Histoire courte
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El globo rosa

Pudo notar, casi al final de la velada, cómo la cuerda alcanzaba el punto máximo de tensión y comenzaba a ceder. La estructura felizmente decorada, peligraba en silencio.

"La catástrofe es un poco así, silenciosa" pensó. En algún momento el tedio terminaría y eso la llevó a imaginar cómo afectaría a su vida después.

Miró la torta, los globos y los ojos que cantaban por entre el chisporroteo de las velas encendidas que le deseaban felicidad mostrándole todos los dientes.

Sintió nostalgia por la quietud, mientras el cuerpo se preparaba para el peligro.

Volvió a dirigir la mirada hacia la cuerda que aferraba al globo. Creyó sentir su desesperación por mantenerlo atado como si le fuera propia. Estaba luchando contra la explosión, como si se tratara de la vida misma la que estuviera al límite. Sacudió la cabeza imperceptiblememte con desaprobación, ¡tanto esfuerzo para evitar arruinar la foto que inmortalizaría la falsa armonía! Puede que en el pasado ella misma hubiese ayudado a evitar el desastre, pero esa vez no movió ni un músculo. Se limitó a observar con cierta satisfacción la lucha imperceptible entre las dos fuerzas mientras los demás sentidos estaban inundados de cánticos descoordinados. Hasta el rosado del globo estaba teñido de una falsedad insoportable. La pulcritud de la superficie festiva, le devolvía una imágen deformada de sí misma que le pareció terrorífica. Se preguntó ¿qué pasaría si en vez de cortar la torta le dañaba uno de los lados con las uñas? Lo imaginó como un despojo que luego iría a la basura como todo lo que sobraría día. Mugre sintética, amorfa, nacida para morir al primer uso.

Sonrió ante tal imágen, aunque el globo le devolvió una mueca. Quizá lo sabía tan bien como ella, que solo estaba condenado a desperdicio y por ello buscaba rebelarse al escapar de la cuerda para vengarse.

Llegaba el final del cántico. Las chispas de las velas comenzaban a amainar a la espera de ser adormecidas de un soplo. Y ella se preparó para hacerlo. Tomó todo el aire posible, mientras la expectativa se incrementaba ante las palabras finales. Y entonces... con un chasquido el globo fue libre.


La catástrofe.


Este, ya sin cadenas, se despegó como un coete directo al techo y la potencia del movimiento atrajo todo frente a él, hacia el orificio como un tornado.

Personas gritaban y se aferraban a lo que podían. Buscaban alejarse de la ola de viento que absorbía todo: platos, manteles, cubiertos, vasos y restos de comida danzaban en círculos sin control, esperando turno para alimentar a la bestia.

Poco a poco, fueron desapareciendo.

Incluso ella misma estaba siendo absorbida por la fuerza implacable del globo rosa en el techo. El pelo enmarañado y los ojos entrecerrados por la potencia del viento le impedían ver lo que allí acontecía con claridad. Solo era consciente de que el cuerpo se desgarraba cuanto más ofrecía reistencia al aferrarse a la primera columna que estaba cerca.

Una parte de su ser sentía el hambre del globo casi tan fuerte como su furia y una fugaz idea la llevó a querer ver por entre el agujero cada vez más grande. ¿Acaso fue su propia rabia lo que había inflado aquel globo?

Ya casi no se escuchaba más nada que la polifonía del caos.

La oscuridad profunda dentro del globo rosa hizo que se viera a sí misma. Su propio miedo, ¿cuánta destrucción podría caber en un objeto deacartable? Sin embargo ahora era ella el despojo que sería consumido al final del festejo.


Objetos continuaban la danza circular, pedazos de pared, ventanas y puertas se unían a la oscuridad. Muchos invitados habían logrado huir, pero otros ya no podían resistir más. Pronto los cuerpos vencidos se rindieron y se entregaron globo. Soltaban gritos ahogados y manoteaban el aire porfiados.


Fue en ese momento cuando ella sintió resignarse. Había alimentado una bestia que ahora se proponía absorverla y aunque los dedos continuaban la lucha, al aferrarse con ahinco a los restos de la columna pronto se zafarían y con ello todo su ser se elevaría en círculos hacia la oscuridad.

Quizá fuera cierto que toda una vida pasa por entre los ojos al final, porque los últimos instantes fueron los más largos. Supuso que se debió a que 30 años debían entrar en ellos. Instantes fugaces de risas, llantos, frustraciones, equivocaciones y mucho, mucho enojo se unieron al globo.


Antes de atravesar la oscuridad para ser parte del infinito una última pregunta resonó en su mente: en la mañana siguiente, cuando llegaran a investigar a la misteriosa catástrofe ¿lo único que encontrarían de ella sería el globo desinflado?


Entonces... llegó la calma.

23 Juillet 2023 01:32 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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La fin

A propos de l’auteur

Flavia M. Las historias son parte de mi vida desde los cuentos en los almuerzos familiares. Para mí, narrar es una búsqueda y algunas de esas historias las publico por acá

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