©LyzOrtega
Jun13
La pérdida es la sensación de ahogo y vacío que se siente en el pecho. —J•V✨
Diecinueve de agosto del dos mil veinte
La comida es servida con amabilidad, los sollozos se escuchan alrededor y aunque el hombre más cercano a la persona fallecida, se mantiene callado. Nadie hace preguntas, nadie se anima avanzar y saber si se encuentra bien. Min Yoongi es su nombre, y la relación con la fallecida era de una unión matrimonial. Jurada hace más de veinticinco años, de una familia iniciada hace mucho donde crecieron y vivieron dos niñas producto de esa unión, dos niñas que hoy son adultas y cada una yace casada en su propio hogar.
Entre la multitud, los conocidos siempre se ayudan, la familia Min pasa por un momento doloroso, y la familia Park los acompaña como compañeros lejanos.
—No creo que papá se recupere de esto, digo... mamá era increíblemente controladora y sabíamos que su enfermedad iba empeorar. —Ella es Millie, quien sosteniendo la mano de su hermana mayor piensa que la familia encontrará un equilibrio pronto.
—Es joven. Tiene cuarenta y seis, yo sigo que pronto encontrará a alguien más. Alguien que no le reclame por su servicio en el ejército a cada rato. —Ríe leve. —Extrañare las llamadas de mamá, cuando nos daba a elegir un bando.
—Yo creo que es muy pronto para que encuentre a alguíen más. —Millie no está segura de ver a su padre con otra persona.
—Hermanita, papá nunca nos dijo que no cuando nos comprometimos, déjalo buscar su felicidad.
—Min NanJi, no digas eso. No me gusta la idea... ¿te imaginas? que llegue y nos presente a una mujer joven. No no, no quiero. —El disgusto se elimina cuando ambas siguen observando a su padre.
Él yace solo en una mesa del rincón, viste formal y posee la manga de familiar cercano en el brazo. Mientras come lento y no deja de observar el anillo que dejó en la mesa. Para todos puede parecer triste, incluso molesto por perder a alguien. Y ante cada lejanía, siempre habrá alguien que se acerque a consolar.
Millie se tensa, no es que no le guste que el padre de su esposo se acerque sin problemas a su padre. Solo que, no esperaba que su suegro, llegará al evento.
—Tu suegro perdió a su esposa hace mucho, ¿no?
—No, la esposa del Señor Park los abandono cuando sus mellizos nacieron. Ni siquiera se quedó al primer año. —Explica, no es algo común que se acerque a la gente.
—Pues, se ven lindos. Además míralo, ni siquiera parece tener hijos, y eso que cuidó a dos. —Se burla, le gusta que su hermana se moleste.
Y puede solo tal vez, que la compañia de alguien externo sea bueno.
Min suspira guardando el anillo, el ruido de alguien sentándose adelante lo incómoda, pero es curioso. No tiene amigos cercanos, por la falta de amabilidad que tiene y ver al mismo Park Jimin delante suyo es extraño. Cabe recalcar que su relación no va más allá del como esta y vigila a su hijo.
—¿Volverá a su servicio pronto? —La pregunta es directa, agradece que no mencione nada del funeral, esta cansado de recibir condolencias.
—No, yo... me voy en seis meses.
—Hay un campamento que hacen los fines de semana, escalan una montaña, y te muestran lo más bello en la naturaleza. Me preguntaba si queria ir conmigo este fin de semana. —Min lo mira, no hay una emoción tan plena en el rostro, apenas una de empatía.
Park Jimin, el suegro de su hija menor. Sabe poco de él, y lo que sabe es la personalidad abierta que tiene con sus hijos, la crianza completa que ha dado a estos. Como pagó sus estudios trabajando sin parar por años y la hermosa casa, que según su hija Millie, tiene en medio de un gran bosque.
Jimin, un adulto atractivo. Min no entiende porque no está casado o comprometido. Si él posee la habilidad del habla, socializar y apoyar. Es como un alma pura en cada espacio.
—No puedo, mis hijas y yo vamos a juntar las pertenencias de... —No puede ni decirlo, solo mira hacia las flores que han traído para ella. —En general creo que no quiero salir.
—Los sentimientos que ahora tienes encerrados, te van hacer daño después. —El tono ligero al decirlo lo entiende. —No te encierres, tus hijas te necesitan. Intenta salir, conocer o al menos llorar. No tiene nada de malo hacerlo.
—Si eres militar sí.
—Yoongi —El agarre en sus manos es suave, la calidez que le brinda se siente cuando el frío de la nostalgia esta presente. —No eres un militar, eres un hombre que perdió a un ser querido, eres humano, y puedes llorar. Nadie va a juzgar.
Es la primera vez que siente ese dolor expandirse, como si hubiera apretado un botón y todo se liberara. No lo entiende, solo siente las primeras lágrimas caer, jadear y llorar cubriendo su rostro. El agarre desaparece, pero regresa de alguna forma cuando sabe que Jimin se sentó a su lado y le brinda su hombro donde llorar.
El mundo, lo que pasó, todo. Se va al demonio si sintiéndose vulnerable sabe que está bien. Los recuerdos de las peleas, los gritos, las amenazas de divorcio que se repetían siempre que regresaba a casa, deja ir el pasado. Llora por el presente, y se aferra a lo que tiene para protegerlo.
Agradece que nadie le hable, solo lo dejen ser libre por primera vez, aunque tan jodido se sienta al llorar. Las caricias en el cabello y espalda lo consuelan, como si fuera un niño pequeño y acabará de perder a su mascota. Se siente en casa, libre, y capaz de ser humano después de tanto tiempo.
Desde la lejanía me pregunto qué soy para tí.
©LyzOrtega
Yoonmin adultos. sí 🤭✨
Merci pour la lecture!
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