Sus labios burbujean y no se reserva al cantar la letra, su voz mezclándose con la del artista masculino que anteriormente estuvo llenando sus oídos con su música a través de los audífonos. Jungkook se la sabe al derecho y al revés, por ello se da el lujo de hacer un falso concierto para él y sus espectadores inexistentes. El sofá recibe su peso, está de pie en la comodidad del mismo, usándolo como escenario mientras el coro de la canción le arrebata el aire de los pulmones.
Las hebras castañas y largas se baten con el movimiento de su cabeza, por un momento cierra los ojos y casi puede sentir al público aclamando y vitoreando por su voz. Una última nota alta le hace sentirse como toda una estrella, antes de hacer una magnífica pose final, casi como sus ídolos al despedir un concierto. Quizás en otra vida su lugar serían los reflectores.
Regula su respiración y tira de su cabello hacia atrás, apartándolo de su frente. Sus párpados se abren y regresa a la realidad, sigue estando en su departamento, y el micrófono que estuvo sosteniendo ahora es solo la escoba con la que estaba limpiando hace unos minutos. Se ríe bajo de sí mismo y baja del sofá de un salto, acercándose hasta la mesita de café donde se encuentra su teléfono.
Busca entre su música alguna canción que su cerebro recuerde, termina optando por la que más le apetece a su cuerpo disfrutar. Deja el dispositivo en el mismo lugar y toma la liga para el cabello que estaba justo al lado, de forma rápida y despreocupada acomoda sus hebras en una pequeña coleta, así ya no tendrá problemas al continuar con sus responsabilidades.
La nueva sonata es más tranquila, lo que le permite al chico concentrarse un poco más en reunir el polvo que ensucia el suelo de madera, pero no evita que su cabeza se mueva al ritmo mientras lo hace.
No lo culpen, es su manera de no aburrirse cuando su novio no está en casa.
Desde que Taehyung y Jungkook se mudaron juntos su vida ha sido una montaña rusa de emociones, en el buen sentido de la expresión, muy bueno a decir verdad. Llevan tres años y un par de meses de relación, aproximadamente cinco viviendo bajo el mismo techo en un modesto pero encantador apartamento en Seúl.
Al principio fue inesperado más que una osadía, como cualquier nueva experiencia, creían estar preparados para todo, pero luego se dieron cuenta que habían muchas sorpresas que deberían aprender a manejar. Como el debate matutino sobre preparar o no café porque Jungkook era el único que bebía, o acerca de quién se encargaría de hacer la lavandería mientras el otro se encargaba de la vajilla. O el hecho de no poder tener un microondas en casa porque, extrañamente, Jungkook les tenía pavor.
Nada demasiado caótico o problemático, supieron adaptarse bien y el tiempo juntos los hizo más adictos al otro. Los besos de buenos días, los besos de buenas tardes y como olvidar el sabor de los besos de buenas noches. En general, tenerse cerca el uno al otro había hecho que no solo su noviazgo se volviera más estrecho, su amistad también lo hizo. Antes de que el amor surgiera habían sido compañeros en la preparatoria, mejores amigos inseparables que acabaron juntos por casualidades y situaciones casi clichés.
Y aquello hacía todo más divertido, porque eran compañeros de vida y del crímen. Se amaban y gastaban bromas pesadas, se acurrucaban juntos al ver una película romántica, para luego desconocerse por completo al jugar videojuegos de pelea. Se sonríen y luego maldicen al otro cuando olvidan comprar algo en el super. Sin duda sus vidas se habían vuelto más coloridas al mudarse juntos.
Así que para el castañito sentir el departamento sin la actitud juguetona y coqueta de su pareja por tantas horas, era casi somnífero, como si sucumbiera en una monotonía mortal. Debe recurrir a sus propios métodos para entretenerse y no impacientarse con el lento correr de las agujas del reloj.
Podría convencerse de que estaba exagerando, tan solo habían pasado cinco horas desde que Taehyung cruzó la puerta principal y abandonó su hogar luego de lanzarle un beso en despedida. No era tanto, pero si lo sumaba con el resto de tiempo que estuvo ausente durante la semana empezaba a deprimirse solo.
Un puchero inconsciente se dibujó en sus labios, y cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo de inmediato negó, procurando apartar de su cabeza cada una de las ideas que lo distraen. Debía pensar solo en terminar de limpiar la sala de estar, después de todo era el único lugar del departamento que faltaba.
Pero no era fácil. No lo era cuando estaba extrañando a su mayor y a la vez se encontraba preocupado por él. El motivo de la ausencia de Taehyung en casa regresa a su mente sin consentimiento, y ahí están sus labios abultandose de nuevo sin permiso.
Siempre han sido económicamente estables, ambos tenían trabajos con buen salario y horarios convenientes. Al menos así era hasta que la empresa donde trabajaba Taehyung decidió liquidar a algunos de sus empleados, entre ellos resultando el moreno. Con mucha pena, o eso dijeron, los jefes de Kim lo dejaron fuera del negocio, y ahora estaba en busca de un nuevo trabajo.
No era como si fueran a perder el departamento o su sustento se fuese en picada, aún tenían los ingresos de Jungkook, los cuales no eran pocos al ser asistente en una prestigiosa empresa de modas. Pero a Taehyung no le agradaba la idea de dejar al menor corriendo con todos los gastos.
La búsqueda comenzó el lunes, y hoy viernes había sido la última visita a diferentes empresas que podrían o no estar interesadas en el currículum del mayor. Y como no, aquello le había robado un poco del tiempo de calidad que solía pasar con su novio.
Sinceramente Jungkook esperaba que eso acabara pronto.
Para las 5 de la tarde, Jungkook dejó los productos de limpieza en el armario del pasillo y dio los últimos toques a su obra maestra. Sus dedos viajaron hasta sujetar los mullidos cojines que decoraban el sofá, acomodándolos en su lugar. Demasiado perfeccionista de su parte, no obstante, así era él.
Terminó al mismo tiempo que una nueva melodía hacía eco en sus audífonos, tan tentadora que no pudo negarse a bailar. Había planeado ir a su habitación a fundirse entre las sábanas junto a una buena serie, pero no haría mal concederle esta victoria a la selección musical.
Su cuerpo se movió con los pasos de una coreografía inventada, simplemente deja que sus caderas se meneen de izquierda a derecha con el ritmo, su cintura acompaña el vaivén con habilidad y solo se deja sentir, imaginando que su pareja está justo ahí, compartiendo el momento con él.
Se pierde fantaseando con Taehyung sonriendo solo para él, con sus manos abrazando la curvatura de su cintura mientras le canta y el mágico momento acaba en el encuentro de sus bocas.
No debe soñarlo por mucho más, siente un par de brazos rodearle por la espalda, cumpliendo su capricho, mientras una respiración cálida hace cosquillear su cuello junto un tierno beso depositado en su nuca. El volúmen de su música debe estar lo demasiado alto como para no haber escuchado a Taehyung llegar. Poco tarda en posar sus propias manos sobre las del mayor, continuando con el mecer de su anatomía, ahora siendo acompañado por el moreno.
Jungkook recuesta su cabeza en el hombro de Taehyung y sube una mano para retirar sus audífonos, dejando Sweater Weather en segundo plano aún sonando.
"No me di cuenta cuando llegaste" mencionó bajo, cerrando sus ojos al sentir como el mayor lo estrechaba más contra él.
"Te ves tan bonito bailando" Taehyung cambió un poco de tema. Se le hizo difícil no halagar a su chico cuando estaba luciendo así de bien frente a él.
Labios gruesos y tersos crearon un camino de besos desde la parte posterior de su oreja hasta su mejilla, tan delicados pero amorosos que hicieron sonrojar y sonreír a Jungkook como un tonto adolescente enamorado.
Abrió sus párpados, no resistió mucho más y en un movimiento ágil se dio la vuelta, aún apresado por los fuertes brazos de su amado, ahora con sus pechos pegados. Deslizó sus propios brazos hacia el cuello de Taehyung, no pudiendo resistirse a enredar sus dedos en esa cabellera negruzca sedosa, al mismo tiempo que se permitía perderse en el avellana de sus ojos.
A veces se preguntaba qué buena acción había hecho en su vida pasada como para merecer en esta a un hombre tan maravilloso como lo era su novio.
Taehyung era sumamente guapo, un par de centímetros más alto que él, cualidad que a Jungkook le fascina. Piel acanelada, decorada por pequeños lunares de chocolate esparcidos por su esbelto pero trabajado cuerpo; sus brazos son un claro ejemplo de que el gimnasio estaba dando buenos frutos. Mandíbula marcada, clavículas tentadoras y qué decir de sus manos, venosas y grandes, de dedos largos que sabe usar muy bien. Era casi como una escultura creada por un mismísimo dios, si no es que él mismo era un dios griego.
Ninguno dice nada, solo se mantienen en silencio en una comodidad típica de ambos, abrazándose y profesandose amor de forma tácita. Taehyung tiene una mirada felina tan profunda y comunicativa, con solo un vistazo puede decirte mil cosas y a la vez dejarte tan embobado que no sabrás qué pensar.
Jungkook ama esa mirada y al mismo tiempo le intimida, porque así como es cálida cuando están juntos, puede ser más helada que un témpano de hielo en cuanto el ajeno se molesta. Para suerte de Jungkook, pocas veces llegan a enfadarse con el otro, y más bien ese poder y dominancia que posee su mirar Taehyung suele implementarlo en otras…situaciones.
"Te extrañé, bebé" rompió el silencio, observando con brillo en sus iris al aludido.
Y claro, no todo se quedaba en lo estético, porque el corazón de Kim Taehyung era tan hermoso como el exterior. Su personalidad coqueta y dulce, un hombre amable y servicial, tan noble y leal, sin duda podría ser descrito por cualquiera como un amor de persona.
Jungkook se había ganado la lotería con él.
"Yo también te extrañé, hyung" sus latidos se aceleraron en su pecho, como siempre que estaba con el mayor. "¿Te fue bien en tu búsqueda?" preguntó con curiosidad y algo de ansias.
Las palmas de Taehyung viajaron a acunar su rostro, sosteniéndolo como si de porcelana fina se tratara. Comenzó a acariciar con suavidad esos pómulos sonrosados de forma tenue, y en lugar de palabras Jungkook sintió un par de labios posarse sobre los suyos. Un beso tranquilo, de compás gentil y sentimientos dulces.
"Hola, bebé" dijo Taehyung al separarse, robándole una risa honesta al menor.
"Hola, hyung" devolvió divertido, sabía lo que estaba intentando hacer. Se apartó unos centímetros, estableciendo distancia suficiente y cruzó sus brazos sobre su pecho para darle a entender al mayor que no se dejaría llevar por sus juegos. "Estás evitando mi pregunta"
Taehyung comenzó a mirar en cualquier dirección excepto hacia él, al menos durante unos segundos antes de que el castañito le diera un golpe suave en el pecho, y tras dar un paso atrás por el empuje, se dispuso a hablar.
"Bien" respondió, confiado aunque fuese una respuesta sumamente banal. "Ya hice lo que debía, solo queda esperar una llamada" conocía a Jungkook y no se conformaría con ello, así que agregó.
Jungkook sonrió entusiasmado, casi deseando dar un salto de la emoción. Eran buenas noticias, no solo porque su pareja podría conseguir trabajo pronto, sinó porque eso significaría que la búsqueda roba-tiempo-de-calidad se acabaría. Gracias Satanás o a quien corresponda.
"¿Sabes cuándo podrían llamar?" no se contuvo al mostrar su interés, casi un destello cruzando sus pupilas de solo pensar en recuperar las horas pérdidas.
"No estoy seguro" contestó, ofreciéndole su mano derecha a su pareja para que se acercara nuevamente. Jungkook era fanático de los gestos románticos, así que quién era él para negarle tal caballerosídad. "Y si te soy sincero espero que llamen de una en particular"
Con lentitud y sin mucho esfuerzo Taehyung terminó por apegar a Jungkook a su cuerpo, rodeando su cintura con un brazo, mientras el otro se encargaba de acomodar una hebra traviesa detrás de la oreja del menor. Jungkook no entiende a que se refiere, pero lo sigue escuchando mientras los guía a tomar asiento en el sofá que ambos eligieron en aquella tienda antes de mudarse, con Jungkook sentado en el regazo de Taehyung.
"¿La de Min?" preguntó, tratando de recordar las empresas a las que su pareja postuló. A duras penas podía encontrar los apellidos de los dueños en su memoria. "¿La que hiciste el miércoles?"
"Esa" Taehyung le dio la razón. "Sabes que me gustan los videojuegos, y amaría poder trabajar en el área de ventas" expresó con una ilusión tan adorable que el menor se sintió desfallecer. "Su asistente dijo que me llamarían entre ayer y hoy, de verdad espero que crean que estoy capacitado para el puesto"
Entendía el nerviosismo de su mayor, él mismo lo vivió al postularse para su actual puesto de trabajo. Los nervios te carcomen, tu estómago se revuelve y sientes como si quisieras vomitar pero no hay nada, no sucede nada. Porque solo es la ansiedad de no saber qué pasará haciéndote pasar un muy mal y pésimo rato.
"Todo estará bien, hyung" Jungkook lo consoló con la más bonita de las sonrisas y un beso en la frente. Sus finos dedos dejaron algunas caricias en la mejilla del mayor, casi delineando la línea de su mandíbula para darle ánimos, hacerle saber que estaba ahí con él. "Eres el mejor para ese trabajo, seguro llamarán en unas horas"
"¿Tú crees?"
"Lo creo" afirmó el menor.
Taehyung asintió suavemente, plantando un beso casto en la comisura de los labios de su pareja. Como un felino deseoso de cariño, se acomodó pacíficamente en el espacio entre el cuello y el hombro del menor, aspirando su aroma relajante, permitiéndole olvidar sus dudas e inseguridades en la comodidad de los brazos de su amado. Con los párpados cerrados disfrutó de ser mimado por Jungkook, devolviéndole el adorable favor con caricias en la espalda.
Acurrucados en la comodidad de su sala de estar, Taehyung trazaba figuras abstractas con la yema de su índice por toda la extensión de la espalda adversa. Subiendo y bajando por la línea de su columna, casi podía escuchar al castaño reír por las cosquillas que le provocaba, pero en lugar de eso estaba allí, peinando su cabello y jugueteando con él.
La tela de la camisa que usaba el menor se sentía suave en su tacto, pero no se comparaba a la tersa piel clara y lechosa que se escondía debajo. Lo pensó por un segundo solamente, y tomó la decisión audaz de colar su mano por debajo de la prenda. Piel con piel, su palma abrazaba la calidez del contacto directo con la figura de Jungkook, sus dedos acoplándose de forma perfecta a esa curva que definía su pequeña cintura.
Claro que Jungkook notó y siguió con atención cada movimiento de su novio, atento a la dirección que tomaba su actuar y, por supuesto, embelesado con la delicadeza de sus acciones. Un suspiro encantado dejó sus labios rosas, bajando su mano simplemente a abrazar a Taehyung, dejándose hacer sin queja alguna.
¿Cómo podría quejarse?
"Tae…" llamó el menor, casi ronroneando por la respiración cálida de su chico causando pequeños escalofríos en su cuello. Desde el roce hasta la sensación de tener el corazón latiendo veloz en su pecho, Taehyung estaba encendiendo todos los interruptores correctos en él.
"¿Sí, precioso?" estaba fingiendo inocencia. Jungkook lo sabía muy bien, y lo confirmó cuando lo sintió sonreír sobre su cuello.
El muy maldito sabía lo que estaba provocando.
Los dedos de Taehyung comenzaron a subir, hasta estar en su espalda alta. Se mantuvo ahí, su camisa lo suficientemente levantada como para sentir una corriente de aire ligera acariciar aquella desnudez. Jungkook relamió sus labios y movió ligeramente sus piernas, buscando mayor comodidad para no sentirse tan sugestionado ante el mayor.
Como no habían tenido suficiente tiempo para estar juntos durante la semana, su vida sexual también se había visto afectada. No eran sátiros, pero es cierto que para ambos era una buena manera de terminar el día, o de comenzarlo. Todo depende del humor, y si estaban de uno muy bueno, serían ambas.
"¿Qué crees qué haces, hyung?" murmura en un tono confidencial, aunque solo estuvieran ellos presentes en la habitación, era un secreto solo de ambos.
"Solo estoy consintiendo un poco a mi novio" Taehyung abrió su boca y la punta de su lengua asomó entre el par de gruesos belfos, un beso húmedo en el comienzó de su cuello. Jungkook retuvo cualquier reacción, y el azabache se apartó solo para encarar al menor. "¿No te gusta?"
Jungkook tomó la mano del mayor y la guió de vuelta a su espalda baja, apenas un poco más arriba del comienzo de sus glúteos. Con destellos en sus ojos, claramente estrellas brillando ante las placenteras sensaciones que habían comenzado a acumularse en el castaño, Taehyung pudo apreciar con lujo de detalles como las mejillas de su novio se pintaban en un tierno carmín, manteniendo intacta su seguridad.
"Y-Yo…tomé una ducha antes, y–" tragó un poco. "Llévame a la habitación, por favor" fue casi como un adorable lloriqueo, una declaración tan infantil como provocativa, porque acompañada de esas palabras la mirada de Jungkook no dejaba de bajar a los labios de Taehyung para luego reencontrarse con su ahora mirada oscurecida.
"Lo que desee mi bebé" Taehyung hizo lo que Jungkook esperaba, tomó sus labios entre los suyos lentamente, haciendo el amague de buscar el encuentro de sus lenguas, pero el momento nunca llegó. Taehyung solo jugó un poco con su paciencia, y para no molestarlo más lo levantó por sus muslos y comenzó a encaminarlos al dormitorio compartido.
–
Jungkook aún recuerda la primera vez en la que se entregó a Taehyung. Es más, aquel acostón durante una fiesta fue lo que desencadenó una serie de eventos y deseos ocultos que ambos reservaban en lo más recóndito de su alma. No estaban ebrios cuando aquello sucedió, fue totalmente consensuado y evidentemente demasiado memorable, lo suficiente para que desearan repetirlo después de un par de citas más románticas.
Eran jóvenes, universitarios que aún jugaban tonterías como la botella o verdad o reto. Sin embargo el mayor culpable del big bang amoroso entre el par de tortolitos no fue ninguno de estos dos juegos de niñatos; más bien, deberían agradecer a 7 minutos en el paraíso por haber reventado esa burbuja de tensión entre el par de amigos.
Cabe destacar que evidentemente no se trató solo de 7 minutos, y para suerte de Taehyung y Jungkook, sus amigos captaron la idea de porqué estaban tardando tanto encerrados en esa habitación de invitados, así que los dejaron tranquilos. Un par de horas después salieron por aquella puerta con las mejillas coloradas y sonrisas cómplices, para encontrarse a casi todos borrachos hasta arriba y algunos más conscientes.
Y Taehyung también lo recuerda muy bien, porque a pesar del tiempo y la cantidad incalculable de veces que se ha perdido en esos labios de cereza, en esa piel tersa de porcelana fina y en la perfección de su anatomía completa, jamás se cansará de probar a Jungkook como si fuera la primera y la última vez.
Lo tiene tendido sobre la cama, sobre esa cama que ha sido cómplice de cada momento pasional compartido, testigo de los gemidos dulces y espectador del deseo que sienten en su más pura expresión. Jungkook se ve tan hermoso recostado sobre las sábanas azul oscuro, contrastando con lo níveo de su cuerpo. No está desnudo del todo, tan solo su camisa está levantada poco más arriba de su pecho, dejando ver el resultado del ejercicio que realiza casi a diario, junto a esos tiernos botoncitos de tono rosáceo casi café, que parecían gritar que los probara.
Taehyung no es un santo, se permite disfrutar de la vista mientras sujeta de forma firme los muslos de Jungkook a los costados de su cadera, apretando la carne entre sus palmas, conteniendo sus deseos de palmearla y dejar impresa la silueta de su mano. El recorrido es marcado, sube y se desliza por toda la extensión, las piernas formadas y muslos gruesos de su menor deberían ser un pecado capital y, a su vez, ser consideradas una de las putas maravillas del mundo.
"Tae…" Jungkook suspira, con la respiración pesada. Se siente como una presa atrapada bajo la filosa mirada de un depredador nato. Es así, y aquello le fascina.
Sus piernas se aprietan un poco, aprisionando aún más a Taehyung. No hace mucho más que eso, se mantiene dócil y expectante, con sus manos cosquilleando por quitarle al mayor esa molesta camisa y atraerlo a sus labios para fundirse en el calor de su piel y la lujuria de sus besos.
Está siendo paciente, sabe que Kim está pensando en todo lo que le hará y a Jungkook, aunque no recuerda habérselo confesado antes, le fascina ver cómo su mirada se oscurece con el paso de los segundos. Él provoca eso sólo con mantenerse quieto y luciendo bonito, como una jodida obra de arte.
Taehyung relame sus labios y sus dedos se cierran con un poco más de fuerza alrededor, arrebatándole un jadeo entrecortado al castaño. Jungkook lo apega un poco más a él, provocando que lo que antes era un roce, ahora sea el miembro de Taehyung semi-erecto chocando contra la entrepierna del menor de forma casi directa. Jungkook desea sentirlo por completo, sin las molestas prendas obstaculizando, pero se mantiene en su lugar, como el buen chico de Taehyung.
Aquel pensamiento lo hizo ruborizar, porque en su mente recrea todas las veces en las que Taehyung le dijo lo buen chico que era justo después de una mamada, esas ocasiones en las que lo halagaba por su buen trabajo y cuando se mostraba sumamente obediente, era recompensado con lo que él quisiera.
Los ojos de Taehyung captaron la tonalidad rosácea coloreando las mejillas de su pareja y se sintió aún más hambriento de él. Pero así como un buen cazador, sabía que la paciencia era el factor más importante.
"¿En qué piensas, bebé?" preguntó con esa voz que hacía temblar a Jungkook con solo pronunciar una palabra.
La espalda amplia y fuerte de Taehyung se arqueó sobre el menor, sus labios acudieron finalmente al llamado del par de botoncitos. Su lengua no tardó ni dos segundos en encontrarse con el pezón derecho, asegurándose de humedecerlo y saborearlo como si aquello fuese el postre más delicioso. El pecho de Jungkook subía y bajaba con cada respiración, sentía como una corriente lo recorría de pies a cabeza, mientras el mayor mordisqueaba su pezón hasta dejarlo duro.
Los ojos del castaño se cerraron, era sensible en aquella zona y Taehyung lo sabía. Más bien, él era el culpable de esa sensibilidad.
"Te hice una pregunta, Jungkook" volvió a escuchar, justo al mismo tiempo que una de las manos de Taehyung caía sobre su pecho, acunando el pectoral izquierdo. "¿No vas a responderme?" era un tono severo, repleto de dominancia.
"Y-Yo…" La voz de Jungkook tembló antes de responder, la mano de Taehyung comenzó a apretar su pectoral y amasarlo, al mismo tiempo que volvía a apoderarse de su pezón. "E-Estaba pensando en…T-Tae" no podía estructurar sus frases correctamente, cuando tenía a su novio jugando con su pecho de aquella manera.
La lengua de Taehyung se enredó alrededor de la aureola, succionando con fuerza. De su garganta salió un pequeño murmuro, indicándole a Jungkook que continuara hablando. Su mano derecha jamás abandonó el muslo del menor, así que se aferró con más ímpetu a este, iniciando un lento y acompasado vaivén en sus caderas.
Ni siquiera habían empezado, tan solo era jugueteo previo, ese que adoraba Taehyung, y ya Jungkook se sentía acalorado.
Aclaró su garganta y tragó saliva, presionando sus párpados, concentrándose en responder a Taehyung y no en la deliciosa fricción que se estaba creando con las estocadas fingidas del mayor. "Estaba pensando en lo mucho q-que…" Taehyung embistió con algo más de fuerza, sacándole un quejido por la necesidad que comenzaba a impacientarlo. Había sido completamente a propósito.
Taehyung dejó una última mordida al maltratado y humedecido botoncito, fascinado por la manera en la que brillaba gracias a su propia saliva. Con algo de pena liberó el pecho de Jungkook, amaba esa zona de su cuerpo, pero ya tendría tiempo para dejar el otro pezón de la misma forma que el otro. Ahora había otras partes del cuerpo de su novio para degustar.
"Continúa, bebé. Te estoy escuchando" se irguió en su lugar, y ahora su mano izquierda bajó por su cintura, asegurándose de producirle un escalofrío al bonito chico a su merced. Nada era más maravilloso que ver los ojos de Jungkook brillar por la cantidad de sensaciones que él mismo le provocaba.
Taehyung fue reduciendo el ritmo con el que sus caderas se movían contra Jungkook, torturando al contrario con sus tentadores y a la vez crueles acciones. Pero no mentiría que le gustaba ser tratado de aquella manera, por muy desesperante que fuera.
Quizás por eso eran la pareja perfecta. Hasta sus malditos fetiches se complementaban.
"En lo mucho que te quiero dentro de mí" susurró. No había sido su pensamiento inicial, pero sin duda alguna era todo lo que deseaba en ese momento. Rogaba por ello. "Por favor"
Taehyung mordió su labio mientras sus dedos subían hacia el borde de los shorts deportivos que usaba Jungkook aquel día. Hizo algo de fuerza para levantar las caderas de su chico, tirando de la prenda junto a la ropa interior, dejando su parte inferior completamente desnuda a su vista.
Su miembro erguido y con la punta rojiza, exigiendo atención, goteaba apenas presemen, apuntando hacia arriba y necesitada de algo de tacto. Taehyung rozó su erección con el dorso de sus dedos, y volvió a inclinarse hacia su pareja, acercándose lo suficiente para que sus alientos se mezclaran.
"Muy bien, bonito" felicitó el azabache, bajando lentamente por la longitud de Jungkook, llegando hasta sus testículos. "Sabes lo mucho que me gusta que me digas lo que sientes" no duró mucho en aquella zona, su objetivo era otro.
Los labios de Jungkook estaban entreabiertos en busca del aire que sus pulmones necesitaban. Los abrió un poco más, esperando sentir los de Taehyung apoderarse de ellos, tomándolo en su posesión y hundiendo su lengua hasta saborearlo por completo, mientras las falanges traviesas de Taehyung se abrían paso entre sus glúteos.
"Eres tan lindo, mi vida" lo halagó con toda la sinceridad cargando sus palabras. Y Jungkook esperó con ansias el contacto de sus belfos, sin embargo, nunca pasó.
Fue un roce tortuoso, sus labios apenas se tocaron y sus lenguas solo se rozaron por un breve segundo. Cuando esperó una batalla fogosa entre sus bocas, Taehyung le arrebató el aliento que tanto le costó recuperar con un falso beso.
"Hyungie, p-por favor" suplicó, temblando por los dedos que ahora bordeaban su entrada. Tan solo lo estaba provocando, de la forma más hija de puta posible.
Ah, los honoríficos en el sexo. Normalmente se los ahorraban, Jungkook se perdía por completo en el frenesí que olvidaba cualquier muestra de respeto hacia su mayor. Tampoco es que fuese necesaria en su vida cotidiana, se conocen desde hace demasiado tiempo como para evitar el protocolo algunas veces. Pero en momentos así, Jungkook se convertía en un pequeño manipulador, conociendo la debilidad tan inmensa que se creaba en Taehyung al escuchar aquel honorífico con diminutivo incluído mientras el menor tenía las piernas abiertas para él, esperando por ser follado hasta el cansancio.
No lo culpen, no solo era el momento, era la manera. Jungkook lo pronunciaba con su voz rota, casi sollozando, con necesidad dulce. Sus labios brillantes y sus ojos destellantes eran aún más tentadores y manipuladores por su cuenta, y aunque el pelinegro tuviera las riendas en la cama, es completamente vulnerable a los encantos de su pareja.
Las cejas de Taehyung se fruncieron un poco, sus dedos se apartaron y dejaron de crear estragos alrededor de la entrada del menor. "No es justo, bebé. Estoy tratando de ser suave contigo y solo haces que quiera follarte sin preparación" Taehyung pronuncia con falsa lástima, tomando del mentón a su pareja. Jungkook por sí mismo, como un cachorro obediente, se apoyó en sus antebrazos para conseguir algo de altura. "¿Debería hacerlo? No podrás quejarte luego, mi vida. Será tu culpa" el mayor ladeó su cabeza, aparentando condescendencia hacia el castaño.
Su pulgar subió por su rostro hasta llegar al labio inferior del menor, tan gordito y de un tono rojizo por los besos que antes disfrutaron. Estaba hinchado y humedecido, tanto que no pudo resistirse a acariciarlo con veneración. Tiró del mismo hacia abajo y empujó apenas, con la mirada fija en su bonita boca.
"¿Quieres que lo haga, Jungkook?" preguntó con seriedad y oscuridad en su mirada, empujando su dedo al interior de la cavidad bucal, y Jungkook se sintió aún más caliente.
Sus labios apresaron aquel dígito, envolviendo su lengua alrededor como si se tratase de un dulce, como si se tratase del miembro erecto del mayor. En ese momento Jungkook no deseó otra cosa más que chuparle la polla a su novio hasta dejarlo seco. Taehyung sacó su pulgar, admirando como aún un hilo de saliva lo conectaba con la boquita indecente de su chico.
Jungkook negó, respondiendo así al mayor. Por el contrario, se sentó en la cama y empujó suavemente al ajeno a ponerse de pie, sus manos viajaron hacia las caderas del pantalón que vestía Taehyung, buscando retirarlo. El pelinegro no puso objeción y dejó que se hiciera cargo de la ropa que a él mismo ya le comenzaba a incomodar.
Con poca paciencia y movimientos rápidos Jungkook dejó las prendas a la altura de sus rodillas y no tardó en tomar en su mano la erección prominente de su novio. La boca se le hizo agua, casi ronronea de gusto al sentir los dedos largos del mayor peinando sus hebras despeinadas.
"Sabes cómo hacerlo, bebé" lo incentivó a comenzar. Jungkook sabía como le gustaba a su pareja, y que casualidad que a él le gustaba de la misma manera. Profundo, lento al inicio, ansioso al final, como si el mundo se acabase mañana.
El castaño envolvió el miembro con su mano y comenzó su tarea de empaparla toda. Sacó su lengua y la arrastró desde la base hasta el glande, dejando una succión ligera en dicha zona. El pre-semen se expandió por sus papilas gustativas, entornó la lengua y deslizó la punta del músculo sobre la uretra, casi jadeando al recibir más de ese sabor. Volvió a bajar hasta el comienzo del pene, asegurándose de mojar todo el grosor para hacer más fácil el trabajo de masturbarlo.
Podría usar lubricante, pero prefería comerle la polla a su mayor hasta quedar satisfecho.
Inició lento, tomando lo que su boca podía. Poco más de la mitad era recibido en la calidez de su cavidad, se esforzaba en tomar lo que más podía. Jamás se acostumbrara al tamaño de Taehyung, y eso para Jungkook era algo demasiado positivo. Sus ojos estaban clavados en los de su pareja, admirando sus reacciones y todo lo que causaba en él.
Los ojos del mayor no se apartan de él y aquello lo incentiva a tomar un poco más, mientras los dedos en su cabello tiran levemente del mismo. No le da descanso a su mandíbula, ni a su lengua, se mantiene ocupado tomando y succionando la erección entre sus labios, subiendo y bajando su cabeza en un vaivén acompañado de su mano.
Taehyung deja que lleve el control por un rato más, permitiendo que Jungkook solito comience a follarse la boca en un ritmo más voraz y constante. Le ayuda a marcar el compás, jalando su cabello y moviendo las caderas en embistes certeros, llegando más y más profundo.
"Me encanta como te ves así, precioso" Taehyung confesó con la respiración agitada, algunos gruñidos se escapaban de su pecho. Sus dedos retiraron las hebras que se habían adherido a la frente del menor, pudiendo ver mejor el desastre en el que se había convertido. "Te ves tan bonito con la boquita ocupada"
Una capa de sudor perla su piel, sus ojos retienen pequeñas lágrimas producto de lo bien follado que está siendo. La punta del miembro de su novio llega a su garganta, pero como buen chico solo respira e ignora las arcadas, porque él no quiere parar, Jungkook no quiere que Taehyung pare. Es una imágen demasiado lasciva, el mayor usa su pulgar para limpiar el obsceno rastro de saliva que escurre por la comisura del labio del menor, y lo lleva a su propia boca para saborearlo bajo los orbes cristalizados de su chico.
Jungkook cada vez siente que está perdiendo su poca estabilidad, y aquello era mucho decir, considerando que él aún seguía sentado sobre sus pantorrillas en la cama mientras su jodido y atractivo novio le follaba sin descanso la boca. Se siente febril, con el corazón desbocado en el pecho y una corriente viajando por cada nervio de su cuerpo. Algunas lágrimas se deslizan por sus mejillas sin consentimiento, una evidencia más del placer inmensurable que le causaba ese hombre.
Jungkook gime con la polla de Taehyung en su boca, lo hace sabiendo lo mucho que al mayor le encanta sentir las vibraciones que sus lloriqueos provocan. No hay nada más que le guste tanto a Taehyung como escuchar a su novio deshaciéndose por él.
La respiración de Taehyung comienza a acelerarse, signo de que está pronto a llegar. Por una parte amaría correrse en la boquita de su novio y verlo tragar todo su semen, pero por otro, desea tanto follarselo y correrse en su interior. Se toma un par de segundos para decidir, antes de sentir a Jungkook mover su mano con más intensidad y frenesí, casi suplicando porque no se apartara.
"¿Lo quieres en tu boquita, bebé?" Jungkook asiente, luciendo tan roto y destruído. Sus mejillas húmedas y sonrojadas, el cabello despeinado, con su propio miembro goteando a borbotones. Lo siente sollozar bajo, antes de ahuecar sus mejillas y succionar el glande, su mano bombeando sin detenerse. Taehyung deja salir un gemido gutural, liberándose por completo en la garganta del menor.
Jungkook lo sacá de su boca después de tragar, aún bombeando para sacar todo el semen que pueda, limpiando el miembro ahora flácido con la lengua. Sus labios maltratados dejan castos besos alrededor de toda la extensión, observando a Taehyung con adoración. Era descaradamente adorable, y Taehyung se encargaría de darle su debida recompensa a su bonito novio.
"Lo hiciste perfecto, mi vida" sus manos tomaron el rostro del menor, juntando sus frentes en un contacto dulce. Le dejó caricias en sus pómulos, robándole también un corto beso en los labios. "Mi bonito Jungkook merece un premio"
Le sujetó de la cintura, apegándolo a él, iniciando un beso profundo y apasionado. No tardó aquello en convertirse en un perfecto vals entre sus bocas, sus lenguas expertas batallando y danzando a la vez. Lo acomodó en la cama, regresando a su posición favorita, con el menor abriendo las piernas para él.
Bajó sus besos por el cuello de Jungkook, asegurándose en dejar marcas que no le permitiera olvidar nada de lo que pasó, y que dejara en claro a cualquiera que mirase de más a Jungkook que ya estaba con alguien. Pintó como todo un artista marcas violáceas por sus clavículas, bajando por su pecho. Se tomó el tiempo de atender y degustar el pezón izquierdo, antes de dejar otro chupetón justo a su lado.
Más y más marcas comenzaron a decorar la palidez del menor, en su vientre e incluso el interior de sus muslos. En la nueva posición Taehyung se asegura de abrir lo suficiente las piernas de su pareja, y se acomoda justo donde quiere estar.
Jungkook retuvo un chillido al sentir la lengua de Taehyung recorrer un camino recto entre sus glúteos, sus caderas son levantadas por el mayor lo suficiente para darle completo acceso a su entrada. Taehyung vuelve a dejar otra lamida, y esta vez la voz de Jungkook se escucha en toda la habitación.
"Hyungie~" suplicó, esperando que Taehyung entendiera con solo esa frase todo lo que le pedía.
Quería que le comiera el culo hasta hacerlo llorar, quería que lo tomara tan fuerte que no pueda caminar, quería que le grabara en la memoria quién era la única persona que lo follaba tan bien. Quería sentir a Taehyung tan profundo, golpeando su próstata, hasta que no pudiera pensar en nada más.
Las manos de Jungkook se aferran a las sábanas y se hacen puños al sentir la punta de la lengua del azabache contra su entrada. Duele un poco, después de todo no han tenido sexo en un tiempo, pero nada que no pueda soportar y nada que le disguste del todo. Aquella sin hueso empuja más hondo entre sus paredes, abriéndose paso entre su estrechez, y los dedos de Taehyung se aprietan en la carne de sus muslos, reclamando lo que era suyo.
Se movía con habilidad, dando estocadas con su lengua, entrando y saliendo de aquel estrecho y cálido agujerito. Sus labios succionaban y chupaban alrededor del anillo de músculos, creando un sonido demasiado sucio. Ahora era él a quien le escurría baba por la barbilla. Taehyung llevó una mano a su propio miembro, volviendo a masturbarlo. Con solo probar el delicioso culo de su novio y escucharlo balbucear su nombre estaba semi erecto, así que se ayudó de un vaivén ansioso para hacerlo endurecer por completo. Quería follar a Jungkook a través de su orgasmo, llevarlo al límite y sobre estimularlo hasta escucharlo lloriquear porque era demasiado placer.
Y no le sería difícil, considerando lo desastroso que se encontraba ahora mismo el castaño. La lengua se gira, empuja y peina la sensibilidad del interior, tan rápido que de Jungkook solo pueden salir palabras incoherentes cargadas de anhelo.
"¡Mgh, Tae!" gimió alto, siendo música para los oídos del mayor. "M-Más" suplicó, arqueando su espalda debido al placer, casi sintiendo sus ojos volver a cristalizarse.
No tenía que pedirlo dos veces.
Taehyung se apartó lo suficiente para hacerle un espacio a un par de sus dedos. Primero adentró uno, escuchando a Jungkook gemido agudo mientras rogaba por otro, así que obedeció las exigencias de su chico. Pronto eran dos dedos moviéndose en su interior, en forma de tijeras o embistes certeros, dejando algunas mordidas por la piel de sus muslos.
"¿Quieres correrte, bebé?" preguntó Taehyung, enfocado en llenar de sus besos los gruesos muslos de Jungkook. No había nadie que amase más toda la perfección de Jungkook que Taehyung.
"Por favor, T-Tae" Taehyung estaba follandolo de manera certera y apresurada, apenas puede pronunciar súplicas y maldiciones, tan solo lloriqueos ansiosos de más y gemidos que denotan su estado llenan la habitación, sonando tan malditamente necesitados y quebrados que lo hacen sonrojar.
Está consciente de que es demasiado ruidoso, y Taehyung no le ayuda para nada a mantener la compostura.
"Córrete para mí, precioso" animó, levantándose lo suficiente como para unir sus labios con los del menor en un beso que terminó de robarle todo el aliento que le quedaba a Jungkook.
Los dedos se curvan en su interior y rozan su próstata sin mucho esfuerzo, consiguiendo que después de un par de segundos el miembro de Jungkook se libere por completo, ensuciando su abdomen con tiras blancas. Un sollozo elevado se pierde entre el beso y muerde el labio inferior del mayor tan fuerte al correrse que siente un ligero sabor metálico colarse en medio. Taehyung sonríe sin importarle su labio roto, después de todo era evidencia de un buen beso.
Y de una buena follada a la que aún le faltaba mucho para terminar.
Jungkook presionó sus ojos, se sentía extasiado, siendo aún follado por aquellos dedos a través de su orgasmo. El calor en su vientre era intenso, tan intenso que sentía que algo se quemaba en su interior. No le dejaba recuperarse, solo continuaba atacándole una y otra vez, rozando su próstata como una mala tortura y golpeando tan fuerte en su interior que deseaba que fuera su polla.
"¡Mgh, Tae…es m-mucho!" jadeó completamente roto, tirando de las sábanas en busca de un apoyo.
Taehyung no quiso hacerlo esperar más, estaba listo para enterrarse por completo en el menor, follarlo hasta que no pueda caminar al despertar y maltratar su próstata para escucharlo gritar su nombre una y otra vez.
Al menos así era hasta que una pequeña melodía lo sacó de su concentración. Incluso captó la atención de Jungkook.
En la mesita de noche junto a la cama, el teléfono de Taehyung estaba sonando. Normalmente lo ignorarían y seguirían en lo suyo, pero considerando la situación y que Taehyung estaba esperando una llamada importante ese día, era de suma vitalidad no dejar pasar la oportunidad. Jungkook soltó un suspiro, reacio a no obtener la polla del mayor clavándose en su interior. Realmente lo deseaba y odiaba quedarse frustrado de aquella manera solo por una llamada.
No obstante, Taehyung nunca dejó de mover sus dedos en su interior, moviéndose incluso más deprisa y más errático que antes, prolongando el clímax que Jungkook creyó que aquel dispositivo había arruinado.
¿No va a contestar? pensó Jungkook en medio de su mar de bruma, liberando un chillido cuando un tercer dedo se sumó a los otros dos.
"Hola. Sí, soy yo"
Pero estaba completamente equivocado.
Sus ojos se abrieron para asegurarse de que estaba pasando lo que creía. Efectivamente, su novio estaba hablando al teléfono mientras tenía tres dedos enterrados en su culo. El pánico casi se apodera de Jungkook, y es casi porque el trío de dígitos no lo dejaba pensar correctamente. Tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no gemir alto, escuchando al mayor conversar con alguien detrás de la línea.
Por dios, rogaba porque la llamada terminara pronto. Deseaba tanto ser follado, y a la vez golpear a Taehyung por cometer una locura como contestar una llamada mientras tienen sexo.
Su mano derecha cubría su boca, mientras la otra sujetaba el brazo de Taehyung, deseando apartarlo, pero sin tener nada de fuerza de voluntad. Jungkook pudo respirar mejor cuando por fín se detuvo, sintiéndose vacío de repente. Su corazón parecía recuperar su ritmo normal y el peligro había pasado. O no, realmente, porque Taehyung había alineado su miembro en su entrada, adentrándose en él sin pensarlo. Nuevamente tenía el corazón a mil y por poco un gemido alto se escapa de sus labios.
Sus ojos buscan los de Taehyung y este solo lo observa con una sonrisa inocente, mientras continúa hablando con la persona al otro lado de la línea.
"Seguro, no tengo problema con hacer la entrevista ahora" pronuncia tranquilo, manteniendo la mirada en su novio, meciendo sus caderas a un ritmo lento y profundo. El mayor le hace un gesto corto, poniendo un dedo en sus propios labios, pidiéndole que no haga mucho ruido.
¿Planeaba follarlo mientras tenía una entrevista de trabajo? Oh, jodidamente sí. Jungkook amaba a Taehyung, lo amaba demasiado pero algunas veces llegaba a odiarlo. Esta era una de esas veces.
Taehyung sostiene su teléfono con su mano derecha, mientras la izquierda sostiene el muslo de Jungkook, apresansolo y acomodandolo a la altura de su cadera. Se inclina un poco más sobre él y embiste tranquilamente, llegando hasta el fondo y dejando golpeteos duros y certeros en ese punto que hacía derretir al menor.
A Jungkook le gustaba rápido, brusco, casi desesperado, algunas veces lo hacían lento, pasional y más romántico; La manera en la que Taehyung lo estaba follando en ese momento no sabría describirla, más allá de que lo estaba haciendo ver las estrellas mientras lo torturaba.
Cada gemido que quiere salir de sus labios es ahogado y retenido en sus labios, su palma amortiguando los sollozos y lloriqueos que Taehyung le arrebata con cada golpe en su próstata. Quiere gemir su nombre, quiere clamar por el amor de su vida que lo está llevando al paraíso mismo con sus acciones, pero no puede porque Taehyung le ha pedido silencio y él como buen novio obedece sin rechistar.
A medida que pasan los minutos Taehyung aumenta la velocidad de sus empujes, no hasta el punto en que el sonido de sus pieles chocando llene la habitación, aunque aquello le gustaría demasiado. Las paredes estrechas abrazan la dura erección del mayor, se aprietan aún más a su alrededor, sin querer dejarlo ir hasta llegar otra vez al límite.
El miembro de Jungkook está de nuevo goteando y rebota al ritmo de las estocadas de Taehyung. Le duele, pero no va a tocarse, ya es demasiado que soportar teniendo a su pareja abusando de su punto dulce sin detenerse.
Lo escucha hablando de ventas, de estadísticas y quién sabe qué más. No tiene idea de cuánto tiempo puede durar una entrevista de ese tipo, pero Taehyung a pesar de que su mente está conversando con aquel tipo al teléfono, todo su cuerpo está concentrado en una sola cosa. Taehyung dejó su teléfono apoyado entre su mejilla y su hombro, y con ambas manos tiró más de las caderas de Jungkook, clavando un par de estocadas más antes de salir de su interior. Los ojos cristalizados del menor buscaron respuestas en el rostro de su novio, quien solo se sentó sobre la cama y luego tiró del brazo del castaño, invitándolo a su regazo.
Jungkook tragó, con las piernas temblando y la excitación atorada en su garganta, se deslizó hasta el regazo de su pareja, escuchando ahora un poco más claramente la conversación de ambos. Su mirada gritaba que aquello era una locura, pero Taehyung le estaba sonriendo con tanta seguridad que no podía negarle nada. Recibió un corto beso, tan fugaz que lo dejó deseando más, pero por ahora no era posible. El azabache volvió a tomar su teléfono entre sus dedos y con la otra mano palmeó fuertemente uno de los glúteos del menor, una nalgada que le hizo retener un chillido y que lo incentivó a hacer lo que ambos querían.
Tomó la longitud del mayor y la volvió a alinear contra su entrada, se movió un poco y jugó con la paciencia del ajeno durante unos segundos, rozando simplemente el presemen que salía en abundancia con el borde del anillo de músculos. Taehyung mismo contuvo un jadeo y su mirada se oscureció más, había sido una pequeña victoria para el castaño.
Dejó de jugar y bajó lentamente, arqueando su espalda al sentir como era nuevamente llenado. Comenzó un movimiento lento, Jungkook aún perdido en la neblina del placer meneaba sus caderas en círculos y moviéndose en ocho, su respiración temblando con la simple fricción. La mano de Taehyung abrazaba la cintura del menor, apretando un poco cuando quiso más. Casi lo escucha decir "muévete" pero terminó siendo solo el movimiento de sus labios el que ordenó aquello.
Sin más demora comenzó a saltar, una y otra vez sin detenerse. Su palma se posó en el pecho de Taehyung, podía sentir como vibraba por los roncos jadeos que no llegaban a salir de sus labios.
¿Cuánto llevaban de entrevista? Tal vez 20 minutos, y Taehyung había mantenido la compostura lo suficiente, mientras Jungkook hacía todo lo posible por no arruinar su esfuerzo. El ambiente era caliente, Jungkook estaba inmerso en las sensaciones y fue cuando su novio decidió masturbarlo sin consideración alguna que ya no pudo más.
Sollozos comenzaron a escaparse de sus labios hinchados, y las lágrimas que se acumularon en sus ojos descendieron sin reparo alguno. Los gimoteos eran audibles, rotos y desesperados, y la solución que encontró Taehyung fue una muy sencilla.
Dejó el miembro del menor y sus dedos se envolvieron en el cuello del impropio, apretando un poco alrededor de su garganta, observandolo en advertencia. Jungkook tiró su cabeza hacia atrás, obedeciendo por completo y reteniendo sus quejidos, mientras Taehyung movía sus caderas hacía arriba para ser más duro en las estocadas, casi como si lo hiciera a propósito.
Seguramente lo hacía.
La voz grave de Taehyung era lo único que se escuchaba, tan tranquila y confiada como de costumbre, como si no tuviera a su bonito novio montandolo y tomado de la garganta, casi llegando al límite. Ambos estaban extasiados, y después de un par de golpes más a su próstata, Jungkook se corrió con un gemido ahogado, ensuciando ambos cuerpos. Se apretó tan fuertemente alrededor de Taehyung que se corrió al mismo tiempo en su interior, esta vez una respiración pesada dejando su boca, pero gracias al cielo no levantó ninguna sospecha. Lo dejó libre y ambos hacían el esfuerzo por recuperar el aliento, Taehyung haciéndolo mejor que el menor.
Jungkook sonrió agotado y se acurrucó contra su mayor, recostó su cabeza en el hombro del ajeno y pudo escuchar con más claridad la voz del desconocido. Escuchar hablar de su trabajo era encantador, sobre todo porque hablaba con pasión y seguridad. Permanecieron así, Taehyung acariciando la espalda del menor, arrullando suavemente mientras Jungkook se recuperaba.
Aquello había sido de las ideas más locas que jamás se le habían ocurrido a Taehyung, pero también era verdad que nunca se había sentido tan caliente, con la idea de ser descubiertos infraganti, quizás cuando acabase la llamada se haría cargo de hacerle saber ambas cosas. Mientras tanto, no se quejaba por ser mimado por su guapo hombre de cabellos azabaches.
Cabe mencionar que la semana siguiente ambos estuvieron celebrando y saltando de felicidad en la sala de su departamento al recibir una maravillosa noticia, besándose con emoción y dispuestos a abrir una botella de vino solo para festejar.
Taehyung había obtenido el trabajo.
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