Calor, es abrumador y apasionado con él—Y•D✨
Desde que las flores dejaron de florecer y las hojas de los árboles empezaron a caer en aquel noviembre tan frío, solo desde que sus ojos azules observaron la forma tan delicada con la que el viento fresco golpeaba su rostro en las mañanas cuando llegaba como podía a su empleo. En las mañanas, en las noches, donde ponía atención en la naturaleza. Se dio cuenta de todo el tiempo que perdió en su juventud. Nunca conoció alfas y betas apuestos que estuvieran dispuestos a sacarlo de aquella rutina. Ninguno se animó a hablarle, y lamentablemente el único que lo hizo solo fue porque le gustó uno de sus amigos cercanos, los demás, relaciones fallidas tras otras con experiencias sexuales pésimas y al final soltero.
La etiqueta que en su trabajo le pudieron fue el solterón. Omega con bellas cualidades pero sin posibilidad de encontrar a alguien con quien tener algo sentimental, o serio para volverlo matrimonio. Algo que, en el fondo como Omega ha querido desde hace mucho tiempo. Quiere tener cachorros, dulces y adorables, se promete ser muy amoroso con ellos. Pero sin alfa, sin un pene que lo llene de semen y lo preñe. No puede ní soñar con tener una familia. Y solo por eso sigue ahí. Limpiando mesas en aquel cine donde no le pagan mucho pero lo suficiente para sobrevivir en aquel departamento pequeño.
Pasa el trapo, suspira rendido. Mira de nuevo los desperdicios de palomitas regadas en el suelo, desastres de refresco. Demasiado pegajoso va quedar todo si no hace algo, de nuevo, como todos los días se encarga de lo que sus compañeros no quieren hacer. La parte que odian, ir por la basura de cada sanitario. Aunque se arregle y tarde horas en su cabello, al final del día termina con aromas raros en sus prendas. El cabello mal peinado, manos sucias y guardando el uniforme en la mochila antes de salir. Desde la entrada de su trabajo es fácil notar como varios se van en auto, sus parejas vienen por ellos, amigos o padres.
—Ouh, Jimin. Lo siento pero, si te llevo es probable que le pases a mi hermano tu mala racha de soltería y eso sería pésimo. —Las burlas son normales, se acostumbro hace un año a ellas.
A que su rutina sean burlas, no tiene dinero para comprar licor. Apenas y tiene para los supresores cuando debe trabajar, y cada empleo pequeño, las ganancias las guarda. Ser Omega independiente, no tener familiares y vivir sin amigos es algo muy triste y melancólico. Sube al autobús, pasa la tarjeta y se sienta al fondo, abraza su mochila. Algunas veces han asaltado ese autobús y robado su salario completo, desde entonces pide que lo depositen en su cuenta y solo cuando lo necesita. Va a sacar dinero, que no puede decir que sea mucho.
En el trayecto siente el frío, aprieta sus brazos y suspira. Parpadea algunas veces, el sueño le gana en muchas ocasiones, realmente desconoce cuanto tiempo duerme y solo siente el golpe en su frente al despertarse. Mirar el paisaje y se levanta mirando hacia las luces a la lejanía, agradece esa habilidad de despertar antes de la parada. Baja apresurado, no le gusta la oscuridad.
Mira a sus lados, las calles silenciosas, luces de los hogares y algunos que iluminan los pasillos. La zona de departamentos pequeños llega pronto, avanza, poniendo el código de entrada y cierra la puerta para subir las escaleras, son al menos cuatro pisos para avanzar en el pasillo y al llevar a la última puerta abrir con cuidado. Enciende la lámpara, deja sus zapatos y llaves en la entrada. Se asegura de cerrar. Y cuando sabe que esta seguro, suelta el aire retenido, hay un gran silencio en su hogar. No lo piensa mucho, o se pondrá a llorar. En su lugar hace la rutina, ducharse, cambiarse y mientras su cabello negro se seca, cocina algo simple. Pone la pantalla pequeña y se sienta en su sofá mirando alguna película que esta dentro de sus favoritas.
La alarma lo obliga a dejar sus acciones, caminar al balcón donde sus prendas limpias que dejó en la mañana deben de estar listas. Dobla la ropa, por una sombra asustado, hay un par de ojitos brillosos verdes que ve entre las macetas del balcón de su vecina. Intenta ignorarlo pero un movimiento casi lo hace gritar. Hasta que, nota el pelaje. Un lindo gato negro parece salir como si nada, caminar por el barandal del balcón y sentarse en la orilla. Sus ojos son verdes, con negro. Son muy bonitos.
—Me asustaste... Ve a casa, seguro tu dueño o dueña debe estar buscandote. —Hace señas con su mano dando a entender que se vaya. —Vamos, ve a casa.
En su lugar, el gato comienza a lamer su propia patita, lo ignora olímpicamente.
—Bueno, no me escuches entonces, no me extraña que ni un gato me haga caso. —Carga el canasto y entra para ir directo a su habitación. Es fácil poner las cosas dentro de su armario, mira con cierta flojera el desastre que existe en su cama.
En la mañana se levantó rápido, olvidó muchas cosas y no pudo llegar a tiempo al primer turno de limpiador. Solo arrima su maquillaje para ponerlo en su lugar, regresa al balcón y no ve al gato. Supone que debe de haberse ido, cierra, corre las cortinas guardanto todo. Apaga las luces, se lava la boca y las manos para ir a la cama. Podría solo dormir, pero no hay cansancio. Solo fisico, tal vez podría hacer algo para facilitar el sueño.
—Nota mental, condones. —Saca el último, y lo pone en el juguete que sostiene, con las almohadas se recarga bien. Abre sus piernas, aunque nunca ha estado con una persona real teniendo sexo, lo ha intentado con juguetes y se divierte un poco.
Tal vez, no tenga un alfa que lo complazca y este sobre su cuerpo besando cada pedacito de su piel como quiere. Pero, intenta al menos no llorar cuando pasa su celo en soledad y lo único que puede usar es ese juguete. Un dildo mediano de diez centímetros y un ancho normal. Apenas logra el primer orgasmo, limpia con calma y retira el condón para tirarlo a la basura. Guarda todo, suspira abrazando las cobijas.
—Cumpliré veintiocho pronto... Y para todos esta claro que no tendré a nadie. Dudo mucho que exista una persona para nosotros Lobito. —Habla consigo mismo. —No tenemos dinero, ni prendas de última moda, no sabemos vestirnos con clase y tampoco sabemos mantener una conversación. Nadie se ha interesado ni siquiera en tener sexo con nosotros, deberíamos empezar a rescatar gatitos de la calle o un perro. Dicen que los gatos te abandonan y los perros son más leales.
Cierra sus ojitos, deja que esta vez el sueño lo consuma. Mientras duerme, y la cobija va cayendo al suelo, mientras un agarre que no puede ser visto es hecho. Leves toques a la pijama, un jalon y el pantalón desciende de las piernas delicadas. La cama se hunde un poco al lado del cuerpo pequeño del Onega, Jimin no siente nada, pero en la mañana siguiente no sabe cómo Diablos esta desnudo con la sábana cubriendo su cuerpo y el sudor brillando en su piel.
Estoy aquí, besando tu piel exquisita como el platillo principal.
©LyzOrtega
Merci pour la lecture!
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