-ahora los novios dirán sus votos, la novia primero.
una voz desconocida hablo de pronto, no había sido consciente de mi alrededor en ese momento.
El lugar era muy espacioso, el techo era amplio y estaba hermosamente adornado con candeleros. El colorido vitral, la alfombra y las largas hileras de asientos fueron todo lo que necesitaba para saber en qué lugar me encontraba.
“¿cómo llegué a una iglesia? Estoy segura que estaba en mi departamento”.
A pesar de ser un lugar realmente grande no había muchas personas reunidas, a lo que por las palabras que oí era una boda.
Estaba a varios metros justo detrás de los novios, nadie parecía notar mi presencia, así que; sin dar mucha importancia a mi situación actual tome asiento un par de lugares atrás y ver el resto de la ceremonia.
-¿Luna?- el novio se oía preocupado.
-estoy bien- dijo ella después de aclarar la garganta –prometo decirte todos los días lo importante que eres para mí, porque realmente lo eres… por mucho tiempo pensé que al ser quien cambiaba las cosas, yo no podía cambiar. No podía darme tal lujo, tú me mostraste que estaba equivocada… no importaba cuantas veces tuviera miedo, tú estabas ahí, sosteniendo mi mano. Prometo atesorar los momentos que pasemos juntos, los buenos y… también los malos; estoy segura que te daré muchos más dolores de cabeza y te meteré en más de un problema, siendo que mi vida ha sido complicada desde el momento que nací, pero compensare cada… mal momento por uno bueno. Prometo que no importa que suceda, seremos felices juntos.
El discurso de la novia fue muy hermoso, pero algo no andaba bien, sus palabras eran demasiado cansada, me daba la sensación de que le requería un gran esfuerzo el solo hablar.
-Lu-
-hay algo más… que debes saber- le interrumpió ella –lo siento.
En ese momento, ella se desmaya en los brazos de su novio. Todos los invitados estaban conmocionados, incluyéndome.
Intente acercarme a ellos como lo hicieron algunos de los invitados, solo logre dar unos pasos antes de que mi vista se tornara borrosa y me desplomara en el suelo, mi cuerpo apenas respondía, abrí la boca buscando gritar por ayuda, pero mi voz no salía.
Las voces de las personas alrededor me era un barrullo inentendible, cuando todo se volvió negro solo podía distinguir las voces de los novios tan claramente como si estuvieran junto a mí.
-n-no… hay nada… que… hacer… ya lo… he visto.
-¡¿Por qué no me dijiste?!- pregunto él histérico –pudimos hacer algo, aún podemos hacerlo- replico mientras llamaba por un médico.
-lo intente… pero… era inevitable. Puedes… hacer algo por mi… por favor.
-¿Qué es?
-quiero que… vivas… por mi… por los dos-
-te necesito a ti para poder continuar ¿lo olvidas?- sus palabras se mezclaban con una ligera pena.
-no me iré… por siempre, voy a volver… mientras… ¿esperarías… por mí? Por favor- suplico ella.
-siempre- susurro.
-entonces… ya… es un tiempo. Solo di “hasta pronto”.
-hasta pronto, Luna.
-hasta… pronto.
.
.
.
-¡No!- grité en cuanto desperté.
Era la tercera vez que mi sueño se repetía esta semana, estaba harta.
No importaba que siempre despertaba cuando ella moría, nunca conseguía ver su rostro. El de ninguno de los dos, sería de gran ayuda si pudiera verlos, ya que la información no ha hecho más que rebotar en mi cabeza y no me deja dormir, sin más que poder hacer solo suspire pesadamente y me acomode de nuevo en la cama.
Ignorando por completo la figura escondida fuera de mi ventana.
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