Escogí ese arbol tal vez porque estaba sólo y su sombra era grandiosa. Nunca supe si era un roble o un guayabo. Era dificil identificarlo. Aquel dia el sol lo quemó todo. Los niños apagaban las llamas con sonrisas y juegos en el agua. El viento no había logrado asistir y un llamado a la calma despertaba por todas partes. Decidí entonces bailar y reir durante horas. Fue agradable. Nunca olvidaré lo que me dijo el árbol.
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