La improvisación no hizo falta para mi boca,
se me deshidrató el alma da tantas lagrimas caídas.
Era un acto de incesantes paredes gritándome,
se sentía infinito, pero fue cuestión de minutos.
¿Estaré completamente desquiciada?
Le pregunté a mi consejero del tiempo, que sólo conoce el mío
Respiré para surcar lo más profundo de mi mente y destapar la linfa estancada de mi ser
El agua abarcaba recuerdos, escondidos donde lo profundo era oscuro y frío.
Las paredes jamás sabrán que será de mi mente, ni mis recuerdos
Se preocuparon de tanto llanto, de tanta sofocación,
pero jamás de mi memoria.
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