alejandra-barajas1639189998 Nona Kookmin

Cuando su hermano la entrega sin su consentimiento para que forme parte del harén del general Jeon Jungkook a modo de tributo, la única duda de la princesa Park Jimin es cuánto tardarán en descubrir su secreto. No se hace ilusiones. Cuando el general descubra que en realidad es un hombre, la muerte será su único futuro... Aunque no tiene la intención de ponérselo fácil. Park Jimin lleva toda la vida vistiéndose como una mujer, pero no es una doncella en apuros. Puede manejar una espada como un general más. El general Jeon Jungkook tiene todo lo que un hombre puede desear: poder, riquezas, éxito en el campo de batalla y un harén de concubinas. Al principio mira a Jimin con reserva, pero se siente extrañamente atraído por ella. Cuando descubre que la bella joven es en realidad un hombre, su primera reacción es desenvainar la espada. Pero en lugar de desperdiciar su belleza, decide disfrutar de la sumisión del brioso Jimin que enciende en él una pasión y un deseo más profundo que el que había sentido por sus esposas. Pero las intrigas de la corte, las ambiciones políticas y las dudas del general, pueden llegar a convertirse en un obstáculo insalvable para su amor. +18 años Kookmin


#6 Dan Romance #2 Dan Érotique Interdit aux moins de 18 ans.

#Concubina #inkspiredstory #kookmin #Amor
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CAPITULO 1

⚜️♦️⚜️

Y sucedió que durante la dinastía Baekje, bajo el mandato del Emperador del Sol Onjo, el noble señor Shin Donghee ordenó que una caravana que portaba un regalo de gran valor emprendiera el peligroso viaje a la corte del general Jeon Jungkook, gobernador de los estados de Yan y Qui, porque estaba ansioso de ganar el favor del emperador y ocupar un puesto de importancia a su lado.

Si se sintió complacido o decepcionado de que los cortesanos y los soldados
designados para tal empresa consiguieran llegar a la fortaleza de Jeon Jungkook después de atravesar el territorio hostil que los separaba de su destino, se ha perdido con el paso del tiempo.

La historia sólo recoge que la caravana completó el viaje sin novedad y que, cuando las nuevas de su llegada fueron transmitidas al general Jeon, éste concedió una audiencia para recibir los regalos con la debida ceremonia siguiendo las costumbres de la época.

—¿Qué crees que Shin Donghee habrá pensado que es un regalo apropiado, Jungkook? —preguntó Bangchan, que junto a Jungkook se dirigía por los corredores del palacio a la sala de audiencias.

Jungkook dejó escapar una carcajada desprovista de alegría.

—Querrás decir soborno. Desea que el Hijo del Cielo se fije en él, y espera que yo le proporcione la ocasión.

—Eres un cínico —observó Bangchan.

—Y gracias a eso aún respiro.

Jungkook miró a su amigo con una sonrisa feroz. Se detuvo delante de una puerta cubierta y los dos soldados de guardia enderezaron las lanzas para dejarles pasar.

Permanecieron con rostros inescrutables, como si no oyeran los comentarios de los dos hombres.

—Veremos qué ingeniosas mentiras intentan venderme sus enviados —añadió.

Hizo un gesto con la cabeza y uno de los soldados separó la cortina dejando a la vista unas pesadas puertas de madera con goznes de hierro. El soldado abrió la puerta sin hacer ruido y Jungkook entró en la sala seguido por su amigo y consejero. Desde detrás de unas suntuosas cortinas de damasco, apareció en una tarima que se alzaba sobre el resplandeciente suelo enlosado y se quedó de pie delante de los enviados.

Su figura, musculosa y fuerte, era imponente y su rostro, bien parecido pero curtido por el tiempo pasado en el campo de batalla, permanecía impasible.

Mientras esperaba a que la comitiva se arrodillara y se inclinara reverencialmente ante su formidable presencia, su mirada permaneció fría. Su expresión no cambió al descubrir la incongruente presencia de una esbelta y hermosa muchacha en medio de todos aquellos hombres y su mirada pasó por ella sin reflejar ni un ápice de interés.

Se sentó en su robusto trono, apoyó las manos en las rugientes cabezas de tigre talladas al final de los reposabrazos y esperó en silencio.

De forma premeditada y para añadir un insulto a los representantes de Shin, Jeon Jungkook había decidido recibirles vestido con ropas toscas, más apropiadas para una batalla, incluso con su coraza de cuero y la espada al cinto.

La voz de Bangchan resonó en la sala anunciando su presencia.

—El representante imperial, gobernador de la provincia de Changchun, incluidos los estados de Yan y Qui; protector jurado del Hijo del Cielo, el emperador Onjo; el general Jeon Jungkook se ha dignado recibir a los representantes de Shin Donghee, señor de la provincia de Liaopeh. ¿Quién habla por Shin Donghee?

Uno de los cortesanos, que estaban vestidos de forma muy recargada, movió la cabeza arriba y abajo sin dejar de mirar su reflejo en el muy pulido suelo y contestó: —Mi benévolo señor Shin Donghee me ha elegido para que trasmita su respeto y una pequeña y humilde prueba de su lealtad a Jungkook.

—Te referirás a mi señor como general Jeon Jungkook o tu amo estará encantado de recibirte de vuelta... en mil pedazos. —Bangchan reprendió al hombre bruscamente, usando el título militar en lugar del civil para recordarle sutilmente su posición.

Jungkook luchó por reprimir una sonrisa. Su amigo Bangchan nunca llevaría a término una amenaza de esas características a no ser que lo considerara necesario para la seguridad de la provincia, pero había convencido a muchos de su despiadada crueldad profiriendo advertencias como aquellas. Al parecer, aquel cortesano era uno de ellos porque pareció encogerse y se apresuró a corregir su discurso.

—¡Un millón de disculpas, su señoría! —Exclamó. Su voz sonaba un poco apagada por la necesidad de hablar hacia el suelo—. No pretendía ofenderos. Mi lamentable ignorancia ha hecho que me dirigiera a su excelencia el general incorrectamente. Os ruego que no busquéis venganza en mi clemente señor por mi terrible infamia.

Jungkook no se atrevió a mirar a Bangchan, pero se daba cuenta de lo mucho que su amigo estaba disfrutando.

—¡Siéntate! —le ordenó impacientemente—. ¿Qué quiere ese Shin Donghee?

El cortesano se sentó sobre sus talones con la cara roja, como si con su barriga no estuviera acostumbrado a la posición de reverencia. Ninguno de los que le
acompañaban se atrevieron siquiera a levantar la vista, pero Jungkook se dio cuenta de que los cuatro soldados fornidos que rodeaban a la muchacha permanecían agrupados a su alrededor, como si se tratara de una persona de importancia y por tanto tuviera que ser protegida constantemente.

—¡Nada, mi señor! No desea nada de vos. —El cortesano levantó tímidamente los ojos y rápidamente fijó la mirada otra vez en el suelo—. Si en un futuro lejano os sintierais generoso y le concedierais alguna pequeña muestra de vuestro favor... Pero es muy consciente de que merece menos que nada. No, hemos venido a presentaros un regalo de gran valor simplemente para expresar la lealtad de Shin Donghee a vuestra excelencia, el Protector del Norte, y al Hijo del Cielo, el emperador Onjo y... —El general Jeon aprecia su generoso gesto, pero es un hombre importante. Tiene grandes responsabilidades por estar al servicio del emperador —interrumpió Bangchan con suavidad—. Cualquier regalo de Shin Donghee será enormemente valorado.

El cortesano pareció darse cuenta de que estaba siendo apremiado, aunque sin duda habría estado encantado de escuchar su propia elocuencia durante muchas horas.

Alzó una mano.

—Si me permitís que dé órdenes a estos miserables sirvientes para que se acerquen al muy misericordioso gobernador...

Bangchan asintió.

—Concedido. Hasta ahí y no más allá. —Señaló una línea de piedra negra que había en el suelo a unos pasos de Jungkook.

El cortesano levantó el meñique y un sirviente se acercó al trono de rodillas sosteniendo un pequeño cofre. Lo abrió para revelar el brillo de los muchos taeles de plata que estaban amontonados en su interior.

—Una pequeña ofrenda de monedas —dijo el cortesano como si la cantidad fuera insignificante en lugar de constituir una pequeña fortuna.

Levantó el anular de la mano que aún sostenía en alto. Un segundo sirviente se arrastró hacia delante con otro pequeño cofre. Al abrirlo puso al descubierto la refulgente belleza de perlas de varios tamaños y colores: desde negras y rosadas hasta otras del más puro blanco.

—Excepcionales perlas recogidas del océano a costa de muchas vidas —entonó el cortesano.

Añadió el dedo índice a los que tenía levantados. Un tercer sirviente avanzó y desenrolló una pieza de seda reluciente.

—La seda más exquisita de la provincia de Liaopeh. Notad la sutil belleza de las orquídeas incorporadas en el diseño.

Jungkook bostezó sin disimulo en su trono para indicar el aburrimiento que le producían aquellos regalos.

El cortesano pareció conmocionado.

—Estos regalos no son nada, no son dignos de la grandeza del gobernador. Shin Donghee ha tenido que hacer gala de una gran austeridad para obtenerlos, estos detalles son demasiado insignificantes para tener importancia al lado de vuestra gran fortuna y categoría. No, el tesoro que Shin Donghee desea entregaros no es ninguno de los que hasta ahora os he presentado. Está aún por venir.

Por último, levantó el dedo corazón.

Los cuatro soldados se pusieron en pie y uno de ellos alargó la mano hacia la dama que permanecía postrada en total sumisión. La mujer apoyó la mano en el fuerte y musculoso antebrazo del soldado tan ligeramente como un colibrí en vuelo y se levantó con elegancia manteniendo la mirada apropiadamente baja y velada por sus pestañas. Los soldados la guiaron hacia delante y permanecieron a su alrededor como si la estuvieran protegiendo de un ataque inminente.

El qípáo azul que llevaba estaba bordado con dragones y fénix dorados y el color oscuro hacía resaltar su belleza marfileña.

—Shin Donghee ha hecho el más profundo de los sacrificios al ofreceros como esposa a su media hermana, la princesa Park Jimin. —El cortesano habló en voz muy baja como si estuviera tan impresionado consigo mismo, que apenas pudiera soportar el significado de lo que estaba diciendo.

Jungkook ni siquiera miró en dirección a la muchacha.

—Gracias, pero no puedo aceptar un regalo que inflija un dolor tan cruel para el que lo hace. La intención es buena, pero el sacrificio es innecesario. No me hace falta que Shin Donghee me escoja una esposa.

El cortesano se apresuró a retomar su discurso nerviosamente.

—¡No pretende ofenderos! ¡Por todos es bien sabido que vuestra excelencia ya tiene esposa y varias concubinas! Shin Donghee no ha pensado en que la princesa Jimin desplace a ninguna de esas veneradas damas. ¡No! De hecho, podéis hacer uso de ella como gustéis y deshaceros de su persona si no os satisface.

—¿Aceptará la devolución del regalo si se descubre que no está intacta? —preguntó Bangchan.

—¡Lo está! ¡Es casta y pura! ¡La más hermosa doncella de todo Liaopeh! —protestó el cortesano escandalizado—. Todo el que la ve cae bajo el hechizo de su belleza. ¡Es de naturaleza modesta y recatada! Y ha sido guardada con gran cuidado. No ha habido ninguna cita furtiva a la luz de la luna que haya arruinado su pureza...

—Transmitirás mi agradecimiento a Shin Donghee por sus impresionantes tributos —Intervino Jungkook en tono aburrido—. Estoy seguro de que ha sido muy doloroso para él separarse de su hermana.

—Oh, desde luego, desde luego —le aseguró el cortesano con voz melosa—. Si os dignáis a aceptar estos humildes regalos, le proporcionará tal placer que anulará el tormento...

—Tendremos en cuenta estos obsequios. ¿Tenéis un memorial?—Bangchan interrumpió al cortesano diestramente.

—En efecto. Shin Donghee quería asegurarse de que su gracia supiera de su lealtad...

—Eso has dicho. —Bangchan alargó la mano para que le diera el rollo.

El cortesano se puso en pie, se acercó a la tarima y lo sacó de la manga de su túnica.

Hizo un gesto de dolor cuando Bangchan le agarró el brazo con una mano mientras que con la otra reclamaba el documento. Miró a Jeon Jungkook y al ver que permanecía impasible, entregó el rollo sin oponer resistencia.

—La audiencia ha finalizado. Podéis retiraros —anunció Bangchan—. La princesa Jimin será conducida al harén. —Chasqueó los dedos haciendo una señal a los soldados del general, que se adelantaron inmediatamente.

—Pero... la princesa... Su guardia... ¡No debe quedar desprotegida! —balbuceó el cortesano—. Sus guardias deben...

—Estoy seguro de que seremos capaces de protegerla adecuadamente. Los guardias que te han acompañado pueden irse contigo mientras puedan —dijo Bangchan con firmeza, implicando que no aceptaría ninguna discusión.

—Entonces su sirviente. Por lo menos permitid que la acompañe mientras establece aquí su nuevo hogar...

Por primera vez, Bangchan estudió al criado bajo y delgado que les acompañaba; tenía un rostro de aspecto suave y ligeramente femenino.

—¿Eres un eunuco?

El sirviente se sonrojó y asintió sin levantar la vista, pero dio un pequeño paso hacia la princesa.

El bello rostro de la princesa no mostraba la emoción que abría de esperar en una doncella noble que era entregada a una corte desconocida y al lecho de un extraño, pero pareció moverse un poco en dirección a su sirviente.

Jungkook hizo un gesto con la mano y sus soldados se adelantaron para acompañar a la muchacha y al eunuco fuera de la sala. Los soldados que la habían guardado no se movieron, como si no supieran qué hacer en aquella situación imprevista.

La expresión del cortesano era de frustración. Vio desaparecer a la princesa, pero pareció aceptar su impotencia y una vez más apoyó la frente en el suelo.

—Transmitiré a su gentil señoría Shin Donghee que el general Jeon Jungkook ha aceptado los regalos que escogió tras mucha deliberación y reflexión para el gozo y enriquecimiento de la casa de su señoría...

Jungkook salió de la sala acompañado de Bangchan. Sus hombros temblaban agitados por la risa.

—¿Crees que todavía sigue hablando?

—He dado órdenes a los guardias de que tomen nota de todo lo que diga, pero me temo que no hay ninguna esperanza de que deje escapar alguna indiscreción. Está bien versado en el arte de proferir muchas palabras sin decir nada. No tengo ni idea de lo que Shin espera obtener con semejante alarde.

Jungkook tensó los labios en una adusta sonrisa sin dejar de avanzar por el corredor.

—¿Seguro que no? Con lo sagaz que eres... A no ser que me estés halagando dejando que sea yo quien te lo aclare. Dime, ¿cómo es que un hombre que gobierna una provincia en el interior, lejos del mar, tiene tal cantidad de perlas incomparables?

Bangchan se quedó anonadado.

Tuvo que acelerar el paso para mantenerse al lado de su amigo.

—Ésa es una pregunta muy interesante. Incrementaría en gran medida su poder y control si tuviera acceso a un puerto, pero no veo cómo lo puede conseguir vendiendo a su hermana.

—Por lo menos, no a mí. Estoy bien provisto de mujeres y concubinas. Cualquiera podría haberse dado cuenta que una más sería demasiado.

—Se dice que el emperador tiene un harén con cientos de concubinas.

—El emperador es el emperador y no necesita marchar a la guerra ni aplastar rebeliones de provincias advenedizas —saltó Jungkook—. Un hombre simple como yo no necesita una mujer diferente cada noche para calentar su lecho.

—Hablando de incomparables —dijo Bangchan cambiando con mucho tacto de tema— Nunca he visto una muchacha tan hermosa como la princesa.

—No me he dado cuenta —mintió Jungkook.

—Por supuesto que no, pero cuando tengas tiempo, échale un vistazo a su cara. —Bangchan suspiró lleno de admiración—. Tiene una forma perfecta. Su cutis es tan fino como esas perlas que la han acompañado. Tiene unos ojos almendrados tan profundos como el cielo nocturno y la curva de la boca es como...

—¿Como una serpiente que sufre la agonía de la muerte? ¡Basta! Tendré que fiarme de que es un dechado de todas las virtudes femeninas —rió Jungkook—. Ten cuidado de que no seas tú quien caiga bajo su hechizo. Cortejar la concubina de otro hombre se castiga con la pena capital.

—¿Entonces vas a quedártela?

—Todavía no lo he decidido —contestó Jungkook con frialdad.

—Pero no vas a enviarla de vuelta...

Jungkook abrió la puerta de su aposento privado.

—Entra.

Bangchan lo siguió y cerró la puerta.

—¿A qué juegas? No hace falta que disimules conmigo.

—¿Qué dice en el documento?

Bangchan lo desenrolló.

—Si no me equivoco al leer entre líneas, espera evitar que invadas su provincia y que respetes las fronteras comunes. Eso quiere decir que está haciendo algo que no quiere que sepas pero que justificaría una invasión. Quizás espera distraerte con la belleza de su hermana.

Jungkook se dejó caer en una silla sin la deliberada ceremonia que había usado al sentarse en el trono en la sala de audiencias. Sirvió dos copas de huáng jiǔ, le dio una a Bangchan y bebió un sorbo de la otra.

—Me la quedaré durante un tiempo aunque sólo sea para averiguar el plan de Shin. Es un hombre ambicioso e inteligente que es sólo leal a sí mismo. Y cauto. He luchado en el campo de batalla junto a él y no se compromete en un ataque cuando no le beneficia directamente, no importa qué tratado haya firmado. Recurre a engaños y artimañas para conseguir lo que quiere.

—Y dándote esta muchacha espera conseguir... ¿Qué? ¿Que su belleza te mantenga ocupado hasta el punto de poder pasar sin problemas por tu lado en su camino hacia el mar? —Bangchan se echó a reír al pensar en una mujer distrayendo a Jungkook lo suficiente como para descuidar el sagrado deber decretado por los cielos—. No te conoce bien.

—Como poco, si hubieras permitido que su guardia permaneciera con ella, habría colocado espías en mi corte. ¿Quién sabe? Quizás ella sea la espía. —Jungkook sostuvo la copa a la luz y mantuvo la mirada fija en el dorado licor—. Piensa que los demás son peores estrategas que él. Ésa es la mayor desventaja de Shin. No, seguro que tiene otra razón para enviarme a esa muchacha. Espera ganar algo poniéndola en mis manos. Quizás haya nacido con una maldición y a pesar de su belleza trae mala suerte a los que residen bajo su mismo techo. A veces los dioses se divierten quitando con una mano lo que dan con la otra. —Rió—. Ha tenido que ir en contra de su naturaleza ofrecer ese tributo de plata, perlas y seda simplemente para ocultar su verdadera intención. Debe tener la certeza de que recuperará todo en algún momento.

Shin Donghee no abre la mano tan fácilmente.

—No puede esperar que su presencia provoque un conflicto en tu propia casa —consideró Bangchan con voz perpleja—. Un hombre no se involucra en las
insignificantes riñas de meras concubinas.

—Ni siquiera Shin Donghee cometería ese error —convino Jungkook secamente—. Haz que la escolten a la séptima casa.

—Cuando la veas, ¿crees que te dirá por qué la ha enviado Shin Donghee?

—Puede que no lo sepa. Y no voy a verla, al menos no enseguida.

—Eso pensaba —dijo Bangchan en tono satisfecho—. A Shin Donghee le llegarán las noticias de que has ignorado los regalos. Dejarlos en el suelo como hiciste cuando saliste de la sala de audiencias fue una idea genial. Quizás le empuje a cometer una acción imprudente.

—Quizás. En todo caso, haz que
cataloguen todo lo que han traído y que lo lleven a la cámara del tesoro.

—Con la excepción de la princesa Jimin —bromeó Bangchan.

—Averigua todo lo que puedas sobre su familia —dijo Jungkook de repente—. Sólo un hombre sin corazón enviaría a su propia hermana a sufrir el destino de una concubina sin importancia en un hogar ya establecido. Yo no podría hacerlo, ni siquiera si el emperador me lo ordenara. Hay algo muy raro detrás de todo esto.

—Me ocuparé de que la princesa se instale en la séptima casa con su sirviente, pero de momento no dejaré que se sienta demasiado cómoda. ¿Y qué te parece si organizo un encuentro entre la Primera Esposa Haneul y ella?

Lentamente, una sonrisa cruzó los labios de Jungkook.

—Ya sabía yo que había una razón por la que conservaba un bufón en mi corte.

—¡Bufón! ¡No soy un bufón! —protestó Bangchan con fingida indignación—. Saldrías perdiendo si me tomara en serio el insulto y convirtiera al humor en el principal objetivo de mi servicio.

—No insultaría a nadie más que a mi mejor amigo, Bangchan. —Jungkook se levantó y colocó la mano sobre el hombro de su consejero—. Nos ocuparemos de esto los dos juntos como hemos hecho siempre, pase lo que pase.

—Lo haremos —convino Bangchan.

GENERAL JEON JUNGKOOK


11 Décembre 2021 03:13 15 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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CI Cecilia Ibañez
Esta escritora es muy buena
April 14, 2024, 17:50
Kookmina Cruz Kookmina Cruz
Hola Nona vengo buscándote y leer tus lindas historias
February 24, 2024, 01:01
Lizbet Diaz Lizbet Diaz
Nona te he buscado tanto esta historia es de mis favoritas la leí en wattpad doy gracias por haberte encintrado
January 06, 2024, 03:01
Tatyana Bravo Tatyana Bravo
Esto va a estar interesante.
December 10, 2023, 20:28
リク ★⠀ リク ★⠀
y m engancho
November 30, 2023, 18:29
Etherl Aneika Gonzalez Etherl Aneika Gonzalez
Interesante... me gusta
November 25, 2023, 14:25
Taekook null Taekook null
Se ve interesante
November 11, 2023, 19:44
amo amo amo
May 17, 2023, 05:12
Niki SAWZ Niki SAWZ
Te encontre
May 16, 2023, 00:54
03/07♡ 03/07♡
Muy bonita historia, gracias
February 06, 2023, 12:41
cenia berrio cenia berrio
me gusta mucho se ve interesate felicidades
January 16, 2023, 12:31
Lupita OS Lupita OS
Primera vez, y ya esta interesante
September 28, 2022, 21:02
Dulce deLeche Dulce deLeche
Muy interesante!!! Voy a seguir leyendo
March 25, 2022, 16:06
Silvia Silvia
Al fin encontré la historia 😭😭😭
December 12, 2021, 21:50
~

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