De acuerdo, he muerto. Esa es mi única certeza.
De lo demás no estoy tan seguro. Puede que esté alucinando o sea el último y breve esfuerzo de mi mente por aferrarse a la vida. No lo sé.
Me encuentro en un extenso prado, apenas distingo unas montañas en el horizonte, es totalmente plano y uniforme, ¿este es el cielo?
Por algún motivo no he perdido la calma, estoy experimentando una serenidad indescriptible; me impresiona lo relajado que estoy. Tal vez sea la resignación, sé que he muerto, y que pronto voy a desaparecer, y eso me lleva a aceptarlo sin mala fe, o quizá, al perder el control de mi cuerpo me he vuelto insensible, indiferente. Quién sabe.
La vista de este paisaje me recuerda a uno de esos lugares que solo se pueden imaginar a través de los libros o las películas, es muy inusual: me encanta.
Lo siguiente que veo es una luz que aparece frente a mí, cubro mis ojos para evitar ser cegado, pero no lo consigo, cada vez es más luminosa. Comienza a molestarme.
—Oh.
Reparo en mis manos, llevo guantes largos, con placas de armaduras. Me doy cuenta de que no exploré cómo iba vestido, ahora lo noto, no llevo mi pijama. Miro hacia abajo y me contemplo...
—¡Qué!
Llevo unas botas estilizadas con placas de armadura plateada, tengo los muslos descubiertos, en mi torso visto una prenda de lana revestida con la misma armadura. Ahora que lo advierto, tengo un casco en la cabeza, ¿porqué no lo noté antes?
De acuerdo, ya había aprobado con sumisión haber sido trasladado a este lugar cuando morí, pero, terminar vestido como un caballero del zodiaco es un exceso. Además, no me agrada exponer mis piernas de esa forma, si me iban a cambiar de ropa, hubiese pedido algo más varonil, no sé, un uniforme militar, una armadura completa con capa, trajes que sean imponentes o temibles.
La luz que tenía enfrente se apaga, y en su lugar se muestra una mujer de cabello blanco puro, y un vestido del mismo color, se acerca con lentitud, como si quisiera alargar el suspenso. Yo no lo quiero, así que acorto rápidamente la distancia, y ella se detiene.
—¡Bienvenido a Majisaia!
Me quedo callado, es muy hermosa, quisiera reprocharle mi actual estado, porque sé ella definitivamente es la culpable, pero me resisto, su ternura me abruma. No lo haré, le seguiré la corriente.
—Hola, ¿qué tal? —respondo mientras tanteo una sonrisa.
Quiero agregar que en mi vida anterior he sido muy torpe con las chicas.
La mujer de blanco me mira, y al rato, me devuelve la sonrisa. Me derrito...
—Hola, joven Horacio, quiero darle una calurosa bienvenida a este mundo.
Me sorprendo al escucharla pronunciar mi nombre, pero, mi sorpresa se dispara al oír lo siguiente, ¿estoy en otro mundo?, ¿es eso posible?
Sigo sin dar crédito a sus palabras, sin embargo ella continúa.
—Tu confusión es fuerte, no te preocupes, por favor, quédate tranquilo, te explicaré qué haces aquí.
Más vale que empieces...
—Mi nombre es Maurielle, soy la diosa de todo lo que existe. No te asustes, no he considerado una ofensa que hayas olvidado hacerme una reverencia.
No lo pensaba hacer, aunque, sí podría rebajarme ante tal belleza si me lo pidiera. De todos modos debo admitir que es una diosa generosa.
—Usted está aquí por razones claras, sé que su vida en la Tierra acabó súbitamente, quiero ofrecerle una segunda oportunidad, la ocasión para redimirse, para que arregle todo lo que hizo mal y realice lo que haya deseado o soñado.
En verdad dudo de sus intenciones, la oferta es demasiado atractiva para que no tenga ningún costo. Levanto la mano, bendita costumbre de hacerlo antes de preguntar, se nota que fui un buen estudiante.
—¿Solo eso? ¿Viviré otra vez sin ninguna compensación, o es que hay algo que debo hacer por ti?
He tuteado a una diosa, me siento malvado.
Ella prosigue.
—Usted no es ningún tonto por lo que veo —dice, y su rostro se tuerce en una sonrisa—. Sí, hay una tarea que debe hacer por mí, y le exigiré una implacable responsabilidad y disciplina.
No muestro sorpresa, pero presiento que, en cualquier instante, me va a descolocar algo que ella diga.
—Para empezar, habrás advertido que ya no estás en tu antiguo cuerpo.
Lo sabía, espera, ¿qué?
Me observo de nuevo, está en lo cierto, soy otra persona, llevo un traje que aparentemente es de mujer, eso significa que...
Me voy a desmayar.
— Sí, eres un arcángel, una categoría de ángel que está por encima del resto, y solo por debajo de mí; es decir, que solo recibes órdenes que salgan directamente de mi boca.
Soy mujer, ¡he sido convertido en una mujer!, mi inútil miembro desapareció y ha sido reemplazado por la caverna de un tesoro, tengo pechos elevados, piernas atléticas, y manos delgadas y suaves. La situación se ha convertido en más extraña de lo que ya era, pero, ¿cómo no lo noté antes? Ahora que me escucho, mi voz ha cambiado, tardé en percibirlo porque estaba agobiado por este exceso de perplejidades. Me tambaleo, siento que mi centro de gravedad está más arriba, ahora soy más alto (o alta).
Ahora que lo pienso, ha sido apropiado notar progresivamente todos estos cambios, porque si hubiese dado cuenta de todos ellos de golpe, no habría sobrevivido a otro paro cardiorrespiratorio.
De pronto caigo arrodillado, y con un dolor de cabeza insoportable. Pegaría un grito al cielo para aliviar mi situación, pero no quiero que la persona ante mí decida, caprichosamente, rebajarme hacia una posición menor. Soy un arcángel, estoy muy arriba, debo sentirme privilegiado.
—De acuerdo, Maurielle, tú ganas, acepto la misión que me encomiendas.
—Así me gusta, eres muy inteligente Horacio, es por eso que te elegí. Ahora, la misión que tienes en tus manos es muy sencilla, circunstancialmente. Quiero que permanezcas en este mundo, sé que has advertido tu entorno, estamos en Majisaia, una tierra mágica con civilizaciones en desarrollo. Tu objetivo es encargarte de los conflictos que las especies originen entre ellas, desde las guerras entre países, hasta las civiles. Me mantendrás informada de todo lo que acontezca en dicho ámbito, y solo tomarás partido cuando yo te lo exija.
No podía responder, me sentía mareado y con náuseas, espero no haberme embarazado tan rápido. Solo agregué un monosílabo.
—Sí.
—A partir de hoy, te proclamo Nayarit, arcángel de la guerra, mi lugarteniente y general. Cosecha para mí un exitoso camino, y yo recompensaré tus triunfos con el más grande regalo: el ascenso.
Solo quería que esta estresante condición terminara, no podía mantener mi conciencia despierta y lúcida.
—Lo agradezco —respondí con brevedad.
En mi cabeza se formó una aureola de metal brillante con puntas. Vi cómo unos mechones dorados y rojos, flameantes, escapaban de mi casco, mi cabello ondeaba como el fuego. Un par de alas blancas y emplumadas brotan de mi espalda, se agitan con gracia y elegancia. En mi mano se materializó una espada de empuñadura tan larga como la hoja, la sostuve fuerte para que me sirva de apoyo mientras me recuperaba.
—Nos volveremos a ver, mi sierva —dijo finalmente Maurielle.
Luego fue tragada por la misma luz que volvió a iluminar el prado. Todavía era de día, aunque podía observar cómo el sol amenazaba con ocultarse detrás de unas nubes, acercándose hacia el horizonte con sigilo.
Podía atardecer en cualquier momento, debía buscar un lugar donde descansar.
Mi estado actual era ridículo, había sido enviado a otro mundo contra mi voluntad, me cambiaron de sexo, me dieron una misión que nunca podré lograr. Lo primero que pensé, era que mi muerte no tardaría en concretarse. Doy un suspiro agotado.
La diosa ya no está, aunque, sé que me está espiando desde alguna parte, seguro desde su pomposo trono. No me importa, voy a hacerlo de todos modos, gritaré...
—¡Ahhh! —la fuerza de mi alarido me sorprende, la hierba se agita como movida por el viento, el eco continúa incluso minutos después.
Me ha servido, me siento mejor, ha sido la forma adecuada de desahogo, para recuperar el consuelo y la tranquilidad que poseía al inicio. Lo adoptaré como mi grito de guerra.
De solo pensar que participaré en una guerra, me hace temblar de nuevo, voy a evitar los pensamientos que me provoquen efectos negativos. Si voy a vivir aquí, debo ser optimista.
No moriré, no moriré otra vez.
Aún no me convenzo, pero ya me siento más seguro.
Comienzo a caminar, la tarde se asoma. Tengo un arma con el cual protegerme, se ve que esta espada ha sido forjada con un material muy resistente. Así como la armadura, si soy una ángel de un rango elevado, mi equipamiento debe poseer características de calidad, como dureza y resistencia, no me puede ir tan mal.
Solo espero no cruzarme con un animal salvaje, o con asaltadores de caminos.
No me confiaré.
Merci pour la lecture!
Un isekai diferente, al menos en lo que respecta al primer capítulo. El protagonista se ve obligado a realizar su viaje de autodescubrimiento, esperando no fallecer en el proceso.
ok, le falta algunas palabras para completar las oraciones que quieres decir,pero este primer capitulo esta bueno y es fácil de entender y fácil de imaginar las situaciones por las que el personaje principal esta pasando
La narrativa es buena, se puede disfrutar y ayuda a interiorizar con el protagonista, va empezando así que es cuestion de seguir de cerca y ver si revela mas de la mente de nuestro héroe. a Seguir y esperar mas capitulos.
Hasta ahora me fascina el desarrollo que estás llevando, captas mi atención y no la perdés así como me das pie a seguir leyendo. Me agrada tu estilo.
El andar del ángel o protagonista según se prefiera, recién comienza y agrada ver como el autor hace una buena descripción del campo de trigo por el cual transita. El encuentro al final nos promete más emociones para un futuro capítulo.
Se ve que el autor puso cuidado en su historia, no trata de complicarse sino traernos una grata historia que de seguro será igual de buena en los próximos capítulos.
De nuevo vemos un capítulo bien cuidado. Esta vez nuestro protagonista llega al pueblo y vemos como su presencia altera la vida de los pobladores. El efecto esta bien conseguido.
Capítulo intenso pese a no haber acción alguna ya que se centra en la devastadora noticia que reciben los campesinos y la difícil decisión que tienen en frente.
Nous pouvons garder Inkspired gratuitement en affichant des annonces à nos visiteurs. S’il vous plaît, soutenez-nous en ajoutant ou en désactivant AdBlocker.
Après l’avoir fait, veuillez recharger le site Web pour continuer à utiliser Inkspired normalement.