detention || myg + pjm Suivre l’histoire

El timbre resonaba por toda la institución, todos los alumnos y alumnas ingresaban a sus salones para la espera de sus profesores para el inicio y las últimas dos horas de clases de ese bendito viernes.

Exactamente en la case 2-B el bullicio permanecía pues el profesor aun no llegaba, todos o más bien la mayorías de chicos rodeaban al bombón de la clase, Park JiMin.

Y como no, si es como ella sabe que les gustan a los chicos, piernas largas, caderas anchas y cintura pequeña, sus pechos voluminosos y sumamente hermosa, mentiría si dijera que los profesores ni la voltean a ver, más de una autoridad escolar la observaba de manera obscena y ella lo sabía. Subía su falda cada tanto que podía, sus escote era prominente y por más que las profesoras y alumnas se quejen ante ese comportamiento y vestimenta obscena, no se solucionaba nada, el viejo director lo ignoraba y en coordinación solo le advertían pero nunca actuaban.

Más había un profesor que a pesar de que la chica le era el pecado mortal, tenía ética y moral, por lo cual se resistía a los malditos encantos de la alumna Park, porque sabe perfectamente que la chica intentaba seducirlo a más no poder y si seguia así mandaría la ética y moral al carajo.

—Buenos días—por fin el profesor había llegado. —Siéntense en sus lugares y por favor guarden silencio.

Todos obedecieron como era de costumbre, los chicos no se enfrentaban con el profesor pues tiene pinta de partirles la cara y dejarlos irreconocibles, las chicas como buenas perritas falderas obedecían para ver si conseguían algo de aquel apuesto profesor, pero la verdad es que jamás lo lograban.

Todos se sentaron menos su alumna favorita.

—Señorita Park, por favor siéntese en la silla, la mesa no es un asiento de su comodidad.

—Lo siento profesor Min—dijo sonriendo con inocencia.

Dejo de cruzar sus piernas alzando una, haciendo que Min pueda ver sus bragas de encaje, se bajó dando un saltito haciendo que sus tetas rebotaran en el acto, más de uno lo vio, más de uno tuvo una hemorragia nasal, más Min ni se inmuto, eso hizo enojar a la pequeña Park.

—Si ya termino con su circo, saquen su libro en la página 67—comenzó a dar la clase.

JiMin tenía que pensar en algún plan para que su crush, el profesor Min pudiera mirarle de la forma que tanto desea, pero ¿Qué podía hacer? A intentado de todo para llamar su atención, escotes, faldas, celos, pero solo obtiene un nada.

Nunca lo conseguía.

—Van a leer de esa página hasta la 73, tienen una hora, porque en la segunda les hare un cuestionario.

El salón completo se quejó.

—Cállense y póngase a trabajar, vamos.

Entre quejas todos leían, menos JiMin, observaba a su caliente profesor sentado en su escritorio. Se había quitado el saco, quedando solo en el chaleco de aquel traje y maldita sea, se podía observar el cómo de su camisa blanca se alcanzaban a marcar sus brazos y algunos tatuajes podían notarse perfectamente.

JiMin mordió su labio, juraba que si seguia viendo a su profesor de esa manera, tocaría su coño en ese momento, cualquiera podría mirarle hacerlo y no le importaría, quería que su profesor Min le mirara a como dé lugar.

La hora de la lectura termino, y Min empezo a repartir las hojas del cuestionario.

—No quiero nada en sus pupitres más que su lápiz y un bolígrafo de tinta azul, no quiero saber que estén copiando, mirando a otros lados o siquiera murmurando, no me importa que escucharse leer así mismos les ayuda.

Al llegar al pupitre de Park este abulto sus tetas, haciéndose notar más en aquel escote, Min lo vio y solo suspiro en resistencia, otorgándole una hoja a su alumno.

—Todo aquel que vea haciendo algo que no esté permitido, se ira a detención al finalizar la clase.

Las quejas se escucharon por todo el salón.

A JiMin se le ocurrió una increíble idea, su pupitre estaba al frente, obviamente con la excusa de poder ver mejor a su ardiente profesor. Si realmente ningún compañero podía voltear, podría aprovechar algunas mañas.

—Tienes una hora, pueden comenzar.

Todos, al mismo tiempo, empezaron la encuesta de no más de dos páginas. Min comenzaba a pasar entre las filas y los pupitres en busca de algún acordeón, notas o algo que delatara la trampa en el cuestionario. No era un examen como tal, pero aun así valía calificación para los alumnos.

JiMin comenzó con su plan, bajando su mano izquierda a su falda, elevándola lo suficiente para poder pasar su mano a sus bragas, las movió lentamente dejando así al aire su bien rasurado y rosado coño. Comenzaba con toques ligeros en su clítoris, siendo así de manera circular, Min se encontraba hasta atrás revisando minuciosamente a los demás alumnos.

Eso hacía que JiMin pueda masturbarse en el salón un poco, pero es que ese poco lo calentaba al saber que podría ser descubierto no solo por Min, sino por algún alumno. Seguia moviendo su mano, perdiéndose en la excitación del momento que recorría de a poco su cuerpo, el cuestionario quedo mucho en el olvido para Park.

No fue hasta que Min golpeo en el pupitre de Park, logrando que un dedo de él se introdujera de golpe en su vagina, teniendo que así ahogar un grito por la repentina intromisión.

—Veo que mi cuestionario no le importa Park—tomo la hoja, que ni siquiera tenía el jodido nombre completo. —Recoja sus cosas y vaya al aula de detención, lo veré en un momento.

Park bufo fastidiado, pero hizo caso, recogió sus cosas, colgó su mochila en sus hombros y se levantó, camino hasta la puerta, no sin antes ver a su profesor quien le miraba con una sonrisa coqueta.

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El timbre sonó por toda la institución, dando por finalizado aquel cuestionario del profesor Min, todos entregaban su trabajo para después salir del aula.

Ya cuando todos entregaron y verifico que no faltara ninguno, tomo las hojas metiéndolas en su portafolio, se levanto y no le quedo de otra mas que irse al aula de detención en la que su alumna favorita está esperándolo.

Mucha fue su sorpresa al encontrar a su alumna hasta el fondo del salón, tocándose con fervor, Park había quedado con las ganas al ver aquella sonrisa y al tener la intromisión de su propio digito.

Estaba con los ojos cerrados, con su diestra atacando su coño y reteniendo los gemidos con su otra mano, tan concentrado estaba en liberar su orgasmo que no se percato de la llegada del profesor de su detención.

Eso hizo a Min calentar, empezaba a sentir dura su polla con tal excitante vista. A paso silencioso se acercó, metiendo ahora el dos dígitos, logrando que Park abriera los ojos y pudiera soltar un grito.

—¿A caso alguien te dio permiso de poder tocarte? Contesta perra.

El chico negó, Min movía sus dedos de manera desenfrenada.

—Que contestes—dijo proporcionando una cachetada a JiMin que le hizo gemir.

—N-no—dijo entre jadeos.

Aquel golpe en su rostro lo prendió totalmente, quería más, quería que lo maltrate, que le siga golpeando y torturando.

JiMin disfrutaba de aquel movimiento frenesí de los dedos del mayor, pero grande fue su queja al ya no sentir nada, ni siquiera los dígitos dentro suyo. Quería liberarse, necesitaba correrse.

—No mereces correrte, sabes... Mi autocontrol se ha ido a la mierda hoy y tendrás tu castigo, pequeña zorra.

Deshizo el nudo de su corbata para con ella tomar ambas muñecas de su alumna y amarrarlas por encima de su cabeza. Tomo ahora la corbata del uniforme de su alumna, el código de vestimenta les pide portar una a los alumnos de manera correcta, pero JiMin siempre la usaba como simple collar o hasta cinturón, así que esto ayudo a que pudiera amordazar a JiMin.

Con fuerza tomo la blusa de la alumna para abrirla de golpe, saliendo disparados algunos botones que realmente no le importaba porque por fin podía ver esas exquisitas tetas que siempre imagino. Bajo las copas de aquel sostén a juego con las bragas y delineo sus labios con su lengua.

Min estaba maravillado con aquellos pezones perforados portando piercings en forma de gatito ya erectos, sin esperar más, amaso las tetas grandes, sintiendo lo esponjosas que estaban, eran perfectos para la paja rusa que tanto deseaba.

Se acercó a devorar con desespero aquellos manjares de botones que poseía la menor torturándolos a su antojo entre mordidas, jalones y succiones, JiMin solo atinaba a gemir contra la mordaza dejándola llena de saliva al ver a su sexy profesor usando sus pezones.

Dejando aquellas tetas de manjar viendo como su saliva las hacia brillosas, incluido los piercings, se levantó, para poder sacar su dura polla de entre su bóxer y pantalón. Tomo de los pezones a su alumna jalándolos a la cercanía de su polla, dejándola en medio de ambas tetas, las apretó y empezo con un vaivén haciendo una estupenda paja rusa. Aquellas tetas eran la gloria, se sentía caliente su extensión entre ellas, apreciando como la cabeza de su pene apenas y se asomaba por aquellas tetas.

Más no era suficiente, necesitaba más, así que tomo a su alumna del cabello, obligándola a bajar de la silla, retirando la corbata de la boca que se encontraba llena de saliva.

—Espero y tengas hambre, gatita, porque recibirás tu leche.

Sin esperar alguna respuesta introdujo su polla en la boquita de la menor, JiMin sintió dolor en su mandíbula por la intromisión repentina, su boca era llenada, su garganta profanada, sentía que se quedaba sin aire por tal vaivén, excitante.

Se empezaba a generar saliva, donde de a poco se salía por las comisuras de la alumna, quien le miraba con ojos llorosos. El profesor solo buscaba su liberación en aquella boquita, las mejillas que tenia no son solo de adorno y aquellos labio rechonchos son un buen amortiguador al golpear en el rostro.

Las arcadas empezaron a escucharse y a Min no le quedo más que sacar su polla, la saliva era demasiada, por lo cual esparció aquella por el rostro y las tetas. JiMin lo miraba con la lengua por fuera, mostrando los ojos llorosos, pero con deseo de más.

—Dime, ¿Te diviertes seduciéndome? —jalo de si cabello hacia atrás, teniendo la mirada fija.

—Si, demasiado—sonrió con soberbia, recibiendo una bofetada gimiendo en el acto.

—Si eso divierte, es hora de que yo me divierta y no pienso tener piedad de ti, gatita.

Tomo al menor como saco de papas, dejándolo sobre su hombro, así fue que camino hasta el escritorio dejando a la alumna ahí, abrió las piernas de está y podía ver qué aquellas bragas se encontraban ya manchadas por la humedad que emergía del coño de la menor en busca de correrse, sin resistirlo azotó su palma sobre las bragas, obteniendo el sonido de un chapoteo leve y un gemido alto.

Retiro las bragas y se las coloco en la boca de su alumna, tomo su pene entre sus manos para masturbarse un poco siendo que a su vez esparcía la saliva que había en el, usándola de lubricante para poder entrar.

La intromisión fue repentina, sacando un gemido nuevamente alto por parte de Park, siendo amortiguado de cierta forma por las bragas, el vaivén de las envestidas empezo lento, aunque Min menciono no tener piedad tampoco es como pensara lastimar a su muñequita. Mas el movimiento urgido de las caderas de la menor le dieron pase a aumentar el ritmo, logrando que sus testículos chocaran contra el gran culo que poseía la alumna.

Los rostros de ambos individuos se acercaron, Min quito las bragas escuchando los gemidos al ritmo de las envestidas, Park paso sus manos atadas por encima de la cabeza hacia el cuello, atrayendo más a su profesor y poder por fin besar esos jodidos labios que deseaba con fervor.

Las ultimas prendas desaparecían, quedando desnudos, cambiaron de posiciones incontables veces, pero es que llegaba por fin el tercer clímax de los tres, pues el sol se ocultaba y era más que seguro que ni el director se encontrara ahí en la instalaciones de la escuela.

Park yacía recostado en el escritorio donde empezo la gran follada de su vida, su rodilla derecha se encontraba alzada en el escritorio, detrás tenía al profesor arremetiendo en su entrada malditamente torturada, se encontraba ya roja e hinchada por tanto maltrato, pero la excitación era más en el momento.

—A-ah Yoonie~ me-me correré ¡Ah! —se escuchaba claramente por toda aquella aula.

El chapoteo, gemidos y gruñidos era la mescla perfecta.

—Maldita sea gatita, hazlo, vamos—gruñía.

Las embestidas eran totalmente rápidas, sin ritmo alguno. JiMin se corrió en un gran squirt, manchando parte del escritorio y el abdominal del profesor. YoonGi salio y dejando a su alumna así, metió dos de sus dígitos creando una fricción descomunal logrando que todo el fluido vaginal saliera como una fuga de agua.

Park se agacho para quedar enfrente de la polla del mayor quien se masturbaba con fervor, para al final correrse en la boca de la menor, era caliente y viscoso, pero sumamente dulce.

—Trágalo gatita, es tu premio.

Park solo hizo caso, más la alumna cayo al suelo por el cansancio de follar más de 6 horas.

—No ahora, dios—Min sin muchos ánimos de nada tomo entre sus brazos a la menor.

La vistió, al igual que él mismo, la cargo como pudo pues portaba también la mochila y las pertenencias de la menor, dirigiéndose a su auto, no sabía dónde vivía así que no le quedo de otra que llevarla a su casa. Mientras manejaba podía ver a su alumna respirar profundo y acomodarse mejor en el asiento de copiloto.

—No está en mi ética y moral enamorarme de mi alumna—cerro sus ojos al encontrarse en un semáforo indicando alto.

¿Enamorarse de su alumna por haber tenido la mejor follada de su vida? Y es que nadie más lo lleno de satisfacción y excitación como ella.

Suspiro y siguió manejando como si nada a casa, ya después resolvería ese problema del corazón como lo hizo con el problema de su polla.

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6 años después.

El timbre resonaba por toda la institución, todos los alumnos y alumnas recogían sus cosas colocándolas en la mochila para poder irse por fin a casa.

—No olviden hacer su tarea de la página 121—recordó a su alumnado.

—Si profesor.

Una vez solo en el aula tomo su teléfono móvil, apreciando que tenía un mensaje de su muñequita, preguntando que si ya iba a regresa. Con una sonrisa decidió llamarla.

—Yoonie~ ¿Ya vienes? Nuestro bebito tiene hambre—a pesar de estar a través del teléfono, Min suponía que su pequeña formaba un puchero.

—Ya voy de salida JiMinnie, dile a nuestro pequeño que le llevare lo que quiera—salía del aula directo a sala de maestros para poder firmar de retirada.

—Pastel de fresa y helado de pistache—se escuchaba emocionada.

Al entrar a la sala diviso a uno de sus colegas saludándole con la cabeza.

—Bien cariño, llego en un rato, besos—al recibir la despedida de regreso colgó.

Se dirigió al cuaderno de siempre y firmo de salida.

—Hey Min, ¿qué tal JiMinnie con su embarazo? —pregunto su colega.

—Va bien, el bebé crece sano.

—Eso es bueno, a Jin compro algo que quizás a JiMin le guste para el pequeño.

—No se hubiera molestado, pero si quieres nos reunimos este fin para poder compartir un rato.

—Perfecto, Jin estará contento, sabes que también era su alumno favorito, era muy bueno en artes.

—Si, pero no favorito a mi modo.

—Hombre, ella es tu lotería, cuídala.

Sin más el profesor Kim se retiró, Min termino de firmar para después irse de la institución a casa con su esposa y su próximo hijo.

Fin.