athanatos Αθά νατος

¿Lo que sentimos es siempre verdadero? Se ha dicho muchas veces a lo largo de la historia que el amor es amor y que nada es más importante que el amor. El amor romántico no siempre ha sido vivido por quienes lo han sentido de forma feliz. En ocasiones, todo ha terminado en tragedia. La tragedia no siempre llega cuando una pareja es separada para siempre. En ocasiones, una pareja que logra su objetivo es la causante de su propia tragedia. Se recomienda leer Almas unidas antes de leer Conectadas.


Romance Romance jeune adulte Interdit aux moins de 21 ans. © Todos los derechos reservados

#amor-prohibido #forbidden-love #felicidad #happiness #siblings #hermanos #girls-love #yuri
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Capítulo único

Notas de autor: Aclaro que esta historia incluye el género Girls’ Love, el cual es utilizado en Japón para hacer alusión a las historias en las que hay una relación que incluye romanticismo y/o relaciones sexuales entre dos personas del género femenino. La contraparte del género Girls’ Love sería el género Boys’ Love. En occidente, se suele llamar yaoi a dicho género y yuri al género en el que las relaciones románticas y/o sexuales se dan entre féminas. Si a alguien no le agrada consumir contenido que incluya romance entre mujeres, es mejor que ese alguien se retire de inmediato. Como se trata de mi primera historia del género Girls’ Love, la escribiré lo mejor que pueda. La trama de esta historia está ambientada en el universo A y transcurre en el año 2039, año en el que Adam e Eve tienen 44 años. España es uno de los pocos países del mundo en los que las personas tienen dos apellidos y un solo nombre. El primer apellido siempre era el primer apellido del padre. El segundo apellido siempre era el primer apellido de la madre. Actualmente, existe la opción de elegir el orden de los apellidos. En casi todos mis universos, ya que el universo de la mitología griega está ambientado en una época en la que España ni siquiera existía, la legalización del matrimonio entre parientes trajo consecuencias legales que voy a explicar de inmediato. Resulta que, en el caso de los hermanos, el primer apellido es el mismo. Si dos hermanos contraen matrimonio en la España del mundo en el que casi todos los países han legalizado el matrimonio entre parientes, sus descendientes tendrán los mismos apellidos que ellos, ya que ponerles el primer apellido de cada uno de sus progenitores llevaría a que la persona tuviera el primer apellido igual que el segundo. Si Adam e Eve fueran españoles y su primer apellido fuera Blanco, ambos tendrían una hija llamada Athena Blanco Blanco. Con el propósito de evitar que eso sucediera, entró en vigor una ley en España el mismo día que se legalizó el matrimonio entre parientes, la cual fue puesta en vigor a la misma hora que la ley ya mencionada. Si Adam e Eve fueran los hermanos Blanco García, sus descendientes se apellidarían Blanco García, y no Blanco Blanco.

Capítulo único

El ardiente sol veraniego asolaba las calles de aquel pueblo plagado de vegetación, en el cual los semáforos escaseaban bastante. Los habitantes de aquel pueblo llevaban una vida tranquila y disfrutaban el verano que se podía tener en la Sierra de Guadarrama, la cual pertenecía a la Comunidad de Madrid. Aquel pueblo se llamaba Cercedilla y era un pueblo en el que había una gran cantidad de perros, los cuales disfrutaban en aquellos días de verano de paseos bajo el ardiente sol, un sol que no mostraba misericordia a nadie.

Dos jóvenes caminaban por la acera que había justo al lado del KIA, un supermercado enorme que estaba junto a un aparcamiento. Ambas jóvenes sonreían con una gran felicidad en su rostro y, si no fuera por la ropa de ambas, sería imposible distinguirlas, ya que eran físicamente idénticas y usaban el mismo peinado.



La joven tiene la nariz pequeña, los labios finos y pequeños y unas cejas que no son las cejas perfectas. Ella utiliza la copa B, su talla de cintura es la talla 80 y su talla de trasero es la talla 90. La joven tiene un rostro femenino que no puede ser más bello según el canon de belleza femenina mayoritario. Ella mide 1 metro y 70 centímetros de altura. La joven no es musculosa y está tan delgada como una mujer sana puede llegar a estarlo. La joven tiene sangre del tipo 0 positivo.



La joven tiene la nariz pequeña, los labios finos y pequeños y unas cejas que no son las cejas perfectas. Ella utiliza la copa B, su talla de cintura es la talla 80 y su talla de trasero es la talla 90. La joven tiene un rostro femenino que no puede ser más bello según el canon de belleza femenina mayoritario. Ella mide 1 metro y 70 centímetros de altura. La joven no es musculosa y está tan delgada como una mujer sana puede llegar a estarlo. La joven tiene sangre del tipo 0 positivo.



Estos son el tamaño y la forma exactos de los senos de las dos jóvenes.

—Dime algo, Selena—Le dijo la peliblanca de camiseta púrpura a la peliblanca de camiseta amarilla mirándola fijamente a los ojos sonriente.

—¿Qué sucede, Solana?—Preguntó la peliblanca de camiseta amarilla mirando fijamente los ojos de su hermana mayor con una sonrisa que estaba llena de felicidad.

—¿Qué quieres comer esta noche, Selena?—Preguntó sonriente y curiosa Solana Guerrero Palacios.

—Ya sabes la respuesta, hermanita. Deseo mi plato favorito—Dijo sonriente y muy feliz Selena mientras miraba todavía los ojos de su gemela, la cual estaba a su derecha, con los suyos.

—Haré que esa tortilla tenga mucho chédar por dentro y muchas espinacas, mi lindo fénix—Dijo felizmente Solana sin dejar de sonreír a su otra mitad.

—¡Genial!—Exclamó muy entusiasmada Selena saltando velozmente y alzando los brazos con los puños apretados sin hacer fuerza.

—Siempre tan enérgica, mi lindo fénix—Dijo Solana enternecida.

—Y tú siempre tan atenta, mi brillante sol—Le respondió Selena a Solana felizmente.

Solana y Selena se agarraron una mano al mismo tiempo, quedando así la mano derecha de Selena Guerrero Palacios unida a la mano izquierda de Solana Guerrero Palacios de forma fraternal.

Desde siempre, ambas habían tenido una conexión especial que las había vuelto más unidas. Siendo una la compañera ideal de la otra, Selena y Solana se habían negado a hacer amigos, ya que cada una de ellas era la mejor amiga de la otra. Ambas carecían de la necesidad de tener más amigos. Se tenían la una a la otra y eso era más que suficiente para ambas.

—¿Sabes, Solana? No hay día que no esté dispuesta a dedicártelo a ti y solamente a ti—Le dijo Selena muy feliz a su hermana mayor.

La mirada de Selena causó que Solana se estremeciera en gran manera, como siempre lo hacía, y que su corazón palpitara cada vez más y más rápido y con más y más fuerza cada vez. Era imposible dejar de contemplar esos ojos que tanto amaba, los ojos de su amada hermanita menor. La mirada de cada una de las gemelas albinas estaba clavada en la mirada de la otra, la cual era la otra mitad de un mismo ser completamente femenino. Tanto a Solana como a Selena les había comenzado a suceder a la edad de 16 años lo mismo. Se habían comenzado a sentir más unidas cada vez. A pesar de ser ateístas desde siempre, ambas hermanas habían luchado contra sus sentimientos, y no por sentir atracción romántica y sexual hacia un pariente, sino por sentir atracción romántica y sexual hacia una persona del mismo género que el suyo. Les había llevado un poco más de dos años superar su conflicto interno y lo habían logrado gracias a las palabras de sus amables y maravillosos padres, las cuales estos habían repetido en varias ocasiones cuando sus hijas, confundidas por no saber qué hacer con respecto a sus sentimientos, les habían preguntado si algún amor podía ser impuro: El amor siempre es puro. Nunca puede ser impuro, ya que viene del lado bueno del hombre, y el lado bueno es el lado al que todos debemos escuchar. Esas palabras habían sido dichas veinticinco veces y habían terminado causando el efecto deseado por quienes las habían dicho. Las dudas de las gemelas albinas, así como casi todos sus temores, se habían esfumado.

—Lo mismo me sucede a mí, Selena—Dijo alegremente Solana con esa sonrisa cálida que también estaba dibujada en los labios de su hermana menor, su amada hermana menor.

—¿Sabes lo mucho que me importas, Solana, mi brillante sol?—Preguntó Selena sonriente y llena de felicidad sin dejar de mirar los ojos que tanto amaba como si fueran las estrellas más bellas del universo entero, estrellas que daban una luz infinita a su vida.

—Claro que lo sé, pero siempre es lindo escuchar salir esas palabras de tus labios—Dijo Solana tan feliz como su hermana gemela—Mi lindo fénix, tú lo eres todo para mí.

—Lo sé, pero que me lo digas es tan lindo—Dijo Selena felizmente mientras se mantenía tan sonrojada como podía llegar a hacerlo a nivel interno—También tú eres todo para mí, Solana, mi Solana.

—Lo sé—Dijo sonriendo con gran felicidad Solana mientras estaba tan sonrojada por dentro como lo estaba su otra mitad.

Ambas hermanas iban caminando de la mano hacia su casa y el ambiente que habían creado era tan dulce que podría causar diabetes. Las dos hermanas se sentían tan confiadas que no pensaban retroceder. Llevarían su proyecto de conquista del corazón de su otra mitad, el cual sólo era la mitad de un único corazón, el cual pertenecía a ambas, hasta la fase de éxito. No dejarían que nada ni nadie las detuviera. Ya se habían encadenado a sí mismas durante mucho tiempo. No se encadenarían más a sí mismas y no permitirían que alguien más las encadenase.

—Hay una pregunta que quiero hacerte, Selena—Le dijo seria y curiosa Solana mirando sus ojos fijamente con los suyos.

—Pregunta lo que quieras, Solana—Le respondió muy llena de felicidad su otra mitad de cabello albino.

—¿T-Te… te… te atraen… te atraen… los chicos o las… chicas?—Preguntó sonrojándose inmensamente por la vergüenza Solana mientras jugaba nerviosa con sus dedos índices.

La pregunta de su otra mitad había dejado a Selena tan sonrojada que era imposible que se sonrojara más. La albina no sabía qué contestar. El miedo surgió en su mente de repente y ella agachó la cabeza para mirar hacia donde estaban sus pies, lo cual hizo enseguida. La mirada llena de vergüenza, curiosidad y extrañeza de Solana no se apartaba de la cabeza agachada de Selena.

—(Si le digo que me atrae el género femenino, tal vez tema por su seguridad y decida distanciarse de mi persona, pero… si trato de mentirle, ella se dará cuenta de que lo he intentado. No soy bisexual, y ella tampoco lo es. Ambas sabemos perfectamente que la bisexualidad no entra en el abanico de posibilidades que tenemos. Tengo dos opciones: Decir la verdad y exponerme a un posible rechazo o utilizar mi derecho a no dar una respuesta que sea afirmativa o negativa. La segunda opción es la mejor, ya que no hará que mi brillante sol, mi ardiente sol, el cual me quema con su sola mirada cada vez que sus ojos se clavan en los míos, se moleste conmigo. Las mentiras no volverán a existir en esta relación de hermanas. Somos hermanas, y debemos estar siempre juntas sin importar lo que suceda. Las mentiras sólo terminarían destruyendo nuestra maravillosa relación… Yo… lo siento, Solana, pero no debo decirte la verdad aún. No estoy mentalmente preparada…)—Pensó con tristeza y miedo crecientes mientras la vergüenza iba desapareciendo poco a poco hasta no quedar nada de ella.

Selena miró con tristeza fijamente los ojos de su hermana y podía notarse un miedo inmenso en esos ojos escarlata, los cuales Solana no podía dejar de mirar, ya que eran altamente adictivos para su persona.

—Lo siento, hermana, pero no debo darte una respuesta afirmativa o negativa por el momento… Te lo contaré algún día. Te prometí que te contaría todo algún día y así será…—Dijo Selena sin poder apartar su mirada de la rojiza mirada de su protectora hermana mayor.

—No te preocupes, mi lindo fénix. He hecho una pregunta muy personal y que tal vez sea embarazoso responder para ti, incluso siendo yo tu hermana gemela. Lo siento…—Dijo Solana arrepentida y mirando fijamente los ojos de su hermana menor, a la cual amaba más que a su propia vida—(He podido sentir su miedo, su tristeza y, de forma más indirecta, sus dudas. Ella no quiere decirme cuál es su orientación sexual por miedo a algo. Tal vez sea por miedo a mi rechazo. Tal vez se deba ese miedo a otro factor diferente. Hermana, quiero ayudarte. Te daré lo que necesites. Si necesitas apoyo, yo seré ese apoyo. Una vida sin ti no significa nada, así que… seré tu ayuda idónea si necesitas que lo sea…).

Los labios de Selena dejaron una imborrable marca de amor eterno e incondicional en la mejilla izquierda de la albina de camiseta púrpura. La joven de ojos rojos escarlata sonrió muy felizmente mientras sentía una gran gratitud y una gran alegría que iban acompañadas de un sonrojo interno, el cual era insuperable.

—Todo está bien, mi brillante sol—Dijo Selena sin soltar la mano izquierda de Solana, la cual era sujetada por su mano derecha, sonriendo al mismo tiempo con calidez.

—Selena, yo…—Dijo Solana sonriente mientras continuaba mirando fijamente los ojos de Selena Guerrero Palacios con un amor romántico disimulado—Te daré todo mi apoyo. No importa lo que seas. Si eres homosexual, te daré todo mi apoyo de todas formas. No me importa hacia qué lado batees. Yo siempre estaré junto a ti y nunca me apartaré de tu persona.

—G-Gracias, Solana—Dijo muy sorprendida Selena sonriendo con una inmensa felicidad mientras la gratitud, el estremecimiento y la alegría la llenaban cada vez más y más—(Puedo sentir que ella es sincera conmigo. Si me hubiera mentido, lo habría notado enseguida. Nuestra maldición es también un don, pero… muchos padres dicen a sus hijos que los apoyarán sin importar cuál sea su orientación sexual y, cuando dicen que son homosexuales, esos mismos padres que decían que los iban a apoyar incondicionalmente empiezan a tratarlos mal o los repudian directamente. Yo… no conozco completamente a Solana. Sé mucho sobre ella, pero no lo sé todo sobre su persona. Lo más sensato es quedarme callada y no decirle nada al respecto por el momento).

—No te preocupes, mi lindo fénix. Si algo te preocupa y no debes contármelo ahora mismo, déjame hacerte sentir bien por lo menos—Le dijo preocupada y sonriente Solana a Selena.

—Gracias, hermana. Tu sonrisa ya me hace sentir bien—Dijo felizmente con una sonrisa en su rostro Selena mirando fijamente los ojos de Solana.

—Siempre he querido que te sintieras bien. Puedes creerme cuando te digo que haré lo que sea necesario para lograr que te sientas bien, mi Selena—Dijo Solana sonriendo con una gran felicidad.

Las dos hermanas llegaron a casa al cabo de unos pocos minutos y entraron por la puerta principal, siendo Solana quien cerró dicha puerta detrás de sí. Lo primero que ambas jóvenes hicieron fue disponerse a ir hacia la cocina, sala de la cual venía un agradable aroma que era característico de las croquetas de bacalao que preparaba su madre.

—¡Vamos, hermanita!—Exclamó con muchísimo entusiasmo Selena soltando la mano izquierda de Solana y corriendo hacia la cocina a toda velocidad.

Solana sonrió enternecida por la actitud tan pasional de Selena y comenzó a caminar tranquilamente hacia la cocina de aquella casa, la cual estaba en el cuarto piso de aquel edificio. Ambas debían acceder siempre por la puerta A y subir las escaleras desde el primer piso hasta el cuarto piso, ya que no había ascensor, lo cual podían hacer sin que supusiera algún esfuerzo.

—Estás tan loca como siempre, mi lindo fénix. Yo… amo esa locura tuya—Susurró Selena para sí misma con su sonrisa alegre y cargada de ternura mientras seguía caminando hacia la cocina.

En la espaciosa y rústica cocina de aquella casa, se encontraban sentados a la mesa dos jóvenes que aparentaban tener 25 años de edad. Había una gran fuente de color blanco puro con croquetas de bacalao en el centro de la mesa de madera de pino barnizada y pintada de dorado y cuatro platos blancos como la pureza misma que estaban hechos de porcelana fina, al igual que la fuente ya mencionada. A la derecha de la mesa, por el lado de dicha mesa que apuntaba hacia el fregadero y la encimera, estaba sentado un varón sonriente que esperaba pacientemente a sus hijas para comer. Una mujer sonriente estaba sentada a la izquierda del varón y también esperaba a sus hijas para comer. La primera en llegar fue Selena, quien entró corriendo con mucho entusiasmo en la cocina.



El joven tiene la nariz pequeña, los labios finos y pequeños y unas cejas que no son las cejas perfectas. Su talla de cintura es la talla 80 y su talla de trasero es la talla 80. El joven tiene un rostro masculino que no puede ser más bello según el canon de belleza masculina mayoritario. Él mide 1 metro y 82 centímetros de altura. Él es tan musculoso como un varón sano puede llegar a serlo y está tan delgado como un varón sano puede llegar a estarlo. El joven tiene sangre del tipo 0 positivo.



La joven tiene la nariz pequeña, los labios finos y pequeños y unas cejas que no son las cejas perfectas. Ella utiliza la copa B, su talla de cintura es la talla 80 y su talla de trasero es la talla 85. La joven tiene un rostro femenino que no puede ser más bello según el canon de belleza femenina mayoritario. Ella mide 1 metro y 80 centímetros de altura. La joven no es musculosa y está tan delgada como una mujer sana puede llegar a estarlo. La joven tiene sangre del tipo 0 positivo.

—¡Hola, papá. Hola, mamá!—Exclamó Selena con una gran sonrisa en su alegre rostro.

—Hola, hija—Dijo la mujer que aparentaba tener 25 años sonriendo con una gran alegría.

—Hola, hijita—Dijo muy feliz el varón que aparentaba tener 25 años con una gran alegría también.

—¡Croquetas!—Exclamó muy entusiasmada Selena sentándose frente a su padre y mirando acto seguido a sus progenitores a los ojos fijamente de forma alterna—¿Qué tal vuestro día?

—Tu madre y yo estuvimos cocinando juntos y estuvimos haciendo todo lo demás que hacemos siempre. ¿Cómo fue vuestro paseo?—Dijo Samuel Guerrero Palacios sonriente y mostrando mucha curiosidad mientras tomaba la mano derecha de su esposa con su mano izquierda de forma delicada y tierna.

—Nuestro paseo fue genial. No hubo acosadores hoy y todo estuvo bien—Dijo Selena muy feliz.

Solana entró en la cocina y Selena se giró hacia su izquierda para contemplar discretamente a su amada hermana mayor, la cual se dispuso a saludar a su familia.

—Hola, papá. Hola, mamá. Hola de nuevo, hermanita—Dijo felizmente Solana con una gran sonrisa en los labios.

—Hola—Dijeron al unísono Selena y Samuel con la misma sonrisa en su rostro.

—Hola—Dijo con la misma sonrisa y con gran alegría también Ana.

Cuando Solana se había sentado a la derecha de Selena, la rubia y el albino se miraron fijamente a los ojos con una sonrisa cálida.

—Deberíamos preguntarles cómo se sienten antes de comenzar a comer todos juntos. ¿No crees que es así el asunto, hermanito?—Dijo Ana Guerrero Palacios mirando fijamente los ojos de Samuel Guerrero Palacios con un amor romántico infinito en los suyos.

—Sí, princesa—Dijo sonriente y feliz Samuel a su hermana menor.

Justo después, ambos padres comenzaron a mirar a sus hijas alternando entre la mirada de una y la mirada de la otra.

—¿Cómo os sentís, Solana, Selena?—Preguntaron al unísono el varón de 43 años y la mujer de 42 años con una inmensa sonrisa de felicidad en sus labios.

—¡Bien, papá! ¡A comer!—Exclamó Selena muy entusiasmada y muy feliz.

—Bien, papá. Como ha dicho Selena, es hora de comer—Dijo Solana alegremente.

—¡Me alegro mucho por vosotras, hijas!—Exclamó Samuel tan entusiasmado como su hija menor.

—Vamos a comer—Dijo muy alegremente Ana, mostrando que su hija mayor se parecía más a ella en ese aspecto.

La comida duró media hora entre risas, chistes y anécdotas. Los hermanos de diferente color de cabello se quedaron en la cocina para lavar la vajilla que ellos habían ensuciado para poder comerse sus croquetas entre besos y palabras cargados de amor romántico infinito y de ternura infinita y sus hijas, quienes ya habían lavado la vajilla que ellas habían usado, estaban en la habitación de la mayor de las dos. Eran las 15:30 y ambas hermanas estaban tumbadas en la cama de la gemela mayor con la puerta de la habitación cerrada sin que los dos cerrojos estuvieran puestos. Ambas albinas se daban la mano que se daban siempre con la misma delicadeza y con el mismo amor mientras se miraban fijamente a los ojos con un amor romántico disimulado.

—¿Sabes, hermana? Tú y yo somos como Iris y Arce. Tú brillas mucho, pero brillarás más si te lanzas con más facilidad cuando se presente un desafío. Por ello concluyo que tú… eres Arce, la representación del arcoíris menos intenso—Dijo sonriente Solana mientras continuaba sonriendo a su amor verdadero con una gran felicidad y con toda su calidez.

—Entonces, hermanita, tú, que me impulsas siempre cuando necesito un pequeño impulso, eres Iris, la representación del arcoíris más intenso, el primer arcoíris que se ve en el cielo—Dijo sonriente Selena—Si yo soy la luna, tú eres el sol. Si yo soy Artemisa, tú eres la versión femenina de Apolo.

—Aunque te cueste creerlo a veces, Selena, yo brillo porque tú eres mi luz. Soy un sol, pero todo sol se apaga si no tiene una forma de emitir luz. Tú, mi querida hermana, eres esa maravillosa fuente de luz. Si me llegaras a faltar, yo… moriría de tristeza. No quiero pensar en la muerte que experimentaría si me faltaras—Dijo Solana sonriente y llena de felicidad, a pesar de haberse apagado por un instante ese brillo tan alegre en sus ojos.

—Yo… me siento tan feliz. Hermana, eres mi sol. Yo soy una luna, así que nunca te alejes de mí. Quédate conmigo sin importar qué suceda—Dijo Selena sonriendo tanto como lo hacía en aquel instante su otra mitad.

—Por supuesto que nunca me alejaré de ti, Selena. Tampoco tú te alejes de mí—Dijo Solana con gran felicidad en sus ojos.

—Nunca lo haría, Solana. Tú eres mi luz—Dijo Selena sonriente.

—Y tú la mía—Dijo Solana sin soltar la mano de Selena, quien no quería que su hermana mayor le soltara la mano derecha.

Las dos hermanas pasaron el resto de la tarde riendo y hablando sin que hubiera discusiones y problemas. Era cierto que discutían a veces y que podían llegar a dejarse de hablar por una hora por asuntos serios, pero eso casi nunca sucedía. Las gemelas albinas casi siempre estaban en buenos términos.

Pasó una semana desde aquel 18 de agosto del año 2039. La situación de las personas primigenias en España era como en casi todos los países del mundo. La sociedad española se encontraba en uno de sus mejores momentos en lo referente a lo económico y, el día 25 del mes de agosto del año 2039, las dos albinas caminaban por el parque Pradoluengo. Los niños corrían y chillaban felices. El ardiente sol de agosto asolaba a las personas con su calor tan intenso. Las gemelas albinas se sentaron en un banco de madera algo desgastado que estaba junto a una fuente, la cual estaba a la sombra de algunos árboles altos y de ramas muy torcidas con hojas verdes intensas. A la derecha, se sentaba Solana y, a la izquierda, se sentaba Selena. Ambas hermanas usaban una mano para agarrar la mano de su otra mitad.

—¿Recuerdas los días en los que jugábamos juntas en este parque?—Preguntó Selena alegremente a su hermana mayor con mucha felicidad en la mirada.

—¿Cómo olvidar esos días? Recuerdo que te caíste al suelo una vez y recuerdo que caí por accidente sobre ti. Apartaste la cabeza antes de que mi rostro cayera sobre el tuyo—Dijo felizmente Solana con nostalgia.

—Tú te quitaste de encima de mí y yo me levanté poco después de que tú lo hubieras hecho—Dijo felizmente Selena con la misma sonrisa que su hermana tenía en su rostro en aquel instante.

Ambas hermanas se miraban fijamente a los ojos mientras disimulaban un amor romántico y ocultaban un sonrojo en su interior que era imposible de superar. No estaban sonriendo como bobas enamoradas por dentro en aquel instante, pero estaba claro que eran dos enamoradas que estaban disfrutando su tiempo juntas en aquel día de verano.

—(Yo desearía jugar contigo, pero de otra manera, mi lindo fénix)—Pensó sonriendo cálidamente Solana mientras contemplaba los ojos escarlata de su amada Selena.

—(Yo desearía que tú y yo jugáramos juntas, pero de una manera muy especial, mi brillante sol)—Pensó sonriendo cálidamente Selena mientras contemplaba los ojos escarlata de su amada Solana.

—Siempre estaremos juntas, mi lindo fénix—Le dijo Solana sonriente a su hermana menor mirándola fijamente a los ojos.

—Así es, mi brillante sol—Le respondió Selena sonriente a Solana mirándola de la misma manera—Tú y yo somos una sola. Venimos del mismo óvulo. No necesito más amigos. Si te tengo a ti, tengo más que suficiente.

—Yo siento lo mismo, hermanita—Le dijo Solana a Selena acercando lentamente su rostro al de ella mientras le acercaba la palma de la mano derecha a la mejilla izquierda a la misma velocidad—Si te tengo a ti, no necesito tener más amigos. Tú eres mi mejor amiga y la única que tengo, y siempre lo serás.

A medida que el rostro de Solana se acercaba cada vez más al rostro de Selena, la mano de la mayor de las gemelas albinas se acercaba a la mejilla izquierda de la menor de dichas gemelas más y más. La albina menor estaba cada vez más sonrojada por dentro, ya que su rostro estaba cada vez más cerca del rostro de su amada hermana mayor, la cual estaba cada vez más sonrojada por dentro también. La palma de la mano derecha de Solana terminó por posarse delicada y tiernamente sobre la mejilla izquierda de Selena y los latidos muy acelerados del corazón de la albina menor comenzaron a acelerarse más y más mientras su corazón latía con más y más fuerza aún. El corazón de Solana se sentía exactamente igual en aquel instante y ambas hermanas comenzaron a perder el control de sus emociones, siendo imposible ocultarlas completamente, lo cual sorprendió inmensamente tanto a Solana como a Selena.

—(E-Eso es… estremecimiento. Selena, tú estás… estremecida por mi causa. Nunca antes había sido capaz de leer esa emoción en tus ojos. Yo… puedo asociar la sensación que percibo con ese estremecimiento. Lo has sentido en otras ocasiones. Yo… debo aprovechar la situación)—Pensó muy sorprendida y sintiendo aún más esperanza de la que ya sentía Solana mientras sus labios se acercaban todavía más a los de Selena, la cual se sentía inmensamente avergonzada mientras su mejilla izquierda era acariciada delicada y tiernamente por la mano de su hermana mayor y mientras los labios de esta se acercaban cada vez más y más a los suyos.

La hermana más vergonzosa de las dos era claramente Selena, ya que Solana, a pesar de la vergüenza, no estaba sintiéndose tan avergonzada como su lindo fénix. Aquella situación era mágica para ambas hermanas, quienes sentían que estaban muy cerca de ir a un universo del cual no deseaban salir por nada del universo entero ni por nadie del universo entero.

—(Ahora que sé que tú sientes lo mismo que yo en estas situaciones, Solana, tengo más esperanza que nunca. Solana… ¡piensa besarme! ¡Solana piensa besarme! Yo… ¡quiero que me bese! ¡Quiero ser besada en los labios por mi amada hermana mayor!)—Pensó más y más estremecida a cada nanosegundo que transcurría la albina menor.

Cuando Solana estaba a punto de besar los labios de Selena, lo cual hacía que ambas pudieran sentir muy cerca el aliento de la otra y su cálida respiración, la albina mayor desvió sus labios y besó delicada y tiernamente la frente de la albina menor. Aquel beso resultó ser mucho más dulce que cualquier otro beso dado antes por Solana a su hermana Selena, pero no era el beso que había esperado la albina menor, así que quedó inmensamente sorprendida.

Los ojos de Selena estaban abiertos como platos todavía por la repentina acción de Solana, la cual había hecho que su ser se sintiera muy confundido.

—¿Por qué… has estado a punto de besar mis… mis labios?—Preguntó Selena inmensamente sorprendida mientras Solana separaba los labios que poseía de la frente suave y delicada de su amada hermanita menor.

Cuando el rostro de Solana quedó de nuevo a una distancia moderada del rostro de Selena, la albina mayor se dispuso a responder con una sonrisa cálida y con una mirada llena de un amor ardiente que era romántico, un amor que la dueña de aquella mirada escarlata no trataba de ocultar.

—Porque somos hermanas. No iba a besarte los labios. ¿Cómo has podido creer que iba a hacerlo?—Le respondió sonriente y feliz Solana a Selena mirando fijamente esos ojos que tanto amaba y que tanto deseaba ver llenos de un ardiente amor hacia su persona.

—E-Es cierto. Yo he sido la tonta que ha creído que la ibas a besar en los labios. Disculpa, Solana…—Dijo con arrepentimiento y con decepción la joven albina de 18 años.

—No te disculpes. No me siento ofendida, Selena—Dijo Solana sonriente mientras continuaba acariciando la mejilla izquierda de Selena con su mano derecha muy delicada y muy tiernamente al mismo tiempo que comenzaba a ocultar ese amor romántico que ardía en su corazón con una intensidad inmensa.

Selena sonrió felizmente y Solana dejó de acariciar su mejilla izquierda acto seguido. Lo siguiente que hizo la albina mayor fue relajar su mano derecha y bajar su brazo derecho rápidamente.

—Sigamos disfrutando nuestra cita de hermanas, mi lindo fénix—Dijo Solana felizmente y sonriendo con calidez.

—¡Sí!—Exclamó muy emocionada Selena, mostrando así cuán entusiasmada se sentía en aquel preciso instante.

Solana sonrió muy enternecida debido a la actitud entusiasta de su amada Selena, su tierna Selena, su adorable y tentadora Selena.

—(Lo de hoy ha sido muy sencillo, pero los juegos preliminares no han terminado. Debemos continuar jugando, Selena. Cuando hayamos llegado a la ronda final, serás mía y solamente mía. Tu corazón… me pertenecerá a mí y solamente a mí)—Pensó en aquel instante Solana con una confianza inquebrantable en sí misma.

—(No sé cuán fácil será conquistarte, Solana, pero haré mi mejor esfuerzo. No soy tan buena en esto de la conquista porque no lo he hecho anteriormente, pero sé que conseguiré que seas mía, aunque me cueste mucho lograrlo. Sólo espero y deseo no meter la pata hasta el fondo)—Pensaba Selena al mismo tiempo que Solana aquello con una confianza en sí misma que no era tan grande como la que mostraba la albina mayor.

A medida que los días iban pasando, los falsos intentos de besar los labios de la albina menor por parte de Solana Guerrero Palacios se iban volviendo más y más frecuentes. Selena estaba cada vez más segura de que algo era muy diferente a como había sido tiempo atrás. Ciertas acciones se habían ido sumando al arsenal de actos de Solana, quien realizaba cada vez más acciones inesperadas para su amada Selena, la cual avanzaba mucho más despacio, ya que carecía de la inquebrantable confianza en sí misma que poseía su protectora hermana gemela. Selena estaba más confundida que nunca, ya que no sabía si la actitud de su protectora hermana mayor se debía a que ella sólo estaba tratando de ser mucho más cariñosa con ella como hermana, al hecho de que ella sólo la deseaba sexualmente o al hecho de que ella estaba realmente enamorada de su hermana menor. Sabía perfectamente que malinterpretar los sentimientos de su amada hermanita y tomar una mala decisión podría costarle todo lo que había logrado hasta el momento actual, pero también sabía que no lograría nada dejándose llevar por el miedo. Si deseaba descubrir la verdad, debía arriesgarse. Solana, en cambio, se sentía absolutamente confiada en que tendría éxito si lograba que su hermana se enamorara de ella, pero, al igual que la albina menor, no deseaba dejarse llevar por una mala interpretación de los sentimientos y de las emociones de la persona a la que tanto amaba, ya que, si lo hacía, podría perderlo todo. Debía arriesgarse, ya que sabía perfectamente que su vínculo con Selena no se perdería para siempre. Ambas hermanas sabían lo que debían hacer. Sólo quedaba hacerlo.

La familia entera se encontraba desayunando aquella mañana y los padres de las gemelas albinas tendrían que irse a trabajar en cuanto hubieran terminado de desayunar. Las risas no faltaban y la alegría estaba presente. Los hermanos de sangre de diferente género miraban felizmente a sus hijas, las cuales se sentían bastante felices.

—¿Por qué tanta felicidad, Selena, Solana?—Preguntó sonriendo con calidez y mostrándose muy curioso Samuel Guerrero Palacios.

—Porque… todo va mejor que nunca—Respondieron al unísono las gemelas albinas con la misma voz, ya que los gemelos del mismo género siempre tenían la misma voz.

Ellas sonreían con una inmensa felicidad mientras terminaban de consumir el desayuno. Pronto lo terminaron de consumir y su madre y “tía” las miró curiosa a los ojos fijamente sin dejar de sonreír cálidamente.

—¿Por qué va todo mejor que nunca? ¿Acaso ya habéis hallado el amor?—Preguntó curiosa y sonriente Ana alternando entre los ojos escarlata de Solana y los de Selena.

Ambas gemelas comenzaron a sonrojarse inmensamente y la sorpresa debido a la pregunta hecha por su madre se desvaneció rápidamente. Ambas gemelas terminaron estando tan ruborizadas como era posible estarlo.

—¡E-Eso no es asunto tuyo!—Exclamaron al unísono con mucha vergüenza y algo molestas las gemelas albinas.

—(Todo indica que sí, pero… ¿de quién se han enamorado?)—Pensó felizmente y con gran curiosidad Samuel mirando a sus hijas a los ojos fijamente de forma alterna.

—Lo siento, hijas…—Dijo arrepentida y, obviamente, con cierta tristeza Ana agachando la cabeza por un instante.

—Todo perdonado, mamá—Dijeron sonrientes al unísono las dos gemelas con calidez en su voz y en su mirada.

El sonrojo de las dos mitades del mismo ser fue disminuyendo hasta desaparecer completamente, lo cual sucedió al cabo de unos pocos segundos.

—Recordad esto, hijas. Si llegáis a hallar el amor romántico, no temáis. No os repudiaremos por vuestros sentimientos ni os haremos daño de alguna otra forma. Vuestra madre y yo fuimos repudiados por nuestros padres y tuvimos que salir adelante sin la ayuda de ellos. No permitiremos que vosotras terminéis teniendo que buscaros la vida por haber elegido luchar para hacer realidad vuestros sueños. No nos importará por qué acera caminéis. Aceptaremos vuestra orientación sexual y vuestra decisión, ya que nuestros padres murieron sin aceptar nuestra decisión y no volvimos a saber de ellos hasta que fuimos a visitar sus tumbas…—Dijo con seriedad y con sinceridad Samuel mientras alternaba entre la mirada de su hija mayor y la mirada de su hija menor y, al final, mostró tristeza.

La mano derecha de su hermana menor, Ana, tomó delicadamente su mano izquierda en señal de apoyo, lo cual hizo que el varón albino sonriera aliviado y mirara sonriendo con calidez inmensa a la dueña de los ojos que él tanto amaba románticamente.

—Gracias, princesa—Dijo sonriente y feliz mientras se mostraba muy agradecido Samuel.

Su esposa comenzó a sonrojarse por esa sonrisa y por esa mirada que tanto amaba románticamente y él comenzó a imitarla de inmediato. Ambos terminaron besándose en los labios frente a sus hijas de forma tierna y delicada y sin usar la lengua y fueron intensificando el beso con sus dedos entrelazados aún.

—(Si ellos pueden, nosotras también. Si ellos lo pasaron tan mal, sería hipócrita de su parte hacernos pasar por lo mismo a nosotras, pero… no es seguro que acepten lo nuestro)—Pensó preocupada, seria y con cierto temor Solana mientras miraba cómo sus padres se besaban con los ojos cerrados.

—(Lo nuestro no es prohibido. El amor nunca es algo prohibido. De todas formas, no sé si seremos aceptadas por ellos realmente. ¿Nos permitirán realmente quedarnos en la casa o nos echarán por ser homosexuales? Si Solana resulta ser homosexual, ella correrá el mismo peligro que yo en el caso de que la reacción de papá y mamá no sea la adecuada. Si sólo yo resulto ser homosexual, seré la única que esté en peligro en el caso de que papá y mamá no acepten y no toleren tener hijos homosexuales. Yo… seré fuerte. Si Solana y yo caminamos por la misma acera, seremos fuertes juntas y, si no caminamos por la misma acera, tal vez tenga que ser fuerte sin tenerla a ella a mi lado)—Pensaba Selena al mismo tiempo que Solana mientras miraba cómo sus padres se besaban con los ojos cerrados.

Acto seguido, ambas hermanas sintieron la preocupación y el temor de su otra mitad y se miraron fijamente a los ojos con una sonrisa cálida en el rostro. Se dieron una mano de inmediato y comenzaron a sentirse mejor. Una mirada era suficiente para que ambas se transmitieran todo lo que querían transmitirse. Darse la mano también era suficiente y sonreírse era algo que también era suficiente. Ambas estaban tan unidas y se conocían tan bien que apenas necesitaban usar palabras para comunicarse.

Aquella tarde, sobre las 16:00, Solana y Selena se encontraban en la habitación de la menor de las dos hermanas, la cual no dejaba de abrazar cariñosamente a su hermana mayor. Era como si, en cualquier momento, algo las fuera a separar y Selena no quisiera separarse de Solana por nada ni por nadie del cosmos entero. Ella sonreía con gran calidez a su hermana mayor y esta le devolvía la sonrisa. Ambas se miraban con un amor romántico no tan disimulado y era obvio que no tenían mucho tiempo para hacer lo que querían hacer, así que debían hacer lo que deseaban hacer cuanto antes.

—Necesito hablar contigo de algo importante, Selena—Le dijo Solana seria a Selena mirándola fijamente a los ojos.

—Yo también, Solana—Le respondió Selena a Solana mostrándose igual de seria y mirándola fijamente a los ojos también.

Ambas hermanas se sentaron en la orilla de la cama sin soltarse la mano que se habían estado agarrando desde hacía dos horas y se miraron seriamente a los ojos comenzando a percibir en la mirada de la otra persona el miedo y la preocupación.

—¿Recuerdas que me preguntaste hacia qué lado bateaba?—Preguntó Selena comenzando a sonrojarse a una gran velocidad ante la mirada sorprendida de Solana.

—Sí, mi lindo fénix. Lo recuerdo perfectamente—Dijo Solana sonriendo cálidamente.

Su sonrisa y su forma cariñosa de tratar a su hermana menor causaron que esta se comenzara a sonrojar todavía más rápido.

—P-Pues… yo… confieso que… no me interesan los chicos. Yo… de hecho, soy…—Dijo estando tan sonrojada como era posible estarlo Selena mientras su vergüenza no paraba de aumentar al mismo tiempo que lo hacían su preocupación y su miedo.

—¿H-Homosexual?—Preguntó muy sorprendida Solana justo antes de entrar en estado de shock.

—S-Sí. Yo soy… yo soy… yo soy… homosexual—Dijo Selena tan avergonzada que ella misma estaba sorprendida de encontrarse en aquel estado y tan asustada y tan preocupada que su sorpresa por sentirse así era tan grande como su sorpresa por sentirse tan avergonzada.

No hacía falta la conexión gemelar para que la albina mayor pudiera percibir esas emociones en su ser, ya que su mirada las mostraba todas con absoluta claridad.

Cuando Solana salió del estado de shock, comenzó a sonreír con calidez a su hermana menor mientras le acercaba la palma de la mano derecha a la mejilla izquierda delicadamente al mismo tiempo que se sonrojaba más y más de forma visible, lo cual sorprendió inmensamente a Selena, la cual vio cómo su hermana se comenzó a acercar más y más a su rostro con el suyo. La vergüenza y el estremecimiento de Selena no paraban de crecer y la vergüenza y el estremecimiento de Solana tampoco paraban de hacerlo. Ambas hermanas se sentían cada vez más perdidas en su deseo de lograr que sus labios hicieran contacto al fin y, cuando iba a suceder eso, Solana se detuvo.

—Yo… también soy… homosexual, y la persona que me interesa… eres tú. Si yo no te intereso, no correspondas a mi beso. Si… me correspondes, corresponde a mi beso. Te amo tanto, mi lindo fénix—Dijo casi en susurro Solana rozando los labios de su hermana menor con un sonrojo insuperable en su rostro y menos avergonzada que la albina ya mencionada.

Cuando los labios de Solana se unieron a los de Selena, esta correspondió de inmediato al dulce y delicado beso de su hermana mayor, la cual comenzó a derramar lágrimas de alegría mientras se dejaba llevar y cerraba los ojos, los cuales eran idénticos a los de la mujer a la cual estaba besando tierna y dulcemente y cuya mejilla izquierda estaba acariciando delicada y dulcemente con la palma de su mano derecha. La mano izquierda de Solana no soltaba la mano derecha de Selena y ambas hermanas se sentían inmensamente perdidas en aquel beso que tan adictivo les resultaba. Los labios de su otra mitad eran perfectos para cada una de las dos féminas albinas y ellas estaban con los ojos cerrados y disfrutando de su beso como si este fuera agua en medio del desierto. La pasión comenzó a aumentar en medio de aquel beso y ninguna de las dos pudo evitar intensificarlo. La forma torpe de besarse de ambas hermanas era algo que a ninguna le molestaba. La que más confianza en sí misma mostraba, a pesar de su torpeza a la hora de besar, era Solana, la cual era quien estaba siendo la dominante en aquel beso cargado de amor y de ternura. No había dudas ya. Todas las preguntas habían sido respondidas. Sólo quedaba que ambas gemelas se dieran explicaciones para que cada una de ellas pudiera saber de la otra lo que no había podido saber hasta el momento actual debido a que ambas habían evitado contarse todo por miedo. El beso de las gemelas albinas llegó a su fin y ambas abrieron los ojos lentamente al mismo tiempo que separaban sus labios finos y pequeños de los de su otra mitad.

El rostro de Selena estaba a unos pocos centímetros del rostro de Solana y ambas hermanas sonreían como bobas cuyo amor era imposible de medir mientras estaban tan sonrojadas como podían llegar a estarlo.

—Cuando dije que te haría sentir bien, no lo decía sólo en el sentido emocional, sino también en el sentido físico. Y-Yo… quiero ser tu todo. Aquel día, cuando te dije que no había pretendido besarte, era cierto lo que yo te había dicho. Yo sólo te provoqué para ver tu reacción, y me sorprendió mucho la reacción que vi. Tú fuiste… perfecta e increíble aquel día y lo has sido cada día que hemos pasado juntas desde que nací yo hasta ahora. No hay otra persona como tú en este mundo y no podría haberla en ningún lugar del universo. Naciste primero y lo hiciste para ser mi vida. Ahora que podemos unirnos completamente y volver a ser una sola, yo… yo no desperdiciaré la oportunidad. S-Selena, m-Mi lindo f-Fénix, me pregunto si tú aceptarías ser mi novia—Dijo felizmente y derramando lágrimas de alegría todavía Solana mientras esperaba la respuesta de su llorosa y feliz hermana menor.

—Y-Yo… ¡acepto con gusto ser tuya y sólo tuya y que seas mía y sólo mía, y acepto con… con mucho gusto… ser tu novia. Puedes hacerme lo que quieras ahora mismo. Mi única petición es que… nunca me dejes! S-Solana, y-Yo no… podría vivir sin… sin ti. ¡Te amo románticamente!—Dijo Selena muy llena de felicidad y sin poder dejar de llorar de alegría al mismo tiempo que se disponía a besar los labios de su amada hermana mayor, la cual correspondió al beso que su amada hermana menor le había comenzado a dar.

Aquel beso apasionado y dulce era un beso sin lengua, pero Solana cambiaría la situación de inmediato e introduciría su lengua en la boca de su hermana gemela, la cual recibió gustosa aquella lengua tan húmeda, tan cálida y tan cariñosa en su cavidad bucal. Con bastante vergüenza, Selena permitía que Solana saboreara toda su boca sin detenerse y devorara sus labios sin detenerse. Al cabo de unos pocos minutos, unos diez aproximadamente, aquel beso que había tenido algunas pausas para que las gemelas recuperaran el oxígeno llegó a su fin, causando que las gemelas albinas, quienes se encontraban inmensamente felices, se miraran sonriendo con gran calidez al mismo tiempo que podían ver en la mirada de su reflejo ese amor ardiente que cada una de ellas había comenzado a sentir desde los 16 años de edad. Ambas hermanas se miraban fijamente a los ojos con todo su amor y con una calidez inmensa. Ambas gemelas se sentían más estremecidas debido a la conexión gemelar, ya que podían percibir las sensaciones que asociaban con las emociones de la otra persona, lo cual hacía que sintieran como si fueran suyas aquellas emociones que les confirmaban que eran correspondidos sus sentimientos.

—A-Ahora… ¿qué?—Preguntó increíblemente avergonzada e increíblemente feliz Selena.

—Ahora… y-Yo voy a proceder a hacer algo que siempre he d-Deseado hacer. Si tú no quieres hacerlo, te esperaré. Ambas debemos estar listas—Dijo Solana sonriendo con una increíble felicidad y no tan avergonzada como su hermana menor, a pesar de estar tan ruborizada como ella.

La mirada de sorpresa de Selena no se hizo esperar. Una sonrisa muy cálida y una mirada muy cálida y muy deseosa de llegar hasta el final sustituyeron esa expresión de sorpresa y Solana, pudiendo leer en la mirada de Selena esas emociones y percibirlas mediante la conexión gemelar, no pudo seguir teniendo dudas con respecto a lo que quería su hermana menor. Su lindo fénix quería llegar hasta el final. Menos mal que Selena había cerrado la puerta de su habitación con los dos cerrojos antes de tumbarse las dos hermanas albinas en la cama de la menor de las dos.

—S-Sólo sé gentil, mi brillante sol. E-Este cuerpo s-Se derrite p-Por ti, al igual que m-Mi cora… corazón—Dijo felizmente y con mucha más vergüenza que antes Selena mientras su mirada ardiente mostraba que, a pesar de sentirse tan avergonzada su dueña, estaba dispuesta a llegar hasta el final.

—Somos mujeres. ¿Cuán difícil es ser gentil con… con mi lindo fénix si… ambas somos mujeres? A-Además, somos hermanas. No sería brusca contigo bajo ningún concepto—Dijo menos avergonzada que Selena la albina mayor mientras sonreía con una calidez inmensa y con un amor ilimitado. Sus palabras eran dichas casi en susurro, lo cual enloquecía a Selena todavía más—Como te veo muy… reacia a ser la que tome la iniciativa, v-Voy a ser yo quien lo haga, mi lindo fénix.

—A-Adelante. S-Soy t-Toda tuya. Haz lo que quieras, pero no dejes de besarme. Besa todo mi cuerpo. Besa mi piel. C-Cubre mis pechos y mis brazos de besos. Acaricia y besa mis muslos. Haz l-Lo que quieras conmigo mientras no quieras usar algo que la natura… naturaleza no te haya dado. N-No quiero juguetes. Te quiero a ti, ya que algo que no sea tuyo no debe hacerme sentir bien, además de que deseo que me ames como puedas hacerlo con tu propio cuerpo. No quiero algo peligroso de por sí, humillante o brusco. Quiero… delicadeza, cariño y ternura acompañadas de… e-Ese fuego que veo en tus ojos. H-Hasta mis axilas pueden ser tuyas. Yo… no me resistiré si las quieres lamer—Dijo Selena con toda la vergüenza que estaba sintiendo mientras su ser entero se excitaba más y más.

La respiración de Selena y la de Solana eran cada vez más y más rápidas, y ni siquiera habían sido iniciados los juegos preliminares de aquella primera relación sexual entre ambas.

—Yo tampoco quiero hacer algo que vaya contra natura. Somos mujeres y nos uniremos como mujeres, y no como varón y mujer. Además, sólo tu cuerpo tiene derecho a hacerme sentir bien. Yo tampoco q-Quiero algo brusco, algo humillante o algo peligroso. Quiero… tu amor. Déjate hacer y t-Te mostraré el verdadero placer, amada mía. Mi lindo fénix, a-Arderemos juntas esta noche y, todas las demás, lo haremos también. Te amo y no te cambiaría por nada ni por nadie, Selena—Dijo Solana con ese tono cálido en su voz y con esa gran calidez en su mirada al mismo tiempo que sus ojos mostraban un fuego que crecía todavía más y más y una determinación ardiente como el fuego del Infierno.

—H-Hazlo… ¡d-De u-Una v-Vez!—Dijo con una vergüenza inmensa y muy superior a la de Solana la albina menor mientras su determinación ardía tanto como el fuego infernal.

Solana soltó la mano derecha de Selena y dejó de acariciar delicada y dulcemente su mejilla izquierda con la palma de la mano derecha. Acto seguido, Selena se tumbó en la cama boca arriba y se quedó quieta mientras esperaba que su amada protectora gateara hacia ella, lo cual comenzó a hacer una cariñosa y ardiente Solana, la cual quedó en cuestión de pocos segundos sobre el cuerpo de su hermana menor. La tenía acorralada entre su cuerpo femenino y la cama y no la iba a dejar escapar. Aquella tarde iba a ser muy especial para ambas jóvenes. El corazón de Solana y el de Selena latían cada vez más rápido y era como si ambos corazones palpitasen a cada nanosegundo con más fuerza y a una velocidad mayor, aunque no fuera posible que un corazón palpitara con tanta fuerza y a tanta velocidad. Las miradas rojas eran superadas por la piel enrojecida del rostro de las dos hermanas, las cuales comenzaron a dejarse llevar. La única que hacía movimientos con iniciativa era Solana, quien había sido la primera en besar a Selena en los labios usando la lengua salvajemente para asaltar esa boca que tan loca la volvía. No iba a dejar que esa boca fuera de otra persona, y tampoco iba a permitir que esa boca pidiera hacer algo placentero a alguien que no fuera ella. Por otro lado, Selena no deseaba que su boca fuera besada por otra boca y no deseaba que la boca de Solana fuera besada por otra boca tampoco. Ambas hermanas eran la una para la otra y Solana sólo sería complacida por Selena. No permitiría la albina menor que alguien más tuviera lo que era suyo y sólo suyo.

Las manos de Solana comenzaron a sostener delicada y tiernamente las manos de Selena con toda su fuerza y con toda su delicadeza al mismo tiempo que los dedos de ambas féminas se entrelazaban y sus ojos se cerraban para que ambas jóvenes pudieran ir a ese universo en el que sólo ellas existían, ese universo en el que sólo ellas y su amor existían. La rodilla derecha de Solana comenzó a acercarse rápidamente a la entrepierna desprotegida de Selena, la cual sólo estaba cubierta por las bragas y el pantalón de chándal de verano.

—(¡Vamos a ser una sola, Selena, mi lindo fénix! ¡Fuimos un óvulo una vez y seremos una sola de nuevo físicamente hablando!)—Pensó muy feliz y muy estremecida con una gran excitación Solana.

—(¡Voy a ser tomada por Solana. Mi brillante sol va a tomarme. Ella va a tomarme. Qué romántica y excitante es esta situación!)—Pensaba al mismo tiempo que Solana muy feliz y muy estremecida con una gran excitación Selena.

Cuatro horas después, las dos albinas se encontraban tumbadas en la cama de la albina menor, la cual miraba sonriente a su hermana mayor con amor infinito en sus ojos de color rojo escarlata. La albina mayor le devolvía la mirada y ambas féminas estaban agarradas de la mano, siendo la mano izquierda de Selena la que sujetaba la mano derecha de Solana, con los dedos entrelazados. Ambas hermanas se encontraban destapadas por completo y sus cuerpos desnudos estaban sudados y con restos de algunos fluidos vaginales.

—Dime algo, Selena. ¿D-Disfrutaste lo que hicimos?—Dijo Solana felizmente mientras estaba tan sonrojada como era posible estarlo.

—Y-Yo… lo disfruté inmensamente, S-Solana. ¿T-Tú lo disfrutaste?—Dijo Selena más avergonzada que su hermana mayor e igual de feliz y de sonrojada que ella.

—C-Como no tienes idea—Dijo felizmente la albina mayor sin soltar la mano izquierda de su otra mitad, la cual no deseaba que su otra mitad soltara dicha mano—Lo podemos repetir esta noche. S-Si quieres, mi amor, podemos hacerlo hasta q-Quedar dormidas.

—S-Solana, yo…—Dijo muy sorprendida por esas palabras y más avergonzada todavía Selena. Justo después, sonrió felizmente—C-Cuando tú quieras, mi brillante sol. H-Haré lo que quieras, ya que yo… deseo satisfacer todos tus deseos hacia mí.

Solana acercó lentamente sus labios a los labios de su hermana menor y se detuvo estando dichos labios a un milímetro de distancia de los labios de la albina menor.

—Te amo mucho, mi lindo fénix—Le dijo felizmente con calidez en su voz, en su sonrisa y en su mirada Solana a su amada Selena mirando fijamente sus ojos de color rojo escarlata.

—Yo también te amo, y lo hago inmensamente, mi brillante sol—Le respondió tan feliz y tan llena de calidez como ella Selena a su hermana Solana.

En aquel preciso instante, Solana comenzó a besar los labios de Selena nuevamente sin usar la lengua con dulzura y ternura infinitas incrementando la intensidad poco a poco sin perder la delicadeza. Selena correspondió enseguida y ambas hermanas cerraron los ojos para dejarse llevar quedándose en ese universo en el cual sólo existían ellas.

Aquel día 6 del mes de septiembre del año 2039 era un día soleado debido al cambio climático. Las dos hermanas estaban preparándose para el último grado de la educación obligatoria. El día anterior, las dos hermanas habían despertado felizmente en la misma cama, la cama de la albina menor, y no se arrepentían de nada. Al fin, habían logrado llegar a ser un solo ser físicamente de nuevo y no dejarían que nada les impidiera volver a hacerse un solo ser en el sentido físico las veces que ellas quisieran hacerlo. Las dos hermanas estaban caminando hacia su escuela secundaria para poder hacer el pago de la tasa de la matrícula allí mismo, ya que ya habían rellenado sus matrículas hacía dos horas. El pago de la tasa de una sola matrícula ascendía a 300 euros, así que tendrían que pagar un total de 600 euros en total por las dos matrículas. El dinero no era un problema, ya que la madre de las albinas era diseñadora de moda y su padre era el presidente de una empresa de deportivas de alta calidad llamada Velocix.

Eran las 11:00 y las dos hermanas caminaban agarrándose la mano hacia el Instituto de Educación Secundaria La Dehesilla. Ambas hermanas caminaban por la acera que estaba justo al lado del cuartel de la Guardia Civil y no había nadie más que ellas en la zona.

—¿Se lo decimos hoy, Selena?—Preguntó seria Solana mirando fijamente los ojos de su hermana menor con los suyos.

—Por supuesto que sí, Solana. Algún día, tendremos que decírselo. Si ellos no son capaces de aceptarlo, demostrarán que son unos hipócritas. Si ni siquiera lo toleran, entonces, tendremos problemas, pero veremos cómo resolverlos. No pienso esconderme sólo para evitar problemas. No ocultaré más al mundo lo que soy—Dijo Selena seria y decidida.

—Coincido contigo, Selena. Si nos escondemos, no disfrutaremos al máximo lo que deseamos disfrutar al máximo—Dijo Solana con la misma determinación que mostraba su hermana Selena y mostrando tanta seriedad como ella.

Las dos hermanas sonrieron cálidamente y se quedaron mirándose fijamente a los ojos con amor romántico disimulado.

—¿Qué deseas hacer después de pagar las matrículas, mi lindo fénix?—Preguntó Solana felizmente.

—Lo que deseo es… ¡tener una cita contigo, mi brillante sol!—Dijo Selena muy llena de felicidad y de alegría mientras se disponía a besar la mejilla izquierda de su amada hermana mayor.

—Entonces, mi lindo fénix, iremos al lugar al que tú prefieras ir a tener una cita de hermanas—Dijo felizmente Solana justo antes de recibir el beso de Selena en la mejilla izquierda, lo cual hizo que se sonrojara por dentro hasta más no poder en cuestión de unos pocos segundos.

Tanto Solana como Selena estaban estremecidas en gran manera y ambas estaban sonrojadas hasta más no poder por dentro. Solana rodeó con su brazo derecho el cuello de su hermana gemela y se pegó a ella tanto como dos mujeres tenían permitido hacerlo según la moral de las personas que no estaban a favor de la homosexualidad.

—(No te preocupes, hermanita. Cuando papá y mamá sepan de nuestra relación, dejaremos de ocultársela al mundo. Seremos una pareja normal disfrutando un amor normal y lleno de felicidad, un amor que será eterno, al igual que nosotras)—Pensó felizmente y con mucha confianza en sí misma Solana.

—(Pronto, muy pronto, hermanita, ya no tendremos que escondernos)—Pensaba al mismo tiempo tan feliz como Solana y con tanta confianza en sí misma como ella la albina menor.

Aquel día, estando sentadas a la mesa como siempre, las dos jóvenes decidieron hacer lo que habían decidido hacer con anterioridad.

—Papá, mamá, tenemos algo que deciros—Dijo Solana seria y con una mirada que mostraba un gran valor y mucha seriedad sin soltar la mano derecha de su amada hermana menor.

—¿De qué se trata, hijas. Qué debéis decirnos?—Dijo Ana sonriendo con calidez a sus hijas y con una mirada cálida y curiosa.

—Adelante, hijas. Podéis decirnos lo que sea sin temer—Dijo Samuel con gran calidez en su sonrisa.

—Papá, mamá, ¿recordáis que dijisteis que, eligiéramos a quien eligiéramos, vosotros nos apoyaríais?—Contestó Selena con una inseguridad algo mayor que la de Solana, pero muy decidida a continuar hasta el final.

—Por supuesto que sí. ¿Mis princesitas ya han encontrado el amor?—Dijo Samuel con mucha ilusión y con mucha emoción.

—Por supuesto que sí, papá. Conocimos el amor hace un poco más de dos años—Dijo Solana con más confianza en sí misma que Selena mientras mostraba una gran determinación en su mirada seria y llena de valor.

—¿Quiénes son los afortunados o las afortunadas?—Preguntó Samuel con más entusiasmo todavía y con una curiosidad creciente aún.

—Sí, hijas. Decidnos quiénes son los afortunados o las afortunadas—Añadió Ana con mucho entusiasmo, aunque no tanto como el que mostraba su hermano mayor, y con una curiosidad que no dejaba de crecer.

—La persona afortunada es…—Se dispusieron a decir Selena y Solana con gran valor sabiendo que ya no había vuelta atrás. Ambas se daban una mano para darse fuerza la una a la otra—¡Selena/Solana!

Las expresiones de Ana y Samuel se volvieron de inmensa sorpresa y, pocos segundos después, ambos entraron en estado de shock, estado que duró unos pocos segundos, ya que salieron de este enseguida y se dispusieron a dar su respuesta a sus queridas hijas, las cuales miraban con cierto temor y con gran expectación a sus padres a los ojos fijamente. Sus miradas de color escarlata mostraban un valor que era mayor que el miedo que ambas sentían.

—Hijas, yo…—Dijo poniéndose muy serio y luego sonriendo Samuel—Os doy mi bendición.

—¿E-En serio?—Preguntaron al unísono las gemelas albinas mientras un estremecimiento inmenso comenzaba a surgir en su corazón a una velocidad vertiginosa—¡Sí!

Ambas hermanas alzaron sus brazos a gran velocidad con el puño derecho cerrado sin hacer fuerza por un instante.

—Yo os doy mi bendición también—Dijo sonriente Ana con una gran felicidad en su rostro.

—¡Genial!—Exclamaron Solana y Selena al unísono alzando de nuevo sus brazos derecho e izquierdo respectivamente como lo habían hecho hacía nada.

—Si os dijéramos que no, seríamos unos hipócritas. Nosotros soportamos mucho dolor para hacer realidad nuestro sueño. Si vuestro deseo es el de estar juntas para toda la vida, no somos nadie para impediros estar juntas como deseáis hacerlo. No hacéis daño a nadie estando juntas. Os merecéis ser felices—Dijo Samuel sonriente.

—Gracias, papá. Gracias, mamá. ¡Muchas gracias!—Respondió Selena mostrando un inmenso entusiasmo y muchísima felicidad.

—Sois los mejores padres del universo entero. Muchas gracias—Respondió con menos entusiasmo que Selena Solana, quien se sentía tan feliz como su hermana menor.

—No hay nada que agradecer, pequeñas—Dijo Ana alegremente.

—Somos vuestros padres, así que haceros felices es nuestro deber—Dijo Samuel sonriente—El amor es amor, así que… disfrutad de vuestro amor sin restricción alguna.

—Eso haremos—Dijeron al unísono Solana y Selena mirándose fijamente mientras sonreían como bobas enamoradas hasta más no poder por un instante y se comenzaban a acariciar una mejilla con la mano que tenían libre.

Ambas hermanas comenzaron a sonrojarse hasta más no poder y, al cabo de unos pocos segundos, los pimientos morrones demasiado maduros fusionados con los tomates demasiado maduros les tendrían envidia si las vieran, ya que jamás podrían igualar el rojo de sus rostros. Acto seguido, las gemelas albinas comenzaron a acercar sus labios lentamente hasta hacer que comenzara un apasionado y tierno beso lleno de dulzura y de cariño, un cariño que iba más allá de lo fraternal, el cariño de dos mujeres enamoradas. Ambas albinas cerraron los ojos para dejarse llevar por lo que sentían mientras se acariciaban una mejilla al mismo tiempo. Selena y Solana estaban usando la lengua sin temor y con una felicidad creciente que no habían creído que llegarían a sentir en el pasado. Su sueño de formar una familia feliz y estar juntas para siempre estaba más cerca de hacerse realidad.

Samuel y Ana contemplaban la escena con gran alegría y con mucha nostalgia.

—¿Recuerdas esa felicidad que pudimos sentir cuando nos fuimos de casa, mi tierna princesita?—Preguntó Samuel contemplando la escena, la cual había estado contemplando con anterioridad, con los codos apoyados sobre la mesa y con las mejillas apoyadas sobre las palmas de sus manos todavía.

—Claro que la recuerdo, mi dulce caballero. Tú y yo lloramos lágrimas de sangre, pero logramos ser felices, a pesar de eso. Nuestras hijas son como nosotros y no permitiremos que pasen por lo que nosotros tuvimos que pasar. Ahora ellas son libres, libres de cualquier cadena—Dijo Ana estando en la misma posición que su marido y contemplando lo mismo que este con sus ojos purpúreos.

El beso salvaje y lleno de amor de las dos jóvenes no llegaba a su fin aún. Tras recuperar el oxígeno y habiendo sido deshecho un hilo de saliva muy fino, las dos jóvenes volvieron a besarse apasionadamente frente a sus padres. Sus dedos entrelazados, sus rostros ruborizados hasta más no poder y sus miradas llenas de felicidad eran la prueba de que su fe y su esfuerzo habían dado resultados. Las gemelas albinas cerraron los ojos y se dejaron llevar por lo que sentían nuevamente.

—(Al fin, mi amada hermana, seremos felices sin tener que escondernos. No tendremos que usar los mil doscientos euros que logramos ahorrar mes a mes para cuando tuviéramos la oportunidad de elegir una buena universidad. Podremos estar juntas siendo apoyadas por papá y mamá)—Pensó Solana muy esperanzada y sin ningún temor con una fe reforzada.

—(Al fin, mi amada hermana, seremos felices sin tener que ocultar nuestro amor a este mundo. Podremos usar ese dinero que estuvimos ahorrando durante tanto tiempo para hacer que nuestro futuro sea todavía más brillante, y papá y mamá nos estarán apoyando incondicionalmente. ¡Qué feliz soy!)—Pensaba al mismo tiempo que Solana la albina menor tan esperanzada como ella y sin ningún temor con una fe reforzada.

Aquel día, durante la comida, el ambiente fue un ambiente más alegre que de costumbre. Los Guerrero Palacios comieron pastel de carne aquel día y este no había sido servido hasta que el momento de alegría inicial de las gemelas albinas había llegado a su fin. Las dos parejas iban a disfrutar aquel día al máximo y nada ni nadie las iba a detener.

Los obstáculos habían sido superados. La felicidad que las gemelas albinas habían buscado alcanzar por mucho tiempo había sido alcanzada al fin. Lo que ni ellas ni sus padres sabían era que aceptar esos sentimientos que ellas habían llegado a tener como algo normal y, por ende, adecuado había sido un grandísimo error, un error que pagarían muy caro las féminas de ojos de color escarlata en el futuro. Después de todo, si había varones y mujeres, era por algo. Esa lección tendría que ser aprendida por las gemelas albinas y por sus padres… por las malas.

FIN

25 Juillet 2021 13:15 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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