Cuentos fantásticos [Antología] Suivre l’histoire

Érase una vez, un joven con una condición extraña: el síndrome de Ambras. Agotado y decaído por las burlas de sus amigos a diario, buscaba con furor una solución para eliminar la manifestación de sus síntomas. Su síndrome era poco conocido y las personas le llamaban «mono» o «gorila» por el crecimiento excesivo del cabello en todo su cuerpo. Desde niño fue diagnosticado con dicho síndrome y desde entonces, era la burla diaria a donde quiera que se dirigía. Una tarde, navegando en línea desde su computadora, creyó encontrar finalmente la solución a su problema: un extraño encantamiento que aseguraba conceder cualquier deseo. Increíble como pareciera la aseveración, el joven, aun dudando de que fuera real, no tenía nada más que perder. Era su última solución.

El texto se encontraba en un idioma desconocido para él, pero esto no le impidió intentar leerlo en voz alta. «Oh böse Kreatur! Erfülle mir einen Wunsch und ich lasse dich frei machen», leyó despacio. Al instante, una criatura de apariencia desagradable, pequeña, cubierta de pelo, con dientes puntiagudos y portando un gorro parecido a un gnomo, se encontraba frente a él.

—¡Eres un goblin! —exclamó asustado el joven.

—A su servicio —respondió la criatura con aspecto malvado—. Dígame su pedido.

—Deseo eliminar esta apariencia de mono —dijo el joven—. Deseo no tener más pelo en mi cara ni cuerpo y ser como los demás humanos.

—Si robas una hoja de acero inoxidable y me la traes, tu pedido será concedido.

El joven muy inocente se vistió con rapidez, se dirigió a una estación de gasolina y con sumo cuidado robó lo que la criatura pedía.

—¡Excelente! —gritó exaltada la criatura al ver el objeto. La tomó en sus pequeñas manos y la colocó en un mango. Rápidamente creó una navaja, saltó sobre los hombros del joven, y comenzó a afeitarlo—. Su deseo ha sido cumplido, aféitate todos los días y te parecerás a los demás humanos —dijo con una sonrisa malvada mientras brincaba a la cama y luego salió corriendo del cuarto tirando las pertenencias del joven al suelo haciendo tremendo reguero.

—¡Charlatán! —le dijo el joven, quien intentó atraparlo, pero el goblin ya había desaparecido.

Angustiado, regresó a la página en línea y buscó la traducción del encantamiento. El mismo significaba «¡Oh criatura maligna! Cúmpleme un deseo y dejaré que hagas libremente tus travesuras». Aún anonadado por el recién suceso, a su casa llegó una patrulla de policía. Ese día, el joven aprendió tres lecciones: 1) no confiar en todo lo que se encuentra en línea, 2) no cometer un delito porque traerá consecuencias y, 3) si aceptara su condición no estaría metido en tan enorme lío.

Cuentan las leyendas que los globins son criaturas malignas, pero esa tarde, hizo una diferencia en la vida del joven.