Histoire courte
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Una escapada muy placentera

Es Ferragosto, día 15 de Agosto, en el que se celebra una fiesta nacional italiana de origen laico, que provoca un éxodo masivo de los habitantes de las ciudades a la playa o la montaña. En una Roma vacía aparece el impetuoso Bruno (Vittorio Gasmann), conduciendo frenéticamente su Lancia Aurelia Sport y haciendo sonar su estridente e irritante claxon. Estamos en los años sesenta.


Así comienza esa joya cinematográfica que es "La escapada", dirigida por Dino Risi, un psiquiatra que bien que interpreta la mente de aquella Italia que había superado el período de posguerra y, con su particular desarrollismo, se dirigía a saborear la vida como solamente los italianos saben hacer, con su frescura, desenvoltura y descaro. Al mismo tiempo, disecciona la personalidad de dos personajes antagónicos.


Bruno es irresponsable, histriónico, hedonista, vividor y, por ende, profundamente egoísta y asocial: todo ello, en su máxima magnitud. De hecho, en la primera escena de la película se nos muestra con una imagen cómo es el personaje al verlo conducir su deportivo por direcciones prohibidas (vehículo descapotable que porta en el parabrisas un cartel de miembro de la Cámara de Diputados, para aparcar donde le plazca)


Por pura casualidad, conoce en esa Roma desierta a Roberto (Jean Louis Trintignant), que se encuentra estudiando en el apartamento de sus padres. Roberto es tímido, apocado, responsable, inexperto y acomplejado, también en su máxima expresión, lo que le hace ser un inadaptado socialmente.


Sin ningún esfuerzo, Bruno arranca a Roberto de su deprimente habitación sin vida, venciendo la timorata oposición del estudiante. Lo hace subir a su Aurelia Sport y lo lleva a toda velocidad (literalmente) a recorrer carreteras y playas, conocer fiestas y mujeres, directamente a la misma esencia de la vida, tal y como la concibe Bruno.


Desde ese mismo instante asistimos a la magistral contraposición de dos caracteres absolutamente opuestos: la irresponsable alegría de la existencia frente a la represión y el miedo a la vida (reflejada en la expresión de Roberto al observar el velocímetro del vehículo, que le provoca el inexorable mareo y sus consecuentes nauseas) De esta forma, la película se convierte en una lúcida reflexión sobre los límites de la libertad, el libre albedrío y la incapacidad del ser humano para adueñarse de su destino.


Tenemos, pues, a dos personajes con características antagónicas:expansivo/retraído,locuaz/callado, dominante/servil, osado/apocado, bebedor/abstemio, anárquico/ordenado,irresponsable/responsable,experimentado/novato, fanfarrón/modesto, pendenciero/pacífico, divertido/aburrido, ...


El viaje de los dos supone también un viaje por esa Italia de los sesenta, un bello fresco que se contrapone con la decadente Italia de posguerra reflejada por el magnífico cine neorrealista de Vittorio de Sica y otros. Así se nos van mostrando bellos paisajes en pueblos y playas, en un marco lleno de luz, sol y alegría, una Italia desenfadada que "baila el twist a la orilla del mar", y en la que las viudas no echan de menos a sus maridos recién fallecidos mientras se tuestan al sol: el siguiente diálogo es muy elocuente:


- Camarero: Siento mucho la muerte de su marido.


- Viuda (en bañador y tomando el sol): Muchas gracias,
Peppino. El yogurt de pera es para mí.


- Camarero: De acuerdo, señora.


El cenit de lo dionisíaco lo encontramos cuando ambos protagonistas, tras visitar a la exmujer de Bruno, duermen esa noche a la orilla del mar y comienzan al día siguiente un día de playa en el que vemos a Bruno ligar, hacer esquí acuático y ejercicios gimnásticos, beber champán en un barco y ganarle, con su habitual golpe de suerte, una partida de ping pong (21-19) al novio de su hija quinceañera, un magnate cincuentón al que odia desde que se lo presenta. Es magnifico el único momento de la película en el que vemos a Bruno serio e irritado: cuando se entera que su hija sale de noche, fuma y tiene novio; eso sí, una escena en la que aparece con el albornoz de su exmujer que, obviamente, le queda corto, muy corto. Por su parte, Roberto pasa todo el día en la playa con el pantalón largo y su camisa blanca de manga larga “decorada" con el "lamparón" que se hizo comiendo, y que le manchó hasta su camiseta interior de tirantes, lo que provocó el irónico comentario de Bruno: "Pareces un salvaje". Es enternecedora la imagen de Roberto en el barco y la playa, rodeado de mujeres, a las que no dirige la palabra por pura timidez, pero al que se le ve todo lo exultante que su personaje da de sí. No obstante, su congénito sentido de la responsabilidad le hace rogar una y otra vez a Bruno que vuelvan a Roma, para seguir estudiando. En ese viaje de vuelta, Roberto es otro, en su interior, y a su manera, ha germinado el espíritu de su compañero de viaje, al que apremia, en un estado de exaltación, para que acelere y adelante a los otros vehículos, y al que reconoce, excitado, que ha pasado el mejor día de su vida.


El final no lo voy a contar porque tienen que ver la película.

9 Juin 2019 05:53 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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La fin

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JUAN PABLO SUERO INTERESADO POR CASI TODO

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