El día era medianamente bonito, si por bonito podemos decir nublado y tranquilo. Había mucho aire frío esa mañana, Jungkook había despertado desde hace mucho por culpa de la temperatura, sus manos estaban entumidas y sus piernas le dolían. Era sensible a los cambios de temporada.
Su madre tocó la puerta de la habitación como era usual para que su joven hijo despertase, ella ya estaba por irse al trabajo: una constructora encargada de muchas obras en la ciudad. El desayuno para su único hijo estaba en la mesa, listo para que comiera.
Cuando Jungkook escuchó el click de la puerta principal, sabía que era hora de salir de la cama, había enviado un mensaje a Taehyung, un amigo muy cercano a él para que lo fuera a buscar, no iría caminando con ese frío hasta la universidad. El chico comió rápido y con precaución, todo en un perfecto y calculado tiempo para ponerse bonito a pesar de que el uniforme no le gustara.
No tardó mucho en esperar. Kim Taehyung, un chico rubio de ojos oscuros y amplios, lo esperaba delante de su casa en un coche blanco modesto y funcional. Antes de salir, Jungkook tomó su bufanda y un gorro para irse al coche.
—¿Listo? ¿Cómo está mi chico favorito?
—¿Soy tu favorito? ¿Entonces cuantas personas hay en tu harem?
—Kook...
—¡Estoy jugando Hyung!, pero me estoy dando cuenta que todos los chicos son iguales.
—¿También tienes un harem?
Los dos jóvenes se rieron, estaban cerca de la universidad, y ninguno de los dos quería entrar, les era cómodo estar el uno con el otro por lo que se quedaron en el coche unos minutos más.
—Sabes que no tengo chicos, ¡tú y Seokjin hacen que se vayan antes de siquiera saludarme!
Aquello llamó la atención del rubio.
—Que yo recuerde sólo alejamos al tonto de Jimin, él no es bueno para ti. Te lo digo por que lo conozco muy bien, es mi amigo y no quiero que termines como los otros chicos o chicas que siempre andan detrás de él.
Jungkook rodó los ojos.
—No soy un niño chiquito y mucho menos indefenso, además, ¿insinúas que soy demasiado tonto como los demás?
Parecía algo mínimo, pero Taehyung estaba afectado por la declaración de Jungkook.
—Lo lamento Kook, no era mi intensión hacerte creer eso. Sabes que te quiero mucho y sólo quiero cuidarte al igual que los demás chicos...
—No es eso Hyung, agradezco que siempre estén conmigo pero ¡voy a cumplir veinte años y ni siquiera he besado a alguien en mi vida!
—Pero eso no tiene nada de malo, además, mereces una bonita primera vez, que te traten bonito, quizá una cena, rosas...
Jungkook se reservó sus deseos por un bien más que nada pudoroso.
—Déjame aquí Hyung, iré solo.
—Kook...
—¡Estoy bien! ¿Sí? Sólo... necesito espacio, ya no está tan lejos la facultad, gracias...— Jungkook se puso el gorro sobre sus cabellos oscuros y salió del auto, caminando lo más rápido que podía. Tae le lanzó un beso volado a Jungkook y observó que el chico entrara. Antes de marcharse logró ver por el retrovisor como su rubio amigo llegaba en moto. Taehyung lo saludó con un pitido corto del auto, y el otro le respondió encendiendo las luces de la moto deportiva oscura con reflejos azules sobre la que estaba montado.
El joven Kim se marchó y Park entró al edificio.
En el camino hacia su salón, Park Jimin se ponía sus capas de ropa extras y se quitaba algunas otras cosas para meterlas a su casillero, se maravilló cuando encontró cerca de él al pequeño protegido de los chicos Kim, que si bien no eran familia, parecían una.
—Hey...— dijo Jimin, tenía la voz ligeramente rasposa, aquello hizo sonreír a Jungkook, pero lo disimuló.
—Buen día Hyung— respondió cordialmente.
—¿Dónde dejaste a tus cuidadores bebé? No deberías andar solo, hay muchas personas aquí que estarían dispuestas a robarte, ¿lo sabes, no?
Jungkook quería responder de tantas maneras aquello, pero el enojo que aún sentía fue el que lo guio a actuar, por lo que cerró su casillero de un solo movimiento, se apoyó en él y de un solo manotazo, cerró el casillero del mayor a su lado, haciendo que el mayor lo mirara entre sorprendido y confundido. Su lengua chocaba contra la pared interna de su mejilla derecha.
—Primero que nada, no tengo cuidadores, se cómo cuidarme perfectamente...— el chico miró directamente a los ojos brillantes de Jimin y luego a aquellos labios tentadores para después volver a su rostro, acercándose sólo un poco hacia él con la intención de intimidarlo pero Park sonreía con burla y picardía—. ¿Quién me robaría, eh? ¿Tú?
Jungkook tenía el rostro ligeramente serio, su mandíbula y cuello estaban en tensión, haciendo que se marcaran.
—Yo pelearía a muerte con cualquiera que quisiera robarte, bebé...— la última palabra Jimin la separó en sílabas, hablando en un tono coqueto que hacía un juego peligroso con su rostro serio—. Eres tan bueno siendo bueno, que me gustaría saber que tan malo podrías llegar a ser.
Jimin imitaba la pose de Jungkook, pero a diferencia del otro, miraba directamente a los ojos mientras sonreía.
La campana que indicaba el inicio de clases sonó. Jimin se acercó un paso más hacia Jungkook, haciéndolo casi temblar al sentir su mano en su bolsillo delantero del pantalón. Había sido algo muy rápido. Le dio un guiño como despedida junto con aquella sonrisa que podía iluminar el espacio entero antes de marcharse.
—Ese chico parece un buitre rondando a Jungkook— dijo Namjoon cuando estuvo a lado de Jeon, tenía los ojos cerrados, intentando recuperar la respiración y la compostura en vez de salir corriendo tras Park.
—Pensé que tendría que correrlo otra vez— dijo Seokjin. Los dos mayores estaban frente al menor—. ¿Estás bien? ¿Ese tipo te hizo algo?
Jungkook sentía que escuchaba a sus padres en su cabeza.
—Estoy bien chicos, es el frío, me afecta un poco— dijo con sinceridad, sus dientes castañeaban, pero el frío no era el único causante.
—Por eso mismo traje este otro abrigo conmigo, úsalo— le dijo Namjoon mientras le tendía una gabardina negra antes de marcharse.
—Tengo unos guantes para ti, ¡nos vemos en el descanso!— dijo Seokjin, tras dejarle rápidamente las prendas y salir corriendo.
Jungkook se puso todo rápidamente y después, con mucho disimulo, sacó una pequeña tarjeta de su bolsillo delantero, justo en donde Jimin lo había tocado.
Era una tarjeta de invitación a una fiesta en un club.
Jungkook se mordió el labio con nerviosismo.
🔛
La música en el club era alta, demasiada. El joven Jeon podía sentir las vibraciones del bass en sus pies y el ritmo marcado golpeando en su pecho, sentía la misma música golpeándole, las ganas de salir corriendo hacia su casa a retomar su lectura era cada vez más convincente en su cabeza, pero él no quería darles el gusto de la razón a sus hyungs: Seokjin, Namjoon y Taehyung.
Había sido un poco difícil ir hacia el club: convencer a su mamá de que saldría con los chicos Kim y convencer a sus amigos de que saldría a cenar con su madre. Jungkook esperaba por todo lo sagrado no encontrarse con algún amigo o conocido de sus mayores en el lugar, ¿pero qué mas daba? Al final, sus amigos tenían que aceptar que él no era un bebé.
Las luces empezaron a parpadear, llamando la atención de Jungkook, incluso la música bajó un momento. Una chica en un hermoso vestido rojo con abertura en la pierna derecha hizo aparición en medio de la pista de baile, su cabello rubio parecía un halo al reflejarse con las potentes luces de los reflectores. Detrás de la mujer, la silueta de un chico se formaba a través de las grandes cantidades de humo que rodeaba el lugar, se mantenía cerca de las sombras, por lo que el joven veinteañero no lograba distinguirlo.
Un mesero se acercó a Jungkook —quien había optado por un conjunto oscuro, aparentemente reservado— y le dio una copa con champaña burbujeante y fría. El chico lo bebió de un solo trago y tomó otra copa tan pronto pasó otro mesero, sentía la garganta seca y aunque sabía perfectamente que afuera acababa de nevar, adentro parecía el infierno mismo.
—Hoy nuestro club está de festejo. Uno de los principales miembros y dueño, está cumpliendo años, por lo que en su honor y como parte de su familia además de administradora del lugar, su servidora y los miembros del club han organizado esta fiesta...— los aplausos no se hicieron esperar—. Sólo por esta noche, aquellos que tengan la ficha especial como invitados del cumpleañero tendrán todos los servicios del club gratis, todos, ¡un aplauso a mi querido primo, Park Jimin-ssi!
El sudor que empapaba a Jungkook lo obligó a abrir su saco, el joven no podía creer lo que oía: Park Jimin era dueño de un club y lo había invitado de una manera inusual a una fiesta masiva.
Jungkook aplaudió por inercia y buscó un lugar sin tanta gente para que ese sentimiento de asfixia se disipara, el dejar libre su torso sin duda había ayudado. En cuanto pudo, miró hacia la pista de baile y vio al chico como nunca antes: Park Jimin quien siempre estaba usando pantalones amplios y camisas holgadas, lucía un traje que se le ajustaba a la perfección en los lugares adecuados, definiendo una figura de infarto. Su cabello peinado hacia atrás le hacía ver imponente. Jungkook sintió la garganta aun más seca y no dudó en tomar una tercera copa de champaña fría de un solo trago.
Jimin movía sus manos a manera de saludo y hacía leves reverencia hacia la multitud. Un grueso anillo dorado con una piedra roja brillaba en su dedo meñique, un reloj de la misma tonalidad en su muñeca izquierda, zapatos oscuros brillantes y ese conjunto de terciopelo rojo le hacía ver totalmente irreal, sacado ya sea de un cuento de hadas, princesas, el cielo mismo o de la fantasía más caliente de cualquier persona.
Con solo verlo a lo lejos, Jungkook se sentía arder.
Los aplausos seguían. Jungkook ya estaba planeando como salir de ahí hasta que en una de las reverencias de agradecimiento, chocó miradas con el festejado. Jimin sonrió de lado, levantando solo una de las esquinas de su boca haciendo jadear al otro chico por mirarlo de aquella manera. Un segundo después, las luces se apagaron completamente, la música inició y de apoco, un tono rojizo se apoderó del lugar. La gente se dirigía a la pista, el calor iniciaba de nueva cuenta y una cacofonía bien orquestada entre los gritos de la gente y la música misma que sonaba por todo el lugar embriaga a las personas en el club.
Jungkook se sentó en unos sillones lo más alejado de la pista, quería salir huyendo de ahí pero sabía que irse sin felicitar al anfitrión era de muy mala educación sobre todo si ya lo había visto, por lo que optó por quedarse un poco más. El plan era encontrar a Jimin, felicitarlo por su cumpleaños, agradecerle por invitarlo a algo tan prestigioso y luego marcharse. Era un plan simple, y aunque su parte racional estaba empeñada en hacerle entender que aquello era lo mejor, la parte irracional, casi animal, le pedía quedarse, disfrutar y quizá, sólo quizá, dejarse llevar por el instinto primario: el placer.
Su cuerpo reaccionó antes que él mismo, por lo que en cuestión de minutos, Jungkook se encontraba bailando en la pista tratando de seguir el ritmo de aquella canción. Era una suerte que la conociera, así podía alardear un poco con los pasos que había sacado de varios dance covers que había visto en internet.
—Te vi cambiar bebé. Tanto en buenas como en malas maneras— cantó en voz alta junto con las demás personas en el club.
Jungkook se movía con delicadeza y suavidad, combinando algunas vueltas con el movimiento de sus hombros y añadiéndole un toque más al marcar los beats de la canción con su cuerpo. Antes de que la canción terminara, ya había un tipo desconocido acercándose a él, no quitaba la mirada de la cintura del chico pelinegro y el arnés que se había puesto para que su camisa negra de tela mesh brillante no se saliera de sus pantalones. El accesorio hacía que su cintura se viera diminuta y sus muslos fuera más notorios junto con sus caderas perfectamente proporcionadas. El saco que llevaba arriba sólo era un accesorio casto, un peso muerto.
El sudor empapaba completamente el torso de Jungkook, haciendo que la tela de por sí delgada, se pegara a su cuerpo definido y se transparentara aun más. El chico bailó dándole la espalda a aquel tipo que parecía tener todas las intenciones con él menos las de bailar. Jungkook meneaba sus caderas con fuerza hacia atrás al mismo tiempo que su cabeza, mirando hacia el techo, las luces y el alcohol en su sistema estaban empezando a marearlo. Unos segundos más de lo esperado, sintió la presión de otro cuerpo detrás suyo. Un olor exquisito lo abrumó en primera instancia, después sintió una ligera presión en su cintura y luego en su hombro derecho.
—Llegué justo a tiempo...— el aliento caliente rozando en su cuello causó piel de gallina en el cuerpo del pelinegro. Aquella voz lo sorprendió—. Un poco más y alguien más se hubiera llevado el regalo que he estado esperando todo el día— dijo Jimin más cerca, sus labios prácticamente rozaban la piel tierna del cuello de Jungkook.
—Siempre ahuyentado a mis pretendientes...— soltó Jungkook después de un rato en el que ambos se seguían meciendo juntos sin seguir un ritmo en específico.
—No, yo cuido lo que es mío, ¿no lo crees?
Jimin volteó a Jungkook para que ambos estuvieran cara a cara. El menor sonreía e incluso se atrevió a rodear el cuello de Jimin con sus brazos, el rubio automáticamente se adueñó de la cintura del chico pelinegro, no sin antes deleitarse con el conjunto del chico frente a él.
—Feliz cumpleaños Jimin-ssi...— ahora fue turno de Jungkook susurrar sobre el cuello de Jimin—. Lamento no haber traído un regalo conmigo.
El joven Jeon quería sin duda intimidar al otro chico más bajo, pero no contempló el lado descarado de Park, quien a pesar de la cercanía, volteó ligeramente el rostro hacia Jungkook y prácticamente habló sobre sus labios: —¿No me escuchaste? Estoy feliz de que estés aquí, tu presencia es el mejor regalo que pude haber recibido hoy.
Jungkook abrió en grande esos hermosos ojos que poseía por la sorpresa, había esperado cualquier otra cosa menos aquella confesión. Cuando las miradas de ambos se encontraron, Jungkook pudo ver como las pupilas de Jimin se ampliaban en cuanto lo miraron y se preguntó si Jimin habría visto lo mismo en él. El pelinegro, convencido de que su corazón no sería roto, se aventuró a dar el primer paso, o mejor dicho, el primer movimiento y besó a Jimin.
Aquel beso era lento, sabía a champaña y cerezas, olía ligeramente a sudor pero también al embriagante aroma de Jimin. El lugar estaba iluminado por luces rojas y se escuchaba una canción en donde parecía que una mujer y hombre hablaban, era pegadiza.
Jungkook fue el primero en despegarse del beso. Como excusa para recuperar el aire, se volteó como al inicio y empezó a bailar sin moverse demasiado. Por otro lado, Jimin aún podía sentir la suave presión de los labios de Jungkook sobre los suyos, unos segundos habían sido suficientes para que el rubio se volviera adicto a sus labios.
En cuanto la música paró, Park no dudó en tomar la mano de Jungkook y llevárselo a otro lugar con menos gente y mucho más privado.
«En mi ciudad soy un dios joven», se podía escuchar a través de las paredes.
Jimin, al notar los pasos cada vez más lentos de Jungkook, decidió parar un momento para verlo. El chico tenía el rostro sonrosado, incluso sus orejas se estaban poniendo rojas y había gotas de sudor bajando por sus sienes.
—¿Estás bien?— se acercó al chico y lo tomó por los hombros en caso de que no pudiera sostenerse bien.
—Estoy un poco mareado, eso es todo...— dijo Jungkook. No se veía mal a pesar de estar lleno de sudor. Jimin se sorprendió de encontrar algo que consideraba desagradable en otras personas, atractivo en el pelinegro.
—¿Seguro? ¿No quieres mejor ir al doctor o algo así? ¿De qué te ríes Jeon?
—Jamás pasó por mi cabeza que serías del tipo dulce y tierno.
—¿Qué?
—Que eres demasiado tierno para verte tan caliente.
—Pues tú eres demasiado caliente para ser tan tierno— dijo Jimin.
Jungkook caminó hasta Jimin de nuevo y rozó sus labios sobre la pequeña nariz de Jimin, mientras este miraba ligeramente hacia arriba y sonreía dulcemente.
—Entoces, Jimin-ssi...— dijo Jungkook mientras el chico Park le dejaba un beso rápido en la mejilla y le tomaba de la mano para seguir caminando.
—Suena mejor cuando lo dices tú.
—¿Jimin-ssi? ¿No te gustan cuando te dicen así?— Jimin resopló.
—Me hace sentir viejo, eso es todo— Jungkook sonrió.
—¿Qué hay de Señor Park?— Jimin lo miró de reojo. Dobló en un pasillo que parecía no tener salida hasta que Jimin metió una llave en una cerradura pegada a la pared. Lo que parecía un relieve totalmente plano, ahora tenía una división notable. Jimin sonrió al ver la confusión en los ojos de Jungkook y lo guio hasta el otro lado: una habitación tipo loft inmenso, más parecido a un penthouse.
—Estoy acostumbrado a ese, más gente de lo que me gustaría lo usa.
Jimin caminó por la habitación encendiendo las luces hasta que terminó acostado en una cama gigante en medio del primer piso de la habitación.
Había un ventanal gigante que dejaba ver el cielo, también carritos con comida y ropa en un sillón. Una cortina negra dividía lo que Jungkook pensó sería el baño; arriba, en el segundo piso, había una pequeña sala de estar, un escritorio y algunos libros. Las luces eran amarillentas y la habitación era todo en tonos cafés claros, lo que le daba una vibra mucho más casera, casi íntima.
Jungkook se sentía en una película.
—¿Entonces no te gustaría que te dijera Daddy?
Jungkook miraba a través de la ventana y Jimin lo miraba desde su cama, con una ceja alzada y una sonrisa enorme en los labios.
—Suena tentador. Pero siento que daré más de lo que recibiré... ¿Qué me darás a cambio?
Jungkook volteó hacia Jimin y se paró frente a la cama. Dejó caer el saco que tenía arriba y se mordió el labio inferior mientras recorría con la mirada al mayor.
—¿Yo no soy suficiente, Jimin-ssi?
Jimin tragó duro. Realmente no podía creer que el chico estuviera insinuándosele de aquella manera, justo como en sus sueños más profundos.
—Eres suficiente para mí bebé, incluso mucho más de lo que merezco— dijo Jimin, mientras lo veía sentado desde su cama, apoyando su espalda contra el respaldo del mueble.
—No seas tan modesto... eres increíble. Pienso que... nos merecemos.
Jungkook gateó por la cama y se acostó a un lado de Jimin, abrazándolo.
—Sí, lo creo...
Jimin no pudo soportarlo más y se abalanzó contra el otro chico hasta sus labios tentadores. Terminó sobre él, sujetándolo con un poco de rudeza pero siendo tierno sobre los labios del otro, logrando robarle suspiros.
—Sí, merezco besos como estos...— dijo Jungkook, sintiendo como Jimin mordisqueaba la piel de su cuello para después besarla tiernamente—. Ah... Hyung... los chicos... los chicos me matarán...— el menor hablaba entre suspiros, sentía endurecer sus pezones y su miembro también.
—Olvídalos bebé, esta noche solo somos tú y yo, ¿bien?— Jimin dejó un beso tierno sobre la nariz del otro, haciéndolo sonreír.—Ahora...—Jimin se sentó en el regazo de Jungkook—. Necesito saber si has hecho esto antes o no. No me mires así bebé... tengo que saber cómo... tratarte...— pero el rubio se movía sobre el miembro de Jungkook.
—Nunca... nunca lo he... ah... hecho, Hyung...— la última palabra se quebró antes de siquiera ser pronunciada correctamente.
—¿Seguro?— Jungkook asintió con la cabeza y Jimin se bajó de él para tomar una nueva posición: se apoyó sobre sus rodillas, tomó las piernas de Jungkook y la alzó sobre sus hombros, el miembro semi despierto de Jimin chocaba contra el trasero del menor.—¿Ni siquiera has intentado algo con tus propios dedos?— Jimin tocaba sin ligereza la notable erección entre los pantalones de Jungkook, el otro chico no podía hacer mucho más que intentar apoyarse sobre sus brazos y tirar la cabeza hacia atrás.
—Hyung...— gimió Jungkook.
—¿Ya no soy tu Daddy, baby?
Jimin dejó de tocar el miembro de Jungkook, pero empezó a mover sus caderas, dando falsas embestidas, haciendo que el otro chico lo mirase sorprendido mientras él se reía. Claro que sabía jugar.
—Te diré como quieras sólo...
—¿Sólo, qué?— el rubio se rozaba lentamente contra el otro chico.
—¿Esto no será algo de una noche, verdad?
—¿Quieres que lo sea?— Jungkook negó—. Entonces no lo será— dijo Jimin.
El rubio buscó con necesidad los labios del otro, los mordisqueó levemente y luego introdujo su lengua cuando Jungkook gimió.
—Sigo sin entender por qué estás soltero.
—Te estaba esperando— respondió el rubio.
Fue turno de Jungkook de disfrutar de los labios de Jimin mientras le quitaba el saco y le ayudaba a desabrocharse el pantalón. Con un movimiento rápido y fuerte de rodillas, Jeon hizo que Park quedara debajo de él durante el beso
—Sigues siendo tan dulce Hyung...
—Lo que sea por mi bebé...— Jungkook sonrió. Se desabrochó el pantalón y estaba apunto de quitarse el arnés hasta que sintió las manos de Jimin sobre las suyas—. No, déjatelo puesto, me encanta como se te ve.
—Lo que Daddy pida...— dijo Jungkook con una sonrisita y un tono burlón, claramente. Se sacó la camisa casi trasparente y quedó con el torso al aire mientras Jimin se desabrochaba la camisa de vestir. El rubio no se resistió a probar los pezones en punta de Jeon.
—Incluso tu piel huele tan bien— halagó Jimin.
Jeon no pudo formular palabras coherentes tras sentir el toque de la lengua en su cuerpo mientras Jimin le quitaba el pantalón ajustado y lo colocaba en sobre su regazo. Ni siquiera sintió cuando sus calcetines fueron quitados. Se agarraba de la espalda fuerte de Jimin, deleitándose con el movimiento de los músculos del chico que lo derretía mientras se movía sobre él, sentirlo contra su trasero casi descubierto lo ponía más caliente, había saliva escurriendo de su barbilla por los besos anteriores y podía sentir el arnés picar contra su piel por el sudor.
—Jiminie, es demasiado, ¡demasiado!— el chico lloriqueaba de placer con su voz quebrada.
—Tú puedes, claro que sí...— dijo Jimin cuando liberó sus pezones y volvió a su boca.
Park hizo que cambiaran de posiciones para que Jungkook quedara recostado y darle un descanso en lo que él se terminaba de desvestir, buscaba lubricante y condones. Su miembro estaba completamente erecto y rojizo, al igual que los labios de Jungkook.
Era una delicia verlo de aquella manera: casi desnudo sobre su cama, un brazo sobre su rostro, los pies apoyados en la cama, su miembro al aire, la boca ligeramente abierta y el cabello pegado al rostro. Jimin se puso el condón y luego un poco de lubricante sobre el látex. Tomó de los tobillos a Jungkook y lo arrastró por la cama más cerca de él.
—¡Ah!— el chico se sentó cuando Jimin dejó de jalarlo—. ¡Daddy!
Jimin se carcajeó.
—¿De verdad te gusta eso?— dijo mientras le quitaba la ropa interior a Jungkook.
—Me gusta tanto como me gustan tus besos...— dijo Jungkook, con toque coqueto—. Haré que te guste también, Jiminie.
—Seguro que sí, pero ahora...— Jimin volvió a separar las piernas de Jungkook con un solo movimiento—. Te pondré lubricante y meteré mis dedos para prepararte, será un poco raro para ti y quizá duela, pero te acostumbrarás... aun así, tienes que decirme si duele demasiado.
Jungkook asintió. Cerró los ojos y se acostó nuevamente estando a la disposición completa de Jimin, quien puso un poco del gel frío en su entrada y masajeaba el lugar poco a poco para después insertar los dedos. Miró a Jungkook tensarse un poco cuando todo su dedo medio estuvo dentro. Le sorprendió que el chico empezara a suspirar tan pronto comenzó a meter y sacar su falange. Cuando metió dos, Jungkook podía sentir la invasión dentro de él, la expansión de los músculos, el ligero ardor. El proceso era lento y él se acostumbraba con rapidez, pero en cuanto un tercer dedo fue insertado, le fue imposible no gemir cada vez que Jimin metía sus dedos, el ritmo le empezó a ser insuficiente, pero incluso antes de hablar, el rubio había acelerado ligeramente sus movimientos, yendo cada vez más profundo, más rápido. El mayor hacía un movimiento dentro de él con sus dedos sin sacarlos que le hacia ver las estrellas, constelaciones y galaxias enteras.
—Hyu... Da... ¡Jim...ah!
—Creo que lo encontré...— dijo Jimin, muy orgulloso de su cometido.
Jeon podía sentir la presión del miembro empujando en sus glúteos y sintió que se le iba el aire. No tardó mucho en tenerlo dentro. Jimin optó por darle un respiro a Jungkook, estaba rojo del rostro, el cuello, las orejas e incluso las rodillas, pero no salió.
—¿Estás bien? ¿Dolió?
—Fue espectacular... pero duele... quiero llegar...— Jimin lo besó justo sobre la piel en donde el corazón de Jungkook latía fuerte y rápido.
—Seré rápido entonces...— el rubio mordió ligeramente sobre el cuello de Jungkook, tratando de no ser brusco—. Tienes avisarme si algo no va bien, ¿sí?
—Yes, daddy.
Jimin tomó su miembro y salió con cuidado, luego volvió a entrar, esta vez de manera más lenta. Cuando llegó a un poco más de la mitad, observó las piernas de Jungkook temblar ligeramente, cuando llegó hasta el final, él mismo soltó un suspiro pesado tras sentir el calor del cuerpo de Jungkook apresarlo, casi absorberlo.
Fue cuidadoso al principio, pero después de unos minutos, el mismo Jungkook era quien se empujaba contra él, se mordía los labios y gemía alto, cubría su rostro con sus manos, algunas veces agarraba su cabello con brusquedad pero nunca tocaba su pene, Jimin lo tomó por él. Bombeaba con rapidez mientras su miembro seguía dentro de Jungkook pero sin moverse, el chico en la cama era un desastre de gemidos y en cuanto Jimin miró gotear la polla entre sus manos se detuvo y apresuró a sus caderas a moverse como nunca, el interior de Jungkook lo apretaba cada vez más y le era un poco difícil moverse, un indicador de que el pelinegro estaba en el borde del orgasmo, al igual que él.
—Yes daddy, yes daddy, yes, ¡Jimin!...— Jungkook lloraba y gritaba mientras el rubio daba una última estocada. No podía moverse por la presión de los músculos de Jungkook. Lo besó con devoción. El chico seguía repitiendo las palabras en inglés mientras lo besaba.
—Tu semen está escurriendo por mi vientre...—dijo Jimin. Jungkook abrió los ojos, estaban vidriosos y las lágrimas escurrían por su rostro—. Es una pena que no pudiera observar mi semen salir de ti, mhmmm...
—Eres todo un pervertido.
—Mira quien lo dice.
Después de una ronda más de besos, el rubio salió con cuidado del pelinegro cuando sintió menos tensión por parte de sus músculos internos.
—¿Estás bien?— dijo Jimin en cuanto regresó del baño más limpio y con un paño húmedo para limpiar al otro chico en la cama.
—Ha sido lo mejor en mi jodida existencia, Daddy...— Jungkook tenía los ojos entrecerrados pero sonreía ampliamente.
—Me gusta más cuando me dices Jiminie.
Fue turno de Jungkook carcajearse tiernamente, abrió sus ojos y se sentó a duras penas, su cuerpo punzaba y las piernas le dolían.
—Creo que suena mejor «novio», ¿qué opinas?
—Uh, sin duda es mejor, pero de todas maneras, Jiminie es mi favorito.
El rubio se inclinó cerca de Jungkook y lo besó tiernamente mientras lo ayudaba a quitarse el arnés, su piel estaba levemente rojiza.
—Eres tan dulce... realmente me gustas, Hyung.
—Me encantas pequeño, pensé que lo sabías...— Jungkook se sonrojó—. Bien, no importa, te lo recordaré siempre.
Jungkook asintió.
—¿Hyung?
—¿Sí?
—Tendrás que llevarme a casa, creo que no podré caminar en... días...— Jimin retiró el cabello del rostro de Jungkook, su peinado estaba más que arruinado, era inexistente.
—Te acostaré en tu cama si lo deseas, pero primero, nos daremos una ducha, te prestaré algo de ropa y después te llevaré.
—Lo que ordenes, novio.
Jimin sonrió e incluso se sonrojó. Nadie lo había llamado así en años. Tomó en brazos a Jungkook y lo llevó hasta su baño, en donde tuvieron una larga sesión de juegos, mimos y besos.
Dentro de aquella habitación, Jimin y Jungkook se habían olvidados de todo y todos, encontrándose a sí mismos y disfrutando de un amor tan inmenso como el mismo cielo.
🔚
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