Habían pasado ya un par de semanas desde que entre al instituto Kurishe como parte del acostumbramiento a territorio enemigo al que la nueva generación estaba sometido.
Y durante todo este tiempo… Samuru-san no había hecho ningún movimiento, cosa que era extraña, por las informaciones que manejo, Samuru-san suele ser bastante activo.
–– Hm… ¿En que estará pensando Samuru-san?
Caminaba por la calle principal mirando al cielo mientras le daba vuelta a todo esto.
–– Hm… Tendré que reunirme con los demás para discutir la situación… aquí está pasando algo extraño.
Como si de una premonición se tratase, al decir esas palabras y llegando a la esquina más concurrida del camino hacia el instituto, mi cuerpo se puso en alerta.
–– ¿Otra vez la misma estupidez?
Paré en seco justo antes de llegar a la intersección de las calles y posé mi espalda en la muralla para luego bajar mi mirada.
–– Esto debería ser suficiente…
Justo cuando bajé la mirada un chico paso corriendo frente a mí y, en cuestión de segundos, un sonido de choque se escuchó justo en la intersección.
Esto es lo mismo que aquella “prueba” que Samuru-san me puso el día de la ceremonia de ingreso, el típico cliché de “chocar con alguien predestinado en una esquina”.
Una vez que todo esto pasó, repuse mi andar hacia la entrada del instituto en donde se encontraba Samuru-san recibiendo a todos con una sonrisa en la cara.
–– Buenos días director…
–– Vaya, vaya… buenos días Hoshinomori-kun.
–– ¿Y bien, cuando se va a dejar estos juegos?
–– No seas impaciente, todo a su tiempo, todo…
Samuru-san desvió su mirada hacia uno de los estudiantes que venía entrando, para ser más específicos, era la chica que había protagonizado aquel cliché en la esquina.
–– Todo… –– Samuru-san volvió a mirarme mientras sonreía. –– Todo a su tiempo, mi querido Hoshinomori Akira-kun, jeje.
En ese entonces no le tomé la atención ni el peso necesario a esas palabras dichas por Samuru-san, pero… a medida que la semana iba pasando, día tras día veía la misma escena, una y otra vez, si descanso, siempre a la misma hora…
El cliché del “Choque en la esquina” se estaba saliendo de control y… nadie se estaba dando cuenta de esto, hasta que fue demasiado tarde…
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