¿Qué hago? - Me repetí.
-Acá están los dos cuerpos señ…
-Falta uno. ¿Donde está?
-Le juro que estaba acá señor. Se lo juro. Hace 1hrs los verifiqué y estaban acá.
-¿Dónde ESTA EL CUERPO? – Gritó el doctor
-Señor Federico, le juro que estaba acá - Dijo su secretaría sollozando.
-VAS A ENCONTRAR EL CUERPO, TE DOY UNA HORA. SI NO VEO EL CUERPO ACÁ ACOSTADO, A LA ÚNICA QUE VOY A TORTURAR ESTA NOCHE, ES A VOS. ¿ESCUCHASTE? – Dijo mientras la agarraba del cuello.
¿Qué hago?
Ese supuesto doctor se fue. Su secretaria aun esta tirada en el piso. -¿La ayudo? – Me pregunté
Soy policía, ayudar a las personas es lo que quiero hacer.
Eso decía Lissie.
-Sería raro de ver un cadáver caminando… ¿Qué puedo hacer? ¿Qué hago?
-¿Puedo hablar? ¿La asustaré? ¿Cómo va a reaccionar?
Salí del cuarto oscuro ese. Caminé agachado tratando de hacer el menor ruido posible. No la quería asustar.
-Hola. – Dije
-Hola – Dijo con la cabeza gacha - ¿Volviste del infierno o algo así? – Preguntó
-No sé, ni yo sé por qué estoy aun acá.
-Te ves como uno de ellos.
-¿Cómo?
-Como un demonio.
Alzó la mirada. No se veía asustada. No entendía su expresión.
-Ayúdame, por favor, no entiendo nada – Dije
-¿Por qué debería hacerlo?, hiciste enojar al Dr., el quería disfrutar viendo como tu cuerpo se destruía. Siempre después de cada noche tenemos sexo. Dice que ver cuerpos explotar, lo excita.
Pensé que ese Doctor tenía una especie de fetiche raro. O que era un necrofílico. Pero es mucho peor.
-Creo que es obvio que no me vas a ayudar. ¿Qué piensas hacer? – Dije manteniendo mi distancia.
-Debería de matarte. Total, a los ojos de la ley, tu estas muerto, ¿no?
Era mucho para digerir, necesitaba pensar, ¿Por qué todavía estoy vivo?, ¿Por qué me desperté después de 12hrs exactas?, esto es muy raro. Necesitaba pensar. Pero necesitaba resolver el problema que tenía en frente. Una psicópata adicta al sexo. Al parecer es muy dependiente de ese doctor.
-Si me matas, mataré al doctor.
-Eso es estúpido. Si te mato, ¡no podrás matar a nadie!, ¡idiota! – Dijo con una carcajada
-¿Estás segura? ¿estoy vivo ahora no? ¿Qué te hace pensar que no puedo revivir otra vez?
-Si revives, te mataré todos los días, si es necesario.
-Sería cansador para una mujer bella como usted.
Dije eso para hacer tiempo, no sabía que hacer, me di cuenta que a los pies había pedazos de vidrios. No sé de donde son, ni de donde salieron.
-¿Este es el poder del protagonista? – Bromee.
-No me digas linda… solo el me puede decir que soy linda… - Dijo sollozando.
Agarré un pedazo de vidrio del piso, y se lo clavé. No tenía mas ideas. No sabía como iba a reaccionar ante cualquier pregunta, es una persona que no puedo controlar.
Ella se quedó en el piso. Se estaba desangrando mientras balbuceaba cosas.
-Me tengo que ir rápido – Me dije – Necesito ropa.
Le robé la ropa a la secretaria muerta. Era lo único que había.
No me di cuenta en el lugar que estaba. Si, estaba en una morgue, oscura y fría. Pero no vi que era un cuarto tan enorme. Decenas de cuerpos, destruidos, abiertos, desgarrados, con sus extremidades amputadas y vidrios en sus ojos. - ¿Así iba a terminar? – Pensé.
Tomé el cuerpo de mi compañera y me fui. Si, un cadáver, se lleva un cadáver. No tenía donde ir - ¿Qué hago? – Me pregunté a penas salí. Tenía suerte de que eran las 00.
Corrí lo mas lejos que pude, con mi compañera en mis brazos, terminé en un barrio de mala muerte. Pero quizá era lo mejor. Había un hotel. Entré con miedo. Y para mi suerte era un motel. Esos que tenían privacidad absoluta. Tanta privacidad que te atendían solo por un micrófono y no podías ver al cliente, ni vos al que atendía.
-Hola, quisiera una habitación… - Dije asustado, no era la primera vez que iba a uno, pero tenía miedo de que entrara alguien mas y viera a un cadáver vestido de mujer… cargando el cadáver de una mujer.
-Hola, tienes la habitación básica, la plus, y por último tienes la suite. Esta está ocupada por alguien mas ahora, si quieres puedes reservarla para otro día.
-Deme la habitación básica por favor.
-Serían 500 pecetas.
Por la desesperación de huir rápidamente de ese lugar, me olvidé completamente, que esta no era mi ropa, que mi billetera no estaba conmigo. No tenía como pagar. O eso creía. Su billetera estaba, si, la de la loca.
-Su habitación es la 13 señora, puede pasar.
- ¿Señora? - Me pregunté - ¿Ella me está viendo?
Pasé al pasillo que llevaba a mi habitación, preocupado. Si la persona que estaba detrás del mostrador me estaba viendo… podría llamar a la policía, ¿cómo explico todo esto?
Entré a la habitación, tiré el cuerpo de mi compañera en la cama, y me senté a pensar.
¿Qué hago?
Mientras pensaba y recapitulaba todo, para ver si me perdí de algo. Vi mi reflejo en la tele apagada. Me asusté, no era yo.
-Este no es mi cuerpo – Me dije asustado.
-¿Qué pasó?
-¿Cómo terminé así?
-¿Que pasó con mi cara?
Corrí al baño. Me miré al espejo.
-Y ahora… ¿que hago?
-¿POR QUÉ YO?
-¿POR QUÉ ME VEO ASÍ?
El muchacho, agarrándose la cabeza mientras lloraba. Se veía al espejo, dándose cuenta, de que ya nada iba a ser lo que era. No era otra persona como pensaba. Era el.
Su cabello seguía igual. Su cara tenía quemaduras de 3er grados, pero sus pestañas seguían intactas. Sus labios estaban blancos, y todavía contaba con su característico piercing en la nariz.
-¿Qué soy?
-¡¿QUÉ HAGO CON ESTA CARA?!
Merci pour la lecture!
Nous pouvons garder Inkspired gratuitement en affichant des annonces à nos visiteurs. S’il vous plaît, soutenez-nous en ajoutant ou en désactivant AdBlocker.
Après l’avoir fait, veuillez recharger le site Web pour continuer à utiliser Inkspired normalement.