La mujer que Sukuna Amo •Ryōmen Sukuna/ Yuji Itadori• Suivre l’histoire

Desde el comienzo de la humanidad las maldiciones se hicieron presentes, eran seres que traían muerte y destrucción sin ninguna moral. Maldiciones de categorías avanzadas y otras no tanto y, aun así, todas tenían exactamente el mismo propósito, pero siempre existe algo superior a todo lo que se conoce...

—¿Hacia dónde vamos?— el pelirosa no dejaba de bostezar, era bastante temprano aún más de lo normal.

—Bueno... Después de que te unieras a nosotros, los altos mandos quieren matarte aún más rápido y prefiero evitar eso... De forma que busque a alguien que pueda ser de ayuda— el albino continuaba su caminata hasta finalmente llegar a aquella estación donde se detuvo esperando a alguien. En cosa de minutos, frente a ellos se posó su cuerpo, una mujer realmente hermosa, con una expresión sería dibujada en su rostro.

—Gojo— dijo suavemente la chica, mientras ambos no hicieron ni un solo movimiento, simplemente la admiraban, admirando esa belleza, esa imponencia que ella poseía, no la conocían, no sabían nada de ella, pero ambos sabían a la perfección que esa mujer era realmente imponente y peligrosa. No hubo palabras durante unos segundos, así que la castaña les dio a ambos un toque en sus frentes esperando que con eso reaccionarán.

—¿Sucede algo?— hablo una vez más intentando comprender que era lo que tanto miraban, se dio la media vuelta esperando encontrar algo que los tenía de esa manera.

—Lo lamento... Nunca te había visto en persona... Yo...— Gojo aclaro su garganta intentando volver a la realidad, simplemente había quedado deslumbrado por ella y ella aún no quitaba esa expresión sería de su rostro— Un verdadero gusto conocerte, yo fui el que te llamo... Y él ...— señaló al pelirosa que aún no volvía en Si-— Es tu misión.

—Un gusto, Soy Megami, seré tu niñera— finalmente la castaña sonrió, estirando su mano al Chico que finalmente reaccionó, sin quitarle los ojos de encima. Estiró su mano hasta finalmente tocarla y ese fue el inicio del caos, su cuerpo tembló por completo, su mano ardía por el tacto y su mente se nublaba, solo podía contemplarla a ella y siendo sinceros eso de aquí en adelante jamás cambiaría.

—Soy... Itadori... Yuji— no pudo decir más, simplemente no podía dejar de mirarla, algo dentro de él se revolvía a más no poder. Todo su cuerpo temblaba Y su mente no podía pensar con claridad, pero sentía en lo más profundo de él que ya la había visto, y juraba que este sentimiento de ahora ya lo había sentido anteriormente con ella.

—Bien... Caminemos ... Te explico preciosa— Gojo paso su brazo por sus hombros mientras que con la otra mano recogía su maleta y la guiaba a su lado— Te harás pasar por una nueva alumna, sin embargo, en ninguna circunstancia te separes del chico.

—Entiendo... Pero ¿era necesario llamarme a mí? No soy buena de niñera.

—Claro, tienes mi nivel de hechicería. Nadie ha podido derrotarte y en este instante necesito a alguien como yo cuidando al muchacho— y realmente era por eso que la había llamado, su historial era perfecto, era una mujer que enfrentaba a categoría especial sin problemas algunos. Tenía un nivel impresionante y sus habilidades eran únicas en su clase, Era ella quizás más fuerte que él y era por eso que la quería aquí— Obviamente también quiero que entrenes al Chico, puede potenciar mucho sus habilidades contigo.

—Bien... Bueno niño, desde ahora no puedes despegarte de mí— y con toda confianza rodeo los hombros del chico, una vez más su cuerpo tembló, esa sensación no se iba y su cuerpo ardía con fuerzas, si iba a ser así siempre no creía soportarlo mucho tiempo. Ella era un poco más baja que él, pero no parecía ser mayor en edad, de hecho pareciese que tuvieran la misma; sin embargo, no podía asegurar nada, de modo que simplemente pregunto.

—¿Cuántos años tienes Megami?— la castaña lo miro de reojo buscando una respuesta en su mente para luego responder quitándole la vista de encima.

—21— y dicho eso ambos quedaron helados por completo, era una mujer que no aparentaba esa edad, era 2 años mayor de Itadori y ocho años menor que Gojo y aun de esta manera la mujer era tan poderosa.

—Que bien te conservas preciosa.

—La juventud es eterna para quien tiene poder de obtenerla...— soltó frívola volviendo a esa expresión sería y finalmente soltando al chico— Bien vámonos, hay mucho que hacer.

—Si— ambos respondieron juntos mientras caminaban detrás de la chica, que se robaba las miradas de todos, una belleza sin igual.