diego-nufio Diego Andrés Nufio Granados

Este es un libro de relatos cortos de terror que iré escribiendo cada semana, que pretenden helarte la sangre , darte mucho en qué pensar y ocupar un espacio en tu mente junto a tus miedos más profundos. Algunas ideas pretenden desarrollarse para proyectos más complejos y me dan un espacio para desarrollarme en la escritura en uno de los géneros literarios que más me han atraído: el terror. Se agradecen de antemano todos los comentarios y el apoyo que este libro pueda llegar a tener, suscribanse a este libro y emprendamos este viaje literario hacia lo desconocido juntos, no se van a arrepentir. Bajo el amparo de la noche posterior al inicio del nuevo día, donde reina el silencio y la penumbra, tu no ves mucho más allá de la sombra pero ellos a ti TE VEN DE MADRUGADA.


Horreur Tout public.

#thriller #inkspiredstory #madrugada #terror
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El Ronquido

A punto de comenzar su nueva vida, David, un joven de unos 25 años, llegaba a su nueva casa en una colonia situada en el centro de la ciudad. En su auto viejo, que parecía mas una "caja de atún con motor" (como él lo llamaba con cariño), estaba terminando su último viaje para completar la mudanza.


David no tenía un trabajo que le permitiera tener muchos lujos, y para él un servicio de mudanza era uno de ellos, a pesar de esto la carga que llevaba no era tan grande, los numerosos viajes que había emprendido para completar la mudanza se debían a los distintos electrodomésticos que había conseguido para su nuevo hogar, nada muy extravagante y no menos de 3 dueños anteriores por cada aparato, que consiguió muy baratos en un grupo de facebook de cosas para el hogar.


—Esta cosa pesa más de lo que pensé—dijo David pujando mientras intentaba sacar una refrigeradora pequeña de su caja de atún—Con un poco de saliba sale, eso no nació allí—dijo dispuesto a sacar la refrigeradora.


David era una persona obstinada y bastante orgullosa, él creía, y se había provado a él mismo en varias ocasiones, que podía hacer lo que se propusiera y bajo sus propios términos en cualquier circunstancia. De hecho, es por esa misma razón que se encontraba realizando esa mudanza y esque David había peleado con sus padres, aunque el conflicto para David era complicado de explicar, y había durado varias discusiones, él sabía que fue su orgullo por lo que decidió dejar su antiguo hogar. "Mamá y Papá querían un ingeniero pero obtuvieron un callcentero", pensaba David.


Después de lograr descifrar como bajar aquella refri de su auto, que más que con fuerza se trató de deslizar el aparato y ya en el suelo solo moverlo porque este tenía ruedas, por fin logró entrar en su nuevo hogar.


—Callcentero y lo que quieran familia, con eso me conseguí esta mansión—celebró para el mismo en aquella casa llena de cajas.


A decir verdad, la casa de mansión no tenía ni las intenciones, por donde se le viera era una casa sencilla, aunque por el precio por el que la había conseguido si que era una ganga. Era una casa de dos niveles con sala, comedor, cocina, tres habitaciones, un modesto patio y en la parte de afuera, un lugar para parquear un vehículo. Por fuera la casa estaba pintada de un blanco ya manchado y descascarado por la humedad del lugar, aunque eso se le podía dejar pasar, y poseía una ventana grande con balcón viendo hacia la calle y el parqueo del vehículo.


Ciertamente el precio no era justo, pero no por ser caro, David había visto viviendas en otros lugares, más lejos de su lugar de trabajo, con menos habitaciones, muchísimo más caras y con mucho menos lujos. Sí, que la casa esté equipada con estufa, lavadora y los utensilios de cocina, eran ciertamente un lujo. Las lamentables latas de electrodomésticos que había traído eran: una pesada, aunque bastante pequeña, refri, un microondas y un televisor (cuando uno trabaja, ciertamente hay que concentirse).


David pasó toda la tarde desempacando sus cosas que constaban de: ropa, comida, su escritorio, su colección de comics y su consola de videojuegos, acomodó el televisor en la sala y el resto del tiempo lo empleó en golpear y maldecir al microondas por sólo darle un paseo de 1 minuto en círculos a su sopa instantánea sin haberla calentado en lo absoluto.


La noche se colocó con silencio en la colonia, David terminó el día viendo series relajado en su nueva sala, que el dueño anterior dejó allí por misericordia a David aparentemente. David sabía poco de esta casa y de su dueño anterior, o mejor dicho, dueños anteriores.


Mientras pasó a comprar su comida a un pequeño super cerca de la colonia, antes de completar la mudanza esa misma tarde, había escuchado a dos señoras hablar de que "la casa de Doña Flor" tenía nuevo dueño, aquella conversación aunque fue fugaz y David no prestaba mucha atención en ella, sí que logró darse cuenta de que se trataba de su nuevo hogar ya que las dos señoras dieron con lujo de detalles de que casa se trataba: "la casa de Doña Flor, la que está en la colonia San Cayetano, cerca del periférico... si la blanca de dos niveles...tiene nuevo dueño" Lo que sacó David de aquella charla fue que Doña Flor había sido una mujer de unos cincuenta y tantos años, no muy atractiva y mal encarada por donde se le viera, nunca se casó, ni se le vió con pareja, vivía sola y la colonia entera la tachaba de loca. Porque a pesar de vivir sola, las dos semanas previas a su muerte, cada que alguien, con osados buenos modales, intercambiaba palabra con ella, Doña Flor aprovechaba a contar de como ella ya no vivía sola y había conseguido a alguien para hacerle compañia, aunque sólo en las noches, según ella contaba lo había "conseguido", como ella se refería, luego de su viaje a Roatán con algo así como un Gurú del amor. Siempre que Doña Flor contaba esta historia la gente intentaba ser lo mas condescendiente posible al respecto y decirle que se alegraban mucho por ella, otros hasta le mandaban saludos al extraño cónyugue, a lo que ella siempre respondía "él te escuchó".


Doña Flor, nunca fue vista con nadie nunca, los vecinos cuando escuchaban música proveniente de la casa de Doña Flor siempre la miraban a ella sola bailando en circulos en la sala, aunque solo de día, porque ni bien la noche llegaba, todas y absolutamente todas las luces de la casa de Doña Flor se apagaban, incluso se había encargado de destruir con una piedra el foco del poste de luz enfrente de su casa, era algo de forma casi religiosa, como si algo malo fuera a ocurrir si no lo hacía. Doña Flor recibía su visita de noche y sólo la acompañaba a dormir, aunque nunca dejaba de estar con ella, según contaba la misma Doña Flor.


Para muchos Doña Flor era una zorra que había conseguido a un hombre casado que sólo buscaba satisfacerse en una noche y luego marcharse con su familia, y para no ser descubierto habían pactado apagar las luces para que nadie lo viera, y siendo Doña Flor la solterona que siempre fué, lo dejaba y lo cubría con tal de tener un poco de compañia. Aunque esto explicaba el comportamiento tan ritualista y cronométricamente acertado que tenía Doña Flor al apagar las luces, no explicaba el hecho de que nunca, ni por un pequeño descuido, se logró ver tan siquiera la silueta de aquel acompañante, no se escuchó un vehículo, nadie vió nunca a nadie entar ni salir de aquella casa, sólo a la mismísima Doña Flor; lo único que notaban los vecinos cada noche era que los perros, todos ellos, comenzaban a ladrar y a aullar en una sincronía extraña, como marcando los pasos del adultero misterioso que entraba a la casa de Doña Flor, siempre los perros callaban al unísono como indicando que el amante ya se encontraba dentro. Tampoco se explicaba porque siempre que alguien hacía alución a su pareja, ella insistía que él ya sabía de que lo habían saludado, y esto tampoco tenía nada de sentido, si trataban de encubrir un amorío: ¿Porqué Doña Flor andaba campante contándole, a todo mundo que se le atravesara, acerca de su aventura?. Aunque esto se lo atribuían a que Doña Flor no le importaba si el hombre era atrapado, le importaba más que todos supieran que ya no era una solterona deprimida y que había encontrado, por fin, el amor, o al menos compañia para dormir, como ella insistía.


Esto hacía poco sentido y habían grandes interrogantes que dejaba de lado la historia de su antigua vecina, dos en específico, a parte de los ya mencionados. Una era que en esas dos semanas previas a su muerte, Doña Flor, a pesar de ser una mujer corpulenta, había bajado de peso, al principio se creía que era por motivación de su aventura con el hombre que nunca nadie vió jamás, que se había puesto a dieta,"cielos hasta se miraba más saludable"— expresó la mujer del supermercado que David escuchaba hablar mientras metía su caja de cereal a la carreta— pero luego, la pobre mujer, según contaba la colonia, había perdido hasta el color de la piel, ahora pálida y sin energía, con grandes ojeras, apenas podía dar un paso sin dar la impresión de que en cualquier momento se desplomaría al suelo. Las interrogantes incrementaron ya qué; en la segunda semana, desde que empezó a alardear de su amante, Doña Flor aprovechaba a decírle a cualquier persona... ABSOLUTAMENTE CUALQUIERA.. que su amante misterioso era la peor desgracia que había encontrado en su vida, que se arrepentía grandemente de habérselo "conseguido" y que haría lo que fuera por sacárselo de encima, pero por gran desgracia o castigo divino no podía hacerlo.


Las versiones variaban dependiendo de quien escuchara a Doña Flor pero algo persistía; Doña Flor no había dormido, ni un sólo segundo desde que estubo con él, Doña Flor decía: "Ese maldito RONQUIDO no para, siempre me encuentra", y esto lo decía en lo que parecía ser un gran sufrimiento, como diciéndoles a las personas que la escuchaban: "Háganme dormir no me importa como, ¡HÁGANLO!", también se escuchaba decir que todo aquello que comía al instante era vomitado por ella, y que luego quedaba muy exhausta para seguir comiendo y que a pesar de querer dormir, no podía hacerlo, porque a él, el amante sin rostro, le molestaba gravemente. Todo esto era testimonio de la misma Doña Flor hacia las personas que se encontraba en la calle. En la última semana de su estancia en la tierra, se le había visto más afuera de su casa que en ella, siempre y cuando fuera de día, porque antes de anochecer ella regresaba a su casa, repitiendo el mismo ritual de siempre. Al final de la segunda semana, cuatro días antes de su muerte, Doña Flor parecía un esqueleto viviente, una cáscara de lo que antes había sido, completamente caquéctica y sin energía para nada, a pesar de ello, ella procuraba salir tan temprano de su casa como le fuera posible, porque, aparentemente, estar en su casa ya no era opción, fuera que estuviera en el parquesito sentada en una banca o directamente en la orilla de la calle sin hablar con nadie, Doña Flor, o lo que quedaba de ella, prefería estar afuera, bajo el sol o la lluvia y en ese estado tan precario de salud, que pasar un segundo más en su casa.


¿Qué había ocurrido?, problemas en el paraíso talvez, la gente se atrevía a teorizar que la aventura de la pareja se descubrió, que hecharon al amante sin rostro de su hogar original y que, por no tener a dónde ir, este se quedó en casa de Doña Flor, el estado de salud y quejas de Doña Flor fué atribuído a que el amante, lo más seguro, era un abusador, que roncaba mucho aparentemente, y la castigaba de las formas mas infames, como hacerle vomitar lo que comía o no dejarla dormir, pero que por alguna razón este la dejaba salir y que Doña Flor había sufrido de tal maltrato psicológico, desde el inicio de su relación, que no dejaba de sentir su presencia aunque no hubiera nadie con ella, haciendo que esta regresara a la misma hora a repetir la misma tormentosa rutina.


La mujer fue encontrada en su cama, nadie la vió fuera durante una semana, y un espantoso olor alertó a los vecinos quienes avisaron a la policía para que entraran al hogar, allí estaba Doña Flor, acostada en el lado derecho de su cama, con una expresión de espanto y de verdadero terror, como si hasta los últimos momentos de su vida aquel sujeto se hubiera encargado de hacerla sufrir, mientras ella sólo se había atrevido a descansar. La policía nunca encontró rastros de una segunda persona en la casa, ni cuando encontraron a Doña Flor ¡NI NUNCA!. No había ropa, la comida en la despensa era para una persona, las pizadas encontradas eran de mujer, que correspondían a los zapatos de Doña Flor, lo único sugerente de un acompañante era la cama, tenía un hueco, formado por el desgaste de los resortes, como una cama vieja, en el lado contrario de donde fue encontrada Doña Flor, cosa que no prueba nada, debido a que la cama podría ser eso: simplemente vieja y ya. El cuerpo no tenía rastros de violencia física y en la autopsia no se probó la ingestión de algún veneno o presencia de algún medicamento que explicara su prematura muerte, todos afirmaban algo con mucha seguridad: "El amante roncador la mató", pero, ¡¿QUIÉN CARAJOS ERA ÉL?!.


La segunda cosa, incluso mas extraña que lo antes descrito, fue que los dueños siguientes de la casa no duraban ni una sola noche en la ella, no importaba el número de huéspedes; familias, estudiantes universitarios, solteros, parejas, todos ellos duraban sólo una noche en aquella casa y a la mañana siguiente se iban, sin importales dejar algunas cosas dentro, hasta una sala completa, para fortuna o no de David.


Terminando el último capítulo de una serie de ciencia ficción que miraba David, este se dispuso a irse a la cama, sin haberse dado cuenta, la casa estaba a oscuras y ya pasaba de la media noche, entonces encendió las luces del patio, de la entrada de la casa y la luz de la sala, porque posiblemente iba a bajar a comer a media madrugada. David entró a su cuarto, se alistó para dormir y se acostó en el último cuarto del pasillo en el segundo nivel de la casa, "los nuevos aposentos del Rey del castillo" pensaba David.


Al apagar la luz de su cuarto se percató que la luz de la sala, que antes se podía observar, aunque tenue, por la parte de abajo de la puerta ya no estaba encendida. David, que estaba seguro que había encendido esa luz, bajó nuevamente a encenderla y esta permaneció encendida, las demás luces de la casa permanecían encendidas también. David subió nuevamente y se dispuso a dormir.


Habrá sido a las 3:00am cuando todo comenzó para el pobre David, este empezó a escuchar ruidos en el piso de abajo, se escuchaban en la cocina, en la sala, incluso en la puerta de la entrada, alguien abría las gabetas de la cocina y sacaba todas las ollas y trastes de ellas, somataban la puerta de la entrada y caminaba en la sala, con pasos muy particulares.


—Maldita sea, se entraron a la casa—pensó David, creyendo que unos ladrones saqueaban su nueva casa.—Necesito mi celular—dijo David apunto de salir de su cama para llamar a la policía.


Dicidido a levantarse de la cama estaba David, cuando escuchó que a gran velocidad alguien subió las escaleras. David sólo pudo acostarse de nuevo muerto del miedo esperando lo peor. Los pasos eran de una persona descalza y estos se dirigieron a los otros cuartos, el invasor abrió cada puerta, entró y salió rápidamente y al mismo tiempo bajó de nuevo a la sala. David estaba muerto del miedo, no sabía que hacer, ciertamente ¡NO SABÍA QUÉ ESTABAN HACIENDO SUS AGRASORES!, o tan siquiera ¡¿CUÁNTOS ERAN?!. David no podía moverse por lo aterrorizado que estaba, su teléfono se cargaba al otro lado de la habitación y aunque sólo lo separaban unos pocos pasos de su celular, no podía moverse, estaba paralizado, completamente inmóvil en su cama.

Empezó a escuchar esos pasos descalzos en la sala de nuevo, logró distinguir que sólo se trataba de un individuo, uno muy ágil aparentemente, por la velocidad con la que había subido las escaleras hace unos instantes, los pasos misteriosos empezaron a apagar las luces encendidas, y con cada interruptor que este tocaba, se notaba cada vez más molesto, o eso le pareció a David, por la contundente fuerza con que apagaba cada interruptor.

Al acabar con todas las luces los pasos cesaron... pasaron unos minutos... unos 15 largos y tenebrosos minutos en los que David no escuchó nada, ciertamente no paró de temblar del terror, no sabía si el intruso se había marchado o si había notado la presencia de él y lo esperaba en la sala listo para matarlo en cuanto bajara y terminar de saquear su casa... Los pasos continuaron.

El resto de la madrugada fué así, de vez en cuando escuchaba pasos en la cocina que iban a la sala, o de la sala a la cocina, la peor parte era cuando a toda velocidad subían por las escaleras y abrían cada puerta de los otros cuartos para luego volverlas a cerrar y bajar de nuevo a la sala. David sólo quería que esto parara de una vez por todas, en varias ocasiones consideró la posibilidad de salir y a puño limpio propinarse una golpiza con el invasor y ¡Acabar ya con todo! era tanto el tormento y el horror que incluso no le importaba quién saliera victorioso de aquel encuentro.

—Maldita sea, róbame o mátame de una vez ¿Qué diablos quieres?— pensaba atormentado David.

La tortura iba más allá de que él no se encontraba sólo en su casa y de que esa compañía podía robarle o hacerle daño...Podía, pero por algún motivo no lo hacía y sólo se dedicaba a caminar descalzo sin cansancio en la casa, atormentándolo de vez en cuando, y de forma aleatoria, al subir a toda velocidad en dirección a su puerta.

David esperaba que en una de esas subidas el invasor abriera la puerta y acabara con su vida, después de cocinarlo en su propio miedo, para después marcharse con todas sus pertenencias... Luego de aquella noche, David hubiera deseado que ese hubiera sido el desenlace.

Habrá pasado una hora de su tortura con los pasos aumentando y disminuyendo de velocidad, sin ningún rumbo, cuando derrepente cesaron... por un momento el verdadero silencio de la noche se apoderó de la casa y no se escuchaban más que los grillos de afuera y la respiración agitada e irregular de David, no podía creer lo fuerte que estaba respirando en ese momento. La confusión hizo nuevamente su debut en esa madrugada, cuando David escuchó ronquidos en el sillón de su sala.

—¡RONQUIDOS! ¡EL HIJO DE PUTA SE CANSÓ DE JODERME ¿O QUÉ?— pensó David molesto, porque no se atrevía a hacer ningún ruido.

Los ronquidos eran fuertes y profundos, como si se tratara de un gran hombre... o animal.

Luego de unos minutos más, David empezó a quedarse dormido, casi acabado por el sueño pero aún tratando de estar alerta, por si su vida dependiera de su estado de conciencia, empezó a notar que no podía mover sus manos o piernas, se encontraba paralizado pero con un enorme sueño, sus ojos si que estaban abiertos pero no podía mover la cabeza, David ya conocía este sentimiento, estaba teniendo una parálisis del sueño. Conocía esta sensación porque no sería la primera vez que le sucede y, como alguna vez le explicó su médico, este se trataba de un estado en que no se está despierto del todo pero tampoco dormido, explicación que él pudo recordar mejor debido a su sencillez, y que este podía presentarse en individuos por lo demás sanos. El cansancio y el anormal estado de alerta a esas horas de la madrugada deberían de tener la culpa de esto, así que David intentó hacer lo que hacía antes cada vez que le ocurría, relajarse y seguir durmiendo, funcionaba siempre después de habituarse a ese estado tan extraño.

Así que se dispuso a intentarlo, cerró los ojos, que es lo único de lo que tenía control, y se dispuso a relajarse y dormir, pero algo no lo dejaba... ¡ERAN ESOS MALDITOS RONQUIDOS EN SU SALA!. Al cabo de unos minutos estaba logrando ignorarlos y casi quedarse dormido, cuando escuchó de nuevo los pasos descalzos. Estos subieron la escalera con más calma y abrieron, con un estruendoso portazo, uno de los cuartos, se escuchó el crugir de la cama y luego comenzaron de nuevo los ronquidos. Esto empeoró el estado de David, no dejándolo dormir pero tampoco dejándolo despertar.

¿A qué jugaba su agresor?... David no lo sabía, lo que si estaba seguro era que quien fuera o lo que fuera con lo que había estado compartiendo casa esa madrugada, tenía que saber que él estaba allí, que otro motivo iría a tener el invasor sin rostro sino que atormentarlo.

Con pasos descalzos y lentos, pero bastante firmes y pesados el agresor cambió de cuarto otra vez pasándose al que estaba justo a la par del que albergaba al paralizado de David.

David lo sabía... lo sabía desde el momento que escuchó los pasos en su casa... desde que todo comenzó... esta vez el intruso sí entraría en su habitación y él no podría hacer nada porque seguía paralizado.

Luego de un rato, de ronquidos, los pasos comenzaron de nuevo y esta vez, en dirección a su habitación, los pasos se detuvieron justo frente a la habitación de David, este cerraba los ojos con tanta fuerza como su estado lo permitía, ya no para dormir, sino para correr.

¡Saltaría por la ventana aunque corriera el riesgo de caer muerto! ¡NO IMPORTA! Era mejor destino que lo que le esperaba con esa cosa que roncaba en su casa. En los últimos instantes en que escuchó esos pasos enfrente de su puerta el pánico se apoderó de él revelando lo que él llevaba sabiendo toda la madrugada, aquello, su invasor que roncaba, no era un hombre, era algo que se alejaba de cualquier cosa que la CREACIÓN hubiera contemplado nunca y, aunque poseído por un profundo horror su imaginación era más vívida de lo que nunca había sido jamás, no podía descifrar ¿Qué era o que iba a hacer con él aquel ronquido sin rostro?

¡En cuanto menos lo esperaba su puerta se abrió!... Pero con extraña suavidad... como no queriéndolo despertar, esa cosa sabía que David intentaba dormir. David no vió a nada pero si escuchó los pasos descalzos entrar en su habitación, oyó que hicieron una pausa, cerró la puerta con todo y llave, y se acercó a la cama del lado contrario donde estaba David. Él, David, sabía muy bien de qué lado de la cama estaba, sabía en qué cama estaba, sabía que una nueva cama era ciertamente, un lujo... Estaba del lado y en la cama de la difunta y previa víctima de los ronquidos Doña Flor.

Aquellos pasos llegaron al lugar que sabían les pertenecían, David sintió como toda la cama se hundía hacia ese lado y con el rabillo del ojo sólo podía ver lo que el interpretó, más que realmente observarlo, como una silueta negra, silueta que con él paralizado, sin dejarlo dormir y a su merced comenzó con el ya conocido RONQUIDO.


3 Mars 2022 07:39 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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