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¿Cómo se batalla con una culpa que se nos impone por solo haber nacido?


Histoire courte Tout public.
Histoire courte
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La culpable

Adela era una hermosa mujer de treinta y cuatro años, madre de cinco hijos. Los tres primeros nacieron de fugaces amores de una noche, y aunque sabía exactamente quiénes eran los padres, ellos no siempre conocieron a sus hijos. Tiempo después conocería a José enamorándose de él de un modo en el que jamás creyó poder enamorarse y se engañó a si misma pensando que la felicidad para ella también era posible.

Para José no fue igual, el romanticismo le duró muy poco. En cuanto Adela quedó embarazada de la primera de las tres hijas que tuvo con él, supo que el casamiento con ella había sido un terrible error, pero su cobardía y dejadez lo hicieron quedarse a su lado

Una fresca tarde a mediados de otoño Adela sintió un dolor en el vientre, igual al de los embarazos anteriores, ese mismo dolor agudo que le indicaba que el ser que habitaba en su interior estaba pronto a ver la luz; su sexta hija, aunque ella aún no supiese que sería una niña. Cuando comenzó a sentir que iniciaría el trabajo de parto, decidió sin remilgos ir a la casa de la partera, ya que este era un mejor lugar comparado con su humilde y pequeña vivienda. Dos días más tarde volvió a la casa con su pequeña en brazos y descubrió que mientras ella gritaba en casa de la comadrona, José aprovechó para juntar sus pertenencias de la precaria casa que compartieron por cuatro años y se fue con otra mujer. No hubo peleas, ni hubo despedida, ni una sola explicación. Sencillamente se fue, decidido a no volver, decidido a olvidarla a ella y a sus tres hijas, sentenciando así a la pequeña recién nacida.

Esos, fueron los únicos dos días de amor de madre que Lucía conocería en su vida de hija, aunque nunca los podría recordar conscientemente. Adela en su odio e ignorancia descargó su frustración y enojo en la pequeña y se negó a atenderla y a alimentarla. Una vez más como siempre lo hacía se mintió aseverando que si ella hubiera estado en casa, en el momento en que José había decidido irse, lo hubiera podido retener.

Nunca más volvió a tener en brazos a Lucía, dejó que su hija mayor se ocupara de ella. La castigo por el simple hecho de haber nacido, usándola como blanco de las culpas, que sabía, la pequeña no tenía, pero con la certeza de que alguien debía cargar con ellas y dado que no estaba dispuesta a ser ella misma, ese pequeño ser, al que aún no había tenido tiempo de amar, sería la mejor opción, ya que necesitaba descargar su ira y con ella a alguien a quien odiar.

17 Juillet 2023 00:00 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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La fin

A propos de l’auteur

No recuerdo exactamente cuando nos hicimos amigas las letras y yo, pero nunca las he abandonado y ellas nunca me abandonaron a mí. Escribir ha sido mi pasión desde que he aprendido a hacerlo y cada uno de mis maestros han influido en mí para que este lazo que me une a ellas se ajuste cada día más.

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