Amor de Padre [Yoonmin] ©LyzOrtega Suivre l’histoire

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Tienes los ojos igual de preciosos que alguien que amé. —Y•D✨

A lo largo de la vida, existe la teoría de que amar sucede solo una vez. Conocer a tu otra mitad se considera valioso, pero para Min Yoongi nunca fue algo que le encantará, tan sólo la idea de enamorarse era algo molesto. Como un gran arquitecto, tuvo su momento en la juventud donde las personas que llegaban a sus brazos eran sucesos de una sola vez.

Y debido a esa razón no entiende porque hay una niña de ocho años sentada en la alfombra mientras dibuja con calma en la mesa del centro de su enorme sala. No entiende como es posible que ella lo llamaré padre y se apareciera de la nada con una mochila llena de ropa y juguetes.

—Entonces, dices que debo cuidarte porque eres mi hija y lo sabes porque alguien te lo dijo, investigaste en Internet y por eso estas aquí. —Vuelve a repetir sentándose en el sillón esperando una respuesta. —Es que, yo no tengo hijos. No puedes ser mi hija.

—Papá dijo que dirías eso. —Ella responde, y podría negarse a que sea su hija pero.

Ella tiene detalles iguales, sus cabellos negros y ojos azules, sin olvidar la palidez parecida de su piel, y su sonrisa. Es su viva imagen y eso lo asusta.

—Necesito saber dónde está tu papá, dame su nombre, su número o al menos dime como encontrarlo. Necesito saber porque ahora. —Solo quiere respuestas.

Ella deja de dibujar, se ve triste y parece evitar la mirada, por el temblor que comienza a tener sabe que va a llorar. Y entonces entra en pánico, ¡no quiere que una niña llore!, simplemente no.

—Bien, no me lo digas. —Suspira. —Dejaré que te quedes conmigo, pero tengo reglas y necesito saber tu nombre. No puedo solo llamarte "niña".

—Sunliv, ese es mi nombre. Nací en Busan, tengo siete años y medio y mi cumpleaños es el doce de junio. —Ella sonrie al dar la información, y continúa dibujando sin prestar atención.

Min sabe que debe ser muy lista, no le dio su apellido y el nacimiento es irrelevante porque no recuerda conocer a alguien hace siete años y medio. Tiene treinta años, ¿cómo sabría que tuvo algo personal?, es un horror tener que recordar las citas, salidas con cada persona. Donceles y chicas bellas, no puede.

—Ocho años, ¿a quién conocí en ese tiempo? —Avanza hacia la cocina, caminando en círculos.

Y solo hay un recuerdo, uno que duele y no recuerda bien. Dicen que las partes dolorosas el cerebro las tapa y esconde para no volver a sentir dolor, cree en ello. Porque odia recordar el amanecer con la cama vacía al igual que su corazón. El problema es que no recuerda nada, solo una voz que incluso en sueños lo atormenta.

"YouLiv, así será el nombre de nuestro primer hijo, o puedo cambiarlo, como tu desees" El sueño que se repite varias veces, de él viendo televisión y escuchando como desde la cocina una voz suave repite. "Yoongi, ¿me estas escuchando? "

"No tendremos hijos, no me gustan los niños" su respuesta y cuando voltea en esos sueños, no puede ver el rostro de quien le habla, solo alguien de espaldas cocinando, con un vestir bonito y mandil ajustado. "Nada de hijos, lo hablamos"

"Yo si quiero hijos" Y aunque ese der se gira, no puede distinguir su rostro ni lo demás. "Debiste pensar sobre eso cuando me propusiste vivir juntos" Y el azote del mandil en la encimera es todo lo que sueña.

—Papá, hice esto para tí. —Sunliv extiende una hoja, debe tomarla, en ella hay dos personas con una niña en medio, y un perro dibujado a su lado. —Es Holly, papi lo trajo a casa cuando tenía cinco años, lo cuida mi abuela.

—No me digas papá. Y deberias llevar tus cosas a tu habitación. —Cambia el tema, toma la mochila que trajo junto a una maleta pequeña y avanza con ella siguiéndolo.

La habitación que tiene de visitas es grande, abre la puerta para dejar las cosas en la cama. Abrir las cortinas y prender la calefacción, debido al frío de afuera.

—El baño esta ahí, mañana iremos a comprar lo que necesites. Voy a preparar la cena. ¿Eres alérgica a algo? —Ella asiente sacando un papel de su mochila y lo extiende. —Desempaca, y bañate, hay toallas en el estante. Y evita hacer mucho ruido, no me gusta.

Ella asiente, los ojitos grandes que tienen son de una niña llena de inocencia, es pura y pequeña. No tiene heridas, tampoco ha de tener problemas de aprendizaje. Así que sale cerrando la puerta hacia la cocina, donde abre el papel. En una parte esta escrito lo que le disgusta y en otra las medicinas y cosas alérgicas, sin olvidar la letra fina. Por alguna razón la siente familiar.

—Nada de champiñones entonces. —Tiene una vida más en casa, y no está listo para ser padre.

Susurra, cuanto deseas alejarte.

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