El gato y la sirvienta Suivre l’histoire

Érase una vez, hace mucho tiempo, vivía en una casa humilde una mujer viuda que tenía una hija de diecinueve años llamada Gretel. Ella era obediente, trabajadora, y servicial. Sin embargo, su madre era estricta, seria y cuando se encontraba con un animal, los trataba con aversión y desprecio.

Un día, la mujer conoció a un hombre muy rico y poderoso, y con el paso del tiempo, ambos se enamoraron. Pero Gretel, que supo al instante, cómo era realmente aquel aristócrata, trató de advertir a su madre sobre sus malas intenciones. No obstante, ésta estaba tan enamorada que se negó a escucharla. Le decía que aquel matrimonio les permitiría salir de la pobreza. El hombre, que oyó la conversación, no lo olvidó.

En primavera, se celebró la boda. El nuevo matrimonio se sintió muy feliz. Sin embargo, cuando todos se fueron, ordenó a Gretel que limpiase la loza.

Tiempo después, en la mansión del aristócrata, poco a poco fue despidiendo el servicio y encargaba a Gretel que se ocupase de la limpieza. Como su madre tenía terror a los animales, su nuevo marido se encargó de que pusieran veneno por todo el jardín. Y así su matrimonio fue feliz mientras que la pobre muchacha hacia todas las tareas de la casa.

Una tarde Gretel, que había tenido la ocasión de descansar, se fue al jardín. De pronto, descubrió en un rincón a un gato que parecía muy enfermo. Así que salió de la casa a escondidas para llevarlo al veterinario. Ella a escondidas, le siguió curando en casa y el animal se sanó.

—Gracias —pronunció el gato, para la sorpresa de Gretel—.

—¿Puedes… hablar? —logró preguntar la joven atónita—.

—¡Claro! ¡Y no soy un gato cualquiera, sino que soy mágico! Y como recompensa por cuidar a un animal, puedo concederte lo que desees.

La muchacha empezó a meditar. Desde hacía tiempo, ella quiso iniciar una nueva vida y no permanecer bajo la tiranía de su padrastro. Así que no dudo— Me gustaría irme lejos de la mansión en la que vivo. Tener un trabajo y cuidarte.

Y sucedió lo siguiente. El gato le dio una casa acogedora y para mantenerla, ella tuvo la ocasión de iniciarse en el oficio de veterinaria. Atendió con mucho cariño y esmero a los animales, a la vez que aprendía mucho de ellos. Así, la muchacha empezó a prosperar. Durante este tiempo, la amistad entre el gato y Gretel creció aún más.

Una noche, ella se sentó en su cama, con el gato acurrucado en sus rodillas, y le susurró—Seas humano o no, compartiría mi vida contigo.

Con estas palabras, el animal empezó a brillar. La joven atónita se puso en pie, con los ojos muy abierto. La forma del gato fue tomando forma humana hasta que, se convirtió en un muchacho joven y sonriente.

—Gracias por romper mi hechizo. Una bruja me transformó en gato para que vagara solo y sin nadie que me ayudara. Pero por el amor que tienes a los animales y por tu bondad, me has liberado. Siempre estoy a tu lado.

Juntos llegaron a ser veterinarios, se casaron y formaron una familia, también adoptaron algunas mascotas para que tuvieran un hogar.

Moraleja: No tratéis con crueldad a los animales. Podemos aprender mucho de ellos y cada especie es un mundo.

FIN