Tragedia de un amor luminiscente. Suivre l’histoire

Hace mucho, en un país que nunca existió, se encontraba un reino. Aquel reino era famoso por sus fiestas, su colorido ambiente y su animada gente, eventualmente se celebraban fiestas por cualquier motivo, ya sea un nacimiento o un cumpleaños o incluso un matrimonio. La gente de ese reino era muy cálida, gentil y atenta por lo cual en las fiestas siempre el ambiente era prometedor para encontrar el amor de alguien.

Una noche, hubo un festejo en un castillo, al cual asistió un noble caballero fue en pos de encontrar el amor de su vida. Él era algo tímido, serio y tranquilo, le gustaba analizar con cuidado el comportamiento de las personas y le encantaba ver cómo la gente era feliz y se divertía. Las horas pasaban y el caballero aunque veía ciertas chicas que eran encantadoras, sentía que no eran como él buscaba.

La noche se hacía más y más profunda, y el caballero poco a poco perdía la esperanza de encontrar a su amor. Llego a pensar: “Esta noche parece que tampoco encontraré a alguien.” Sin embargo, es cuando anhelas algo sincero con todo tu existir, que el destino de alguna manera intercede para cumplirlo.

El caballero se alejó un poco de la algarabía de la celebración para pensar acerca de sí mismo y fue esa decisión la que marcaría el inicio de esta trágica historia de amor.

Lejos de las risas, melodías y luces del festejo del castillo, llegó a los oídos del caballero un melifluo canto, sorprendido se apresuró para ir en busca de aquella encantadora voz.

Fue en ese momento cuando delante de sus ojos encontró a una deslumbrante dama, su hermosura causó que el pulso del caballero se acelerara y que su aliento se detuviera.

Tenía unos maravillosos ojos con una cautivadora mirada, una perfecta y sutil piel de un blanco puro y un magnífico cabello arreglado que seguramente incluso desarreglado la haría ver hermosa.

Con una voz un tanto nerviosa dijo el caballero:

- Señorita, ¿Qué la trae a usted por aquí?

Ella sin dudar ni un segundo respondió:

- Lo mismo que lo trajo a usted.

Los dos al unísono respondieron:

- Pensar…

El caballero se sintió singularmente atraído por ella, sentía una enigmática aura alrededor suyo, se sentó a su lado y conversó con ella:

- Disculpe que lo pregunte señorita pero, ¿Acerca de qué piensa? –Preguntó el caballero.

- Existen muchos temas acerca de los que pensar pero tengo uno en particular –Respondió ella.

- ¿Podría preguntar cuál es? –Volvió a preguntar.

- El amor. –Susurro ella.

El corazón del caballero se detuvo por un segundo al escuchar esa palabra, al fin y al cabo eso era lo que él buscaba.

- ¿Qué piensa acerca del amor? –Preguntó mientras le temblaba la voz.

- Siento que es difícil de encontrar, pero sé que alguien en algún momento me ayudará a descubrirlo –Respondió ella.

Una vez más el corazón del caballero se aceleró, su pulso empezó a ser inestable, sentía que ella era la persona que estaba buscando.

Fue entonces cuando el caballero se levantó y acto seguido se arrodilló delante de ella.

- Le pediré algo –Dijo con una temblorosa voz.

La hermosa dama se quedó paralizada, no sabía que decir ni hacer y en su rostro había un semblante de sorpresa y duda.

- Permítame ser esta noche, aquel que le ayude a encontrar el amor, puesto que yo también desde hace mucho, lo llevo buscando –Declaró el caballero mientras extendía su mano.

Con una sonrisa en su rostro y una sensación de duda en su pecho la dama aceptó.

El caballero no se podía sentir más dichoso, una vez que se levantaron, empezaron a bailar y conversar en el césped, debajo de la luna, aquella noche llena de luces.

- Nunca pensé que esto sucedería así –Dijo la dama.

- Nunca pensé que te encontraría aquí –Respondió el caballero.

- Es una hermosa noche –Con una sonrisa en su rostro expresó la dama.

- Es más hermosa gracias a que tú estás aquí –Avergonzado dijo el caballero.

- ¿Realmente buscas el amor? –Preguntó ella.

- Sí –Respondió.

- ¿Cómo se siente estar enamorado? –Volvió a preguntar.

- Es algo complicado de explicar, sientes que en tu pecho hay una molestia, tus pensamientos se pierden y recuerdas siempre a la persona de la que te enamoraste, aparte de que el corazón se te acelera y tu cuerpo tiembla al estar cerca de ella –Dijo el caballero mientras la miraba a los ojos.

- ¿Sabes algo? –Preguntó ella una vez más.

- ¿Qué será? –Pensó él.

- Siento en mi pecho una molestia y un calor, mi corazón se acelera y siento que mis piernas tiemblan a estar muy cerca de ti, ¿Esto es amor? –Expresó con ternura aquella dama.

El caballero se precipitó para apasionadamente abrazarla.

- No sabría decirte si lo que sientes al estar cerca de mí es amor, sin embargo con sinceridad, lo que más anhelo es que me ames –Confesó el caballero mientras su cuerpo temblaba levemente.

- Soy muy feliz –Exclamó la dama con lágrimas en sus ojos.

Y así lentamente se acercaba el desenlace de esta historia.

Sellando su amor con un cálido y sentimental abrazo el caballero y la dama se miraron y supieron en ese momento que nada podría hacerlos más felices, no obstante, la tragedia estaba esperando por ellos.

De repente la dama simplemente se desplomó.

- ¿Qué ocurre?, ¿Estas bien? –Preguntó muy preocupado el caballero.

- Lo siento. –Susurro la dama.

- ¿Qué pasa?, ¿Por qué te disculpas?, solo fue una caída ¿verdad? –Dijo él.

- No me podré levantar. –Volvió a susurrar.

- Por favor dime que pasa –Muy nervioso respondió el caballero.

La dama levanto un poco su vestido, sus piernas estaban desapareciendo formando pequeñas esferas de luz.

- Lo siento, ya no podré estar contigo por más tiempo, este es el fin, fui muy feliz cada segundo que estuve contigo y desde un principio sabía que me enamoraría de ti –Dijo la dama con una sonrisa fingida en su rostro.

- No…por favor, dime que no es cierto, dime que esto es mentira…no te vayas…te lo suplico. –Dijo el caballero con una mirada vacía.

- Perdón, no quería que esto fuera así, yo también estaba deseosa de estar a tu lado para siempre pero este es el momento de mi partida –Dijo la dama mientras su cuerpo se iluminaba poco a poco.

- Te amo…por favor…no me dejes –Entre lágrimas dijo el caballero.

- Quiero que sepas que aunque todo esto ahora te duela, una vez que me vaya te ayudaré a no recordar nada, es lo menos que puedo hacer por ti –Respondió la dama.

Poco a poco su cuerpo se empezó a fragmentar y las pequeñas esferas de luz empezaron a ascender hacia el cielo estrellado.

El caballero se volvió a arrodillar como la primera vez y extendió su mano hacía el cuerpo incompleto de la dama.

- Espero…haberte ayudado…a encontrar…el amor –Dijo el noble caballero llorando.

- Sí, te lo agradezco. Gracias por ser mi primer y efímero amor, nunca te olvidaré, siempre estaré en ti –Dijo ella con una sonrisa.

- Te amo. Por y para siempre –Fue lo último que dijo entre lágrimas antes de desaparecer.

Todo el campo se llenó de las pequeñas esferas de luz que antes formaban el cuerpo de la hermosa dama y en el silencio de aquel momento solo se pudo escuchar el nefasto sollozo del noble caballero que había sido completamente herido.

De repente el caballero cayó inconsciente. Luego de un rato, tras levantarse, se dio cuenta de donde estaba y de que no podía recordar nada de lo sucedido después de alejarse de la celebración, sin embargo, en su pecho había un fuerte dolor y en su mente una horrible incertidumbre.

Una corriente de aire lo sacudió y en medio de esa corriente escucho un susurro que decía: “Te amo…”

Lagrimas cristalinas y tan puras como el amor del que no tiene recuerdos, empezaron a brotar de sus ojos, sin embargo, él no sabía el motivo por el cual empezó a llorar.

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