Me encuentro en el “país de las maravillas”. El conejo blanco era mi profesor de inglés en la secundaria. Me sedujo, claro, yo tenía catorce años y corazones en la cabeza. Abandoné a mis padres, para ir tras él, lo que no sospeché fue que en lugar de prisa y un reloj, llevaba drogas y mentiras.
He tenido que conocer ratas, cerdos, orugas, perros… Todos a igual nivel de depravación; hinchados de lujuria, insaciables de mi cuerpo.
Fueron matando mi inocencia, y más tarde mi dignidad se suicidó.
Ahora estoy embarazada, y solo tengo dieciséis. El conejo blanco dijo que venderá al bebé apenas nazca. Nada extraño en él. La venta de cuerpos es su especialidad.
Desearía que la Reina de corazones me mandara a decapitar, pero si eso no ocurriera, tengo la certeza que en mi cumpleaños dieciocho usarán una bala para hacerme “despertar”; aquí no admiten chicas adultas.
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