Histoire courte
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La flor roja que crece en los cadáveres

De su boca brotó una flor y de la flor brotaron gotas de rocío, que se evaporaron en el aire, formando una brisa morada que se difuminó a la distancia. El paso de la brisa dejaba un aroma inenarrablemente hermoso, el aroma de la sensualidad. Cualquiera que pasara a su lado, hombres y mujeres, se sentía atraído. Caminó por las calles de la ciudad, sintiéndose la mujer más bella del mundo. Sabiéndose observada, regresaba miradas a cada uno de los transeúntes. Si alguno le gustaba en especial, se acercaba y, sin más, le plantaba un beso, apasionado y febril. Ellos no oponían resistencia. Se saciaba de su sabor y entonces, tan ligera como había llegado, se iba, sin una palabra de por medio. Minutos después, las personas caían al piso, rendidas, con una hermosa flor roja en su paladar y un aroma como ningún otro.

Su infancia no había sido fácil, los niños pueden ser crueles con las personas que no son atractivas. Su imagen ciertamente nunca había sido destacable, y sus compañeros de escuela no habían hecho fácil pasarlo por alto. Había intentado de todo lo que, a su corta edad, tenía disponible. Perfumes, feromonas, maquillaje, ropa cara. Había pedido cirugías estéticas, pero su familia no le iba a dar el dinero para eso. La solución la encontró en su mayor pasión: la botánica.

Su vida cerca de un bosque le había permitido realizar su más grande descubrimiento: las minúsculas, casi invisibles, flores rojas que brotaban en las bocas de algunos cadáveres de animales. El descubrimiento fue serendípico: había estado caminando mucho y, al sentarse a descansar, había notado un aroma inusualmente agradable. Era desconcertante. El aroma provenía de un mapache muerto y había hormigas que entraban y salían de su pico, cargando pequeñas partículas doradas. Una infancia completamente rural había sido la clave para perder el asco que cualquier otra persona sentiría por tocar un animal muerto. Cuando abrió su pico, se encontró que las hormigas obtenían el polen de unas pequeñas florecillas. Su primera impresión fue que las flores eran venenosas y habían sido la causa de muerte del animal, sin embargo, un vistazo más detallado reveló que en realidad las flores se enraizaban a la lengua y el paladar. El espectáculo en general era increíble; una maravilla de la adaptación: la flor nacía en los cadáveres, con el olor, llamaba a las hormigas, que recolectaban su polen y, cuando eran consumidas por insectívoros como el propio mapache, el polen llegaba a los óvulos ubicados en el paladar de aquellos animales que hubieran percibido el aroma, y entonces, al unirse el polen y el óvulo, se formaba una nueva planta, que acababa matando al animal. Y el ciclo se repetía.

Ese día regresó a su casa sólo para encontrarse con los elogios de su madre. Le dijo que se veía radiante y hermosa, además de que amaba el olor de su perfume. Durante la cena, esa atracción se repitió con su padre y sus hermanos. Una vez que se dio cuenta del poder de su descubrimiento, regresó al bosque a buscar aquella extraña flor. No necesitó buscar demasiado. Había una gran cantidad de mapaches muertos cerca de donde había encontrado al primero. Tenía suficiente cantidad de flores para obtener una botellita pequeña de perfume. No necesitaba mucho. Con sólo unas gotas, sería capaz de enamorar al mundo.

31 Mars 2022 05:04 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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La fin

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