Nuestra hermosa consecuencia Suivre l’histoire

La niña estaba sentada tranquila. Cuando sintió los pasos de su mamá, viniendo por el pasillo; pero no se movió de lugar. Aunque bien sabía que era muy tarde ya para seguir jugando.

—Meg es hora de ir a la cama — anunció la madre entrando a la habitación; encontrando al padre sentado en el suelo, con las piernas cruzadas y sosteniendo una pequeña taza de té. Ambos, él; y la pequeña de seis años estaban rodeados de muñecas de todos tipos y tamaños

— Ya voy mami — dijo la niña; sin embargo, no se levantó del suelo. Solo acomodó a una de las muñecas que se había caído de donde estaba anteriormente colocada.

— Meg hazle caso a tu mamá; mañana seguimos jugando con tus muñecas — pidió el padre cansado, pues llevaba una hora en la misma posición

— Está bien papi, ¿Me cuentas un cuento papi porfa?— dijo la infanta poniéndole ojitos de cachorro mojado como a él le gustaba decir

—¿Un cuento? ¿Tú quieres que tu papá te cuente un cuento? Pero si tu papá no sabe contar cuentos cariño — se burló la madre ganándose una mirada dura de su marido

—Yo cuento los mejores cuentos patosa — dijo este orgulloso. Aunque todos sabían que no era así

— Mami, papi, no peleen mejor me lo cuentan los dos — terció la nena mientras se metía debajo de sus sábanas rosas

— Ok bichito ¿Qué cuento quieres?— preguntó la mujer preparándose para contarle a su hija el mismo cuento de siempre; la Cenicienta. Historia que la niña ya se sabía de memoria

— El de cuando ustedes se conocieron — pidió y sus padres se miraron con asombro. Además de una sonrisa cómplice y enamorada

—Ese es muy simple, tu mamá me sedujo y se aprovechó de mí — contó el padre acomodándose a su lado

—¿Yo? Pero serás mentiroso. Fuiste tú quien se aprovechó de mi inocencia con tus aires de yo, soy sexy y me gusta que lo sepas — rodó los ojos y se acostó del otro lado de su pequeña

— ¿Inocencia? Nena si cuando me viste me sentí violado — exclamó este indignado

¡— Ahhh!!!! Mamá, papá, hay una niña presente — chilló Meg poniendo sus manitas en sus oídos

—Lo siento cariño. Es que tu madre es una bruja — se disculpó el padre besando la mejilla de su hija, su mayor tesoro

—Yo también te quiero mi amor — respondió con ironía la madre. A lo que su marido le lanzó un beso

—¿Me van a contar la historia o no?— esta vez ambos sonrieron y el padre negó con la cabeza para luego decir

— Parece mentira que Megan sea la más madura de los tres

Y así procedieron a contarle a su hija sobre aquel fatídico día en que sus miradas se encontraron por primera vez

He aquí el comienzo de mi historia no estará perfecta, pero es la primera que escribo por lo que dejen sus comentarios y díganme que opinan y si les gustó no se olviden de votar Nos leemos en el próximo capítulo