rodriaccopen Rodriac Copen

Un fantasma se aparece en una localidad de Noruega indicando el lugar de una terrible masacre que involucra a un político importante y su esposa. La policía local es incapaz de encontrar pistas o sospechosos, por lo que Seguridad Nacional asigna al letal detective Crettan que, junto a su compañera y psiquiatra forense Sonja Holten, deberán investigar exhaustivamente mientras descubren un terrible secreto que permaneció oculto por cuarenta años.


Criminalité Tout public.

#crimen #misterio #romance #policial #detectives
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Capítulo 1. Copenhage


Steve Crettan de la Seguridad Nacional estaba alojado en el Nobis Hotel de Copenhage. El detective lo había elegido simplemente porque estaba cerca de su destino de trabajo, el Danish National Police’s new Forensic Centre.


A decir verdad, las primeras impresiones de la ciudad no le habían sentado bien. Era su primera visita a la capital de Dinamarca y la primera impresión que recibió era la de una excesiva cantidad de construcciones y asfalto que le asfixiaba por doquier.


Estaba acostumbrado a ciudades con una mayor cantidad de vegetación y eso le hacía sentir algo incómodo en el ambiente extremadamente saturado de ladrillos y cemento que le ofrecía el ambiente urbano de la ciudad.


Llevaba algunos días reuníendose con los policías locales en el Centro Forense, que estaba a unos doscientos metros de su hotel. Estaba cumpliendo funciones protocolares de la Seguridad Nacional y, desde los cuarteles centrales de Münich le habían enviado para completar algunos informes para la oficina local.


Su enlace en las oficinas locales era la teniente Sonja Holten, oficial especializada en psiquiatría forense. Holten había sido asignada temporalmente compañera de Steve y, después de una evaluación de campo, era muy probable que quedaran asignados como compañeros permanentes.


Crettan estaba reacio a la asignación de ningún compañero. Aún habían transcurrido pocos meses desde la muerte de Nesko Cleonis en el caso del retrocronológico, pero a pesar de sus protestas, sus superiores le habían asignado el mejor compañero que compatibilizaba con su perfil.


Para su agradable sopresa, su nueva compañera era un oficial comprometido, y en las horas de trabajo conjunto había demostrado ser una inteligentísima mujer que razonaba muy bien, conocía las leyes a la perfección y sabía trabajar en equipo.

Los días devenían tranquilamente, por lo que Steve aprovechaba todas las oportunidades para conocer la ciudad. Al despertar por las mañanas caminaba unos metros hasta llegar al pequeño café Kopenhag, sobre la impronunciable calle Tøjhusgade.


Allí tomaba un café con crema acompañado de un entremés y seguía unos metros para llegar al complejo de edificios en los que los daneses tenían las dependencias policiales y en las que se encontraban las oficinas de Sonja.


En los ratos libres que le dejaban sus obligaciones diarias, el detective recorría los jardines de la Librería Real para contemplar la verde vegetación alrededor de su lago artificial.


Solía ir hasta los jardines de Tívoli para caminar entre las flores y la vegetación exhuberante.


La ciudad le había impresionado con sus contrastes, mostrando una faceta urbana llena de aburrido cemento y edificios antiguos con una sobreabundancia de edificios cuadrados y rectangulares, pero al mismo tiempo presentaba islas y oasis maravillosos de vegetación en los que resultaba relajante inmiscuirse para refrescarse ante el calor del cemento y olvidar por unos momentos los bizarros detalles de su trabajo.


Habiendo pasado varios días en Copenhague, y ya cerca de retornar a su oficina de Hamburgo, un viernes al mediodía se había acomodado en una pequeña mesa enfrente del galeón pirata que estaba atracado en el lago de los Jardines de Tívoli, cuando su colega Sonja Holten se apareció sonriendo frente a él.


-“Hola, Steve. Tanto tiempo sin verte”- Dijo sonriendo. Sólo hacía unos cuarenta minutos que habían estado trabajando en su oficina, así es que la ironía era obvia para ambos. –“¿Puedo sentarme?”- Preguntó cortésmente.


-“Claro que sí, Sonja. Ya estaba aburriéndome con mi propia compañía. Pide lo que quieras. Yo invito.”- Respondió Crettan.


-“Gracias, Steve. Voy a aceptar tu oferta y te arrepentirás rápido cuando me veas comer.”- Respondió la siquiatra riendo mientras tomaba asiento.


Ambos pidieron algo para almorzar. Sonja tenía su pelo rubio recogido con una colilla y mostraba una redondeada frente que coronaba un rostro regordete con mejillas rosadas. Vestía un bonito traje gris con una camisa blanca y un toque de color que le daba una cinta que vestía a modo de corbatín. Se veía realmente hermosa.


-“¿Eres de Copenhague, Sonja?”- Preguntó Crettan Interesado.


-“Si. De Roskilde, a unos 10 kilómetros al oeste de aquí. Una verdadera citadina.”- Respondió sonriendo.


La siquiatra forense era una persona de sonrisa fácil, algo que a Crettan le ajustaba bien.


El detective siempre decía que su mal humor era una de sus peores pesadillas. Le sentía como una carga que le arrastraba a una visión oscura de la vida en general. Steve creía sinceramente que sus depresiones crónicas en gran parte se debían a su carencia de humor genuino. Era bueno en el sarcasmo, pero eso era algo que la gente solía ver gracioso cuando en realidad era todo lo contrario.


-“¿Y a qué se debe este inesperado placer?”- Preguntó el detective haciendo alusión a este encuentro no coordinado con antelación.


-“Uff. Te tengo malas noticias. Nos han asignado un caso en Nordjordeid, Noruega.”- La expresión del rostro de Sonja, muy parecida a la de un payaso, hizo reír al detective.


Nordjordeid era una localidad enclavada en un fiordo de Noruega, un poco al Noroeste, sobre el Mar de Noruega y frente a las Islas Feroe.


La Seguridad Nacional tenía jurisdicciones muy amplias. La zona danesa abarcaba Dinamarca, Inglaterra, Escocia, Irlanda, Finlandia, Suecia, Noruega, Islas Feroe e Islandia.


-“Y que nos espera en Noruega?”- Se interesó Crettan mientras una camarera les servía el pedido del almuerzo.


-“Un doble asesinato de turistas.”- Mencionó la dra Holten.


-“Perdona mi grosería, pero ¿Qué diablos tiene que ver Seguridad Nacional con un asesinato? Es algo para la policía local…”- Preguntó Steve mientras comía.


-“Murió el secretario del Primer Ministro de las Islas Feroe junto a su esposa. Se considera de alta prioridad”-Contestó a su vez Sonja.


Crettan le miraba comer divertido, mientras admitía que la doctora tenía razón cuando le advirtió sobre su invitación. No era la cantidad y variedad de cosas que ingería, sino cómo lo hacía. Le gustaba eso. Una mujer segura de sí misma.


-“Sabemos algo de las víctimas?”- Quiso saber Crettan.


-“Si. El secretario se llamaba Steve Gran y su esposa Sara Collman”- Contestó Holten


-“Gran no suena muy faroense ni danés”-Opinó Steve


-“Sara, la esposa, era de origen inglés. Muchos nativos de las islas Feroe buscan esposas lejos. Hay menos mujeres que hombres en el archipiélago. Pensé que lo sabías. Eso me hace pensar que podría intentar tener éxito por allá.”- Bromeó Sonja.


-“Seguramente tendrías mucho éxito. Y estoy seguro que aquí también tenes éxito, pese a tu excesiva modestia.”- Respondió Crettan. Lo decía sinceramente. Sonja le resultaba sumamente atractiva.


-“Pero cuentáme, por favor, Sonja, sobre la investigación que estabas llevando adelante hasta que te importuné con estos asuntos burocráticos.”-Se interesó el detective.


La especialidad de Sonja era la psicología clinica, y hasta la llegada de Crettan, había estado trabajando en un encargo del departamento de investigación forense de la Seguridad Nacional en Dinamarca.


Estaba tratando de determinar el alcance de un fraude académico que podía hacer naufragar varias condenas que se habían logrado en el sistema judicial del Gobierno Unificado Mundial.

Un famoso psicólogo Sueco llamado Elvin Knutson que ejercía en Copenhage desde hacía muchos años, se había convertido en un referente legal para los fiscales de muchos casos importantes.


Al parecer había cometido un importante fraude en la investigación que sustentaba algunos de sus trabajos más famosos en el mundo académico.


Knutson, según algunos colegas, habría forzado los resultados de estudios estadísticos en varios trabajos presentados en algunas de las revistas de investigación científica de fama mundial.


Si bien todas las editoriales importantes contaban con procedimientos de validación y verificación de resultados de investigación, no eran inmunes a los engaños.Por algún mecanismo aún desconocido, Knutson había publicado varios resultados estadísticos amañados.


El problema principal de ese caso en particular, radicaba en que el doctor Knutson había sido un testigo de gran peso en varios procesos de resonancia y en los que el estado había logrado las condenas de varios criminales notorios.


Si su reputación terminaba siendo un fraude, muchos abogados estarían dispuestos a reabrir casos y solicitar la nulidad de los testimonios del desacreditado doctor.


Esto era un gran revez para el sistema judicial.


Como la Dra Holten estaba especializada en siquiatría clinica y forense, había recibido el encargo de realizar un análisis metódico y escrupuloso de los diagnósticos y opiniones del sueco en los casos en los que estaba involucrado.


Hasta ahora, en que esta nueva asignación le obligaba a poner en pausa sus investigaciones para hacer una tarea de campo en conjunto con Steve.


13 Juillet 2022 00:55 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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