yoonniesunshine sara •ɞ•

𝐊𝐎𝐎𝐊𝐌𝐈𝐍 ꒰➶꒱ (DEMASIADO) BUENO PARA SER MALO Jimin necesitaba ayuda con sus calificaciones. Jungkook estaba obligado a cumplir con un plan personalizado de tutorías a algún hoobae de su carrera. Aunque al principio le pareció mejor idea dejar que el coordinador académico le asignara a una persona aleatoria de un curso inferior, cuando se enteró de que un conocido de su mejor amigo necesita ayuda no se lo pensó mucho para ofrecerse como tutor. Nadie le avisó de que debajo de la apariencia ordinaria de ese tal Park Jimin se escondía un precioso joven con grandes sueños y una personalidad muy capaz de cautivarlo, al igual que a Jimin nunca le advirtieron que el pasado de Jungkook era mucho más complicado y traumático de lo que aparentaba. Tampoco se esperaron ser el uno para el otro. ⋄ Actualizaciones lentas :) ⋄ Esta historia contiene escenas sexuales. Si no es de tu agrado, te invito a retirarte. ¡Gracias!


Fanfiction Groupes/Chanteurs Interdit aux moins de 18 ans. © Todos los derechos reservados

#jikook #kookmin #+18 #jungkook #jimin #bts #jinsu #bhope #hopev #yoonjin #seokjin #taehyung #namjoon #jin #yoongi #suga #hoseok #jhope #homosexual
81
6.9mille VUES
En cours - Nouveau chapitre Toutes les semaines
temps de lecture
AA Partager

001.



Jimin sentía el sudor recorrerle la mayor parte de su cuerpo y las piernas arderle por el ejercicio ininterrumpido. Sus compañeros danzaban a su alrededor, continuando con la coreografía que estaban practicando en ese momento.

A pesar de que su papel no era muy protagónico ni importante, el castaño sabía que al mínimo error sería regañado por la estricta profesora que los observaba desde abajo de la tarima. Así eran las cosas allí: todos requerían la excelencia, nadie fallaba. Le había resultado extremadamente duro adaptarse a ese nivel en sus clases de baile porque él solo había tenido formación en una pequeña academia del centro de Busan a la que asistió por casi doce años.

Bailar en los festivales de su barrio estaba a años luz de participar en los recitales que se impartían en la Universidad Central de Seúl. Y, sin embargo, allí estaba. Se había pasado su primer año de universidad partiéndose el lomo para conseguir esa beca y lo había conseguido.

Cuando la música terminó y la profesora Choi dio dos palmadas al aire, Jimin abandonó la posición aparentemente elegante, con sus brazos estirados en el aire y sus piernas cruzadas, para dejarse caer en el suelo, totalmente destruido.

Su respiración era errática. Algunos de sus compañeros no se encontraban mucho mejor, pero supieron disimularlo.

—Voy a morir —murmuró, tapándose los ojos con el brazo. ¿Cómo se suponía que iba a hacer que sus piernas caminaran hasta las duchas? Estaba seguro de que podía quedarse dormido allí mismo.

—¡Has estado genial, Jimin! —Jiyu se le acercó con una hermosa sonrisa en la cara. Su piel a penas estaba cubierta por una pequeña capa de sudor y la chica estaba tan guapa como si acabase de salir de un centro de cosmética, con su pelo azabache atado en un moño bajo y su maquillaje intacto. No por algo era la mejor bailarina de toda la mención de danza, pero Jimin seguía envidiando su rendimiento—. Ya te adaptas mucho mejor al ritmo.

Jimin se sentó con pesadumbre y tomó la mano que la chica le ofrecía para levantarse. Le sonrió con amabilidad.

—Muchas gracias, noona —su piel rojiza por la agitación ocultó un sonrojo—. Usted ha estado estupenda, como siempre.

Jiyu rodó los ojos. Jimin era demasiado cordial con ella, y demasiado adorable para ser un joven adulto de 21 años. No era lo que se esperaría de un chico como él, y por eso precisamente a ella le encantaba. Sentía que podían ser buenos amigos.

—Deberías venir a cenar esta noche con el resto del grupo —ambos pusieron rumbo hacia los cambiadores. Por el camino se encontraron a algunos alumnos que ya se marchaban, seguramente para ducharse en sus casas con más intimidad. Otros que directamente se metían a las duchas y unos pocos que se quedaron hablando justo frente a las puertas de la zona de taquillas y duchas—. Llevas casi un mes y medio aquí y todavía no hemos salido de fiesta.

Jimin tuvo que mirar hacia abajo para poder observar el pequeño puchero que le hacía la chica. Él se rascó la nuca con algo de incomodidad, pues la verdad que no le apetecía para nada socializar con los peces gordos de la mención de danza —es decir, con el círculo cercano de su compañera— y, además, tenía que estudiar.

—Lo siento, Jiyu noona, pero tengo que-

—Tienes que estudiar, sí —la chica rodó los ojos—. Lo entiendo, pero te vendría bien un descanso de vez en cuando, ¿hum? Y salir a divertirte.

—Tal vez otro día…

—Bien —Jiyu accedió, sabiendo que ese día probablemente nunca llegaría. Le habría gustado que Jimin fuera más accesible con ella, porque era un chico realmente extraordinario—. Avísame si cambias de opinión.

El castaño se volvió a sonrojar cuando ella le acarició un brazo en señal de apoyo. Luego, se fue hacia el cambiador de damas y se perdió detrás de la puerta.

Jimin se dirigió al cambiador que le correspondía y se fue directamente a su taquilla. A su alrededor se oían charlas de todo tipo; algunos de sus compañeros hablaban sobre sus respectivas clases, otros sobre alguna fiesta a la que asistir, sobre sus novias y ligues. Tomó de allí su bolsa deportiva y se desnudó sin mucha espera, sacó su toalla y se dirigió a los grifos del fondo.

El agua caliente le sentó como un baño de gloria. Sus músculos se relajaron automáticamente gracias a la alta temperatura, el vapor inundó sus fosas nasales y el sudor desapareció bajo la lluvia falsa de la alcachofa. Fue de los últimos en abandonar el vestuario, dándose cuenta de que se le hacía tarde para ir a la biblioteca, donde se dedicaría a estudiar el resto de la tarde.

Una vez vestido y bien abrigado contra el clima fresco del otoño, Jimin salió del enorme auditorio del que disponía la universidad y se dirigió hacia la biblioteca central, que estaba a diez minutos caminando. En el trayecto recibió una llamada de su madre que contestó con una sonrisa.

—Mamá, ¿qué tal?

—¡Jimin! —su madre lo saludó son efusividad, como siempre lo hacía. Su sola voz le hizo recordar a cuando llegaba a casa del colegio y ella besaba su frente y le daba un fuerte abrazo. La echaba mucho de menos—. ¿Cómo estás, hijo? ¿Cómo te trata la capital?

Cuando el joven habló, su aliento generó vaho.

—Hace un frío de muerte, mamá —se lamentó. El clima de Busan, a pesar de ser muy frío en invierno, se mantenía más temperado al tratarse de una zona de costa. Seúl, por otro lado, tenía unos climas devastadores en épocas como aquella—. Pero estoy bien. ¿Qué tal papá y Jihyun?

—Tu padre está en la tienda, hoy tiene turo de tarde…

Jimin y su madre mantuvieron una conversación breve sobre como se encontraban los familiares del joven. Su padre era el dueño de una pequeña tienda de alimentos en uno de los barrios céntricos de Busan, mientras que su hermano dos años menor se graduaba de la secundaria ese mismo año. Su mamá era limpiadora, pero una enfermedad en sus articulaciones la había obligado a quedarse en casa y no trabajar desde hacía algunos años.

Podría decirse que no tenía toda la suerte del mundo. Su familia no venía de ninguna élite, no eran deportistas reconocidos, dueños de una gran empresa o políticos importantes, pero eran trabajadores perseverantes, sus padres lo habían criado en un ambiente lleno de amor y aceptación y por suerte Jihyun y él siempre habían tenido su apoyo.

Jimin no deseaba haber nacido hijo de otras personas, aunque sí en otras circunstancias. Solo le gustaría poder hacer más por ellos, pero era consciente de que labrarse un futuro con su esfuerzo requería mucho tiempo y, por desgracia, no podía tirar de su familia solo.

A aquella hora la biblioteca estaba a rebosar, por lo que al castaño le costó un poco encontrar un asiento libre. Tuvo que subir a la tercera planta antes de dar con una mesa larga de seis sillas vacía, al lado de un ventanal que daba al patio trasero, desde donde se veía parte del campus universitario. Tomó asiento y se puso sus auriculares, entrando por primera vez desde la mañana a sus redes sociales.

Si hermano Jihyun le había enviado algunos tiktoks divertidos por mensaje directo y tuvo que contener la risa para no partirse allí mismo. En Instagram algunos de sus conocidos de Busan habían subido nuevas fotos a las que dio «me gusta» y, finalmente, tenía un total de 238 mensajes en WhatsApp que llevaba sin contestar desde el día anterior.

Decidió ignorar la mayoría, que eran del grupo familiar y de su clase, y se fue directamente a uno que llamó su atención.


Hoseok hyung

Yoongi y yo iremos mañana a ver entrenar a Taehyungie a las piscinas sobre las 4 de la tarde. ¿Te vienes? 21:34

¿Jimin? 15:40


Jimin miró la hora sobre el chat y maldijo en un murmullo. Eran casi las cuatro y media y él no había escatimado en responderle a su amigo. Le envió un breve mensaje diciéndole que se había entretenido en la ducha y se levantó de la silla para largarse de la biblioteca cuanto antes. No es como si se sintiera obligado a ir, pero Hoseok y Yoongi siempre lograban mejorar su mal humor en días como aquellos, y podía estudiar de igual manera en las gradas de las piscinas.

Había conocido a Yoongi el primer día de clase en la secretaría, porque el chico también era un nuevo ingresado. Se trataba de un estudiante de máster cuatro años mayor que estaba cursando una especialización en Producción Musical. Al parecer se habían equivocado con sus horarios y había acabado en la clase de Química Avanzada en lugar de Musicología. A Jimin le pareció un hyung muy intimidante a primera vista, vestido completamente de negro y vociferando maldiciones y quejas por la mala organización de una universidad tan prestigiosa, pero había acabado dándole charla mientras Jimin esperaba a que otra señorita detrás del mostrador se dignara a darle indicaciones de cómo llegar a su habitación en la residencia de alumnos.

—Uno de mis amigos tiene partido de tenis esta tarde en las pistas. Vente con nosotros —le había propuesto Yoongi aquel día, tomando su teléfono para apuntarle el número sin permiso dentro de la agenda de contactos. Jimin se había sentido muy avergonzado, pero lo dejó hacerlo de igual forma—. Hoseok es uno de los mejores deportistas del campus, será divertido.

Y, efectivamente, Jung Hoseok había ganado el partido de aquella tarde y de todas las otras que Jimin había ido a verlo. Estaba cursando el último año de Derecho y tenía uno de los mejores promedios deportivos de toda la universidad dentro de su mención. Jimin se había sentido automáticamente a gusto con él y le había sorprendido mucho lo diferente que era de Yoongi en todos los aspectos. Hoseok era un joven muy alegre, risueño y charlatán. Vivía con su novio Taehyung en el centro de la ciudad y provenía de una importante familia de abogados de Seúl.

Yoongi era más solitario, pero lo caracterizaba una curiosa verborrea que le impedía ser prudente la mayoría de las veces. Su familia era dueña de una cadena farmacéutica super importante en el país, por lo que se habría esperado que él estudiara algo relacionado, pero se marchó de casa a los 19 y comenzó a trabajar como compositor y letrista en varias agencias de entretenimiento. Así pudo pagarse una carrera en la UCS y ahora estar cursando una especialización.

Jimin los consideraba a ambos sus amigos. A diferencia de Jiyu —que era una chica maravillosa y muy simpática, que nadie lo malentienda—, no se sentía presionado a aparentar en el entorno de Yoongi y Hoseok. El novio de este ultimo era un amor, muy educado y de la misma edad de Jimin, por lo que no se le había hecho nada complicado conectar con él. Eran divertidos, dejaban de lado su posición y no se pasaban el día hablando de dinero, fiestas lujosas o ropa cara, de hecho, parecían jóvenes adultos ordinarios, con sus propias luchas y sueños.

No como el entorno de Jiyu, y la mayoría de la gente en aquella universidad, que tenían una vida diseñada al milímetro, grandes herencias tanto mediáticas como económicas, un futuro labrado desde que nacieron y todos los recursos para acceder a él. Jimin sentía que no encajaba con gente de ese tipo y eso le generaba una enorme inseguridad.

—Don Ocupado se digna a aparecer —cuando Jimin llegó a la zona de gradas dentro del recinto de piscinas climatizadas, Yoongi lo recibió con una mirada fulminante—. ¿Dónde te habías metido?

—Te has perdido el espectáculo —comentó Sohee, la hermana menor de uno de los chicos de natación. Ella siempre iba a ver a su hermano entrenar cuando tenía horas libres y era muy buena amiga de Yoongi—. Han hecho competir a Seokjin y a Jungkook. ¡Ha sido tan caliente!

Yoongi le arrancó la bolsa de papas fritas que tenía en la mano, rodando los ojos.

—Ha sido mucho mejor cuando Namjoon le ha ganado a Taehyung —refutó el pelinegro, suspirando al recordar la fuerte espalda morena del primer nombrado al dar brazadas dentro de la piscina—. En serio, Jimin, ha sido impresionante.

Hoseok los ignoró olímpicamente, como solía hacer, y le indicó a Jimin que se sentara a su lado.

—¿Estás bien? Nos preocupamos cuando no contestaste.

—Sí, sí —Jimin tomó asiento y, automáticamente, metió la mano en su mochila para sacar de ahí su viejo portátil HP y un cuaderno donde solía tomar apuntes—. Es que mañana tengo un examen importante y me pasé la noche estudiando y se me olvidó contestar. Siento haberlos preocupado, hyungs.

Hoseok lo miró con algo de pena. Jimin se sobreesforzaba demasiado, y lo peor era que pocas veces conseguía los resultados que merecía.

—No te preocupes, mocoso. Yo no entiendo esa necesidad por sacar buenas notas —Yoongi se metió cuatro papas de golpe a la boca y las masticó, justo antes de que Sohee le robara la bolsa de entre sus manos—, pero intenta avisar al menos de que estás vivo.

Jimin asintió. Yoongi y Hoseok sabían que estaba completamente solo en la ciudad y que, por desgracia, su familia tenía demasiados problemas como para que Jimin los cargara con sus preocupaciones académicas. Siempre que sus padres llamaban él les aseguraba que todo iba bien, y el único que estaba al tanto de sus desvelos, su enorme cansancio y su incapacidad para llegar a las mínimas de la beca era Jihyun.

Y él había prometido no decirles nada a sus padres.

Por lo que, al final de día, solo Yoongi y Hoseok tenían la capacidad de apoyarlo a diario.

—Lo prometo, Yoongi hyung.

El mayor le dio una pequeña sonrisa y Jimin continuó con sus estudios. El equipo de natación parecía estar haciendo algunos arreglos en la line-up de las próximas competiciones mientras Sohee y Hoseok charlaban tranquilamente. Yoongi revisaba su móvil hasta que el entrenador tocó el silbato, entonces toda su atención se dirigió a las piscinas.

Jimin, Hoseok y Sohee también los observaron. En cinco de los diez canales que tenía la enorme piscina olímpica se encontraban Kim Seokjin —el capitán del equipo—, Taehyung, Lee Huyngwoon —el hermano mayor de Sohee—, Choi Kangmin y, finalmente, Jeon Jungkook, todos ellos separados por un carril de por medio.

Este último era una de las estrellas del equipo. Si bien Kim Seokjin era una leyenda y un gran deportista, Jungkook era sin dudarlo el que más llamaba la atención dentro de las líneas de los nadadores. Era un joven alto, de cabello profundamente negro y espalda ancha. Su brazo y costado derecho estaban cubiertos por tatuajes, lo cual lo hacía extremadamente llamativo enfundado en el pequeño bañador, además de tener un físico con músculos alargados y ágiles, que lo convertían en una bala dentro del agua.

Jungkook tenía la mejor marca de tiempo dentro del equipo y era un especialista en la técnica mariposa. Durante los relevos de técnicas mixtas, siempre se lo reservaban como el último competidor y en las competiciones en solitario solía salir triunfante, fuera la técnica de fuera.

Además, también era un gran estudiante. Hasta donde Taehyung les había contado, el chico estaba en el puesto más alto de las tablas de calificaciones no solo de su carrera, sino de toda la generación a la que pertenecía. Era uno de los mejores promedios tanto en las menciones ordinarias como las deportivas, y eso lo convertía en una de las grandes promesas de la UCS.

—Esto va a estar bueno. —Yoongi dio saltitos emocionado cuando los chicos se pusieron en posición de salida sobre las tarimas frente a los carriles.

Jimin dejó de lado su ordenador durante un momento, sin apartar la vista de Jeon Jungkook. El pelinegro tan solo llevaba un bañador de un tejido grueso y apretado que se ceñía muy bien a sus caderas, estampado con el escudo de la universidad sobre el fondo de color azul cielo. Su pelo estaba atado con una colita que desapareció rápidamente debajo del gorro de licra azul marino que se puso, justo antes de acomodar las gafas de natación sobre el puente de su nariz. El castaño tragó al ver como se le marcaban los músculos al inclinarse sobre la tarima.

Cuando el entrenador hizo sonar su silbato de nuevo, los cinco chicos se lanzaron al agua. Sus siluetas se observaron distorsionadas los primeros metros, hasta que emergieron uno a uno: primero Seokjin, seguido de Hyungwoon, Taehyung, Kangmin y, finalmente, Jungkook.

Hoseok se levantó de su asiento al ver a su novio en tercera posición y, aunque no fuera ni de lejos una competición real, no se cortó ni un pelo al alentarlo desde la grada. Probablemente Taehyung ni siquiera lo escuchaba debajo del agua, pero al castaño mayor no le importaba en lo absoluto.

—¡Machácalos, oppa! —gritó Sohee a su lado, dirigiéndose a su hermano mayor, justo cuando estaban por comenzar la segunda piscina. Los otros chicos del equipo los miraban divertidos desde abajo.

—¡Vamos, Tae, eres el mejor! —alentó Hoseok.

Después de diez piscinas, y para desgracia tanto de Sohee como de Hoseok, Jungkook terminó adelantando a todos sus oponentes y haciendo el mejor tiempo, seguido de Seokjin. Cuando los cinco chicos salieron de la piscina, sus compañeros los recibieron con palmadas en la espalda y algunas burlas, sobre todo hacia los dos chicos con fanáticos en las gradas.

Taehyung se giró hacia su novio y le envió un beso volador que Hoseok atrapó dramáticamente en el aire, mientras Hyungwoon se ponía rojo por los comentarios de su hermana.

—Son asquerosos —Yoongi se refirió a la primera pareja, tomando su tetrabrik de mandarina con rabia—. Siempre tienen que restregarnos su felicidad en la cara.

—Yo estoy muy feliz siendo soltera —reprochó Sohee.

—Pero yo no —Yoongi la contradijo—. Y Jimin tampoco, ¿a qué no?

Jimin se sonrojó por la pregunta.

—B-bueno, realmente no me molesta mucho —confesó—. No tengo tiempo para relaciones.

Yoongi rodó los ojos.

—¿Cuál es el punto de venir a la universidad si no tienes tiempo para follarte a universitarios calientes?

Jimin ni siquiera se molestó en contestar, solo negó con una pequeña sonrisa y se dispuso a seguir repasando sus apuntes y los del profesor con calma. Tenía examen de Estadística y nada le entraba en la cabeza, fallaba más del 60% de las preguntas en los simulacros del campus virtual y necesitaba, como mínimo, un 55% de las respuestas acertadas para aprobar aquel examen.

Las dos horas restantes de entrenamiento pasaron volando para el castaño, que a penas levantó la mirada de sus apuntes cuando Yoongi, Hoseok o Sohee gritaban demasiado alto —el primero solo lo hizo cuando le tocó competir a Namjoon, obviamente—, o de vez en cuando para echarle un vistazo rápido a un nadador muy concreto.

Esperaba estar disimulándolo muy bien, pero Jeon Jungkook le parecía guapísimo. Jimin se había fijado en él desde el primer momento en el que acudió a un entreno por invitación de Taehyung y no había podido evitar que le gustara con el paso de los días. Se sentía tremendamente estúpido por ello, porque ni siquiera habían cruzado una palabra. ¡Estaba seguro de que Jungkook no conocía su nombre! Pero ahí estaba él, babeando por el tío por el que babeaba, literalmente, media universidad.

Jeon Jungkook era todo lo contrario a él, Jimin lo sabía. Hoseok le había contado por encima que se trataba del heredero de una empresa coreana importante, aunque nunca concretó de qué ni cómo se llamaba. Era parte de la élite de la universidad en todos los aspectos, pero es que además era un joven que siempre estaba rodeado de gente, asistía a fiestas, tenía ligues a montones e incluso era abiertamente bisexual.

Él era tan extraordinario que Jimin simplemente no podía no fijarse en él. Por más ridículo que fuera.

—Creo que han sido las mejores tres horas de mi vida —Yoongi tenía la cabeza apoyada sobre su mano, observando a las piscinas completamente vacías mientras esperaban que Taehyung se duchara—. Les juro que solo vengo a este sitio de mierda porque el equipo de natación existe y Namjoon está en él.

—No entiendo por qué te inscribiste en un máster si tanto odias la universidad, oppa —comentó Sohee—. La verdad nadie esperaba volver a verte por aquí después de la graduación del año pasado.

Yoongi suspiró.

—Ojalá, mocosa, pero la vida es así —se encogió de hombros—. Además, no está tan mal, ¿no?

—¿Por qué no te le confiesas a Namjoon? —preguntó Hoseok, sin apartar la vista de su teléfono. Probablemente estaba revisando Instagram, pues era un adicto a aquella aplicación—. Yo creo que harían una buena pareja.

—Es cierto —concordó Jimin, guardando el portátil y su libreta de nuevo en la mochila—. Serían una pareja bonita, hyung. Inténtalo.

—¡Já! No sean ingenuos. Es evidente que Namjoon es hetero, es algo imposible.

—Eso no lo sabrás hasta que se lo preguntes —recriminó Hoseok—. Ni siquiera Taehyungie lo sabe.

—Bueno, pues ya podrías pedirle a ese novio tuyo que le pregunte por mí —refunfuñó el pálido, acomodando un poco su pelo—. Que sea útil para algo.

—Le puedo pedir a Hyungwoon oppa que se lo pregunte —ofreció Sohee con una bonita sonrisa—. Aunque no sé si sean tan amigos como para contarle algo así.

—No, Sohee. Deja que Yoongi se enfrente a esto solito —Hoseok le sonrió con malicia a su mejor amigo—. Si quieres algo con él, ve a conseguirlo, hyung. ¿No eres un poco mayor como para estar llorando por un chico?

Yoongi ni se inmutó. Simplemente dejó aparcado el tema y contempló su teléfono como si la cosa no fuera con él. Jimin sí lo comprendía, sin embargo, porque él tampoco se atrevería nunca a acercarse a Jungkook, solo de pensarlo se le removían los intestinos como si un zoológico estuviera de festival en su barriga.

Además, Kim Namjoon era un chico muy enigmático. Estaba cursando el quinto año de Medicina —carrera que compartía con Kim Seokjin, por cierto— y tenía unas notas envidiables. Jimin tenía entendido que había recibido menciones de honor en una infinidad de asignaturas en los años anteriores e incluso le habían concedido unas prácticas en uno de los hospitales más importantes del país para el año siguiente. Aparte de su pulcro expediente académico, que era nadador y que pertenecía a una familia llena de doctores, nadie sabia nada más de él. No parecía tener pareja, ni siquiera ligues de una noche o interés en nada de ese tipo.

Por eso Yoongi lo veía como alguien inaccesible. Se conformaba con mirarlo de lejos, como todo el mundo. ¿Qué oportunidad tenía un compositor gruñón y delgaducho como él con uno de los reyes de la universidad? Ninguna, no hacía falta que nadie le contestara.



Dentro de los vestuarios, el ambiente era un poco menos tenso que en las gradas. Todos los chicos del equipo de natación estaban animados con el entreno que habían hecho y tenían altas expectativas para la competición del fin de semana. Era la primera de la temporada y no podían permitirse empezar con mal pie.

—¿Tu novio vendrá a la competición? —Seokjin hablaba con Taehyung mientras se secaban el agua restante de sus cuerpos después de haberse duchado. El castaño asintió con una sonrisa—. Tendrás que hacerlo muy bien, entonces.

El menor rio cuando su amigó lo codeó con complicidad. Namjoon sonrió mientras se ponía una camiseta de color negro.

—Esperemos que Jungkook no me robe toda la atención —el moreno decidió picar a su amigo, que estaba callado a unos metros de donde se encontraban los tres Kim. Jungkook rodó los ojos.

—Lo hará con o sin intención —aseguró Namjoon, enfundando sus piernas en un chándal gris antes de tomar asiendo un comenzar a ponerse sus calcetines—. Es un talento innato. Además, tiene tatuajes y eso siempre es llamativo.

Taehyung frunció los labios.

—Debería hacerme alguno.

Jungkook, por otro lado, ni siquiera les dio bola a sus amigos. Se dedicó a vestirse en completo silencio. El entreno había ido muy bien, pero había quedado por debajo de su marca del entreno anterior, y eso lo tenía de un humor de perros. Todos sabían lo competitivo y perfeccionista que era el chico, y se tomaba absolutamente todo lo relacionado con la natación muy en serio.

No había sido un buen día para él, y eso se notaba en su rendimiento. A pesar de que nadar era su manera de descargar toda la tensión que se le acumulaba en el cuerpo, a veces simplemente lo superaba y terminaba perjudicándolo más que motivándolo.

—Oye, los amigos de Hoseok son un poco ruidosos —comentó Seokjin, cuando ya estaban por salir de los vestuarios—. Creo que un día el entrenador acabará echándolos de las instalaciones.

Taehyung rio entre dientes.

—Solo se emocionan con facilidad —los excusó—. Además, siempre viene bien un poquito de alegría, ¿no? Estoy seguro de Yoongi hyung montaría un club de animadores si lo dejaran.

—A mí me parecen adorables —Namjoon se unió a la conversación—. Parece que todavía estén en la secundaria.

Los cuatro chicos salieron de la zona de cambiadores entre algunas risas y comentarios más sobre los amigos del moreno menor. No pudieron evitar observarlos —excepto Jungkook, que parecía ensimismado en su teléfono— a la distancia cuando los tuvieron en su campo de visión.

—¿Quién es el castaño chiquito? —Seokjin apuntó hacia él con su cabeza—. No me había fijado hasta hoy.

—¿Por qué? ¿Te interesa? —las cejas de Taehyung se movieron con picardía al hacer la pregunta.

—No me van los tíos, Kim. Solo es curiosidad —Jin lo fulminó.

—No te van porque no los pruebas —Taehyung se apartó antes de que le pudiera dar una colleja—. Es transferido. Becado, más bien. Está en segundo.

—Pobrecito —murmuró Namjoon—. Tendrá que esforzarse mucho si no quiere que se lo coman vivo…

—Sí, no le va muy bien —comentó el Kim menor, siendo escuchado atentamente por sus amigos—. Hoseok me dijo que tenía pensado buscar un sunbae que le ayude a ponerse al día, o acabará perdiendo la beca.

—¿Qué estudia?

—Contabilidad y Finanzas.

Seokjin y Namjoon se miraron, para luego observar a Jungkook. El pelinegro pareció sentir las dos penetrantes miradas sobre él porque levantó la cabeza aún mojada por la ducha y los miró con cara de póker.

—¿Qué?

—¿Tú no estabas buscando un hoobae para las tutorías obligatorias?

Jungkook se encogió de hombros.

—El coordinador dijo que a los que no teníamos hoobae nos iban a asignar uno aleatorio. ¿Por qué?

—¿Es que no estabas escuchando? Taehyung tiene un amigo que necesita un sunbae. ¿Por qué no te ofreces? Es mejor que te emparejen con alguien conocido.

Jungkook miró a Taehyung. La verdad es que no estaba escuchando nada de la conversación porque tenía un asunto importante entre manos con cierta persona a través de un chat de WhatsApp, pero supo que lo tendría que dejar para después.

Envió un mensaje corto antes de bloquear el dispositivo:


Jeon Jungkook

Tengo tanto derecho como tú, Hyerin. Hablamos después. 18:51

—No sabía que tenías un amigo en Contabilidad —comentó el pelinegro, mirando hacia la grada—. ¿Quién es?

—El castaño chiquito al lado de Hoseok —señaló—. Se llama Park Jimin, es transferido.

Por primera vez, Jungkook se fijó en aquel chico. Se trataba de un castaño menudo, claramente menor que él. Tenía el pelo cortado en forma de tazón que le tapaba un poco las cejas, su piel era un par de tonos por encima de la de Yoongi, pero seguía siendo muy blanco. El pelinegro pudo divisar que tenía unas gafas de montura dorada sobre su nariz y una sudadera de la universidad puesta.

Parecía un chico ordinario. No le vio nada de especial, pero tampoco nada malo.

—Está bien —accedió, encogiéndose de hombros. Tenía que hacerlo igualmente, fuera ese tal Park Jimin u otro alumno. Las tutorías personalizadas eran un requisito obligatorio del plan de estudios de cuarto año, y de hecho era así como se habían conocido Hoseok y Taehyung un año atrás. Puede que Taehyung amara su carrera, pero era un poco despistado y acabó siendo asignado como el hoobae de Hoseok para sus tutorías de aquel año.

Jungkook no esperaba para nada que con él se repitiera la misma historia, pero al menos saber que Jimin era alguien conocido —y esperaba que no fuera un auténtico tocapelotas, porque no tenía paciencia— le daba más tranquilidad.

—¿En serio? —Jin pareció sorprendido—. Bueno, eso ha sido más fácil de lo que pensé…

—Habría dicho que no si no fuera obligatorio—Jungkook le quitó hierro al asunto—. ¿Me pasas su número o qué?

Taehyung iba a hacerlo, pero Namjoon lo interrumpió.

—¿Pero por qué eres tan soso? Lo tienes ahí delante, ve a presentarte o algo —el moreno lo tomó por los hombros y comenzó a caminar hacia las gradas—. Es más, vamos a presentarnos todos juntos, que ya va siendo hora.

Los cuatro chicos se dirigieron por primera vez juntos hacia el grupo que esperaba a Taehyung. Normalmente solían separarse de él nada más salir por la puerta del vestidor, pero aquel día era distinto. Cuando Yoongi se dio cuenta de los cuatro nadadores se dirigían hacia ellos, solo le dio tiempo a agarrarse al brazo de Sohee con fuerza, provocando que la chica soltara un quejido.

—Hola —saludó Tae con una sonrisa, acercándose a Hoseok para besar sus labios brevemente. El castaño lo recibió con gusto, sin salir aún de su sorpresa por ver allí a los otros tres chicos—. Buenas tardes, Yoongi hyung, Sohee-ssi y Jimin-ssi.

Yoongi ni siquiera contestó. Estaba demasiado ocupado intentando no atragantarse con su saliva. Jimin estaba por murmurar un hola antes de que Sohee saludara con total normalidad, una sonrisa enorme ocupando su antigua mueca de dolor por la presión en su brazo.

—¡Hola!

Hoseok carraspeó algunos segundos después, señalándole a su novio disimuladamente las tres personas que lo custodiaban a unos metros.

—Ah, sí. Ellos son Seokjin hyung, Namjoon hyung y Jungkook hyung —los presentó—. Han querido venir a saludar.

Los tres chicos se inclinaron en una reverencia que Jimin, Yoongi y Sohee correspondieron con más formalidad que Hoseok. Después de todo, él ya los conocía levemente por pasar mucho tiempo en los entrenos y competiciones de Taehyung desde el año pasado.

—Ellos son Yoongi hyung y Jimin-ssi —Taehyung los señaló respectivamente—. A Sohee-ssi ya la conocen, ¿no? Es la hermana de Hyungwoon-ssi.

Los tres chicos asintieron.

Jimin estaba rojo como un tomate. Nadie parecía tener nada interesante que decir y él solo podía mantener la vista fija en sus converse desgastadas. Sentía una mirada sobre él, pero no se atrevía a corresponderla por más que tuviera curiosidad.

¡Esos chicos eran increíbles! Y Taehyung lo estaba presentando como si nada. Si hubiera sabido que aquel era el día que los compañeros del nadador elegirían para acercarse, definitivamente no se habría puesto esos pantalones vaqueros rotos y desgastados. ¡Ni siquiera se había peinado después de la clase de baile! Seguramente estaba hecho un desastre.

Jungkook no apartaba la vista de él. Le parecía curiosa la postura del menor, casi con ganas de huir y jugando con sus propios dedos por el nerviosismo. Su idea inicial era simplemente acercarse y proponerle lo de las tutorías, pero le daba la sensación de que si le hablaba en ese instante le daría un ataque de pánico.

A lo mejor tenía problemas para socializar. Si eso era así, no le gustaría incomodarlo.

—¡Sohee, vámonos! —para alivio de todos, Hyungwoon interrumpió el momento incómodo llamando a su hermana desde la salida de las instalaciones, arriba del todo de las gradas. La chica espabiló rápidamente.

—¡Voy! —ella recogió su mochila del suelo y su abrigo de una de las sillas vacías y se alejó de allí, no sin antes hacer una pequeña reverencia y decir: —¡Hasta luego!

Los chicos la observaron marcharse, menos Jungkook. Durante los segundos que Jimin levantó la mirada para ver el pelo largo y rubio de la chica revolotear de un lado al otro al subir las escaleras, el pelinegro se dio cuenta de que lo había observado brevemente de reojo, pero al encontrarse con sus ojos volvió a ignorar su presencia.

—Bueno, yo también debería irme—comentó Yoongi de la nada, recogiendo sus cosas—. Ha sido un placer. Jimin, ¿te vienes?

El castaño asintió y quiso besar al hyung por salvarlo de aquella situación, pero cuando estaba a punto de coger su mochila y su chaqueta, una mano lo detuvo a media acción.

—Por favor, espera —Jungkook se había acercado a él y lo tomaba por el antebrazo. Su expresión era seria, sus ojos ni siquiera parpadearon cuando Jimin le devolvió una mirada aterrada—. ¿Podemos hablar?

Hoseok y Yoongi sintieron sus mandíbulas tocar el inframundo.

El contacto hirviendo de la mano de Jungkook a través de la sudadera hizo que la piel de Jimin se pusiera de gallina. El castaño miró a sus amigos como si les pidiera que lo salvaran, pero Taehyung rompió el contacto inclinándose para tomar las pertenencias de su novio y colgarse una mochila más al hombro.

—Nos vemos, Jimin-ssi —dijo el chico de sonrisa cuadrada, tomando a su novio para sacarlo de ahí.

—Ha sido un placer —Namjoon y Jin se inclinaron con una sonrisa.

Yoongi lo miró unos segundos más, intentando entender lo que sucedía, pero cuando Namjoon se le acercó e inició con él una conversación de la nada, el pálido simplemente perdió el norte, su cerebro hizo cortocircuito y se olvidó del hecho de que Jeon Jungkook quería hablar en privado con Jimin.

Cuando el grupito estuvo lo suficientemente alejado, Jungkook tomó asiento donde antes había estado Hoseok. Jimin lo miró desde arriba, esperando por cualquier cosa, menos por lo que salió de sus labios.

—¿Tienes un cigarro?

El castaño frunció el ceño y su nerviosismo se disipó. ¿Por qué narices le estaba preguntando eso en un sitio donde no se podía fumar, igualmente? Negó con la cabeza lentamente.

Jungkook chasqueó la lengua y estiró sus piernas con pereza.

—Taehyung me ha dicho que necesitas un tutor, ¿es cierto?

—Eh… —Jimin lo pensó algunos segundos. Hoseok le había mencionado la posibilidad de apuntarse a la lista de las tutorías que impartían los alumnos de cuarto, pero él había decidido pasar e intentarlo por su cuenta—. ¿Supongo?

—¿Cómo que supones? —Jungkook levantó la ceja en la que tenía un piercing.

—B-bueno, Hoseok hyung me dijo que podía apuntarme a una lista, pero decidí no hacerlo…

—¿Entonces quieres un tutor o no?

Jimin observó al sunbae delante de él. ¿Jungkook le estaba proponiendo ser su tutor? Sabía que cursaban la misma carrera, pero en ningún momento se le pasó por la cabeza que él pudiera ayudarle en algo. Dios santo, ni siquiera pensó que cruzarían más de una palabra en sus vidas.

No pudo evitar ponerse rojo como un tomate bajo la mirada poco paciente del mayor. Estuvo a punto de decirle que no y salir corriendo de allí, pero se paró a pensar con cabeza y analizar la situación antes de poder tirar una oportunidad de oro por la borda.

Meditándolo con cabeza fría y dejando de lado lo nervioso que lo ponía Jungkook —lo cual era mucho—, era una buenísima idea. Él tenía las mejores medias de la carrera y Jimin una beca que mantener y poca capacidad para hacerlo. Si el sunbae le estaba proponiendo ser su tutor, eso significaba que las notas de Jimin y la mejoría en ellas afectaría directamente a parte del expediente de practicas de Jungkook, por lo que eso le aseguraba que se comprometería con la causa y, muy seguramente, daría todo de sí para que Jimin llegara a sus mínimas.

¡Era justo lo que necesitaba!

Se lo pensó unos segundos más, inflando sus mejillas para tomar una enorme bocanada de aire. Jungkook lo observó ponerse rojo antes de responder.

—Está bien. ¿Cuándo empezamos?









25 Mars 2022 04:26 2 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
10
Lire le chapitre suivant 002.

Commentez quelque chose

Publier!
N; Nuri ;)
Hola, esta historia no era la de cwhs? Esq era mi fav de todo Inskpired y ps no sé si la has cambiado o la had borrado, en fin, seguro rsta también me encanta ;)
March 25, 2022, 11:02

  • sara •ɞ• sara •ɞ•
    hola! es la misma!!! solo he cambiado el título y la he editado un poco para que sea más congruente. estaré publicando los capítulos reecritos cada dos días de por medio. gracias por leer <3 March 25, 2022, 11:33
~

Comment se passe votre lecture?

Il reste encore 7 chapitres restants de cette histoire.
Pour continuer votre lecture, veuillez vous connecter ou créer un compte. Gratuit!