kooisu majo イット

Jungkook tenía una idea algo descabellada en la cabeza, quizás no era lo más razonable, ni de lejos un pensamiento lógico. Pero él realmente, realmente, quería follar con un íncubo. Así que invocar uno sería la solución. ㅤbts. ֞ ⠀taekook ⠀ ▭ tae top . . koo bttm ⠀◟ smut ⠀⠂ one shot. 17824 palabras kooisu nd NUABOYS © no adaptar no resubir sin permiso


Fanfiction Érotique Interdit aux moins de 21 ans.

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Jeon Jungkook se consideraba alguien que disfrutaba de los placeres de la vida. Tenía una vida plena, gozaba de buena salud, tenía un trabajo de medio tiempo que le daba buenos ingresos para estar cómodo, residía en el centro de la ciudad gracias al dinero de papá y cada vez que se despertaba en una cama ajena con un cuerpo desnudo a su lado pensaba que había sido un buen día. Claro, a veces tenía contratiempos, el precio a pagar por sus aventuras de una noche variaba dependiendo de las tontas ilusiones de su compañero sexual. Una cachetada de parte de alguien ofendido por no ser la única persona con la que tenía amoríos, otros más conscientes que aceptaban aquello con algo de pesar pero sin tanto drama, y si tenía suerte ni siquiera les importaba ser uno mas del montón, porque así como él, creían que el sexo no era algo que debía reservarse para solo una persona. Después de todo, abrir sus piernas para el alto chico de cabello menta, musculoso, con tatuajes y piercings de la universidad era también, un placer de la vida.


Comenzó esa vida de libertinaje y no pudo dejarla atrás. Tenía otros pasatiempos evidentemente, como cualquier otra persona, no podía estar las 24 horas del día en acción, no era un sátiro. Salir a correr, ejercitarse en el gimnasio cerca de casa, coquetear con cualquier chica o chico que se cruzara frente a él en los bares, cosas normales de un joven de 22 años como él. Tanto así, que ya en su bar de predilección el bartender conocía perfectamente qué trago servirle en cuanto le veía.


Y qué decir de la universidad, no solo era famoso por su habilidad y experiencia en su facultad. El saber que muchas personas en su universidad estaban tras él aumentaba bastante su ego, cada vez que entraba a sus clases de veterinaria, era cuestión de poner un pie entre el mar de gente y se sentía como el último trozo de pastel en un lugar de gente hambrienta. Resultaba normal para él que la gente se le insinuara, como un buffet completo donde Jungkook era el comensal estrella, diferentes sabores, variedad de personas. Si captabas su atención, ya ganabas.


Quizás sonaba algo engreído, y quizás lo era un poco, pero cómo culparlo realmente cuando el resto lo había puesto en un altar y sería muy modesto de su parte no aceptar lo que merecía. Se volvió un experto por la práctica, algo bueno debía conseguir de ello además del sexo.


Ya sea vainilla, que realmente no era su favorito, sexo con algo de masoquismo, tal vez bdsm. Tríos, orgías no, era demasiado. Diversidad de fetiches y filias, como podía llegar a ser hacerlo en lugares públicos o atar a su pareja, no se negaba a las nuevas experiencias, a excepción de apodos extraños. Para gustos colores pero eso de que lo llamaran papi excedía un poco sus límites.


El sexo y todo lo que involucraba era un tema bastante interesante para Jungkook. Posiciones diferentes en cada ocasión y para él disfrutar de cualquiera que le abra las piernas y sea lo suficientemente sumiso era ya una victoria. Pero dicen que si comes de lo mismo durante tanto tiempo terminas aburriendote. No es como si ya no le gustara el sexo, sin embargo, sentía que había probado demasiado y su hambre de placer había aumentado a niveles que no sabía como satisfacer.


Fue ahí cuando en un momento de curiosidad, viendo una película erótica, recordó que incluso hay algunas que están basadas en libros. Siempre le pareció algo extraño el que hubiese gente que realmente sintiera algo con los libros, suponía que era normal llorar, enojarse, emociones más simples porque al final solo se trataban de letras y oraciones impresas en un papel. ¿Cómo eso podía llegar a excitarte? Esa misma pregunta fue la que llevó a Jungkook a comprar uno de los libros eróticos más recomendados en internet.


Tuvo que esperar alrededor de una semana y media para que llegara, incluso por eso se sorprendió cuando había un paquete en la puerta de su casa. No iba a dejar de besar al chico que tenía en brazos por una simple cajita, así que solo la empujó adentro con su pie cuando ambos entraron a su departamento. No fue hasta la mañana siguiente que su compañero ya no estaba e iba a salir a correr que recordó la entrega, así que tomó la caja y con un cuchillo de la cocina lo abrió. El libro era rojo, tenía de portada unas sábanas y una tipografía cursiva que rezaba un título algo meloso para su gusto. Tenía un pequeño sticker en la esquina, había ganado un premio en una categoría de alguna premiación existente, no sabía mucho de literatura así que no podía juzgar demasiado.


Ese día lo dejó de lado, lo había comprado por mero impulso curioso. Permitió que se perdiera en la pila de libros que usaba de decoración en la estantería de la sala, ninguno de ellos los había leído, pero se veían bien según su papá.


Dos días, tres días, y una semana después fue finalmente cuando se animó a abrir el dichoso libro. Estaba solo en casa y por sorprendente que resultase no tenía demasiadas ganas de salir ese fin de semana, podía agradecerle al estresante exámen de veterinaria que lo había dejado sin ganas de relacionarse. Así que, ¿por qué no? había gastado su dinero, al menos trataría de leer las primeras páginas para no sentirse como un tonto con sus gastos.


Y lo que creyó que solo serían unas páginas resultó en él comprando los otros dos libros de aquella trilogía, y luego en otros libros de la misma categoría, en ofertas o con buenas críticas. Se disculpaba si alguna vez juzgó a aquellos que sentían excitación con una simple lectura, porque ahora formaba parte de ese club. Realmente era mucho más de lo que pensaba, definitivamente podía añadir un nuevo pasatiempo a su lista. Pronto esa estantería se llenó de libros que sí leía.


Diferentes tipos de narración, personajes que lo hacían desear dominarlos él mismo e incluso situaciones con las que había fantaseado únicamente estaban ahí escritas, como diciéndole que eran posibles. Le habían gustado esa clase de historias, incluso aprendió a disfrutar el romance y el drama de por medio aunque no fuese lo suyo. Y así como la curiosidad lo había llevado a comenzar a leer erotismo en primer lugar, esa misma curiosidad lo llevó a indagar más. Si existía tanta variedad de escenarios y temáticas en el porno, en la literatura también debía haber, ¿no?


Navegó entre páginas y con ayuda de una antigua amiga con derecho que estudiaba en su facultad, encontró lo que buscaba. La chica no le dijo nada al respecto, terminaron su relación de cama por mutuo acuerdo y se llevaban bien, tan solo le explicó cómo hacer uso de las etiquetas para encontrar lo que buscaba. Ella se había reído un poco del menor en cuanto se lo pidió, pero solo despeinó su cabello y le deseó suerte en su búsqueda cuando lo dejó solo. Aquella noche Jungkook se sintió como si hubiera descubierto un mundo completo.


¿Pet play? Jungkook antes no estaba muy al tanto y ahora tenía algunas de esas historias en su biblioteca. ¿Sexo enojado? Había escuchado que era realmente caliente, y luego de leer tan solo quería hacer enojar a alguien para ponerlo en práctica. Demasiadas posibilidades y él apenas conocía una parte de ellas, deseaba explorar aún más. Eso lo llevó a olvidar las etiquetas y simplemente viajar entre recomendados, un click sobre una historia, y luego esa lo llevaba a otra, y a otra, y a otra. Así fue como lo descubrió.


Cuando encontró aquellas historias de íncubos en internet en un inicio le pareció una tontería. Había leído incluso sobre el roleplay, y fetiches extraños que eran interesantes de leer pero dudosos de poner en práctica. No obstante, mientras más se sumergía en el tema más le atraía de cierta forma. Quizá se había vuelto un poco loco, era más común fantasear con la mamá de tu mejor amigo que con un ser traído del inframundo o de dónde sea que provengan ese tipo de demonios. Pero, después de leer más de la cuenta al respecto, y solo después de que comenzara a gustarle demasiado, ya no sonaba como una idea tan descabellada. Es decir, a Jungkook no le molestaría tener a un sexy íncubo rogando por su polla para absorberle la energía sexual, de hecho le gustaría la experiencia.


Por ello entró a foros y buscó relatos de la gente, todos parecían asegurar que aquellos seres realmente existían y que gracias a ellos tuvieron la mejor experiencia de toda su vida.


Y pasaron un par de meses, meses donde se conformaba con leer, hasta que Jungkook cayó en cuenta de lo impulsivo que podía llegar a ser debido a su curiosidad. Impulsividad misma que lo hizo investigar cómo invocar un íncubo. Sí, Jeon Jungkook quería invocar un demonio por mera curiosidad.


Así que hizo su tarea y se puso a trabajar. Había demasiados rituales distintos, demasiadas páginas cuestionables, algunas personas aseguraban que no les podías invocar, que ellos te buscaban por el contrario. Otros en los que mencionaban que para atraer la atención de un íncubo debías hacer sacrificios. Descartó esa idea, matar a algún animal no era algo que realmente quisiera hacer, mucho menos cuando se supone que debía curarlos y ayudarlos a recuperarse, por eso estaba estudiando veterinaria.


Fue entonces cuando Jungkook comenzó a dudar si aquello daría resultado o si estaba actuando como un rarito sin sentido común. ¿Tan desesperado se encontraba por tener sexo con un ser poco menos fantasioso?


Sí, y al menos intentaría encontrar algún ritual confiable. Él quería un demonio que rogara por él, no uno que lo aceche, atormente durante las noches y lo mate.


Sacrificó horas de sueño buscando página tras página en internet, y cuando sus ojos ya estaban pesando y la cafeína no parecía ya tener demasiado efecto en él, finalmente encontró un ritual que solía repetirse en la mayoría de estos sitios. Aquello le dió algo de energía y terminó más convencido, en la ojeada rápida no incluía nada sobre dañar la vida de algún ser vivo, o de hacer algo sospechoso que podría incitar a traer una criatura no deseada en el proceso. Bajó incluso a revisar los comentarios, la mayoría de páginas que brindaban esta información eran blogs y las pocas personas anónimas o con usuarios extraños que dejaron un comentario decían que les había funcionado. Uno que otro aseguraba que jamás les funcionó, pero viéndolo así la probabilidad de que resultara parecía ser más alta que baja. Con esto en mente, se quedó con la que tenía información más completa sobre el ritual, en otras palabras la más larga, y comenzó a leerla con calma y teniendo en cuenta todos los detalles expresados.


Los materiales eran sencillos, la mayoría de las cosas las tenía, a excepción del incienso pero podía ir a comprarlo al día siguiente. Continuó leyendo hasta que se encontró con un particular párrafo.


"Este ritual puede durar al menos una semana, primero debes estar en abstinencia total, sin masturbarte, sin sexo de ningún tipo, deberás estimularte viendo porno, o imágenes, lo que sea que te excite [...]"


—¿Abstinencia? —repitió en voz alta, sin creer lo que estaba leyendo—. Mierda, más vale que esto funcione —se dijo a sí mismo, para él que era alguien que tenía una vida sexual completamente activa, le resultaba extraño y un poco absurdo someterse a una abstinencia que nunca se vio en necesidad de hacer.


La guía no era difícil de seguir, rara por supuesto, pero no es como si todo este asunto fuese muy normal que digamos. En resumen debía conseguir algo suave con lo que masturbarse cuando llegara el momento de realizar el ritual, sugerían peluches, prendas y demás, pero para Jungkook era demasiado humillante y de cierta forma incómoda la idea de tomar un peluche para aquello, casi como haría un perro. Una manta suave y felpuda que usaba en invierno fue su gran elección para este tema.


Además, antes de realizar cualquier tipo de ritual, debía hacer un tipo de previa que consistía en estimularse cada mañana antes de tomar una ducha, prácticamente después de despertar, mientras pensaba en su tipo ideal. La guía decía que debía ser su tipo ideal masculino o femenino, pero Jungkook nunca se había limitado entre uno u otro así que simplemente pensó en todas las características que había llegado a ver en sus diversas parejas que le habían gustado, combinadas en un ser muy perfecto como para siquiera existir. Lamentablemente para él no podía masturbarse ni llegar al clímax, entonces cuando sentía que el placer estaba a punto de superarlo se veía en la trágica necesidad de hacer uso de su fuerza de voluntad para detener cualquier estímulo. Se quedaba mirando por un largo rato el techo de su habitación hasta sentir que se había calmado, se levantaba y se daba un baño de agua fría para quitarse de encima cualquier necesidad y ahogar sus penas.


El primer día fue fácil, se olvido rápido de lo que había hecho, se concentró en sus estudios y negó amablemente a la propuesta de sexo que le hizo un cercano, no creyó entonces que esto sería un problema. Sin embargo después de estar cuatros días repitiendo la misma estimulación, sentirse completamente caliente y tener que negarse a tocarse o hacer algo al respecto, le había despertado su ansia sexual a niveles que creía que lo llevarían a la locura. Rechazar cada oferta de pasar la noche juntos que le llegaba le dolía como nadie más podría imaginarse, hasta sentía que podría llorar un poquito al saber que aún le quedaban tres días así para completar la semana.


Incluso el universo quiso burlarse de él y al sexto día se le acercó este chico, tan lindo y apetecible como siempre. Jungkook estuvo detrás de él en incontables ocasiones, no solía buscar a la gente, la gente buscaba a Jungkook, pero este chico definitivamente lo estaba provocando con solo existir. Quizás fueron meses, en los que le coqueteó y trató de llamar su atención, pero el contrario solo lo veía como un adorable menor y procedía a rechazarlo. El destino había sido un hijo de puta, y justamente esa semana que Jungkook no podía tener ni el más mínimo contacto sexual, que este chico finalmente lo estaba buscando y le insinuaba querer algo más que una plática. Tuvo que decir que no, sollozando en su interior cuando el contrario se estaba alejando por donde vino.


El ritual debía funcionar sí o sí, esta clase de tortura debería ser ilegal.


Pasada la semana, Jungkook parecía haber ganado un maratón, se notaba en sus ojos la felicidad y estaba muy emocionado de ya no tener que someterse a esa absurda rutina que sólo lo dejaba frustrado. Realmente esperaba que el condenado íncubo fuera el ser más sexy que existiera y que la experiencia de follárselo valiera la pena. Así que, sin más rodeos, se miró frente al espejo y se dió ánimo a sí mismo, preparado para comenzar con la segunda etapa.


Se suponía que antes de hacerlo debía estar hidratado y haber dormido poco la noche anterior, lo cual resolvió bebiendo varias botellas de agua a lo largo del día y desvelándose con la primera serie de drama que encontró. Estar despierto alrededor de las tres de la mañana era algo que como persona responsable jamás haría, pero como hombre desesperado por algo de sexo fantasioso decidió ignorar el hecho de que al día siguiente tenía clases y hacerlo de todos modos.


Ya siendo la noche del fin de semana, con sólo tres horas de sueño, y habiendo bebido sólo agua evitando cualquier otra bebida, Jeon Jungkook estaba listo para hacer el condenado ritual que con suerte le traería un demonio sexy al cual poder follar.


Quizás parecía un loco pero era difícil quitarle una idea de la cabeza cuando ya se le había metido.


El primer paso era dibujar un pentagrama con símbolos extraños que fuera lo suficientemente grande para que su cuerpo pudiera caber recostado. Movió los muebles de su habitación para crear el suficiente espacio libre, algo difícil ya que él medía casi un metro ochenta. Para su suerte tenía habilidad para el dibujo sino esto probablemente se le haría eterno, así que tomó la tiza y comenzó con ello. Le llevó alrededor de treinta minutos tenerlo listo, algo cansado pero no podía desistir después de todo lo que hizo para llegar a ese punto. Ubicó las velas cuidadosamente, encendió el incienso dejando este en un lugar escondido y un poco lejano para que tan sólo quedara el dulce aroma en la habitación de forma no muy intensa, luego de eso procedió a sacarse toda la ropa hasta quedar completamente desnudo, agarró el trozo –ya que al ser muy grande decidió corta un retazo– de manta que había elegido para este ritual y se recostó encima del pentagrama, pensando por un segundo en toda la situación que parecía ser completamente ridícula.


Menos mal vivía solo porque de ser encontrado así lo llevarían a un psiquiátrico.


Sacudió la cabeza alejando esos pensamientos y muy convencido de lo que quería hacer decidió concentrarse. Cerró los ojos buscando relajarse, ignorando su situación y centrándose en las sensaciones que lo rodeaban, enfocándose en la madera fría que hacía contacto con su cálida piel desnuda, envíandole escalofríos a lo largo de su cuerpo, en el olor dulce del incienso que se filtraba por su nariz, en el leve aire que le daba cosquillas al estar expuesto. En medio del silencio, y una vez sintiendo que la falta de sueño lo ayudaba a sentirse adormilado, pasó a tomar la manta que tenía en la mano para pasarla por su cuerpo lentamente, en su mente regresando la imagen de aquellos rasgos que debían crear su persona ideal físicamente, imaginando que en vez de la manta era una mano que se daba la libertad de tocarle con lentitud, buscando imprimir su piel en la punta de sus dedos. Jungkook jadeó ante la sensación, sintiendo esta mano llegar hasta su intimidad, agarrando su miembro con confianza, bombeando lento como si tan sólo estuviera jugando con él y su necesidad de querer más hasta que decidió ir más en serio y tomar velocidad. Aquella mano lo masturbaba con ganas provocando que Jungkook finalmente se sintiera disfrutando del placer al cual se había negado durante una semana, sintiendo su cuerpo tensarse, aumentando la velocidad hasta que, quizás por la brutalidad en la que el placer le golpeó y el tiempo en abstinencia, terminó corriéndose, liberando su esperma mientras susurraba el nombre de Lilith.


Según la guía debía pronunciar el nombre de algún demonio, pero al no tener un demonio específico al cual llamar entre sus jadeos tuvo que recurrir a decir el nombre de su reina. Nombre al cual cualquiera de estos respondía, era una invitación abierta al primero que lo escuchara. Oh, demonio caliente y sexy, ven y toma este cuerpo que gentilmente se ofrece a que le quiten energía con tal de tener una buena cantidad de placer a cambio.


El orgasmo sacudió un poco el cuerpo de Jungkook, abrió los ojos, regresando a esa realidad donde no había ninguna mano, sólo un trozo de tela muy suave que envolvía su pene el cual ahora lentamente se ponía flácido. El ritual especificaba que debía repetir esto hasta caer dormido, tomó un descanso mirando el techo de su habitación mientras regulaba su respiración. Con un poco más de fuerza recuperada, cerró los ojos nuevamente, sumiéndose de nuevo a las sensaciones y a su imaginación, a aquel conjunto de rasgos, aquel ser irreal que lo calentaba lo suficiente para continuar con esto, tan sólo para poder experimentar algo que perfectamente podría ser sacado de la ficción.


Cayó dormido sin percatarse, a la mañana siguiente al abrir sus ojos esperó alguna señal. Específicamente no sabía el qué, quizás un rastro de alguna presencia en su habitación, un bonito demonio esperando por él en la cama o incluso una nota que dijera “Gracias por la invocación, nos vemos en la noche”. Esperó cualquier cosa que demostrara que su intento había dado fruto, pero a simple vista había sido todo una pérdida de tiempo y de dignidad. Se levantó del suelo frío, se estiró y se quejó cuando casi sintió sus huesos tronar, su espalda no estaba para nada contenta con no haber descansado en su cómodo colchón.


Fue un tonto, se repite varias veces, casi se ríe de él por haber creído que esas cosas existen y por haber hecho un ritual que sacó de un blog de internet. Seguramente era una broma pesada y el creador de la misma debía estar revolcándose en su propia casa imaginando la cantidad de pervertidos que cayeron. Aunque no le gustara, Jungkook entraba en ese grupo. Ahora solo le quedaba olvidar que todo aquello había sucedido, que no fue un ingenuo y continuar con su vida como si nada. Borraría cualquier evidencia, empezando por ese trozo de manta. Lo recogió del suelo, definitivamente lo arrojaría a la basura.


Entró al baño para tomar una ducha antes de nada, estaba sudado y tenía una sensación pegajosa en el cuerpo, por lo que abrió la llave del agua nivelándola a una temperatura agradable. Bajo la lluvia artificial se relajó, buscando no pensar demasiado en la semana de abstinencia inútil a la que se sometió por culpa de sus fantasías. Había leído suficiente ficción y debía recordar que solo era eso, ficción; evidentemente no existen demonios sexuales. Lavó su cabello y cerró los ojos, pensando en qué hacer durante ese fin de semana. Podría salir a algún bar, llamar a uno de sus polvos recurrentes o quizás tratar de tener otra oportunidad con el lindo mayor de su facultad, rogaba que fuese así. Un extraño escalofrío lo hizo abrir uno de sus párpados para confirmar que estaba solo, algunas veces el cansancio lo dejaba un poco sugestivo, por lo que al notar que solo eran imaginaciones suyas lo dejó pasar.


Salió del baño con una toalla envolviendo sus caderas y se detuvo solo por un segundo para ver la cera derretida sobre la madera, no quedaba rastro de las velas y probablemente el incienso también se había consumido. Se vistió cómodamente para andar por casa y luego de secar su cabello fue por algunos productos de limpieza para deshacerse de los rastros de tiza y la cera, fue un desperdicio de materiales pero ya no podía hacer nada. Terminó de trapear y dejó todo en su lugar para sentarse en su escritorio, había pasado media mañana desde que despertó hasta que terminó de limpiar su propio desastre, si planeaba salir debía adelantar cosas de la universidad. Por mucho que le gustara vivir su vida relajado, no era un estudiante de malas notas, todo lo contrario, y debía mantenerlo si quería más regalos de papá cada navidad y cumpleaños.


Pasó horas frente a su laptop, tentado a distraerse con otro tipo de lecturas en lugar de las guías de estudio de su carrera, pero descartó la idea para poder adelantar la mayoría del trabajo que debía entregar dentro de unas semanas. Le gustaba hacer todo de forma eficaz y con antelación para así no tener que preocuparse por nada más los fines de semana que podía divertirse en cualquier fiesta. Cuando creyó que era suficiente por ese día, cerró todas las pestañas y tomó su teléfono para hablar con alguno de sus amigos de la universidad, preguntando si había planes o algo interesante para la noche.


Terminó por organizar una salida al bar más cercano con un par de ellos, así que se arregló y esperó que llegara la hora. Una vez allí, no se midió demasiado, solo bebió cada cóctel de nombre raro que ofrecían, bailó con cada chico lindo que se le cruzaba e incluso se besó con una linda rubia, lastimosamente volvió a casa solo porque el novio de la chica llegó de repente, y Jungkook tuvo que aclarar que no sabía que la rubia tenía pareja. Casi llevándose un golpe, ebrio y sin contacto sexual, Jungkook volvió a su departamento. Dejó caer sus prendas al suelo, poco interesado, solo quedó en ropa interior y se dejó caer en la cama para fundirse en un sueño profundo. No fue la mejor noche, pero no se quejaba.


Durante la madrugada se despierta por una sensación extraña que hace cosquillear su cuerpo, no le incomoda del todo pero evita que pueda volver a conciliar el sueño, por lo que va al baño a lavar su rostro y esperar un par de minutos para que esa sensación simplemente se vaya. Era el tipo de cosquilleo que sientes cuando tu mano se duerme, quiso pensar que la posición en la que durmió tuvo que ver con esto. Junta sus manos y deja que el agua se acumule en sus palmas, inclinándose para humedecer su cara. Un jadeo involuntario sale de sus labios, no entiende porqué de repente siente un roce bajar por su abdomen. Levanta la mirada y ve por el espejo que no hay nadie además de él. Pero, entonces, ¿por qué está casi seguro de qué hay algo tocándolo? Desde el interior de sus muslos, subiendo por su pelvis, es tan superficial pero a la vez tan tentador que provoca que su piel se erice.


Retiene un suspiro y cierra sus ojos por la acumulación de sensaciones repentinas. El cosquilleo se esparce de pies a cabeza, sin motivo se está sintiendo débil, sucumbiendo ante esta fuerza extraña que incluso ha comenzado a hacerlo sudar. Traga saliva y se sostiene del borde del lavamanos porque sus piernas amenazan con fallar, o en su defecto, debe juntarlas por el creciente sentimiento de que se correrá en cualquier momento. No puede describir en totalidad lo extraño que se siente, su cabello se adhiere a su frente por el sudor y levanta la mirada, ligeramente sobrepasado por la excitación. Las sensaciones placenteras no paraban y parecían propagarse por su cuerpo como la sangre por sus venas, un pequeño cosquilleo algo más intenso guardaba en su cintura, la cual observó sin notar nada más que a él mismo, sin embargo la perspectiva cambió al mirarse nuevamente por el espejo. Su pulso pareció detenerse, cada sensación placentera se apagó repentinamente y un fuerte escalofrío recorrió su cuerpo cuando noto aquellas manos grandes, tan negras como la oscuridad con garras bestiales y filosas sosteniéndolo. Una presión repentina en su pecho y su instinto de gritar pero sin poder emitir sonido lo sobresaltó lo suficiente como para cambiar cualquier aspecto excitante a uno sacado de alguna pesadilla.


Es ahí cuando realmente despierta, con la respiración agitada y su corazón latiendo tan deprisa que podría salirse de su pecho. Está sudando y desorientado, no entiende qué sucedió pero evidentemente le afectó más allá pues al bajar su mirada nota que tiene una erección mañanera. ¿Había tenido un sueño húmedo? No podía considerarlo como tal, al final fue más pánico que placer lo que sintió, sin embargo, su cuerpo había reaccionado como si así lo fuera. Atribuyó todo a los cócteles extraños que bebió y a que tal vez alguno tenía afrodisíacos en exceso, se prometió a sí mismo confirmar la próxima vez el contenido de sus bebidas y dejó pasar ese inusual sueño.


Continuó con su vida normal, asistía a clases, bromeaba con sus amistades y coqueteaba un poco por aquí y por allá. Todo aparentaba ser lo mismo de siempre, de no ser por esos sueños raros que insistían con perturbar su descanso noche tras noche. Creyó que había sido el alcohol, pero los dos días siguientes no consumió ni una gota y el mismo cosquilleo aparecía a horas de la madrugada, haciéndolo despertar como si hubiese corrido un maratón y con dolor en la entrepierna. Comenzó a sentirse frustrado cuando durante una tercera noche aquellas garras aterradoras ya no solo se atrevían a apretar la carne de sus muslos, sinó jugar con la tela de su ropa interior o trazar figuras en su espalda que le arrebataban jadeos. En cada ocasión trataba de gritar, de confrontar a esa sombra desconocida que lo tocaba como si conociera cada punto débil, pero su voz parecía quedarse atorada en su garganta y despertaba excitado mucho antes de descubrir qué era eso que lo estaba torturando. O más bien, quién.


Mantuvo estas experiencias en privado, tampoco es como si fuese normal contarle a alguien que en tus sueños unas garras aparecen para amenazar con hacerte llegar al orgasmo con simples caricias, como si fuera muy normal soñar con cosas terroríficas que te terminaban excitando. No planeaba ser mirado raro, y prefería pensar que todo era producto de su cabeza fantaseando como consuelo por el ritual fallido. Era solo su imaginación complaciendo sus deseos de sexo con un demonio en respuesta a la evidente estafa que sufrió. Para quitarse esa idea de la mente, optó por tener sexo real, sexo de verdad con una chica linda de su clase que le hacía ojitos cada que pasaba junto a ella. Hizo falta un par de sonrisas y halagos coquetos para que la fémina cediera y ese mismo miércoles llegó a casa en compañía.


Los besos húmedos y chasquidos de sus bocas encontrándose eran el único sonido que se percibían en la oscuridad de su habitación, la piel tersa de la chica se sentía bien bajo sus palmas, la sostenía de la cintura mientras ella estaba ubicada a horcajadas sobre su regazo. Lentamente se desvestía para Jungkook, quien la estuvo mirando atentamente hasta que jura percibir una sombra pasar por su visión periférica. Giró su rostro por impulso, no había nada, y la chica le preguntó si había algo mal. Jungkook negó y procedió a besar su cuello, cerrando sus ojos para que su visión y conciencia no pudieran seguir engañándolo.


Fue buen sexo, duraron un par de rondas, estaba satisfecho con la forma en que ella sabía mover sus caderas y con lo bien que se veía gimiendo debajo de él. Sin embargo, no puede pensar demasiado en los detalles, tiene algo de insomnio, recordar todas las veces que creyó ver algo o sentir una presencia observándolo tener relaciones le provocó aquel estado. Observó el techo y se dedicó a tratar de dormir, por mucho que cambiara la posición, le costó hasta cerca de las tres de la madrugada poder cerrar sus párpados y finalmente consumirse en el sueño.


Aunque no fue ni de cerca un descanso pacífico, estaba reviviendo la experiencia con la bonita chica. Delineando sus curvas con la yema de sus dedos mientras se hundía en su interior, está a punto de besarla y entonces la nada lo recibe. Tiene la sensación de vértigo, como si de repente hubiese caído a la oscuridad, ya no hay nadie en su cama y no puede moverse. Su espalda está pegada al cómodo colchón y ahí aparecen las sensaciones sofocantes que lo consumen cada madrugada. Jadeó por aquel placer extraño repentino que comenzaba a recibir en sus sueños, está cansado, agotado y decide satisfacerse un poco a sí mismo para ver si con esto podría acabar más pronto. Baja la mirada notandose desnudo con su dolorosa erección expuesta al aire, la punta de su miembro gotea y exige atención. Jungkook tiene las intenciones de dirigir una de sus manos a tomar la longitud erguida, está a punto de envolver sus dedos alrededor, hasta que puede sentir una presión sujetar su muñeca, reconociendo de inmediato aquellas garras a las cuales se terminó acostumbrando a ver en estos particulares sueños.


Su tacto se siente extraño, caliente, un tipo de roce que lo hace estremecer al instante. Es firme, el agarre que ejerce no le permite forcejear y aunque lo intenta su cuerpo no parece obedecer. Ambos de sus brazos son elevados, sus muñecas juntas arriba de su cabeza como si estuviera siendo sometido, Jungkook conoce la posición, pero nunca le había tocado desde esta perspectiva. La garra lo suelta, como si supiera que permanecería así, y conduce su atención a otra zona de la anatomía del menor. Está trazando su figura, justo como él había hecho con su cita de esa noche, las garras suben y bajan por su pecho, creaba corrientes eléctricas viajando desde la punta de sus pies hasta el último de sus cabellos. Intenta moverse otra vez, pero solo obtiene un roce que le roba un gemido bajo. La punta de los dedos de aquel ser rozó con uno de sus pezones de forma superficial, y al notar la respuesta de Jungkook, guió uno de sus dedos para presionar el opuesto sin demasiada fuerza. Era apenas perceptible pero Jungkook no puede evitar el quejido que se ahoga en sus labios, no era propio de él gemir por toques que sus parejas recibían en lugar de él.


Las garras descienden y al parecer se hará cargo de aquello que pretendía iniciar Jungkook, toma con suavidad el miembro duro de este y comienza a masajear de manera lenta, casi desesperante, provocando que presionara sus ojos debido al placer y necesidad que lo abrumaba. Justo en aquel instante, Jungkook siente algo más que unos toques sugerentes, también percibe una respiración en su cuello, entonces quiere ver de quién se trata, pero la fricción con su erección toma velocidad. Antes de que se dé cuenta, libera un gemido y es despertado por una dolorosa mordida en su hombro que lo sacó de su realidad.


Despierta nuevamente acalorado, con sus mejillas ruborizadas y cabello adherido a su frente. Sus brazos están entumecidos, en una posición extraña; justo como en aquella visión, sus muñecas están juntas sobre su cabeza. Lo toma por sorpresa y rápidamente deshace aquella posición, fingiendo que no pasó y quejándose en silencio por el pequeño dolor de la sangre volviendo a circular con normalidad. No está acompañado, supone que la chica se fue a sus clases cuando tomó su teléfono para ver que ya habían pasado un par de horas de su horario de ingreso. Se queja, más que por llegar tarde, por el hecho de que realmente se había corrido por un sueño húmedo demasiado extraño. La situación está comenzando a hacerle dudar sobre la efectividad del ritual, la cual puso aún más en duda al dirigirse al baño notando la clara marca de mordida en su cuello. Quiere creer que fue obra de la chica, pero realmente no puede mentir de esa manera cuando sabe la verdadera respuesta, o la que cree que es la verdad tras todo.


Decidió faltar a la universidad por ese día, demasiado distraído para atender una clase, pasó el día leyendo en internet sobre íncubos con la esperanza de encontrar algo de ayuda. Llegó la noche y Jungkook no pudo encontrar más información además de la que ya sabía.


Jueves y viernes por la noche, los sueños no faltaron. Se tornaron más vívidos y más intensos, ya no solo eran caricias, podía jurar que sentía una lengua lamer sus clavículas o labios que dejaban marcas violáceas alrededor de su pelvis. Jungkook no podía ver al causante por más que intentara, no era capaz de abrir sus ojos por mucho que deseara capturar en su rango de visión la persona o criatura que le estaba dando sus más recientes orgasmos. Porque sí, no lo admitiría, pero ese algo tenía noción de cómo arrebatarle los más profundos gemidos, llevándolo a eyacular cada vez.


Finalmente el sábado, cuando se cumplía una semana exacta desde que estas inusuales fantasías comenzaron a desarrollarse durante su descanso, fue por primera vez que vio algo más que oscuridad. En medio de las sensaciones, cuando las garras parecían cómodas amasando sus muslos desde el interior, con notorias intenciones de abrir sus piernas, mientras las mordidas bajaban por su cuello y un contacto húmedo en la zona de su hombro provocó un jadeo bajo de su parte, justo en ese momento por una extraña razón pudo abrir sus párpados. Antes no pudo, pero justo en ese instante fue capaz de ver un par de ojos que fácilmente se confundirían con la noche con sus iris destacando en un brillante violeta, brillaban tanto que lo deslumbró, y no supo más cuando de forma repentina se despertó como los días anteriores. Solo que, esta vez, un sentimiento de curiosidad oprimía su pecho.


A partir del domingo los sueños desaparecieron, no más situaciones donde se sentía manoseado indebidamente, no más sueños húmedos que lo hacían despertar con un problema en sus pantalones, no más monstruosas garras que le presionaban el cuerpo, no más de nada. Y sólo había sido por una semana pero Jungkook ya se sentía un poco acostumbrado a tener un acompañante onírico cada que dormía, pero ahora solo quedaba la amnesia normal de no recordar un sueño cualquiera y sólo despertar sin más como cualquier día era lo que recibía en las mañanas. Quizás debería sentirse agradecido de poder tener horas de sueños normales que le ayudaban a mantener la concentración en sus tareas y en sus estudios pero parte de él se sentía tan… insatisfecho.


Nunca creería extrañar que unas garras de pesadilla se pasearán nuevamente en su cuerpo, se preguntaba si eso era todo lo que el supuesto íncubo iba a hacerle, intentó no concentrarse tanto en eso, aunque aquellos orbes violetas a veces solían rondar nuevamente en su cabeza.


Fue un viernes por la tarde de un día nublado de invierno, cuando al llegar a su departamento tuvo una sensación extraña, como un escalofrío que le recorrió la columna y le hizo dirigir la mirada hasta la puerta de su habitación. Se quitó su abrigo y tiro sus cosas encima del sofá de la sala, a paso lento y silencioso, como si ese no fuera su propio hogar, se acercó hasta su puerta blanca, ninguna luz estaba encendida y no se preocupo mucho de ello, la luz grisácea del exterior alumbraba lo suficiente en tonos azules tenues para poder ver. Al tomar la manilla sintió otro cosquilleo, cada vez se sentía más expectante de algo que no sabía, no entendía porque su cuerpo caminaba engatusado a querer abrir la puerta de su habitación, no entendía el desespero que sentía por ver y adentrarse en ella.


Al empujar la puerta su pieza estaba oscura con una única ventana sin ser tapada por sus cortinas, una tenue luz iluminaba apenas, y frente a esta se podía ver perfectamente la silueta de un hombre sentado en el marco. La luz rodeaba su figura, haciéndole ver como una sombra más entre tanta oscuridad, durante un corto lapso de tiempo Jungkook se quedó estático en su lugar, sin reaccionar hasta que este hombre giró la cabeza, dentro de toda esa oscuridad el brillo morado no tardó en resaltar. Fue casi un golpe de realidad, donde por primera vez no estaba en un sueño y tenía completo control de su cuerpo, así que cerró la puerta de un portazo tomando un poco de aire al apoyarse contra la madera, se pellizcó con fuerza en el brazo y a través del dolor entendió que no estaba en un sueño.


«No...no, no, no, esto no es real, no lo es»


Retrocedió unos pasos mirando su puerta fijamente, la abrió de nuevo no viendo nada, con más valentía se adentro a su habitación inspeccionando entre la oscuridad, prendiendo la luz de su lámpara de noche solo para revisar nuevamente. Dio un largo suspiro creyendo que finalmente había perdido la cabeza, de verdad necesitaba dejar de pensar en esos sueños, le fue inevitable no soltar una risa aireada luego de pensar en su estupidez y se acercó a su ventana dispuesto a volver a cerrar la cortina, notando por el pequeño reflejo del vidrio esos ojos morados nuevamente.


Una de esas conocidas garras agarró sus manos lo cual casi le hace gritar del susto si no fuera porque la otra se posó en su boca provocando que sólo fueran ruidos sordos, con la sorpresa y el susto aún en su cuerpo, miró estas garras las cuales lentamente se transformaron en manos humanas, dejando atrás el aspecto horroroso por unas manos grandes y elegantes, la sorpresa fue opacada por leve confusión.


—Creo que este no es el momento adecuado para que te pongas a gritar —una voz grave y ronca le habló susurrante al oído, provocando todo tipo de sensaciones en el cuerpo de Jungkook, logrando que se encogiera de hombros—. ¿Crees poder continuar sin tener que huir? —la voz parecía recorrerle el cuerpo como mil caricias, el leve aliento que golpeaba su cuello no ayudaba y sólo fue capaz de asentir un poco más dócil de lo que suele ser por costumbre.


Las manos lo soltaron y el cuerpo atrás suyo retrocedió un paso, Jungkook tomó aire, no creyó que finalmente el ritual daría efecto pero aquí estaba, a punto de ver al demonio que invocó hace dos semanas. Cerró los ojos, rogando mentalmente que no estuviera feo porque de ser así no podría ocultar su decepción, dio media vuelta y los abrió.


No pudo evitar abrir la boca de la impresión, era el sujeto más caliente que alguna vez haya visto en este mundo, y recordó cuando tuvo que pensar en todas aquellas características ideales para masturbarse, características que unidas podrían dar a conocer su tipo ideal físicamente pero con cero probabilidad de existir, pero ahí estaba parado frente a él. Un cuerpo un poco bronceado, con los músculos marcados lo suficiente, con esa exquisita piel cubierta con pantalones de cuero y una pieza igualmente de cuero que sólo cubría parte de sus hombros y cuello dejando todo su torso al descubierto, sus pectorales y abdominales reluciendo a la tenue luz de su habitación. La espalda era ancha y dando un pequeño reojo notó como los pantalones de cuero no ocultaban el buen trasero del sujeto ni el bulto en su parte frontal, sus ojos no perdieron tiempo en intentar examinarlo tanto como pudiera hasta que finalmente llegó a verle el rostro, mandibula marcada, labios carnosos, nariz prominente y unos hermosos a la vez que cautivantes ojos rasgados de fondo negro con iris morada. El cabello era negro y rizado, junto a dos cuernos igual de oscuros que se erguian en su cabeza de manera angular y cortante.


Lo que Jungkook definitivamente no esperaba es que fuera tan alto, él mismo medía un metro ochenta y aún así parado con buena postura sólo veía la barbilla de este frente a sus ojos, obligado a tener que levantar la mirada para verlo correctamente. Aunque nunca había estado con alguien tan alto, el pelimenta no se negaba a una experiencia nueva, menos si incluía a este sexy demonio.


—Mierda, eres muy caliente —comentó sin pelos en la lengua, el demonio sólo sonrío complacido, el humano se acercó un poco estirando la mano ligeramente dubitativo hasta que la posó en el pecho ajeno, sintiendo la usual electricidad al tocar piel con piel. Sonrió emocionado, elevó la mirada hasta los oscuros ojos ajenos y preguntó usando su voz coqueta—. ¿Y podría saber cómo te llamas?


Sintió como el ajeno guió sus manos a su cintura, apegándolo más a su cuerpo provocando que sus propias manos reposaran en el pecho moreno al estar a tan poca distancia, justo después su rostro fue levantado por uno de los dedos de este manteniendo una actitud que imponía autoridad.


—Tendría que cortarte la lengua para que pudieras pronunciarlo correctamente —a pesar de que era una amenaza, quizás era el tono de voz o la forma demandante que tuvo de acercarlo lo que provoco que le dieran ganas de gemir ante eso, aunque rápidamente se retracto de la idea. Quería pensar que era la diferencia de altura lo que lo hacía ver más sumiso—. Estoy hecho completamente para ti, qué tal si eliges un nombre, ¿mh?


Jungkook sonrío un poco nervioso, no podía negar que aquel barítono le hacía sentir cosas, y la posición actual no le ayudaba a disimular, así que retrocedió y para su suerte el contrario no se opuso. Tomó algo de aire imaginando que ya tenía el rostro sonrojado por el leve calor que sentía en sus mejillas.


—Um, ¿qué tal Taehyung? Lo leí en uno de esos libros eróticos que compré y era mi personaje favorito hasta el momento, además, tienes cara de llamarte así —le respondió, buscando una respuesta rápida en su cabeza. Además, el nombre significaba que cosas buenas vendrían en el futuro, y sólo pudo relamer sus labios observando el cuerpo ajeno nuevamente, definitivamente cosas muy buenas vendrían.


—Taehyung me parece un excelente nombre —le elogió, acercándose a paso lento hasta él buscando acortar la distancia de nueva cuenta, su mano se acercó hasta posarse en su mejilla bajo la atenta y expectante mirada de Jungkook, paseando sus dedos sutilmente hasta posarse detrás de la oreja ajena masajeando leve, el menor apretó los labios evitando hacer cualquier sonido pues era una zona erógena—. Ya que tú fuiste el que me invitó aquí, ¿no te gustaría contarme lo que tienes en mente?


—Pensé que tú ya sabrías qué hacer —le respondió.


—Y sé perfectamente todo lo que le quiero hacer a tu cuerpo —le dijo, la frase emocionando un poco al pelimenta—. Pero me gustaría saber qué pasa por esa linda cabecita tuya como para tener las ansías de llamarme personalmente.


—Si lo pones así… —se le fue un poco de aire notando como la gran mano de Taehyung bajaba lentamente recorriendo su cuello, la electricidad del toque lo distrajo pero continuó—. Mmh, no soy muy fan de lo vainilla, así que no tengo intención de que actuemos suave —la mano del ajeno viajó lentamente agarrando el cierre del polerón que llevaba Jungkook, bajandolo mientras asentía a lo que este decía, sus planes tampoco eran tratarlo como si fuese una flor delicada—. Me gusta el jugueteo con los pezones, espero que no te moleste si se vuelve muy rudo —le dijo mordiendo su labio un poco. «¿Cómo podría eso molestarme?» fue la respuesta que obtuvo, lo cual le hizo sonreír satisfecho mientras miraba algo hambriento los pectorales de Taehyung, ignorando completamente como era despojado de su polerón—. También, no me opongo a cosas más atrevidas, como ahorcamiento o amarrar las manos así que si quieres podemos llegar así de lejos o incluso más– uh, ¿qué haces? —preguntó al notar como su jersey estaba subido hasta la mitad de su torso.


—Nada, continúa —respondió indiferente, aunque Jungkook pudo notar que este le estaba desvistiendo. Realmente no tenía motivos para oponerse a ello, sabiendo lo que iban a hacer era obvio que en algún momento su ropa terminaría muy lejos de su anatomía. Levantó sus brazos dejando que sacará la prenda superior, quedando sólo con una camiseta negra delgada, un pequeño escalofrío lo hizo temblar.


—Bueno… —empezó, notando como las manos ajenas comenzaron a recorrerle el costado del cuerpo hasta posarse en su cintura, apretando un poco al percatarse de lo estrecho de la zona. Jungkook se sintió un poco nervioso, no eran toques que él usualmente solía recibir, sin embargo, volvió a atribuirlo a la diferencia de altura—, c-creo que es mejor dejarnos llevar, de todas formas eres un demonio e imagino que cuando te folle harás que todo se sienta mil veces mejor —no pasó desapercibida la grave risa del contrario, provocando que el más bajo frunciera su entrecejo sin entender de dónde venía la gracia—. ¿De qué te ríes?


—Tu ingenuidad es chistosa —le dijo deslizando su mano derecha hasta apoyarla en la mejilla de Jungkook, acariciando su labio inferior con su pulgar—. ¿De verdad crees que tú me vas a follar a mí? —agregó sonriendo divertido ante la cara impactada del pelimenta.


—Pero yo te llame para follarte —respondió inmediatamente, sin querer creer lo que había escuchado.


El pelinegro negó con la cabeza haciendo un sonido de negación al chocar su lengua con su paladar repetidas veces—. Me llamaste porque ansiabas una experiencia sexual nueva y fuiste tan lejos como para invocar a un incubo—le corrigió—. Por supuesto yo acepté y me amoldé a todo lo que querías, incluso a lo que aún no sabes que quieres, estoy hecho para ti y te daré todo eso a cambio de que tú me des tu hermosa energía —la mano de Taehyung seguía haciendo caricias en su rostro que le ponían más nervioso con la reciente situación que le estaba presentando, así que agarró la muñeca ajena para alejarla de ahí.


—Sí, te llamé por eso pero insisto que no tiene nada que ver con que tú me vas a follar, no es una experiencia que yo quiera —afirmó—. Además, yo nunca he sido al que cogen, ¿por qué de repente iba a querer eso? Me gusta ser el que la mete.


—Sí, claro —le respondió con burla—. Si quieres puedes intentarlo, no creo que vayas a perder nada —dicho eso rompió la camiseta de Jungkook sin querer hacer el esfuerzo de quitársela cuidadosamente.


El pelimenta se vio despojado de su parte superior completamente, quedando sólo con su ropa inferior, estaba entre nervioso y sorprendido, más cuando fue empujado a la cama observando desde su posición como el demonio se quitaba su accesorio de cuello. Tomó aire, no iba a dejar que este ser se saliera con la suya tan fácil, iba a seguirle el juego y ya vería cuando fuera Jeon quien lo terminaría follando.


Lo veía con suficiencia, y Jungkook solo quería hacerle comerse sus palabras. Permitió que se ubicará encima suyo, se sentía extraño tener aquella vista sin que alguien estuviera en su regazo, por lo contrario, el ajeno muy cómodamente y en plena confianza se ubicó entre las piernas de Jungkook. El menor se quejó cuando sintió el roce en su parte inferior, pero las manos fuertes del demonio lo sujetaban firme para que no se moviera. En su cabeza maquinaba una estrategia, alguna manera de voltear la posición y someter al altanero incubo.


Cualquier idea desapareció de su cabeza por un segundo cuando un aliento cálido chocó contra su cuello. Taehyung estaba explorando su piel, saboreando esta con sus labios, deseando probar lentamente al humano que lo invocó. Rozó apenas el inicio de su cuello, su nariz perfilada respiraba encima y Jungkook sintió un escalofrío repentino cuando una sensación húmeda se esparció por la zona. La lengua del ajeno delineó la extensión sin vergüenza, provocando que el menor tuviera que poner todas sus fuerzas en no jadear.


Le gustaban los besos en el cuello, realmente podría disfrutarlo, de no ser porque el demonio comenzó a crear algo de fricción entre sus caderas. No estaba acostumbrado, definitivamente era un sentimiento extraño y atribuía sus ganas de gemir a una reacción reflejo y no porque lo deseara. No, claro que no. Definitivamente Jungkook no deseaba ser tomado por el atractivo pelinegro que mordisqueaba su hombro y descendía lentamente por su pecho en busca de más.


Taehyung podía sentir la anatomía tensa bajo su tacto, sonrió por ello y se dedicó a succionar cerca de sus clavículas con la intención de dejar una gran marca que le recordara al contrario que aquello sucedió. Sus dedos largos se aventuraron a colarse entre la tela que cubría la parte inferior de su presa, jugueteando con el borde de su pantalón.


El aire se escapó de los pulmones del menor en cuanto el demonio encontró sus pezones. Apenas fue un roce, una simple respiración y el derecho se endureció, provocando que Jungkook tratara de escapar, sin embargo, la diferencia de fuerzas era notable.


—Dijiste que te gusta el jugueteo con los pezones, ¿no es así? —mencionó, fascinado con la resistencia contradictoria que demostraba el humano. Se mantenía reacio a aceptar su destino, mientras que su propio cuerpo lo traicionaba al reaccionar a él.


—No me refería a esto —discutió, evitando la mirada molesta que le daba Taehyung. El contrario estaba entre sus muslos, quizás podría hacer su mayor esfuerzo y conseguir ubicarlo debajo. No obstante, su atención se desvió a cubrir su boca cuando un gemido amenazó con abandonar su garganta.


El maldito de Taehyung se había atrevido a tomar entre sus dientes el pezón endurecido, sonriendo incluso a pesar de los ojos asesinos de Jungkook fijamente sobre él. Poco le interesó, y succionó con fuerza. Las manos del pelimenta hicieron presión en los pectorales opuestos, buscando apartarlo, solo consiguió un gruñido en respuesta y que Taehyung decidiera maltratar su otro pezón con sus dedos.


Tironeó y sus dientes así como lengua se encargaron de probar cuánto tiempo duraría el menor sin emitir un sonido, podía sentir su pecho vibrar y por mucho que se contuviera algunos sonidos ahogados llegaban a ser audibles. Llegó un punto en el que no pudo más y un quejido marcó la victoria de Taehyung en aquel juego inicial.


—Si no te gusta, ¿qué fue eso? —pronunció burlesco y esa fue la gota que colmó el vaso.


El pelimenta tuvo suficiente, no permitiría más de aquella actitud en su propia cama. Contaría hasta tres y entonces forzaría al contrario a tenderse en la cama mientras él se ubicaba entre sus piernas. Llenaría de marcas su piel, comenzaría un vaivén y entonces el demonio le pediría por más, le rogaría porque entrara en su interior y Jungkook no tendría piedad alguna por atreverse a jugar con él de aquella manera.


Eso es lo que debía haber sucedido en un escenario ideal para el muy activo Jeon Jungkook, no obstante y de forma inesperada, todos sus planes quedaron en un simple pensamiento. Al notar sus intenciones, Taehyung tomó la ventaja que ya tenía y atacó los labios adversos, mordiendo sin delicadeza el inferior. Jungkook siseó y abrió la boca por inercia, el más alto no perdiendo tiempo coló su lengua en su cavidad bucal. Las muñecas de Jungkook fueron sujetadas y llevadas a los costados de su cabeza para que no batallara, casi lo siente patalear pero no le presta atención y el íncubo busca su sinhueso para enredarse con la propia en un contacto hambriento.


Jungkook quiere quejarse, podría simplemente morder al impropio para obligarlo a soltarlo, pero se pierde repentinamente. Se pierde sin razón y sin comprender cómo, la saliva del contrario se mezcla en un beso que se torna obsceno. No sabe cómo, su cuerpo comienza a relajarse y sin su permiso jadeos se pierden entre sus bocas. Se siente caliente, mucho más de lo que normalmente puede sentirse con simple toqueteo, y cuando Taehyung embiste falsamente no le causa disgusto, por lo contrario, sus manos se vuelven puños y sus muslos presionan las caderas del demonio debido a un cosquilleo.


Ha sido besado infinidad de veces, labios suaves, gruesos, jugosos, pero nunca nadie lo ha hecho sentir de aquella manera. No quiere usar la palabra que define a la perfección el estado que comienza a atacarle, cree que si no lo menciona aún hay vuelta atrás. Difícil puesto que ahora las manos de Taehyung no sostienen sus muñecas y él es incapaz de volver a empujarlo. Permanece así, en esa posición tan vergonzosa y expuesta, combatiendo una batalla de labios húmedos donde el ganador y el dominante no era él.


Se maldice profundamente y para sus adentros está reprochándose que con un beso cualquiera haya cedido tan rápido. No sabe que no es del todo su culpa, uno de los encantos de Taehyung provenía de su capacidad de someter a cualquiera con el veneno dulce que era su saliva. El rostro de Jungkook arde de enojo y en rubor, sus ojos se presionan y le es imposible no corresponder con la misma ansiedad. Puede negar que quiere aquello, pero no que Taehyung sabía cómo besar de manera exquisita.


Un gemido se escucha en la habitación cuando el demonio se separa, confiado en que se perdería entre el beso, Jungkook ahora tenía que soportar la altanería proveniente del íncubo, orgulloso de haber deshecho las intenciones iniciales del menor. Lo tiene allí, incapaz de actuar en su contra, con los labios entreabiertos para recobrar el aliento y violáceas marcas adornando su palidez. Taehyung se permite relamer sus labios ante la vista fascinante, sonríe con suficiencia y sin perder tiempo comienza a descender.


Ya no lo siente atacando sus labios, tampoco su aliento cerca de su rostro, por ello abre los ojos y busca al demonio. Tembló al instante, el azabache lamía y mordisqueaba a su antojo su abdomen marcado, el músculo se desliza por toda la extensión, el cierre de su pantalón es bajado mientras tanto. Sin poder hacer nada en oposición, la prenda en conjunto a la ropa interior que ocultaba una creciente erección, de la que apenas se percata, es arrojada al suelo sin importancia. Las manos desocupadas del demonio deciden atender el doloroso problema que probablemente ocasionó, robándole a Jungkook un nuevo jadeo.


El pelimenta sabía lo que venía cuando los labios entreabiertos de Taehyung apresaron apenas el glande, pero la situación era tan inusual que estaba temblando como si fuese la primera vez que alguien le hacía una mamada. La calidez de la boca impropia recibe su miembro de forma progresiva, toma solo la punta y la lengua se envuelve alrededor, jugando con la paciencia del otro. Las manos de Jungkook finalmente se mueven, pero no hay mucha diferencia en su actitud, se reserva a tomar las sábanas bajo su cuerpo mientras el demonio engulle su pene en un vaivén tortuoso. Sus miradas conectan, aquellas pupilas violetas lo miran fijamente mientras succiona de forma sucia su erección y masajea la base con sus dígitos envueltos alrededor.


Tira su cabeza hacia atrás y su espalda parece querer arquearse, su miembro comienza a llegar más profundo y roza la garganta del demonio. Lo hace de manera experta, sin arcadas y sin lagrimear, la profundidad de sus movimientos provocan una increíble necesidad en Jungkook de follarle la boca. Entre aquellas cuatro paredes solo se escucha la voz del pelimenta deshaciéndose en gemidos en conjunto con los eróticos sonidos que provocan las acciones del íncubo. Sube y baja, bombea la longitud y Jungkook ayuda al mover sus caderas en busca de más, un creciente cosquilleo nace en su vientre y el presemen se mezcla con saliva en la lengua del demonio.


Poco a poco siente la necesidad de venirse, se convierte en una fantasía llenar la boca del ajeno con su semen, por ello embiste con algo más de intensidad que hacen notar sus intenciones. Taehyung se aparta y su pecho descubierto se mueve al respirar, tomando aire sin detener el vaivén de su mano. Jungkook desea que continúe, desea correrse pero eso aún no está en los planes de Taehyung.


Casi lloriquea cuando el azabache se apartó y lo dejó incluso sin la estimulación de su mano, no pasó mucho antes de que su expresión cambiase a una completamente sorprendida y confundida.


—¿Q-Qué haces? —cuestiona, esperando una respuesta. Desde aquella posición no está muy seguro de lo que pretende hacer.


El demonio no demuestra interés en darle explicaciones innecesarias, eleva las piernas del humano y las acomoda juntas hacia un lado. Uno de sus brazos las envuelve y mantiene juntas cerca de su pecho, mientras su mano libre ahora toma su miembro y masturba para esparcir el líquido preseminal, alineándolo después entre los gruesos muslos del pelimenta. Jungkook se estremece al sentir el grosor ser abrazado por sus propias piernas, y se sobresaltó ligeramente al sentir una palmada en el costado.


—Aprieta —ordena Taehyung, comienza a pensar que el demonio le ha hecho algo porque obedece al momento, ejerciendo mayor presión.


Es allí cuando se comienza a sentir extraño. Taehyung embiste entre la carne, se mueve de forma certera y lo hace sentir raro. Porque nunca había sido sujetado de aquella forma y mucho menos alguien se había masturbado entre sus muslos, mientras el demonio continúa follandolo de esa nueva manera, Jungkook acompaña los gruñidos y jadeos graves del ajeno con los propios.


No lo penetra directamente, pero se siente como una previa de lo que es capaz de hacer, una extraña sensación ya que con cada embestida sentía las vibraciones de su piel esparcirse por su cuerpo desnudo dándole un cosquilleo placentero en su zona baja. Sus piernas flaquean por ese simple hecho, cada vez que parece aflojar Taehyung lo sostiene firme y con su sola mirada es capaz de amenazarlo con retomar la fuerza de la presión, si esto no funcionaba, su palma impactaba en la piel y dejaba una apenas notable impresión de sus dedos.


Jungkook mantenía sus ojos presionados, negándose a ver lo que sucedía, como si mantenerlos así le aseguraría que al abrirlos nada de esto estaría sucediendo, no porque no le gustara la situación, al contrario de esto, lo estaba disfrutando. Disfrutaba cada vez que el contrario chocaba contra su cuerpo, le era difícil creer que estaba sintiendo placer con esta posición, creía conocerse lo suficiente como para tener muy claras sus preferencias, lo que le gustaba y lo que no, pero bastaron unos minutos con este ser para hacerle cuestionar todo aquello, para darle la vuelta a sus cartas y ponerlo de cabeza; sinceramente no estaba tan disgustado como creyó que iba a estarlo. Cada vez que el contrario se frotaba entre sus muslos y el choque de sus pieles sonaba en la habitación, no podía evitar jadear ante el placentero cosquilleo que le generaba, de a poco dejaba de esforzarse en mantener silencio y soltaba con más frecuencia todos esos sonidos que delataban su deleite. Pensando en cómo iban las cosas, con mucho pesar dejó ir la idea de que él iba a ser el que la metiera, podría ser insistente pero no era tonto, sólo esperaba que no fuera tan malo.


Otra palmada se escuchó en la habitación, Jungkook por instinto y al saber lo que significaba el picor que dejaba el golpe en su piel, apretó las piernas pero en lugar de seguir sintiendo embestidas escuchó una risa baja y burlona.


Sintió una presión que le hizo doblar las piernas hasta sentir sus rodillas ser empujadas contra su pecho y un caliente aliento chocar contra su oreja, dándole un escalofrío.


—Ya puedes separar las piernas, bonito —el sonido de su voz le hizo abrir los ojos, notando como este se alejaba dejando de ejercer presión sobre su cuerpo.


Tragó duro por la frase, sabía que fue dicha para aludir que ya no iba a continuar masturbandose entre sus muslos pero también daba a entender que debía abrirlas para algo más. Se sentó en su lugar, respirando algo agitado, se miró a sí mismo, notando como sus muslos tenían rastro de presemen al igual que su abdomen que tenía un poco del propio, su pene estaba erguido y duro, un poco falto de atención. Jungkook tomó una respiración buscando relajarse, relajación que llegó a medio camino cuando levantó la vista y vio a Taehyung completamente desnudo.


Y antes no lo había visto porque mantuvo los ojos cerrados durante todo el acto, no obstante, ahora tenía la vista de la gran polla que poseía el contrario, no era exagerar, de verdad era enorme y no estaba seguro de si siquiera era real. En su mente pasaron muchas cosas, entre ellas que eso no tenía manera de entrar, menos cuando era la primera vez que algo iba a entrar él.


Se encogió en sí mismo cuando notó al otro acercarse—. Um —empezó mirando con algo de pánico como este se estaba acercando, disminuyendo cada vez más la distancia entre los dos—…no, no, no —negó con la cabeza viéndose nervioso—. No va entrar eso en mi, es demasiado grande ¿s-seguro que no prefieres que yo te folle a ti? —el demonio sonrió con gracia.


—Muy seguro —aseguró mientras movía el cuerpo ajeno sútilmente hasta recostarlo de manera más cómoda en la cama—. Además, creo que se te olvida que todo en mi está moldeado para ti, a tus propios gustos, si mi polla es así de grande, fue porque así lo soñabas —continúo hablando mientras colaba algunos de sus dedos entre los muslos ajenos que aún se mantenían juntos, pellizcando con el objetivo de separarle las piernas.


—No creo que mi sueño sea meterme un pene gigante hasta que me toque el estómago —refutó mientras se intentaba sentar para encararlo, cediendo con separar las piernas sin darse cuenta, pero antes de que pudiera, su espalda chocó nuevamente con el colchón con la mano de Taehyung posada en su pecho para mantenerlo allí.


Se acercó hasta poder lamerle el lóbulo y con una pequeña mordida que hizo jadear al pelimenta, procedió a susurrarle:— ¿Quieres apostar?


Jungkook abrió en grande sus ojos sin oportunidad de decir algo cuando el contrario se alejó y tuvo la libertad de abrirle más las piernas y tirar de él más cerca, teniendo una gran vista de su zona íntima incluyendo aquel agujero que nunca antes había sido profanado. Se sentía más expuesto de lo que alguna vez se había sentido, tragó duro mirando como el miembro del contrario estaba muy cerca de su trasero, suspiró mirando el techo.


Nuevas experiencias… esto definitivamente era algo nuevo.


Apretó los labios, dejando salir un gemido sordo cuando sintió la punta del dedo ajeno rozar su entrada, por otra parte Taehyung se veía muy interesado en el pequeño agujero rosado que el pelimenta tenía. El demonio posó uno de sus dedos maravillado de ver cómo obtuvo una reacción inmediata, comenzó a masajear por alrededor escuchando los suspiros de Jungkook, el cual ya se encontraba sonrojado y con la mirada desviada a cualquier lugar que no fuera el rostro del moreno. Subió su mano hasta el falo para comenzar a masturbarlo de una manera más lenta, Taehyung se acercó hasta el rostro del pelimenta ahogando sus jadeos en un beso, el humano se dejó engatusar posando sus manos en los hombros ajenos mientras devolvía con gusto el beso, cerrando un poco las piernas hasta que estas chocaron con el cuerpo del contrario y no pudieron cerrarse más, soltó un gemido cuando sintió como el pene ajeno comenzaba a frotarse entre sus nalgas.


Y aunque sabía lo que ello implicaba, no esperaba sentir inmediatamente el glande ajeno pasearse por su entrada dejando rastro de su presemen alrededor. Intentó no alarmarse, Taehyung no sería capaz de penetrarlo sin estirarlo aunque sea un poco ¿verdad? Sin embargo, al momento de pensar eso pudo sentir como el otro comenzaba a hacer presión logrando adentrarse casi nada antes de que Jungkook lo empujara para cortar el beso, mirando con alarma los ojos purpuras ajenos.


—No, no, espera —habló rápido agradeciendo que el otro detuvo sus movimientos mirándole serio desde su posición—. Es la primera vez que me lo van a meter ¿no vas a prepararme siquiera? —preguntó, ni siquiera él era tan desconsiderado como para no preparar a sus parejas sexuales antes de penetrarlas.


El demonio levantó una ceja—. ¿Quieres que sea amable? —le dijo acariciando las piernas níveas, observando la hermosa cara del humano asentir.


—Sí, sí, por favor —respondió suplicante, era algo humillante portarse así pero ya que no tenía de otra que entregar su trasero creía tener derecho a al menos no ser tan maltratado como imaginaba que estaría después de terminar.


El pelinegro sonrió—. Aw, que lindo eres —dicho esto bajó para volver a besarle los labios, Jungkook suspiró aliviado creyendo que el contrario aceptaría su petición, pero en cuanto Taehyung sintió que el otro volvía a relajarse, tomó su cadera con fuerza y no dudó en atraerlo hasta penetrarle completamente de una estocada.


El grito de Jungkook que quedó ahogado fue lo menos sorprendente de todo eso, lo fue más el hecho que al ocurrir la penetración arqueó la espalda obteniendo inmediatamente un orgasmo, su torso y parte del de Taehyung tenía semen esparcido. El pelimenta, un poco sorprendido y sobrepasado, se tapó su rostro sonrojado completamente avergonzado, sintiendo un par de lágrimas salir de sus ojos sin estar muy seguro si se debía al dolor que sintió al ser abierto de esa forma tan agresiva o al fuerte placer que sintió de golpe que lo llevó hasta el borde de producirle un orgasmo.


Taehyung podía sentir como el interior de Jungkook lo apretaba exquisitamente, viendo con una media sonrisa el desastre que era el humano bajo él, pasó su dedo por parte del abdomen mojándolo con un poco semen y llevándoselo a la boca, saboreando con gusto. Se acercó para tomar las muñecas ajenas y apresarlas arriba de la cabeza del pelimenta, el cual ahora sin el impedimento de sus manos lo miraba con sus grandes y redondos ojos con un par de lágrimas cayendo de estos, su rostro rojo, jadeando bajito por su reciente orgasmo y por el dolor que también sentía. El pelinegro se rió bajo, mientras le limpiaba las lágrimas de su mejilla derecha.


—Pensar que no querías esto y tuviste la audacia de correrte apenas entré—comenzó a mover un poco sus caderas en círculos sin salir de él, provocando que Jungkook suelte algunos quejidos pequeños—. Quién diría que eres así de sensible, ¿huh?


—Eres un i-idiota —el tono fue tan poco autoritario, tan débil y tembloroso que fue ternura lo que provocó en el demonio. Ingenuo, demasiado inocente fue Jungkook al siquiera pensar que un íncubo como él actuaría con suavidad.


—No pretendo ser un príncipe contigo, es mejor que te acostumbres —su lengua bordeó la mejilla del ajeno, robándole el aliento y pudo saborear en la punta del músculo el gusto salino de las lágrimas.


No desperdiciaría tan magnífica oportunidad, sin dudar y a pesar de que estaba apretándolo casi de forma asfixiante, se retiró hasta dejar solo la cabeza, y volvió a arremeter fuertemente, el chillido agudo y quebrado tan cerca de su oído lo llenó de satisfacción, siendo música para sus oídos. Se mueve profundo, la estrechez que posee le cuesta algo de movilidad, no obstante no lo detiene para dar estocadas certeras, algo lentas pero no por deseo, se debe más a la dificultad para poder deslizarse entre aquellas virginales paredes.


Quema, demasiado como no se había imaginado, ni siquiera había más lubricación que el propio líquido preseminal que liberó al frotarse con sus muslos. Se siente como si pudiera romperlo, quizás si seguía de aquella manera lo desgarraría y partiría en dos, ya sea por su tamaño o su brusquedad, quizás ambas; Taehyung estaba siendo el dueño de todas sus maldiciones y quejidos. Aún era difícil concentrarse a ese punto de placer que lo llevó a correrse tan fácilmente, tal vez muy en la lejanía siente un cosquilleo, pero está más concentrado en el ardor que siente que se le nubla el pensamiento por completo. Taehyung no le da descanso ni permite que lo asimile del todo; la manera en que el cuerpo pequeño del humano tiembla saca de sí el deseo más carnal.


—D-Duele —tartamudea casi en un sollozo, Taehyung tiene algo con las lágrimas y las mejillas empapadas de Jungkook solo lo incitan a continuar. No lo hace, al menos no con la misma intensidad, de cierta forma quería escuchar más gemidos que le rogaran en vez de sonidos que asimilaban a una tortura.


—Que molesto, a este punto sería mejor que te callaras —dice sin gustarle que los quejidos de dolor destacarán tanto, chasquea la lengua al ver los labios temblorosos del menor y una seductora mirada de corderito degollado. Decide darle un beso profundo, asegurándose de que su saliva se mezclará con la ajena, un beso desordenado, con Jungkook aportando con pequeños quejidos ahogados, se separa sabiendo el efecto de su saliva, además de dejar tan sólo un poco dóciles a su pareja sexual, lograba excitarlos con más facilidad aportando que se sientan más sensibles al tacto; sin detenerse allí su rostro viaja al pecho adverso y sus dientes encontraron su lugar apresando el botoncito derecho, tirando de este y envolviendo su sinhueso en torno a la protuberancia. Sus manos liberan el agarre y un par de dedos viajan hacia la boca impropia, aprovechando que estaba entreabierta para introducirse.


Entonces continuó con el vaivén más fuerte de su pelvis, cualquier sonido siendo ahogado por los dígitos del demonio en la boca del humano. Jungkook tenía experiencia, quería pensar que había probado suficiente, que había tenido las suficientes relaciones sexuales como para saber qué esperar de la situación. Está en lo incorrecto, justo en ese instante con aquel hombre, si puede considerarlo de esa manera, con Taehyung siendo tan descarado como para pedirle que calle sus quejidos mientras deja cada estocada llegar a lo más profundo, no sabe nada. Desconoce sus límites y lo que su cuerpo realmente desea, progresivamente aquellos embistes toscos y expertos crean en él un sentimiento de gusto, que se mezcla con el dolor y confunde sus sentidos.


¿Lo estaba disfrutando de más? Podría ser así, las falanges en su boca se llenan de su saliva y los sonidos que provienen de su garganta tienen matices nuevos. Decide chupar, succiona la longitud de aquellos dedos y capta la atención del azabache, la mirada denota la grata sorpresa de Taehyung ante las nuevas señales. Las manos de Jungkook se mantienen aferradas a una almohada, tan dócil que no se atrevió a cambiar la posición, lentamente sucumbiendo a una sensación inexplicable y caliente que le recorrió por completo, en cuanto ya no tuvo los dedos del demonio en su boca, pudo demostrarlo con gemidos cargados de lujuria.


A esa distancia se veía caliente, pero el panorama completo era aún mejor. Taehyung se incorporó lo suficiente como para admirar la fragilidad que aquel supuesto dominante indomable dejaba a relucir. Tan sucio, con sus sonrojadas mejillas y cabello adherido a su frente, su pecho subía y bajaba por la necesidad de aire, y sus paredes se presionaban alrededor del miembro erecto por otras razones diferentes a las de hace unos cuantos minutos atrás. Con algo de gracia, el pelinegro ríe, guiando una de las piernas del chico a su hombro para conseguir un ángulo que le permitiera atacar la próstata del pelimenta sin mayor esfuerzo. Puede verlo, se está deshaciendo cada que toca ese punto con insistencia y le da aún más gracia recordar las palabras que en algún momento pronunció.


—Te ves tan bien así, tomando mi polla y llorando como gata en celo. Parece que disfrutas mucho esto —se jacta sin vergüenza, ni siquiera le importa obtener una respuesta, sabe que el contrario tiene mejores cosas con las que ocupar su voz.


No lo diría en voz alta, por lo menos no ahora, pero estar del otro lado de la escena, siendo él el dominado, no era ni de lejos lo terrible que imaginó. Cada vez que aquel punto en su interior es tocado siente su vista perderse, los gemidos son tan elevados que no dejan espacio para el silencio, y de no ser porque las paredes son gruesas tendría vecinos molestos observándolo con odio en los próximos encuentros de pasillo. Su miembro estaba duro, chocaba contra su abdomen debido a la agitación de su cuerpo, un vaivén intenso que origina un cosquilleo en su vientre el cual sabe lo que significa.


Usualmente no era precoz, presumía de resistencia y habilidad, sin embargo, podía adelantarse a los hechos y saber que si Taehyung continuaba de aquella manera terminaría pronto.


—¿Qué sucede? ¿Quieres correrte? —cuestionó, delineando la piel suave de la pierna elevada del ajeno, dejando un par de besos y lamidas sobre la carne, manteniendo su mirada fija. Notó un asentimiento y aquello le hizo sonreír de una forma que Jungkook sabía que no sería bueno para él.


El demonio no dudó en molestarlo nuevamente, llegando a ser cruel, privándolo de correrse al rodear con su mano libre el glande rojizo y goteante, para tapar la punta con su dedo. Jungkook se quejó y se removió en su lugar, incluso hizo el amague de retirar por su cuenta la presión al elevar uno de sus brazos.


—No te deje moverte —regañó ronco y profundo, ejerciendo algo más de fuerza tanto en el agarre de su pierna como en la erección adversa. Justo como un cachorro regañado, Jungkook regresó sus brazos a su lugar y no le quedó de otra que suplicar con la mirada—. No me mires así, bonito. Aquí no tienes el control.


Mantuvo su ritmo y de ser posible lo volvió algo más frenético, disfrutando ver como la espalda del ajeno se arqueaba y estaba al borde de la desesperación. Puras incoherencias y murmullos salían de sus labios, así como algo de saliva se escapaba de la comisura de los mismos. Era fuerte y lascivo, no tenía piedad y Jungkook estaba agradeciéndolo. Y en el preciso instante que levantó su pulgar, la mano venosa y grande de Taehyung se ensució por completo con el semen del humano, quien no se pudo contener en lo más mínimo.


Las embestidas se aligeraron, persistían pero al menos eran menos salvajes, por lo que le otorgó al menor un mínimo respiro. Estaba sudado, con una ligera sensación adolorida naciendo, su garganta comienza a reprocharle el excesivo uso de su voz en tonos tan eróticos como altos.


—Hey, muñeco. Esto aún no termina —le recordó, era evidente que apenas estaban comenzando. Jungkook podía haberse imaginado estar follando con el demonio toda la noche, aunque el panorama cambiaba ahora que obtuvo una posición que no esperaba, su cuerpo no conocía los placeres de ser el que recibe y aún con su mente nublada por su segundo orgasmo podía sospechar que conocería esa rama más de lo que alguna vez espero en su vida.


Taehyung bajó su pierna y salió de él recibiendo un jadeo lastimero, observó el cuerpo humano caer en cansancio, recuperando aire que parecía haber perdido, Jungkook aún veía luces destellantes luego de su reciente orgasmo, parpadeaba lento como perdido en un abismo, no era la primera vez que se corría dos veces en un día pero usualmente le tomaba más tiempo. A diferencia de sus experiencias pasadas esta vez el tiempo entre uno y otro fue ridículamente corto, y la sensación un poco más intensa de lo que recordaba, recuperando la imagen más clara de su entorno, se removió un poco sintiendo el agudo dolor de su zona baja el cual le hizo soltar un lastimero gemido, se intento sentar lo mejor que pudo sin tener tan presente la molestia –lo que resultó en sólo mantener el tren superior de su cuerpo levantado gracias a sus antebrazos que servían de apoyo–. Siguió con la mirada la mano que aún reposaba en su muslo, observando al dueño de la extremidad, pudo haberse enfocado en la cara de burla que este tenía pero su atención cayó hasta el gran pene erecto del demonio.


—¿Aún no te has corrido? —preguntó un poco sorprendido, no podía ser posible que él hubiera pasado por dos orgasmos mientras el pelinegro todavía no había llegado ni al primero.


Su sorpresa lo había hecho recordar rápidamente en lo que habían hecho hasta el momento y el contrario no había dado alguna señal ajena de experimentar uno, además tenía sentido que lo poco que sentía dentro de él no era nada más que sangre y quizá un poco de presemen.


—Una pequeña follada no es la gran cosa como para hacerme llegar —le contestó con gracia al notar los ojos redondos mirarlo con algo desconcertado.


"Una pequeña follada" pasó por su mente, soltando un bufido, esa pequeña follada lo tenía con dolor de culo. De alguna forma lo había ofendido lo cual le hizo empujar su mejilla interna con su lengua mientras desviaba la mirada al costado.


—¿Molesto? —le dijo logrando atraer la atención del menor nuevamente—. Escúchame, hermosura —habló apretando la carne entre sus dedos—, no estás con un humano cualquiera, sólo me correré cuando obtenga todo lo que quiera de ti, así que hazte una idea de lo larga que será esta noche.


—Demonio o humano, estoy seguro que podría hacerte correr antes —no, no estaba seguro, pero su ego había sido herido, siempre era él quien estaba un paso adelante con sus parejas de cama, y ahora que podía pensar con claridad se sentía un poco patético al dejarse ser tan sumiso anteriormente.


La risa en tonos graves llenó sus oídos por lo dicho, el de irises violeta lo observó con interés.


—¿Ah, sí? ¿Cómo harías eso? Tienes mi atención.


Por unos breves segundos Jungkook se mantuvo en silencio, observando el erguido miembro en lo que pensaba algo que no le hiciera ver alguien de palabras vacías.


—Te la puedo chupar —dijo recordando cuando más de una vez había hecho llegar a sus parejas sólo usando su boca y manos, con suerte sería suficiente.


En una respuesta silenciosa, Taehyung sonrió acomodándose esperando a que Jungkook hiciera el primer movimiento. El pelimenta lo captó unos segundos después, cambiando su posición de manera brusca, haciendo una mueca y un sonido lastimero por el dolor, pero estaba determinado a no lucir como un idiota. Ignoró el dolor y se acercó hasta estar frente al demonio, una mirada rápida al rostro ajeno notando la altanería en los ojos morados, era tan creído que deseaba golpearlo. Bajó su rostro agarrando el glande con sus labios, chupando un poco esperando ver alguna reacción por parte de Taehyung, al no obtener nada notable se aventuró a meter más del falo dentro de su boca para succionar un poco.


Su mano envuelve la erección y se aparta lo suficiente para que su lengua se torne alrededor, lame desde la base hasta la cabeza, quedándose allí para succionarla. Tiene experiencia y sabe cómo conseguir un orgasmo de parte de sus parejas con solo su boca, espera que Taehyung no sea la excepción. Procura hacer movimientos calculados, usa su saliva para facilitar su tarea y lentamente crea un vaivén para masturbar y estimular el miembro impropio, al tiempo que se apropia del grosor, o al menos de lo que puede.


Percibe apenas una respiración levemente alterada, una vibración en el pecho desnudo del demonio y cree que lo está haciendo bien, aunque aún no habían gemidos roncos ni nada por el estilo. Busca acostumbrarse, con el paso de los segundos su cabeza iba más profundo en su misión. Levantó la mirada, observando aquel rostro simétrico y masculino en busca de una señal, de aprobación, de excitación. Taehyung está allí, devolviéndole la mirada, y la mano grande se dirige a apartar los mechones de la frente del menor, apreciando mejor su expresión.


—¿Eso es todo? Si quieres lograr tu cometido debes esforzarte más, lindura —los dedos largos peinan con suavidad la cabellera menta—. Te ayudaré —la forma en que su voz pronunció aquel par de simples palabras le provocó un escalofrío al chico, antes de sujetar las hebras con algo de fuerza.


Lo hizo bajar aunque claramente Jungkook no se había adaptado lo suficiente para una garganta profunda, a Taehyung no le interesa demasiado, guía sus movimientos y demuestra claras intenciones de follarle la boca sin delicadeza. La mandíbula de Jungkook no tarda en incomodar, sus ojos comienzan a picar y una de sus manos se aprieta en el muslo del íncubo, casi clavando sus uñas. Sus gemidos quedan ahogados, su respiración se vuelve irregular y pronto sus mejillas se humedecen con las lágrimas que derrama. No puede evitarlo, aunque el demonio está tratándolo de la forma más degradante posible, haciéndolo tragar cada vez más, su cuerpo y él mismo están reaccionando ante ello.


Así de fácil había cambiado todo de sí, lo que creía era capaz o no de hacer. Se mantiene casi lloriqueando, relajándose pues es lo único que puede hacer cuando Taehyung guía su cabeza a un ritmo ansioso y rudo, poniendo toda su fuerza de voluntad en ignorar las arcadas que lo amenazan cada tanto. Lo resiste un par de segundos más, el aire comienza a faltarle en sus pulmones y la saliva comienza a escurrir de la comisura, así que palmea repetidas veces la pierna del más alto hasta que lo libera.


Aunque no del todo, el pelinegro sigue sujetando su cabello y lo mira con aires de superioridad. Está deshecho, con un hilo uniendo sus labios con la punta, tiene que tragar y sus mejillas rojizas por el calor delatan que aquello no le desagradó demasiado. Siente un tirón y está preparado para retomar la mamada, no obstante, los dígitos descienden y sostienen su nuca para atraerlo, mientras su muñeca es apresada por el demonio para acercarlo. Sus piernas tiemblan pero consigue ubicarse sobre el regazo de Taehyung, sintiendo la erección chocar contra sus glúteos.


Nuevamente estaba siendo sometido, lo tiene clavado en su mente pero ya no se esfuerza en cambiarlo, se deja besar de forma voraz y hambrienta, sus labios maltratados se entreabren para permitir que el íncubo explore cada rincón de su boca. Sus propias manos buscan soporte en los hombros anchos del moreno, y se tensa por un breve instante cuando algo roza con su entrada.


—Parece que alguien lo disfrutó más que yo —menciona con notable burla, Jungkook no necesita que se lo resalte, podía sentir por su cuenta su propio miembro duro y erguido—. También eres un poco llorón —el dorso de su índice acaricia el pómulo humedecido del humano, y sin previo aviso introduce el par de falanges que estuvieron tanteando el anillo de músculos.


Jungkook soltó un ruidoso gemido al sentirse invadido nuevamente en esa sensible zona, escondió su cabeza en la hendidura del hombro ajeno mientras dejaba salir sutiles jadeos cada vez que esos dedos salían y entraban, la mano izquierda de Taehyung se dedicaba a apretar, pellizcar y amasar una nalga a su gusto mientras la otra la mantenía ocupada en follarse al humano.


Pronto dos dedos no fue suficiente y agregó un tercero, luego un cuarto y tenía al pelimenta enterrándole las uñas en los hombros, con el trasero respingado recibiendo con más gusto de lo que debería sus cuatro falanges, los gemidos de Jungkook fueron más audibles cuando el demonio se decidió a atacar su próstata sin piedad, teniendo al pelimenta removiendose en busca de aumentar ese placer que estaba sintiendo. A este punto a Jungkook ya no le importaba que su plan de hacerle llegar al orgasmo al contrario haya sido un completo fracaso, no le podía importar menos, no cuando veía estrellas cada que las yemas de Taehyung le presionaban con fuerza su punto dulce.


—Así que este es el chico que aseguraba ser un dominante que sólo la mete —expresó en tranquilidad obteniendo la atención del otro que apenas se sostenía pues los dedos arremetiendo contra él eran una gran distracción—. Y aquí estás, casi meneando el trasero de lo contento que te pone tener mis dedos dentro —Taehyung observó con gracia como el contrario parecía querer decir algo pero los constantes golpes a su punto le dejaban corto de palabras—. Hasta pareces ser capaz de recibir mi puño entero… ¿debería?


Jungkook abrió en grande sus ojos, hasta el momento estaba bien tener cuatro de esos dedos dentro de él, de todas formas el grosor de Taehyung ya lo había dejado lo suficiente abierto pero, eso a tener todo el puño de éste en su interior era algo que, por lejos, le daba miedo.


—No, p-por favor —suplicó intentando hablar en medio de las estocadas que aquellos dedos seguían dándole—. Yo… ¡mgh! No... —agarró el rostro de Taehyung para que notara su mirada suplicante—. Yo… —las palabras se le quedaban a mitad de camino no solía rogar y era difícil pensar en cómo hacerlo correctamente con la mente un tanto perdida por las sensaciones.


El pelinegro sonrió de lado ante los pobres intentos del contrario para pedirle que no hiciera lo que acababa de decir, sacó sus dedos del interior ajeno, dándole un respiro a Jungkook, el cual lo miró con algo de cansancio en sus ojos y el rostro rojo por la calentura. Taehyung deslizó sus palmas hasta debajo de los muslos ajenos logrando levantarlo para que se sostuviera únicamente en sus rodillas, con la posición, el íncubo tenía el cuello ajeno frente a él no perdiendo tiempo en lamer el sudor que residía allí y dejando nuevas marcas.


—No te preocupes, hermosura —susurró contra su piel—. Será otro día, ahora tengo otros planes —dicho esto, ubicó su glande cerca del agujero del pelimenta, bajando lentamente el cuerpo ajeno hasta que la punta estuvo dentro. Soltó los muslos sabiendo que Jungkook no poseía mucha estabilidad por su cuenta y gozó como el contrario terminó empalandose de una por su propio peso.


El humano no pudo evitar arquear la espalda ante la sensación de ser llenado con el grueso falo ajeno, evidentemente Taehyung quería que lo montara pero necesitaba un poco de tiempo para recuperarse un poco del éxtasis que sentía cuando se le penetraba, así que se quedó buscando un poco de aire sosteniéndose aún de los hombros del pelinegro. Mientras que por otro lado, el demonio se maravilló cuando notó un bulto en el vientre ajeno, el cual se notaba aún más cuando este arqueó la espalda, el contrario parecía ser ignorante de este hecho, así que decidió jugar haciendo presión con su mano en aquella área.


Un pequeño gesto que logró desestabilizar por completo al humano, todo su cuerpo se tensó a la vez que tiritaba ante la nueva sensación, Jungkook enterró sus uñas en los hombros ajenos hasta el punto de rasguñarlo, no entendía qué estaba pasando y porqué sentía como si le hubieran dado toneladas de un placer incontrolable de golpe. Sin poder evitarlo sus ojos se aguaron, estaba comenzando a entender porque Taehyung lo había tratado de llorón hace unos momentos.


—¿Q-qué me hiciste? —le preguntó con voz temblorosa, Taehyung no le respondió, en cambio comenzó a provocar movimiento en el cuerpo del pelimenta, agregando más del constante roce a su punto dulce, Jungkook simplemente sentía demasiado.


Lentamente el movimiento ya no era sólo provocado por el pelinegro, sino que Jungkook aún perdido en la neblina del placer había comenzado a hacer movimientos por su cuenta. Al principio no eran penetraciones como tal, el pelimenta se meneaba en ocho, soltando jadeos que deleitaron al demonio debajo de él; con un fuerte golpe en su muslo externo por parte del antes mencionado cambió el ritmo comenzando a dar pequeños saltitos, casi comprendiendo porqué a la mayoría de sus parejas les gustaba esa posición. Todo alcanzó un nuevo nivel cuando Taehyung decidió involucrarse, dejando de hacer presión en su vientre y agarrando su cadera para ayudarlo a auto-penetrarse, a la vez que él mismo subía su pelvis cuando la de Jungkook bajaba provocando estocadas más fuertes y profundas.


No pasó mucho para que el pelimenta estuviera buscando apoyo en el cuerpo de Taehyung mientras gemía sin poder callar su voz, lágrimas de placer rodando por sus mejillas las cuales eran lamidas por el antes nombrado, mientras le regalaba sus roncos jadeos al oído.


—Por favor, por favor, por favor ¡mgh! ¡mmh! ¡T-Tae…! —suplicaba siendo lo más coherente que salía de sus labios, no estaba seguro de que era lo que pedía, quizás sólo era la cantidad de placer que ya no podía manejar o quizá era su siguiente orgasmo acercándose.


Las piernas ya le temblaban, a este punto era Taehyung el que mantenía las penetraciones por su cuenta, la marca de sus dedos impregnada en la pálida piel, los sonidos obscenos cada vez que sus cuerpos impactaban mezclado con los que ellos sacaban de sus cuerdas vocales, el ambiente era caliente, Jungkook estaba inmerso en las sensaciones y fue cuando el íncubo decidió masturbarlo en medio de las estocadas que simplemente ya no pudo más.


—¡T-Taehyung! —gimió corriéndose por tercera vez en esa noche, manchando el abdomen de ambos con su semen.


A diferencia de antes el demonio no le dio un descanso, ahora estaba siendo sobreestimulado, cada golpe a su próstata le recorría el cuerpo con una electricidad que lo dejaba temblando, lágrimas gruesas caían de sus ojos sin saber cómo manejarlo, estaba aferrado al cuello de Taehyung, casi chillando entre las consistentes estocadas hasta que finalmente el de ojos violeta salió de su interior, dándole una palmada en el culo que le sacó un pequeño quejido.


El demonio dejó caer el cuerpo de Jungkook al colchón, admirando el desastre en el que se había convertido, el rostro sonrojado, con el recorrido de sus lágrimas marcadas en sus mejillas, los labios hinchados por los besos, un montón de mordidas y chupetones en su torso, sus manos marcadas en sus muslos y trasero, semen ensuciando su cuerpo y su agujero dilatado un poco enrojecido. Se lamió los labios orgulloso con la imagen y no tardó en acercarse a dejarle un beso antes de continuar.


Posó su palma en el pecho del chico perdido en el éxtasis del orgasmo, aprovechó ese estado y vulnerabilidad, relamiendo sus labios completamente decidido a hacer lo que iba hacer. Tomó una respiración y la punta de su lengua cosquilleo cuando se dispuso a pronunciar las palabras predilectas. Jungkook, por su parte, sintió su corazón latir aún de forma veloz, una extraña sensación recorriéndolo de pies a cabeza cuando el íncubo comenzó a recitar oraciones completas en un lenguaje que no comprendía y le generaba ligera intranquilidad. Presionó sus ojos cuando un ardor recorriendo sus extremidades y pecho opacó los rastros de placer que la reciente actividad había dejado como consecuencia. Mientras no veía, marcas de brillante color violeta, justo como los irises del demonio, se dibujaron en cada centímetro de piel de sus brazos, gruesos muslos y atractivo pecho, impregnandose como tatuajes rompiendo la piel para permitir la forma de los símbolos, el dolor persistió de manera casi insoportable hasta que la voz de Taehyung dejó de retumbar en sus oídos y con el fin de su discurso indescifrable el dolor se apaciguó y las marcas relucientes se fusionaron con su piel al desaparecer.


—¿T-Tae, qué fu-…mh —el íncubo no lo dejó terminar, sus labios adoloridos de tantos besos fueron atacados nuevamente y sabía que no estaba ni cerca de satisfacer todas las necesidades de aquel ser, cuando sus manos viajaron a sus glúteos y los masajearon como si fueran de su propiedad.


Durante el resto de la noche Jungkook se dedicó a darle todo lo que quería al demonio, luciendo como un completo sumiso ante aquel apuesto pelinegro. Taehyung le devolvió el favor una, y otra, y otra vez, enseñándole todo el placer del que se había perdido por encasillarse en un solo rol, que en el fondo no era el que lo haría disfrutar como lo había hecho en esa velada. Experimentó posiciones, lugares y gimió hasta que sintió que su garganta no podía más, se quedó sin lágrimas y en algún punto dejó de correrse porque simplemente ya no había semen que liberar. Finalmente, cuando sintió su interior ser llenado con un líquido espeso, indicando que había conseguido ese cometido que abandonó horas atrás, Taehyung depositó un último beso en los labios del casi inconsciente humano, al que el cansancio de una ardua jornada sexual y toda la energía arrebatada ya le estaba afectando. Cayó dormido con su anatomía sudada y marcas violáceas adornando la palidez de su piel, sin notar siquiera cuando el demonio abandonó la habitación, dejándole una última marca en su pectoral que quedaría como otra evidencia más de lo que pasó esa noche.


Luego de un día entero, al despertar, toda su existencia se sentía como si hubiera sido pisoteada por un camión. Se sentía sucio, pegajoso, emitió un quejido al tratar de acomodar su posición, sus caderas lo estaban torturando y casi no sentía sus piernas. Con dificultad se sentó, soltando lloriqueos de una manera tan vergonzosa que se odiaba por ello, maldiciendo en voz baja cada que una puntada lo atacaba.


Su cama era un desastre, las sábanas sucias y almohadas tiradas, su ropa por igual abandonada en alguna parte de su habitación, duda poder limpiar todo, al menos por ahora. Tomó una respiración, poniendo toda su fuerza de voluntad para levantarse de la cama, es casi gracioso como segundos después de ponerse de pie sus piernas flaquearon y de no ser porque se sujetó del borde del colchón se habría caído directamente al suelo. Río sin gracia, y esperó a que su cuerpo respondiera adecuadamente para caminar en dirección al baño, cojeando en el proceso.


Frente al espejo, su boca se entreabrió de la impresión y sus dedos por instinto recorriendo cada centímetro de piel marcada. Había mordidas, chupetones, rasguños y heridas que al rozar la yema de sus dedos le daban escalofríos. Su pecho, su cuello y hombros, cerca de sus clavículas, todo en él estaba completamente marcado, incluido su trasero como si necesitara otro recordatorio además del dolor de cuál había sido su rol durante toda la noche.


Fue una odisea el poder bañarse, cada movimiento le enviaba una punzada a su espalda baja, incluso tuvo que tomar varios descansos dejando que el agua fluyera por su cuerpo cuando el dolor ya no era soportable. Al terminar se sintió más limpio aunque igual o más cansado, el agua había relajado su cuerpo y se sentía más pesado que antes, no sabía cómo funcionaba eso de quitar energía a través del sexo pero seguro Taehyung tomó toda la que tenía dejando apenas algo para que se pudiera mantener despierto.


Ya limpio se puso un buzo grueso para abrigarse del frío clima, miró su pieza con desgana pues la verdad no le gustaba el desorden pero no estaba en condiciones de ponerse quisquilloso en ese momento, de hecho ni siquiera se sentía en condiciones de poder mantenerse de pie pero no iba a quedarse sucio acostado en su igual de sucia cama. Agarró una manta de su closet y su celular antes de cambiar su lugar para relajarse a la sala, los lastimeros quejidos que soltaba al caminar eran lo único que se escuchaba en aquel departamento, soltó un sonido de satisfacción cuando llegó a su sofá y se recostó en este, aún le dolía pero bastante menos que cuando intentaba moverse. Pensó en cómo todas sus parejas parecían lidiar mejor que él el ser follado por el culo, quizás era la costumbre o el hecho de que no estuvieron casi ocho horas en acción, probablemente era ambas.


Bebió un vaso de agua que se había traído de camino a la sala, buscando calmar el picor en su garganta, al agarrar su celular abrió los ojos en grande al notar que había pasado un día entero desde la noche que Taehyung lo visitó, definitivamente no esperó haberse dormido todo un día. Agotado su mente buscó la respuesta en que tal vez había sido por todo eso de la energía que leyó en esos blogs que enseñaban el ritual, en cuyo caso tenía sentido pero no dejaba de sorprender, al menos todo eso ocurrió durante el fin de semana así que no perdió un día de clases por andar invocando una entidad demoníaca caliente como el infierno, irónicamente.


Aún cansado y adolorido, decidió dormir un poco más a gusto aprovechando que ya no se sentía tan pegajoso y sucio como hace un rato.


Al día siguiente, los efectos de la follada aún no se desvanecían, por suerte al ser invierno podía cubrir todas esas excesivas marcas en todo su cuerpo con capas de ropa, sin embargo, tuvo que inventarse unas cuantas mentiras para explicar porqué caminaba cojeando o hablaba un poco rasposo.


Jungkook no podía evitar sentir vergüenza mientras les decía a todos sus cercanos que se había hecho un desgarre en la pierna mientras se ejercitaba y que había agarrado un poco de gripe por los cambios de temperatura, cuando lo que pasaba en su mente al decir eso era como había sido follado bestialmente por un demonio que le hizo ver estrellas de maneras que no imaginaba.


Por lo mismo, se abstuvo de buscar ligues o aceptar propuestas en lo que aún le costaba caminar correctamente. Había oído la frase de dejar a alguien sin poder caminar durante una semana, pero jamás había creído que en realidad era posible. En esa semana Jungkook reflexionó sobre sus gustos, aceptando que le había gustado más de lo que pensó ser el de abajo, aún no se sentía preparado para empezar con ese rol junto a otras personas, así que se mantuvo en lo que conocía y en lo que lo conocían. Al recuperarse continuó con su imagen de dominante que jamás dejaría que se la metieran –aunque ahora era parcialmente una mentira–.


Quiso continuar con sus ligues y su vida con humanos normales que estaban dispuestos a someterse ante él, sin querer cambiar tanto por la experiencia que tuvo con el demonio. A pesar de sus intenciones, Jungkook pudo notar que algo diferente pasaba. Y no era que ya no le emocionara follar con alguien, sinó que cada vez que lograba intentar algo con un nuevo ligue jamás llegaba hasta el final.


No importaba que tan bien se sintiera o que tan atractiva fuera la persona que decidía ser su pareja de cama porque cada vez que parecía que iban a dar el siguiente paso, un sentimiento de asco le atacaba el cuerpo, un malestar en el estómago, una opresión en el pecho, la contracción en su garganta como si se estuviera preparando para vomitar. Toda caliente o excitante sensación se iba por la borda cuando el asco le dominaba por ninguna razón en particular.


Intentó ir al hospital y explicar cómo se sentía, le recetaron pastillas para poder calmarlo pero no importaba si las tomaba, en su día a día podía sentirse completamente bien, los síntomas sólo regresaban cuando estaba a punto de meterse entre las piernas de alguien. Poco a poco, Jungkook fue perdiendo toda posibilidad de tener sexo con alguien más.


Esto lo mantenía completamente frustrado, sólo podía satisfacerse tocándose a sí mismo y leyendo sus novelas eróticas, de aquella manera jamás le llegaban esas sensaciones que le cortaban cualquier emoción, pero aún así Jungkook prefería al cien por ciento desquitar su necesidad con alguien más que tener que buscarla por sí mismo.


Lamentablemente esto no duró tan solo unos días, ya se había completado un mes entero desde que la última experiencia cuerpo a cuerpo fue con el demonio, un mes desde que no podía tener relaciones con alguien más porque, sin saber el verdadero por qué, le daba asco, un mes donde su único consuelo había sido la masturbación, un mes desde que el humor de Jungkook se había hecho un poco más agrio y necesitado porque la cantidad de frustración sexual que cargaba le estaba cayendo encima como una nube negra.


Un día de vacaciones de invierno, Jungkook llegó a su departamento cansado y con bajo ánimo, tiró sus cosas a donde fuera que cayeran pensando en cómo nuevamente aquellos extraños síntomas le habían arruinado una oportunidad con un hermoso chico otra vez. Tenía ganas de simplemente arrojarse a la cama, esconderse bajo las mantas y olvidarse de cómo tuvo que rechazar a alguien más por las náuseas. Su vida sexual estaba arruinada, y para alguien que anteriormente disfrutaba de la misma, era como negarle a un perro su hueso favorito. Avanzó con la mirada gacha, y al entrar a su habitación sintió una presencia –un aura extraña pero no desconocida– llenar el espacio en aquellas cuatro paredes. Recuerdos regresaron y un escalofrío completo le recorrió, al levantar la mirada se congeló ante lo que veían sus ojos.


Y con razón pues ese rostro con orbes violetas era algo que no olvidaría fácilmente.


Una vez más, Taehyung había vuelto. Los latidos del menor comenzaron a volverse veloces, simplemente con la presencia del demonio responsable de una de sus mejores, o para qué negarlo, la más memorable experiencia sexual. Allí estaba, sus manos grandes, su pecho descubierto y los hombros anchos, esos labios carnosos que dibujaban una sonrisa altanera.


Sus piernas temblaron, fue un acto reflejo y fue tan simple para Jungkook caer de rodillas ante él, viéndolo como una esperanza a su falta de sexo. Sus manos viajaron hacia los pantalones de cuero del demonio, quizás luciendo ansioso a la vista del íncubo, que al notar los dedos escurridizos solo pudo sonreír.


—Mi precioso Jungkook parece haber tenido problemas, ¿es así, bonito?—retumbó la grave voz mientras acariciaba la mejilla ajena, recibiendo un asentimiento en respuesta—. ¿Debería arreglar eso?


No importa si caía bajo, si volvía a romper sus esquemas o cualquier rastro del antiguo él se perdía, si lo degradaba nuevamente o terminaba sin caminar otra semana, en aquel preciso instante, con un calor creciente y total disposición, Jungkook olvidó que alguna vez fue él el activo en la cama. Por ello, desesperado y necesitado respondió:


—Sí, por favor.











6 Octobre 2022 02:51:29 14 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
88
La fin

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P Pierina
Necesito explicaciones del por qué ya no podía coger con otros 😫 que si fue por lo que le hizo Tae con las marcas color púrpura en su cuerpo 👀 y que pasa después con ellos 🤧 si Tae quizás se vuelve humano y son felices para siempre 😭 porfi 🤧 y gracias por un perfecto one shot 🛐
P Pierina
Yo necesito extras por favor 😭 apiádate de esta alma, es lo más 🛐🛐 que he leído joder
JJ JEON JUNGKOOK
wao, jk veterinario, siempre lo ponen doctor o arquitecto, jsjqkqkakqq
December 26, 2022, 16:29
Pïto Chico Pïto Chico
UN EXTRA PORFABOR
December 25, 2022, 02:45
Am Angie mer
Si haces un extra me baño
December 20, 2022, 20:44
Am Angie mer
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December 20, 2022, 20:44
Am Angie mer
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December 20, 2022, 20:44
Am Angie mer
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December 20, 2022, 20:44
VU Vale Ugarte
Un extra porfas
November 29, 2022, 22:01
VU Vale Ugarte
JODER Q BUENÍSIMO
November 29, 2022, 22:00
CS Cinnamonfp.h S
NUNCA LEI ALGO TAN BUENO AAAAAAAAAAAAAA
November 27, 2022, 12:44

franko mega franko mega
increíble espectacular espléndido maravilloso gratificante hermoso
November 26, 2022, 21:30
~