Katsuragi772 Katsuragi

Un breve escrito de una temática grupal en la que estoy participando. Si quieres saber como es la historia, entra a https://elcadaverexquisitochenl.blogspot.mx/


Romance Déconseillé aux moins de 13 ans.

#romance #druida #heroe #amorentiemposdeguerra #magia
Histoire courte
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(+18) Capitulo 21 : Tiempos Turbulentos se Aproximan…

—¡Miure! —grito el joven aspirante a héroe—. ¡Miure! ¡Miure! ¡Miure! ¡¿Dónde estás?! —Sin importar cuánto él clamara su nombre, dicha persona no mostraba signos de presencia.

Enkiladeon no se percato, de que se encontraba en medio de un oscuro bosque; el tenue manto de la luna apenas permitía que los alrededores fueran visibles. Eso a él no le preocupaba en lo mas mínimo. Lo importante en este momento era encontrar a la chica que era parte de su amada familia.

La noción del tiempo era nebulosa; Enkiladeon sintió que transcurrían horas, y a pesar de ello, la oscuridad no cedió indicios de disiparse. "¡¿Dónde diablos estas Miure?!", pensó él con frustración. Sentía su garganta seca por tanto gritar, y su respiración entre cortada señalo lo cansado que se encontraba. Aun así, no tenía intenciones de rendirse en su búsqueda.

Y justo cuando estaba por reanudar su travesía, vio a una delgada silueta. La débil luz de la luna alumbro su rostro. Era ella, la chica que Enkiladeon buscaba con tanta desesperación.

—¡Miure! —exclamo Enkiladeon con un brillo de alivio en sus ojos.

—Maestro —En su lugar, Miure le respondió con un tono decepcionado —. ¿Por qué? —pregunto ella.

"¿Eh?", esto confundió severamente al aspirante de héroe. ¿Por qué su querida Miure lo miraba de aquella manera? ¿Había hecho algo malo? Pero él no recordaba alguna acción que hiciera enojar a Miure. Aun así, sin tener la menor idea de la situación, Enkiladeon sintió que debía disculparse, pero antes de que diera un paso hacia Miure… numerosas raíces emergieron de la tierra a su alrededor, y lo sujetaron del cuello, brazos y piernas.

—¡¿Qué demonios es esto!? —expreso el joven con furia.

Él trato de liberarse, pero era inútil. Sentía que su fuerza poco a poco era drenada. Apenas pudo mantenerse consciente con fuerza de voluntad.

Fue entonces que Enkiladeon noto a una sospechosa figura emergiendo desde la oscuridad. Aquella sombra se posiciono a la espalda de Miure. A pesar de la situación, aquella chica no se inquieto, solo se quedo ahí, como una muñeca sin cuerdas.

—¡¿Quién carajos eres tú!? —interrogo Enkiladeon en un tono violento—. ¡Aléjate de Miure inmediatamente! ¡No te atrevas a ponerle ni un dedo encima!

—Muchacho, ¿ya me olvidaste tan pronto? —pregunto una voz femenina con una fingida tristeza—. Y yo que pensé que habías disfrutado nuestro pequeño tiempo juntos.

—¡¿De qué rayos estás hablando?! —pregunto con irritación Enkiladeon, que aun seguía intentando mantenerse consciente.

—Supongo que es inútil razonar con un chico tan insensible como tú —dijo la sombra en medio de suspiros—. Te diré una vez más mi nombre, ya que evidentemente lo olvidaste. Esta Antonietta se siente feliz de estar frente a ti una vez más —Después de haberse nombrado, recargo su rostro sobre el hombre de Miure, mostrando así su verdadera naturaleza.

Un ligero jadeo escapo de la boca de Enkiladeon; por un instante quedo impresionado por la belleza de aquella mujer. Enkiladeon se maldijo en su interior, ya que, no era momento de admirar la apariencia del enemigo. Pero hasta él tenía que admitir que aquella sedosa melena azul y ese par de ojos heterocromaticos, tenían un efecto hechizante en los hombres.

—Y ahora que las presentaciones han terminado… ¡que comience la función! —aclamo Antonietta, a la vez que intentaba imitar los movimientos de un maestro de ceremonias—. ¡Damas y caballeros! ¡Ante ustedes el acto final, titulado: La Desesperación del Héroe! —Esa línea dicha como presentado una obra de teatro, dio inicio al horror.

Los frágiles dedos de la mano derecha de Antonietta formaron una traslucida cuchilla de hielo; sujeto la mandíbula de Miura cariñosamente con su mano restante, y cruelmente… atravesó el reverso de su delicado cuello.

—¡¡¡Miure!!! —grito Enkiladeon con alteración, mientras amargas lágrimas escurrían de sus mejillas—. ¡¡¡Te matare maldita!!! ¡¡¡Juro que te matare!!! —repitió con angustia en su ser.

Miure no reacciono en lo absoluto; y en su lugar, una sonrisa despiadada se pinto en el bello rostro de Antonietta. Y mientras una catarata de sangre emergía de la tráquea de Miure, Enkiladeon forcejeo con todas sus fuerzas para liberarse de aquellas cadenas atadas a la tierra.

—¿Por qué maestro? —pregunto Miure, como si de un muñeco de cuerda se tratase—. ¿Por qué no me salvaste?

En ese instante, el pequeño hilo que sujetaba su consciencia fue cortado, y lentamente, Enkiladeon se desvaneció. Lo último que llego a escuchar fue una risa demencial proveniente de Antonietta.

~~~

—¡¡¡Miure!!!

El lastimero aullido de un fracaso de Héroe hizo eco en una cueva del Páramo de Addis Adeba. Enkiladeon trato de controlar el ritmo de su agitada respiración; y en cambio un frio sudor escurría de su cuerpo; solo la débil llama de un fuego fatuo iluminada su patética figura.

—¿Esa pesadilla de nuevo? —pregunto una suave voz femenina.

—¿Acaso no es obvio? —respondió Enkiladeon altivamente.

—No tienes por qué ponerte a la defensiva Enki —dijo aquella figura femenina con ligera amargura.

Por un momento, los dos se quedaron en silencio, mirándose directamente a los ojos mientras el viento agitaba la pequeña flama flotando en el interior.

Enkiladeon fue el primero en ceder, y agacho la mirada; era evidente que se sentía avergonzado por su anterior acción. Fue entonces que aquella fémina, se atrevió a romper el hielo del incomodo momento.

—Lamento haberte molestado —Con palabras de disculpa, ella le dio la espalda a Enkiladeon y procedió a retirarse.

—¡Espere! —Aquel muchacho levanto la voz en protesta —. Fue mi error… no se marche Señorita Bába.

Bába solo se limito a responderle con una gentil sonrisa. Se acerco a la vieja y sucia cama donde yacía Enkiladeon; "Enredadera", conjuro un hechizo, y pronto delgadas ramas de árbol surgieron del rocoso suelo y formaron una rustica mecedora. Ella simplemente se sentó. Su sola presencia reconfortaba el destartalado corazón de aquel muchacho.

Pasaron alrededor de unos minutos, y solo se quedaron así, mirándose. La serena mirada amatista de Bába tenía un efecto tranquilizador, y a la vez hechizante.

—Um… ¿en donde están los demás? —pregunto Enkiladeon tratando de sonar casual.

—Haciendo lo mismo de siempre —respondió Bába, y añadió—: Rocknar está tratando de crear un nuevo arte marcial para compensar la falta de su brazo izquierdo; mientras que Pettie se encuentra jugando con Arien, Eiren y Nurie.

Esta era su rutina actualmente en los cortos 3 meses que habían transcurrido. Sus extraños aliados lo visitarían cada cierto lapso de tiempo; Rocknar le daría consejos sobre cómo pelear, Pettie el Fuercilla trataría de hacerlo reír con actos tontos y malos chistes, el trió de Arañas de la Calamidad le darían ropa tejida por ellas mismas, y finalmente Bába, le llevaría tanto el desayuno, como la comida y la cena, preparada por ella por supuesto, además de conversar con él y tratar de enseñarle Magia Druida.

—Ya veo —Enkiladeon solo dio una respuesta corta con algo de desaliento —. ¿Y Miure? —Esto era algo que él siempre preguntaría cada que tuviera oportunidad.

—No te preocupes Enki —aseguro la Bruja Bába—. Ella está descansando pacíficamente en la Crisálida de Lagrimas de Mariposa Nocturna, mis Golems del Bosque Muerto no permitirán que alguien se le acerque sin autorización —Afirmo con erguida convicción.

—Lamento molestarle con la misma pregunta cada día —manifestó el muchacho.

—No digas eso Enki —declaro la mujer de mirada amatista—. Sabes que somos tus aliados… no hay necesidad de que seas reservado con nosotros.

Enkiladeon solo se limito a asentir con la cabeza; y una vez más, reino el silencio. Fue entonces que Bába decidió ser la primera en hablar, después de haber transcurrido unos minutos.

—No tenemos que consumar el hechizo esta noche si te sientes indispuesto —propuso la Druida de mirada amatista—. Lo que menos quiero es afligirte.

—Tenemos que completar el ritual sin importar que —declaro Enkiladeon con un extraño brillo en sus ojos.

El envenenamiento por Somnium había dejado graves secuelas en su cuerpo; el daño ya estaba hecho cuando Bába le suministro el antídoto, según las palabras de la Druida, él solo fue capaz de resistir el tiempo suficiente gracias a su fuerza de voluntad; su magia no era suficiente para reparar su magullado cuerpo. La única manera de que él se recuperara, era despertando la Gracia del Héroe, que a pesar de ser su última carta, terminaría por acortar su esperanza de vida; ese era el lado oculto de aquel extraordinario poder.

—Entiendo —dijo Bába cerrando por unos momentos sus ojos; Bába tenía que responder a esa voluntad—. Entonces… demos inicio —Al terminar aquella frase, ella se retiro de su arcaico asiento, las ramas se sumergieron en la tierra; y la mujer se despojo de sus arrugadas prendas.

Aquel muchacho apenas fue capaz de vislumbrar aquel cuerpo curvilíneo bajo el efímero brillo azul del fuego fatuo; no era necesario que se hiciera la luz, ya que, no era la primera vez que el muchacho había recorrido cada parte de aquel pecaminoso físico.

Ella se acerco más a Enkiladeon, y suavemente desabrocho su camisa; con sus delgados dedos acaricio el fornido torso del muchacho, y él en su lugar respondió con un salvaje masaje en sus jugosos y desbordantes frutos maduros. Los dos se miraron con éxtasis en sus fugaces miradas; lentamente, la vieja Druida acerco su rostro al de Enkiladeon, hasta que finalmente juntaron sus labios, en el interior de aquella húmeda e indecente madriguera, dos serpientes se entrelazaban vigorosamente; después de perder el aliento, ambos interrumpieron aquel viscoso beso, provocando que un delgado hilo se formara entre sus bocas.

Ellos no estaban consumando tal acto de desenfreno carnal meramente por razones mundanas; aquello tenía un significado más profundo.

~~~

Bába le había contado una historia; en ella tuvo que revelar parte de su pasado, así como su verdadero nombre, y el porqué había adoptado el nombre Bába.

Según las memorias escritas por una errante Druida, existía un hechizo, con el cual uno sería capaz de absorber parte de la Gracia de un Héroe; su nombre era: la Vaina Impostora. Esto requería que la persona que lo realizaba consumara el apareamiento con un Héroe del sexo opuesto. Enkiladeon se inquieto al escuchar aquellas palabras por parte de Bába, y antes de que malinterpretara sus palabras, Bába le explico que si bien ese hechizo era usado para robar, también podría ser usado para forzar a salir algo, en este caso, la Gracia del Héroe de Enkiladeon. "¿Qué tan confiable es esta información?", pregunto él; la respuesta que obtuvo por parte de Bába fue: "No lo sé". Si bien ella conocía todos los preparativos del hechizo, no quería decir que lo hubiese realizado alguna vez, no seria para nada fácil engañar a un Héroe, y mucho menos obtener su consentimiento. Bába alego que esto podría no ser tan descabellado, ya que, aquella antigua Druida era en realidad un Héroe; que por alguna razón decidió legar en sus memorias escritas, el secreto de como se gano su Gracia.

Por supuesto, esto no convencía del todo a Enkiladeon; pero aquella propuesta no era más que la punta del iceberg. Ella le dijo que si lograban despertar su poder, obtendrían así uno de los ingredientes para llevar a cabo un ritual de resurrección. Solo esto fue suficiente para que Bába ganara la confianza de Enkiladeon. La Magia de Resurrección era algo que originalmente solo los Dioses podrían lograr, pero, aquella errante Druida logro profanar el poder de la Espada de los Dioses, combinarlo con otros elementos, y así crear un hechizo tabú. Para tal proeza se necesitarían 4 cosas: el cuerpo bien conservado del difunto, la sangre de un Héroe, un par de ojos de un Elfo de la Noche, y el último y más importante ingrediente, el corazón de un Demonio de Sangre Pura. Solo con estos macabros objetos, uno podría realizar el Ritual del Intercambio Equivalente —ya que si bien, el derramar la sangre de un Héroe y arrebatarle los ojos a un Elfo de la Noche no les quitaría la vida; el arrancarle el corazón a un Demonio si—, esto hizo entrar en conflicto los principios de Enkiladeon; pero ver el cuerpo pálido de Miure en una cristalina crisálida y el recordar a Antonietta, lo empujaron a tomar aquella oportunidad manchada de sangre. Fue entonces que se juro a si mismo que despertaría su poder, se vengaría de Antonietta y reuniría aquellos aberrantes ingredientes para revivir a Miure.

~~~

—Por favor llámame Mari —susurro la excitada mujer en el oído de Enkiladeon.

—Mari…Mari…Mari —Entre jadeos, Enkiladeon decidió conceder aquella provocativa petición, a la mujer que le había concedido una nueva esperanza.

La respiración de dos almas se sincronizó con cada movimiento de sus cuerpos. En este momento no existía nadie más; solo ellos, resguardados por la oscuridad y guiados por un salvaje instinto.

Cuando llegaron al límite de la pasión, el grito de ambos resonó en aquella sombría y lúgubre cueva.

Sus cuerpos desnudos, desbordaban sudor, un ardiente y sucio sudor. Ambos permanecieron abrazados por un largo tiempo. Las palabras eran innecesarias en este momento. Sus acciones mostraban sus verdaderos sentimientos.

Al principio Enkiladeon se dijo a si mismo que esto no era más que el medio para un fin, pero, con cada noche, no pudo evitar que brotara un cariño especial por aquella mujer; y por su parte Bába, que nunca había conocido el amor, y que solo había usado sus encantos en los hombres para acercarse más a su venganza, contra Melissa y aquella mujer que ella llamaba Maestra; encontró en Enkiladeon un pequeño refugio. Quizás cuando todo esto terminara, ellos podrían sincerarse completamente. Casarse con un muchacho al que le doblaba la edad parecía algo descabellado, pero al imaginarse pasar una vida con Enkiladeon, y engendrar a sus hijos, su corazón se lleno con una reconfortante calidez; sentimiento que había olvidado el día que fue traicionada por su hermana, y lo perdió todo —hasta su nombre— a manos de ella. Y por supuesto a Enkiladeon, le agrado la idea de agrandar su familia; una vez que Miure fuera revivida, él le presentaría formalmente a Bába, por supuesto, no podía olvidarse del pequeño bribón de Schritt. Estas 4 personas que habían perdido mucho, merecían que se les concediera un poquito de felicidad.

Pasado un tiempo, ellos dos se miraron con ternura, y compartieron un fugaz beso.

Las numerosas runas con diferentes significados imbuidas en ellas —dibujadas con Tinta de Estrellas en el bello cuerpo desnudo de Bába— comenzaron a brillar. Su resplandor, similar al de una luciérnaga, alumbro por completo aquella cueva.

Fue entonces que algo extraño sucedió…

—¡¿No se supone que pase esto?! —Las runas se desprendieron del cuerpo de la Druida, y como si se tratasen de insectos, estas se desplazaron hacia el cuerpo de Enkiladeon.

Esto provoco que él soltara un rugido lleno de dolor

—¡Enki! —grito Bába.

—¡Aléjate Mari! ¡Te lo ruego! —rugió Enkiladeon; trato de hacer lo posible para no mostrar su evidente tormento.

—¡Pero…! —Y antes de que la Druida pudiera hacer algo mas… una onda expansiva la empujo, provocando que su espalda se estampara contra una pared.

—¡Aaaaaaaaarggggggggggg! —Enkiladeon al no poder contenerlo más, libero un ensordecedor aullido para apaciguar su calvario.

Aun con algo de daño, Bába se puso de pie… y entonces lo vio. Una radiante aura dorada estaba envolviendo el cuerpo de Enkiladeon, mientras que las runas que se le habían incrustado se tornaron de un tono similar a la sangre; estas palpitaron grotescamente —como un corazón en mano— y se cristalizaron, adquiriendo así, la apariencia de joyas. De ellas, un siniestro miasma negro comenzó a emanar, y de alguna manera el aura dorada y el misma negro se arremolinaron entre sí…y al final se vincularon.

Pero no fue el final… aquel poder que oscilaba entre el oro y el carbón estallo, y libero un pilar de resplandor hacia el cielo.

~~~

Un descomunal pilar de luz fue visto por todos en los 12 Reinos.

Los habitantes de la aldea de Ethunova quedaron impactados por aquel espectáculo.

—¡Qué bonita luz! —expreso admirado un joven de nombre Schritt.

En ese momento en la Capital Humana

—¡¿Qué hiciste muchacho!? —maldijo un hombre que portaba una armadura que emanaba flamas danzantes. El corazón de Elignus, El Caballero de Fuego se hundió en una espesa tribulación.

— Tal parece que cometí un grave error al dejar vivo al desgraciado de Rocknar —dijo Amaducias con desasosiego, el cual se encontraba descansando en la cima de algún árbol en las inmediaciones de unas desgastadas ruinas, que alguna vez fueron conocidas como el Imperio Demoniaco, Grand Lutherfield. Aquel demacrado y antiguo general de la armada del fallecido Rey Demonio Abraxas, solo podía tragarse sus lamentos en silencio.

En uno de los tantos pueblos del Reino Humano

—¡Maestra! ¡¿Qué rayos es ese pilar?! —pregunto Melissa a una sospechosa mujer cubierta por un oscuro y grueso manto.

—Interesante… y pensar que alguien llevaría acabo mi hechizo de la Vaina Impostora —Aquella mujer que había ignorado a su discípula, para divagar, era la verdadera portadora del nombre Bába—. Eres mejor de lo que esperaba… Mari.

—¡Que sublime despertar! —vocifero el Papa de la Santa Iglesia ahogado en locura, desde el balcón de sus aposentos.

En un bosque, en las inmediaciones del Reino Humano

—¡Buen trabajo idiota! —grito la princesa demoniaca Satania Infernushaeven llena de orgullo. Esto provoco que la elfa oscura Petra la mirara con ojos de pez muerto.

—Leviath… —Una aterrada niña elfa de nombre Ebril, se aferro fuertemente al hibrido que tenía un gran parecido a la princesa demoniaca.

—Esto me da muy mala espina —dijo con pesadez el portador de dos poderosos linajes.

—Tal parece que tiempos turbulentos se acercan —expreso una Antonietta ligeramente ebria, que se encontraba sobre el techo de una posada, en las cercanías de la sede de la Santa Iglesia.

~~~

La cueva inevitablemente fue sacudida como un barco en medio de una tormenta. Enormes grietas aparecieron en las paredes, y el techo amenazaba con colapsar.

—¡¿Qué demonios sucede Bába?! —Rockar apareció de la nada vociferando para obtener una explicación de la situación; decidió ignorar el cuerpo desnudo de Bába, ya que después de todo, era consciente de sus reuniones nocturnas con Enkiladeon. A su repentina aparición le siguió Pettie y las arañas trillizas, se notaba un evidente terror en sus rostros.

—¡No lo sé! —grito Bába, sonando totalmente consternada.

—¡Al demonio! ¡Eso ya no importa ahora! ¡Tenemos que huir de aquí! —propuso Rocknar en desesperación.

—¡Puedes largarte si lo deseas, pero yo no abandonare a Enki!

—¡Quien lo diría! ¡Que la vieja bruja Bába se terminaría enamorando! —espeto Rocknar.

—¡Así es! ¡Lo admito! ¡Amo a Enkiladeon! ¡¿Tienes algún con problema con eso?! —declaro con orgullo la Druida.

Tanto Rockar como Pettie, y el trió de arañas se congelaron. Aquel terco cabeza de toro no pensó que Bába fuera admitirlo.

Bába decidió ignorar a un Rocknar que se había quedado estupefacto con cara de idiota. Ignorando su desnudez, ella corrió hacia su amado muchacho, el viento generado por aquel descontrolado flujo de poder arrojaba piedras que cortaban débilmente el cuerpo de la Druida. Eso no le importaba en lo mas mínimo, los rasguños podrían curarse; pero el perder a Enkiladeon, eso sí, seria desgarrador para su corazón.

—¡¡¡Enki!!! —grito Bába estando a solo unos pasos de aquel muchacho.

Él estaba tan cerca y a la vez tan lejos; aun así, ella no se rindió. Todo lo que tenía que hacer era estirar la mano y no dejar que ese pequeño brote de felicidad escapara.

Los gritos de Enkiladeon dejaron de escucharse; ¿la razón?, sus labios habían sido sellados por Bába.

La única solución a la que llego Bába, fue despabilarlo… con un beso.

Y por supuesto… dio resultado.

El enorme remolino de dorado y negro seso; Enkiladeon se dejo llevar por un sentimiento reconfortante.

—Mari... —llamo por el nombre de la mujer que se había vuelto muy especial para él, antes de caer completamente inconsciente.

—Enki… —Un suspiro de alivio escapo de Bába; no le molesto el hecho de que él la llamara por su verdadero nombre, en un lugar que no fuera una cama. Lo importante era que su amado muchacho, se encontraba respirando tranquilamente en sus brazos.

Rocknar y los demás se acercaron, evidentemente les sorprendió saber que Bába confiaba lo suficiente en Enkiladeon para revelarle su verdadero nombre —cosa que no había revelado a sus supuestos aliados, esto solo mostraba lo frágil que era su agrupación—, pero eso era lo de menos en este momento. Exceptuando a la Druida, los demás presentes en esa habitación miraron fijamente las marcas rúnicas incrustadas en el cuerpo de Enkiladeon, y que habían adquirido una textura similar al cristal. Además, su cabello se había vuelto de un dorado similar al trigo, y pequeñas hebras negras y blancas lo decoraban.

Una pequeña mueca de satisfacción se dibujo en el animalesco rostro de Rocknar; Pettie se acerco para ayudar a Bába a cargar a Enkiladeon, y en su lugar las arácnidas trillizas tejieron dos improvisadas mantas para cubrir los cuerpos desnudos de Bába y Enkiladon, les preocupaba que ambos pescaran un resfriado.

La Gracia del Héroe, que podría considerarse más una maldición que una bendición; es un poder que debe ser obtenido por uno mismo y no con la intervención de terceros… de ser así… no se sabe qué clase de consecuencias traería.

Una nueva ola de revolución ahogaría a los 12 Reinos, y solo aquellos lo demasiado audaces para montarla, sobrevivirían a ella.

Y a pesar de que no pudo contactarlo por un largo tiempo, la princesa del caído imperio Grand Lutherfield llego a la conclusión de que se ganaría a un poderoso aliado.

Que inexperta e ingenua demonio.

Satania Infernushaeven no podría estar más equivocada.

29 Septembre 2017 06:02 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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La fin

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