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El néctar del tiempo

Los pensamientos son una marea que como el mar da vida y nutre la tierra. Son las nubes aguas para la vida y son los ríos la continuidad o el principio de los mares o el final del ciclo del agua. Los enjambres de abejas huelen el néctar del tiempo y beben el agua de las flores ¿serán éstas el cielo del agua, el lugar donde el agua es vida y realidad y verdad y esas cosas?

Son las épocas lugares en donde escribimos el nombre precioso de la existencia y son los segundos la tinta con la cual se escribe el firmamento. Los seres humanos recorren la tierra en forma de océanos, es el agua la forma primigenia de la vida. Los encuentros son el modo de existir de las cosas y somos solo una marea en el movimiento del mar. Creo que en un libro cabe un millón de cosas. Entre ellas al movimiento del amor en nuestros ojos; pero, entendernos es cuestión de vidas y los libros se leen en unos cuantos minutos. Entre una abeja y un ser humano hay millones de diferencias pero creo que aquello que la conciencia contempla se asemeja; que su experiencia es parecida de alguna forma, pues la distinguimos parecida y le llamamos vida.

Los mares tienen la manera de volver vida el globo terráqueo, y los ríos de fecundar las tierras y los lagos de ofrecer ecosistemas. Los caminos que toma la conciencia son visión de un mundo que nos compete y nos involucra activamente. Al ver mi conciencia siento el mismo existir de la divinidad y sé en mi conciencia la verdad que involucra estar vivo.

Veo la bella forma de las riveras, de los litorales, del acuífero yucateco y conozco de alguna forma la manera de ser de mi cuerpo. Los mantos acuíferos tienen forma de venas que corren por la tierra. Las flores tienen la forma del mundo en sus ramificaciones y los sueños tienen forma de flor. Sé en mí la forma de beber la flor y tener un lúcido encuentro conmigo mismo. Los sueños son bellos encuentros con el dulce néctar de las flores.

Encuentro en mi conciencia la elocuencia para hablar del caos y de los fractales, sin embargo, creo que la vida tiene otro modos de ser, tan complejos que cualquier lógica es solo una de la miles de formas que puede tener el pensamiento. Y, obviamente, supera aquello que podamos pensar dentro de la forma que se manifiesta en el percibir de nuestros ojos. Creo que la bella forma del cosmos tiene una forma de manifestarse y con humildad conocemos su límites, su belleza y su inteligencia. Los movimientos creativos tienen su origen en formas como el sistema circulatorio, nervioso o respiratorio que se asemejan a la forma de los cenotes, de las plantas y de los mantos acuíferos en general.

Los fenómenos naturales responden a emociones que se encuentran dentro del cuerpo y también, dentro del pensamiento. Pero, ¿cómo definir aquello que piensa estas paradojas?,¿como nombrar el ojo que ve más allá de cualquier pregunta?, ¿que solo percibe estas preguntas y se deleita con los pensamientos virtuosos del mundo?. ¿Cómo nombrar nuestro más puro ver? Es ciencia en el mundo colombino, en la sierra de mi país, encontrar en la forma de la planta a qué es remedio. Su forma es como el órgano que es su bella similitud. Pero, no hay oídos ni para entender un soponcio, no hay manera de hablar del néctar que se puede asemejar al mismo existir de la vida.

Los litorales tienen las formas que distinguen los animales marinos, son biológicamente entendidos en otros lenguajes. Son los colores formas comprensibles o no encontrarían los peces un refugio contra todo animal depredador. Son los mares casas, o hábitats, o sencillamente ambientes en los cuales existe un código genético que define la forma física de un animal y eso, biológicamente, es lenguaje. Son los cantos de apareo más atractivos para los machos o hembras, son en sí una especie que se proyecta a través del tiempo, representando en sí mismos el código genético de toda la especie. Es en el presente que existe toda su historia, en el ejemplar que está sedado en el zoológico.

Los mares son el lenguaje más profundo. Toda la vida se asombra ante su belleza. Es tal vez nuestro encuentro con lo infinito, con el puro horizonte que divisamos a la lejanía. Son en el mar toda metáfora de vientre, de madre, de abuela, de visión, de sueño, de virtud. Son en el mar todas las visiones que tenemos de nosotros mismos. No será entonces el mito una prosopopeya de todo lo natural, todo lo celeste, todo lo humano que no entendemos. Solo Dios sabrá.

Los mares hablan otro lenguaje. Hablan el lenguaje del alma. El lenguaje que conocemos a través de nuestro cerebro y nuestro ver de este instante. Son, tal vez, solo códigos que a través de la existencia se van representando en nuestra conciencia y que siempre suceden hermosamente. Tal vez podemos ver más allá y conocer el lenguaje que divinamente hace existir todo lo que se representa ante nuestra conciencia. Como si existiera un lenguaje que tenemos con los dioses, que antes de ser representación es vívida conciencia de uno mismo.

¿Es el canto un lenguaje que escuchamos con los oídos del alma? Que en nuestro sistema nervioso despierta leves y sutiles temblores, ritmos y bellos modos de amar. ¿Qué nos abriga sino la ropa de nuestros ancestros?, ¿dónde, sino en un hogar hecho de los pensamientos más puros, habitamos? Conozco el calor del dulce canto, del ropaje y del hogar a través de la palabra de la madre. Conozco el dulce néctar de la vida en los encuentros con el amor más puro. Los pensamientos de amor arropan mi existir. Los pensamientos más elevados son el canto más dulce de cuna.

Los pensamientos filosóficos se escriben desde el habla escrita; los encuentros con lo divino están escritos en todo idioma. Los encuentros con el tiempo están escritos en el iris de los ojos. Los bellos instantes son un lenguaje que entiende el cerebro humano. El cerebro está percibiendo su propio aprendizaje y los recuerdos son el fuego del que están hechos los sueños. Es en el cerebro humano que acontece el misterio del ser humano, pero solo el cerebro sabe aprehender su entendimiento.

El conocimiento está guardado dentro del cerebro humano. Es en nuestro corazón que guardamos el latir del amor. Son los recuerdos tan vagos como un sueño y son las experiencias tan reales como los sueños. Es en el corazón, en donde nos conocemos a nosotros mismos que existe realmente el cosmos. Es aquello que nos compromete aquello que realmente existe. Nosotros es una forma de nombrar el corazón de la vida. En nosotros existe una manera de nombrarnos verdaderos.

El amor, suele ser reconocido como la forma más pura de entendernos, y es el más puro néctar que exhala la existencia. Es en una flor la forma de reconocer el puro rostro de los demás. Son necesarias algunas experiencias para llegar a conocer el último y verdadero modo de conocer. Son necesarias las flores para reconocer la existencia como llena de verdad y no son más que cuatro gotas de flor necesarias para tener una visión profunda del cosmos.

Los reconocidos poetas suelen encontrar sentidos a las cosas profundamente unidos a la verdad inherente a todo ser humano. Son vagos los modos del ser humano de conocerse, pero es real que existe la manera de conocer la sacralización de todo el universo. La forma en que están tejidas las frases con las cuales nos regalamos nuestras más hermosas y sinceras sonrisas. Los bellos ojos se ven a través de todos los símbolos que hemos desarrollado en nuestro pensamiento y estos se han sacralizado en el cráneo. Es simplemente hermosa la forma de esta existencia.

Solo la imaginación cumple un papel tan hermoso como dilucidar mundos que atrapan los sueños. Solo el elixir de los sueños puede abrir la mente a conectar con el mundo mítico del sueño. Solo el tiempo puede abrir los ojos a nuevos universos, pues, es natural pensar que los astros tienen una posición inicial y otra final en diferentes temporalidades. Son entonces los bellos pensamientos un tejido de una belleza innombrable, inefable, inexplicable, simplemente divina. Que en el tiempo se desarrollan creando universos, mundos, sociedades.

Los universos que se despliegan ante los ojos, todo el mapa de posibilidades de aquello que puede suceder, que sucedió y que el tiempo tuvo la delicadeza de mostrar a los ojos; son en sí mismos dotados de una vida que al tacto parece sensible y que tiene como más profunda belleza los símbolos que se despliegan ante nosotros incluyendo nuestro más profundo sentir: el corazón.

Son los astros meras piedras que se desplazan en el espacio o míticos símbolos de estrellas que al moverse autónomamente tienen el nombre de vagabundos, de dioses y de grandes héroes que han conmovido el corazón de la existencia. Son entonces los pensamientos tan hermosos como el universo que se manifiesta enfrente de nosotros. Tan hermosos como los ojos perplejos de la amada y tan hermosos como el fino tacto del pelo castaño de mi amor.

3 Mai 2023 03:23 1 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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Raquel QH Raquel QH
Muy sabio y profundo...
January 09, 2024, 04:39
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