Mientras siento como el tiempo, hace envejecer mi planeta, donde solía explorar, al recordar mi niñez, un día salí del hogar debilitándome al pasar los días, por peligros qué podían pasar, pero no me hizo retroceder, en búsqueda de visitar a mis amigos, cuerpos celestes, esferas de luz,
entonces paso lo inevitable, los meteoritos llegaron a colisionar, insignificantes metales flotando, no se compara con el calor de rocas humeantes, buscando proteger su lugar. No soy princesa de palacios, donde los diamantes suelen adornar, donde anillos de saturno, mis dedos poner, soy una visitante abordó, viajando en lo desconocido, aún sabiendo que la nave podría estrellar, con los meteoritos tocando mis compuertas,
donde me señalan como invasor, el espacio es quién ahora, conduce mi nave, alejandome del hogar, descubriendo temperaturas con emociones nuevas, al encontrar mis amigos, observando desde la distancia, cuando familias ver separar, donde la tristeza con olvidar se pasará, pero la oscuridad compartirá en la soledad, mientras las estrellas encontrar.
La nave pierde el rumbo, pero mi corazón estará con mis amigos, al amanecer me dirigí con una distancia promedio, hacia otro destino, horas después, en un papel, escribí lo que estaba viviendo en aquel viaje, bueno seguí en mi travesía, donde podía mirar el Sol. La fuente de luz, pero con riesgo al cerca estar, podía perder la vida en un minuto, pero la compasión del espacio, me hace no temer a lo desconocido.
Entonces me abrió las puertas para visitarle, el calor me hacía perder control de mi cuerpo, admirando los devastadores círculos de fuego. Los veía salir de muchas zonas de su alrededor.
De pronto un agujero negro, apareció bloqueando la zona, diciéndo tú visita es temporal, no queria dañar el paisaje que, mis ojos tuvieron la oportunidad, tampoco quería sufrir, al irrespetar el agujero negro, sabía que era inferior a su grandeza, di la vuelta en mi búsqueda, por encontrar el brillante blanco, pasaron miles de años en mi nave, para lograr encontrar, la luz radiante de la esfera, podía observar hermosos cráteres, qué salían donde ningún mortal había llegado,
Mientras mi nave aterrizaba, podía sentir el privilegio de ser, la única persona caminando, luego mi cuerpo se sintió mal, por los viajes y las temperaturas, un clima diferente a mi hogar, me dispuse a colocar mi uniforme y casco, antes de salir a explorar el lugar.
Donde la belleza de un cielo negro, y las estrellas acompañaba mis días, seguí conociendo algunas partes, con mis manos tocando la tierra lunar. Que puedo decir, es un lugar asombroso, un lugar pacífico, como si estuvieras en paz contigo.
Momentos después podía sentir, el poder de la luna, la señora de las mareas del océano, no parecía egoísta, por dejarme pasar a su hogar. Pero la nave podría perder combustible, tuve que partir al espacio, mientras avanzaba un planeta rojo. Con altos índices de calor se presentó, Venus un lugar rocoso, con montañas, volcanes, en su interior.
No podía pasar mucho tiempo, por miedo del traje dañar, las nubes del planeta, estaban compuestas de ácido sulfúrico, donde la visión no podía ser posible mucho tiempo. Pero dejando una parte de mi para él. Una visita desde un punto seguro, luego la nave motores encender, para seguir viajando. Dormía sin saber el día,
escuchaba ruidos por las ventanas, levante la mirada, el asombro de un planeta rojo más, parecía que marte saludaba, pero se sentía peligroso, por los hierros oxidados, que formaban su círculo al explorar, parecía un desierto con ríos secos, donde parecía el agua correr. Pero con el tiempo ver secar, también ráfagas de hielo, podía mi cuerpo percibir. Sentía como el polvo en sus suelos habitar, como cuando el desierto visitar, parecía mi amigo, por no lastimar con sus condiciones.
El cansancio podía notar, mientras seguía escribiendo, los hechos que vivía, luego la radiación del espacio. Se hacía cada vez más presente donde podía sufrir daños, con mi estadía en el lugar. Pero quería conocer más, eso me llevo hacer un nuevo compañero, pero la lluvia de estrellas, las puertas me cerró, donde los fragmentos intentaron golpear. Tenía miedo de perder el control, sin la protección de una burbuja encapsulada.
Luego el caos cesó un poco, aveces perdía la razón, la memoria fallaba, pero feliz de seguir escribiendo en aquel papel, luego mi amigo gigante, sus ruidos hacia rugir. Sabía que júpiter estaba rechazando mi invitación.
Mientras su rotación veía hacer, intentaba hablar con el, pero su ojo, esa mancha en su centro, me hacia retroceder, remolinos en su exterior, una tormenta catastrófica, se podía venir.
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