El huesped Suivre l’histoire

Un huésped habita dentro de mi cuerpo, noto su movimiento ondulante como va subiendo lentamente por mis intestinos hasta llegar al estómago, se detiene un momento y continúa subiendo por el esófago, uf noto su presión por las paredes, se queda inmóvil esperando su alimento.

No tengo elección, estoy obligada a proporcionárselo o su desesperación me destrozará por dentro.

Os pondré en contexto de como él se aposentó dentro de mi.

Nos situamos en Roma, hace 1 año y tres meses, había viajado hasta allí por motivos de trabajo, soy restauradora de cuadros. Es un trabajo muy minucioso y delicado, que requiere tener un amplio nivel de comprensión de las técnicas artísticas y capacidad para ejecutarlas de forma eficiente.

Mi trabajo en concreto era restaurar La creación de Adán, una de las pinturas al fresco de Miguel Ángel Buonarroti que decoraba la bóveda de la capilla Sixtina. Es una obra fantástica que refleja el espíritu del Renacimiento.

Formaría parte de un equipo de profesionales expertos en la materia y también estaría Takashi Okamura, un fotógrafo que se encargaría de grabar cada etapa del proceso de restauración.

Su pelo desaliñado con algún mechón que le caía, unos ojos rasgados de mirada profunda, labios carnosos y una camisa vaporosa que dejaba entrever un cuerpo atlético , hacía que me derritiese por dentro, no podía dejar de mirarlo .Pero no podía distraerme , tenía un encargo muy importante y necesitaba estar concentrada.

Estaba en el taller seleccionando el material de trabajo que utilizaría hoy, Takashi se acercó para grabar alguna toma, mi respiración se cortó , empecé a sentir palpitaciones, seguro que mis mejillas se habían enrojecido, no podéis imaginar los pensamientos que tenía en ese momento, , una vez que acabó se marchó.

Pasaron varios meses, el trabajo avanzaba según nuestra planificación, habíamos trabajado muchas horas, casi sin descansar. Así que decidimos darnos un respiro y quedar para cenar en el restaurante Osteria Da Fortunata-Baullari, famoso por sus pastas caseras.

Quería sorprender a Takashi, me imaginé con un vestido rojo ajustado con unos zapatos de tacón del mismo color, y los labios de un carmín intenso. Pero no era mi estilo, así que me puse unos tejanos, una camiseta azul turquesa, y brillo de labios.

Llegué a la puerta del restaurante diez minutos antes de lo previsto, no había nadie, miré el móvil y tenía varios mensajes de wassap del grupo, empecé a leerlos, uno tras otro se disculpaba por indisposición, menos Takashi que no había dicho nada.

De repente lo veo, el viento movía su cabello con sensualidad, se había puesto una camisa blanca ajustada, me mordí el labio inferior de forma inconsciente, mientras lo miraba embelesada.

Estuvimos hablando toda la noche hasta que cerraron el restaurante, su forma de hablar, sus gestos, todo él me fascinaba.

Me acompañó hasta la puerta del apartamento, le propuse subir a tomarse la última copa. Se quedó pensativo sin hablar, pero mi insistencia hizo que accediese.

No puedo contaros más, porque no recuerdo nada de lo que pasó esa noche. Tampoco puedo explicar cómo pasé de estar sola a compartir mi cuerpo con un extraño que habita dentro de mí.

Al principio eran pequeños movimientos, casi imperceptibles, pensé que el movimiento provenía de los intestinos, pero conforme pasaban las horas, el movimiento era más rápido y ondulante haciendo que me saliesen unas protuberancias del vientre.

Me asusté mucho, empecé a llorar, me costaba respirar, tenía taquicardias. Cogí el teléfono y llamé al hospital para explicar lo que me pasaba. En ese momento el ser que habitaba dentro de mí empezó a moverse con fuerza, notaba como se expandía por mi interior dejándome casi sin respiración, no podía hablar, sentía un profundo dolor, se me cayó el teléfono al suelo, en ese momento él se relajó y respiré aliviada.

De repente abrí la puerta y salí a la calle. Empecé a transitar por las calles sin poder dejar de caminar con la mirada fija al frente.

Llegué a una calle desértica y me detuve enfrente de la puerta trasera de un restaurante, tenía la sensación de que el huésped me había guiado hasta aquí.

Me quedé quieta hasta que la puerta se abrió, y salió un chico joven con una bolsa de basura. Me acerqué y le besé en los labios, pero no era un beso de amor, al abrir la boca una especie de ventosas se depositaron en su cara a la vez que un tentáculo salía de mi interior penetrando por dentro de él, abriéndose camino hasta llegar a su corazón para rodearlo y extraérselo de cuajo. Atónita ví como lo devoraba con sus afilados dientes, cayendo al suelo unas babas gelatinosas de color verde botella.

El chico estaba sin vida, me sentía muy culpable, no podía quitarme la imagen de ese ser repulsivo comiendo el corazón . No pude hacer nada , estaba poseída por él. Desde ese día supe que mi cuerpo ya no me pertenecía, estaba a su merced y capricho .

Ahora que ha comido no lo noto, quizás esté durmiendo hasta que vuelva a tener hambre. Tengo que conocer más sobre él para saber cómo actuar, pero no sé ni por dónde empezar.

El móvil empieza a sonar de forma insistente, quizás es el grupo de trabajo, hoy no me he presentado, miro para ver quien llama, es Takashi.

Continuara…