Together (is perfect) Suivre l’histoire

✤ Angst.

Jungkook apagó el motor apenas divisó el viejo cartel que indicaba el nombre del lugar, tarareando el final de la canción que había puesto de manera intencional para que lo acompañara durante el viaje, arreglando las mangas de su camisa tal y como sabía que a él le gustaría.

Era un poco difícil de creer, pero ya había pasado mucho tiempo.

Era casi increíble, puesto que parecía que tan solo unas semanas atrás, se había cruzado con aquel par de jóvenes discutiendo a mitad de la calle.

“Déjame en paz, creo que ya soy lo suficientemente grande como para cuidarme solo.”

Jungkook no iba a entrometerse, claro que no, pero el que se veía como el mayor de los dos no pareció entender las palabras del más joven, o simplemente hizo caso omiso de ellas antes de tomarlo por su chaqueta con algo de brusquedad para evitar que se alejara. Jungkook actuó por instinto, y jamás podría arrepentirse de haberlo hecho.

“¿No lo escuchaste? Suéltalo.”

El más joven, cuyo cabello resaltaba en la oscuridad al ser de un rubio intenso, alzó sus cejas en clara señal de sorpresa ante la intervención. Jungkook había tomado el brazo de aquel otro tipo para alejarlo de él, usando un poco de fuerza al notar que se resistía a soltarlo.

“Es mi hermano, suele ser un poco sobreprotector, es todo.”

Jungkook no pudo ocultar su sorpresa, pero entonces el parecido entre ambos se hizo evidente, y el agarre en su mano se aflojó con un poco de renuencia. Una vez que Jungkook se alejó un par de pasos, pudo ver por el rabillo del ojo como el rubio conseguía zafarse de las manos contrarias, teniendo un corto —y para nada amistoso— intercambio de palabras antes de que su hermano se marchara, sin olvidar dirigirle una última mirada de advertencia.

“¿No eres algo mayor como para que estén tras de ti?”

Jungkook nunca había conocido a alguien como él, ese tipo de persona que brilla con luz propia sin necesidad de reflectores, ni tampoco había creído que una sonrisa podría enceguecerlo de la forma en que la suya lo hizo, pero fue justo así como sucedió.

“Lo soy… Pero creo que prefiero tu compañía a la de alguien más.”

Si alguien le hubiera dicho que ese sábado por la noche terminaría comiendo ramen en la parte trasera de una tienda junto a un desconocido, Jungkook se habría reído de sí mismo. Sin embargo, jamás podría quejarse, sería algo hipócrita de su parte hacerlo, puesto que gracias a eso había conseguido el número de Taehyung.

Y aquello, tan solo había sido el principio de su historia.

—¿Por qué nos detuvimos? —La voz proveniente de la parte trasera lo trajo de vuelta al presente, haciéndole percatarse de que no había pronunciado palabra alguna desde que se había estacionado.

Jungkook se volteó para sonreírle dulcemente a su acompañante antes de indicarle que habían llegado. Con cuidado, tomó las rosas que había dejado en el asiento del copiloto, asegurándose de no estropearlas antes de bajar del auto.

—¿Es aquí? —La castaña observó a su alrededor con curiosidad, apresurándose a bajar del vehículo con ayuda del pelinegro, alisando las pequeñas arrugas de su vestido apenas puso un pie en el suelo.

Jungkook asintió en su dirección, tomando su mano antes de empezar a adentrarse en el pequeño bosque que se levantaba frente a ellos, sin poder evitar que la nostalgia lo golpeara al verse rodeado de la misma vegetación que había sido testigo de sus más sinceros sentimientos tantos años atrás.

Era algo mágico, estar recorriendo el mismo sendero, volver a caminar sobre sus mismos pasos, pero con una persona diferente, sintiéndose de manera tan distinta a la primera vez.

Magia, Taehyung creía que el amor era algo mágico, que era lo único por lo que valía la pena estar vivo.

Jungkook nunca entendió esa forma de pensar, no al menos hasta que fue demasiado tarde, no hasta que ese fue el único sentimiento que pareció hacer latir su corazón después de meses de solo conocer tristeza y desesperación. No lo comprendió hasta que el amor fue aquello que lo animó a continuar con su vida y salir adelante, salir de esa oscuridad que parecía haberse vuelto parte de él.

—¿Dónde estamos? —Jungkook le regaló otra sonrisa, guiñándole un ojo para mantener el misterio por un poco más de tiempo, consciente de que no tardaría en volver a preguntarle al respecto.

Para Jungkook, ella era muy parecida a Taehyung en muchos sentidos, tantos, que a veces se preguntaba si esas similitudes eran reales o simplemente eran producto de su imaginación. A veces se preguntaba si hacía bien en compararlos, si hacía bien en alegrarse cada vez que ella demostraba tener algún interés en común con él.

—Te dije que vendríamos a un lugar muy especial hoy, ¿recuerdas? —La castaña asintió, y Jungkook le entregó el ramo de flores sin dejar que sus pasos perdieran el ritmo tranquilo que ambos estaban siguiendo, mostrándose satisfecho al verla sostenerlo contra su pecho con fuerza.

—Este era su lugar favorito, ¿cierto? —Ella era tan inteligente, incluso más que Jungkook a veces, siempre ávida de respuestas, las cuales no siempre el mayor podía darle, justo como en ese instante.

—Uhm… —A Jungkook le hubiera encantado responder que sí, pero optó por decir lo que había pensado en un primer lugar, lo que podía asegurar—. Este es el lugar donde le pedí matrimonio.

“Casémonos.”

No hubo un discurso premeditado, ni siquiera un bonito anillo o una charla previa sobre el tema. No hubo nada más que los árboles y la llegada de la primavera sintiéndose en el ambiente, no hubo nada más que los sentimientos de Jungkook y aquella simple palabra que había estado rondando por su mente en los últimos meses. Esa palabra que encerraba infinidad de cosas que Jungkook ya había dicho con anterioridad, pero que deseaba confirmar una vez más.

Taehyung tardó un par de segundos en salir de la conmoción inicial, pero su respuesta bastó para que Jungkook supiera que quería aquello con la misma intensidad. Bastó para que ese lugar se convirtiera en el favorito del pelinegro y deseara visitarlo en cada uno de sus aniversarios.

Después de aquello, fue el momento de contarle la noticia al hermano de Taehyung. Jungkook se encargó de estar a solas con su futuro cuñado, y fue capaz de reconocer la mirada cargada de dolor y tristeza en sus ojos, ya que era la misma que le habían dado los padres de Taehyung.

“¿Matrimonio? Tú estás… ¿Estás seguro de que no vas a arrepentirte?”

Jungkook se había detenido a mirar los autos pasar frente a sus ojos, sintiendo la mirada fija sobre él, y dejó escapar un profundo suspiro antes de responder.

“Si fuera a arrepentirme, no se lo hubiera propuesto en primer lugar.”

Entendía sus preguntas, sus miedos y su temor a que fuera a lastimar a Taehyung, pero Jungkook no iba a hacerlo. Era lo último que deseaba hacer. Jungkook deseaba… hacerlo feliz.

Más que a nadie en el mundo.

“Tiene dos años, como máximo. El día en que te conocimos, traté de convencerlo de que asistiera a su tratamiento, t-tú...”

Jungkook apretó sus labios al escucharlo tartamudear, y se puso de pie para enfrentar la mirada, tratando de forzar una pequeña sonrisa en sus labios.

“Hyung… Estaré bien.”

Jungkook no supo si él creyó en sus palabras, pero pareció percibir la honestidad en sus ojos, porque justo después de eso, le dio su aprobación.

“Gracias. Nunca había visto su rostro brillar tanto como cuando está contigo. Creí que no volvería a verlo así.”

—Se lo pedí justo allí, frente a ese árbol. —Jungkook se detuvo a un par de pasos del lugar indicado, y le dedicó una mirada cargada de afecto a quien ahora humedecía sus labios con nerviosismo, como si de repente se encontrara frente al mismísimo Taehyung—. ¿Te gustaría poner las flores allí por mí?

La castaña asintió de forma entusiasmada antes de soltar su mano, y Jungkook la observó caminar hacia el árbol con pasos cortos, procediendo a colocar delicadamente el ramo al pie del árbol. La menor se lo quedó mirando por unos segundos, como si estuviera asegurándose de que estuviera en una buena posición antes de finalmente correr de regreso en dirección a Jungkook.

—¡Papá! —Jungkook dejó que una de sus rodillas tocara el suelo, para quedar a la misma altura que ella, dejando que un pequeño suspiro escapara de sus labios—. ¿Crees que le gusten las flores?

—Por supuesto que sí, princesa. —Jungkook acarició su cabello con suavidad, correspondiendo la sonrisa que había aparecido en su rostro por esa respuesta—. Eran sus favoritas.

—¿Como tu camisa? —Jungkook asintió, riendo cortamente al recordar el día en el que Taehyung le había regalado esa camisa, y lo feliz que se ponía cada vez que lo veía usándola.

—Sí, y ¿sabes cuál era la canción favorita de papá?

La castaña negó, y Jungkook volvió a tararear la melodía que habían estado escuchando en el auto, cerrando los ojos por unos segundos al sentir su corazón encogerse dentro de su pecho. Si ponía la suficiente atención, casi podía escuchar a Taehyung cantar una parte de esa canción, escondido entre los árboles.

Justo como solía hacer antes de que los dejara.

“Te amo, sin importar donde te encuentres…”