La idea que no se puede quitar de la cabeza tiene nombre, y el nombre es traición.
Llevar su plan a la práctica supondría traicionar a los suyos, traicionar todo aquello en lo que ha creído y por lo que ha trabajado durante años. Pero también supondría derrotar a su enemigo, vengarse de él, humillarlo y destruirlo. ¡Qué dulce imagen! Y puede hacerlo, ahora sabe cómo hacerlo.
Inclusive, si maneja bien las circunstancias, puede hacer caer a más de una pieza… Es una idea interesante, pero lo mejor es que es una idea a su alcance. No solo puede vengarse, también puede hacer caer a la Ciudadela y alzarse triunfador sobre ella.
Todo al precio de una traición.
Pero solo sería traición si alguien se enterara. Y nadie va a enterarse, porque, una vez más, hará creer a su enemigo que trabaja para él y con él. Y cuando llegue el momento oportuno, golpeará y lo destruirá. Bastará una voz, una palabra suya, para que todos vean lo que su enemigo es en realidad, para humillarlo y hundirlo ante el reino entero.
Y eso hará de él un héroe, no un traidor.
Mundo imaginario donde transcurren muchas de las historias que cuento. En savoir plus Legendaria.
Merci pour la lecture!
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