Los demonios se movían como un fuego llevado por un fuerte viento, quemando todo a su paso. Pueblos quemados. La gente quemada. Los gritos llenaron la noche cuando la carne se derritió de los huesos y los pulmones inhalaron humo espeso. Solo entonces, cuando las llamas los consumieron, los gritos finalmente cesaron.
Llegamos demasiado tarde.
Mis hermanos y yo caminamos entre las cenizas de otro pueblo destruido. Otro lugar donde se habían perdido vidas inocentes. Tomadas. El olor a carne quemada no era fácil de describir, porque no había comparación. Llenaba los sentidos, oliendo a podredumbre y muerte. Hombres, mujeres, niños… todos asesinados.
—Esto debe terminar, —gruñó Namjoon.
Se arrodilló y recuperó una muñeca de trapo de las ruinas, ahora sin una niña pequeña que la sostuviera con fuerza. Mi hermano lo apretó con fuerza en su puño antes de dejarla caer al suelo.
—Tiene que terminar.
Desde que Lucifer comenzó su búsqueda de poder, esto se había convertido en la norma. Muerte y caos, seguidos de aún más muerte.
El aleteo de las alas llenó el aire cuando llegó Lazarus. Sus plumas blancas puras contrastaban con la noche oscura y las brasas ardientes que rodeaban el pequeño pueblo. Sin embargo, su belleza no tenía ningún efecto sobre su ferocidad. Como líder del ejército celestial, derribaba a cualquiera que se atreviera a desafiarlo.
—Se han hecho los preparativos —dijo Lazarus, mirándonos a cada uno de nosotros.— Debemos actuar ahora mientras aún podamos.
Namjoon inclinó la cabeza antes de soltar sus alas, las plumas negras como la medianoche, como el resto de las nuestras.
Éramos los hijos de los primeros siete ángeles caídos que se rebelaron contra el reino celestial y unieron fuerzas con Lucifer. Sangre de ángel corría por nuestras venas, pero también éramos mitad humanos. Nephilim. Sin embargo, también fuimos maldecidos, cargando con los pecados de nuestros padres para que nunca olvidáramos sus crímenes.
Cada uno de nosotros representó los siete vicios de la humanidad, los males que mancillaron el alma. Las razones por las cuales nuestros padres abandonaron a sus hermanos en los cielos y cayeron a la tierra.
Yo era Seokjin, el avatar de la Ira. La ira que corría a través de mí gritaba para ser liberada. Quería venganza por todas las vidas perdidas desde que Lucifer trajo destrucción a la tierra.
Cuando Lazarus batió sus alas y salió disparado hacia el cielo, el resto de nosotros lo siguió.
Había llegado el momento de detener a Lucifer de una vez por todas.
🤍
Les puedo decir que disfruté demasiado adaptando esta historia, van a AMAR está serie.
Merci pour la lecture!
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