armydanram Dan Castillo

Jungkook es un detective, especializado en investigar homicidios, y una noche mientras hace papeleo recibe una llamada de un desconocido diciendo que hay una mujer muerta, envía la dirección y Jungkook se presenta junto a su compañero Taehyung al lugar. Pero lo que encuentran ahí es algo que Jungkook no imaginaba ver ni siquiera en sus peores pesadillas. Pero se entera que el asesinato de esa mujer solo es uno de los muchos problemas que ocurren después. ⛓️Hetero. ⛓️100% original de mi autoría. ⛓️Actualización cada domingo. ⛓️No permito copias ni adaptaciones. ⛓️Contenido explícito en la mayoría de los capítulos. Esta es mi primera historia de suspenso así que espero que les guste. Y no sean tan malas conmigo si no es así.


Thriller/Mystère Célébrités Interdit aux moins de 18 ans.

#Jungkook #Jeon #btsfanfic #btsjungkook #suspenso #misterio #historiacorta #asesinato #detectives #jk
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01

Todo avanzaba muy lento, mire hacia el reloj colgado en la pared deseando que llegara la hora de salida, pero no habían pasado ni diez minutos de la última vez que lo ví.


Seguí revisando los archivos en mi escritorio, solo debía terminar unos reportes de casos concluidos. Seguí haciendo mi trabajo, perdido entre los nombres, las hojas y el silencio que reinaba en la oficina.


Ya pasaba de media noche y debía estar en mi hogar para esta hora, pero todo por querer hacerle un favor a mi compañero me encontraba aún aquí, cubriendo su horario.


El sonido estrepitoso del teléfono me saco de mis pensamientos y me hizo sobresaltar un poco. Descolgué el auricular y lo coloque junto a mi oreja.


—Departamento de policía de Seúl —dije en automático.


—Está muerta —dijo una voz varonil al otro lado de la línea, con un tono sereno y casi desinteresado, nada acorde con lo dicho.


—¿Disculpe? —pregunte confundido.


Había un protocolo a seguir en caso de recibir llamadas así, pero eso solo lo hubiera recordado en mis primeros años. Estaba acostumbrado solo a recibir llamados de hombres ebrios o niños gastando bromas. Una que otra emergencia de abuso en el hogar pero nunca tuve una llamada así. No soy servidora del 911.


—Si no lo crees mírala tu mismo —el tono sereno continuo pero hablo soltando una risa irónica— espero que estés preparado, Jungkook.


Dicho eso se cortó la llamada, aleje el micrófono de mi rostro y lo mire, ¿Cómo sabía mi nombre esa persona? ¿Debo estar preparado para que?


La pantalla de mi celular se encendió anunciando la llegada de un nuevo mensaje.


Desbloquee el aparato y entre a la bandeja de mensajes, abriendo el recién recibido. Una dirección era lo único escrito.


Tome mi saco, junto a mi arma y placa y salí en dirección al lugar, ser detective de Seúl me brindo poder conocer las calles de pe a pa, incluso mejor que la palma de mi mano.


Llegué rápidamente al lugar, que de hecho era un hotel. En el mensaje venía incluida hasta la habitación en la que seguro debía entrar.


Saque mi teléfono una vez más y mientras encendí un cigarrillo llame al número de Taehyung, mi compañero por el que estaba aún despierto, en lugar de estar en la comodidad de mi cama junto a mi bella esposa.


—¿Qué pasa? —pregunto agitado después de que la llamada timbrara tres veces.


—¿Te diviertes? —reí, pase a mi garganta una bocanada del cigarro, relajándome casi al instante.


—Lo hacia hasta que llamaste —gruño, al fondo se escucho una queja de una mujer— ¿Qué quieres?


—Vamos, ¿Te cubro y así me tratas? —solté con falsa indignación— necesito tu ayuda.


Le conté a Taehyung sobre la llamada que recibí aún en la estación de policía y no dudo mucho para salir de donde quiera que estaba para venir hacia acá.


El sospechaba de cualquier cosa que se moviera y justamente era la mejor persona a la que podría llamar, de haber llamado a Yoongi me habría dicho que esperara a la mañana siguiente, todo con tal de no levantarse de su cama.


Al cabo de quince minutos llegó en su Mercedes negro, estacionandólo frente al mío en la acera. Se paró a mi lado y con la mirada nos indicamos que era hora de entrar.


Pedimos al recepcionista una copia de la llave de la habitación 412, la misma a la que debía llegar. Basto solo con mostrar nuestras placas para que el joven hiciera entrega de la tarjeta.


—Desprecio los hoteles —dijo Taehyung mirando con saña cada rincón del hotel.


—No entiendo porque —caminaba frente a él buscando la puerta con el número— si te la pasas más tiempo en ellos que adolescente cachondo.


—Gracioso —mire por encima de mi hombro la mueca que me regaló Taehyung y sonreí.


—Aquí es —me detuve frente a la puerta de casi dos metros color blanco— ¿Listo? —mire al castaño detrás de mi, él asintió con su arma ya en las manos, pase la tarjeta por la cerradura electrónica.


Desenfunde mi arma al igual que Taehyung y entramos lenta y silenciosamente a la habitación, recorriendo el pasillo con mi pistola frente a mi rostro, preparado para cualquier cosa que encontrará.


Cruzamos el pasillo de al menos metro y medio de largo, con pasos lentos y silenciosos, tal como ya sabíamos después de tantos años en el oficio. Pero la escena frente a mi fue algo que nunca imaginé.


Yacía en la cama, despojada de cualquier prenda que pudiera tapar su cuerpo desnudo. Su anatomía estaba pintada de morado en muchas partes, llena de hematomas y rasguños que cortaron su piel, un corte limpio en la garganta parecía ser la causa principal de su muerte, su pecho y las sábanas de la cama estaban bañados en sangre que ya comenzaba a tomar un color rojizo oscuro casi negro. Ella tenía los ojos abiertos pero la vida ya se había esfumado de ellos.


Esos ojos que miraba cada mañana antes de salir al departamento de policía y esa sonrisa que recibía al regresar a casa se habían esfumado y ahora solo quedaba... Esto.


Mi shock se prolongo por mucho tiempo, simplemente no podía creer la escena que tenía ante mis ojos. Debía ser una pesadilla, en cualquier momento despertaría lleno de saliva sobre el escritorio de mi oficina.


Pero el tiempo seguía pasando y una voz que se escuchaba lejana me regreso del trance, Taehyung agitaba mi hombro, lo mire pero no entendía nada de lo que gritaba, solo lo veía mover sus labios y una vena sobresalir de su cuello.


—Jungkook, reacciona —escuche por fin.


—Es... —hable, pero las palabras no salían de mi garganta, deseaba gritar su nombre pero era desgarrador la sola idea de pronunciarlo.


No lloraba, no me quebraba jamás, pero está vez no pude contenerme, sentía mi pecho y pulmones presionarse como si ya no pudiera entrar oxígeno a mi sistema.


—Si, es ella —soltó en un susurro lleno de aflicción— es Zivah.


Y como mi cuerpo lo pedía desde hacía rato, mis piernas flaquearon y caí de rodillas en la alfombra. Mi vista se nublo, mis manos se posaban en mis piernas y ahora ya estaban empapadas por las lágrimas que caían, sentí mi mundo venirse abajo.


—No es ella —sollocé gritando, me negaba rotundamente a la idea de que Zivah fuera quien estaba ahí tendida— ¡NO PUEDE SER ELLA!


—Jungkook basta —Taehyung colocó su mano en mi hombro pero la aparte de un manotazo.


Pero de pronto sentí como fui tomado de forma brusca y levantado, el castaño me miro con pena pero algo en su rostro extrañamente demostraba serenidad. ¿Cómo podía? También la conocía.


—Escuchame, no es momento de ponerte así —soltó su agarre empujándome— ya llame al jefe, viene para acá. Será mejor que te comportes como el profesional que eres o te vayas a casa.


—¡Es mi esposa de quién hablamos! —grite frustrado. Volví la vista a la cama, queriendo acercarme más y abrazarla.


Pero me contuve, por mucho que quisiera, no debía corromper la evidencia, era lo único que tenía para encontrar al desgraciado que la arrebato de mi lado.


Llegaron los peritos y más detectives al cabo de un rato. Que más hombres vieran el cuerpo tan vulnerable de Zivah me dió náuseas, camine a zancadas fuertes y largas hacia el pasillo del hotel, cubriendo mi boca para evitar que el contenido de mi estómago fuera expulsado.


No quería seguir más tiempo aquí, debía irme, no importaba a dónde, solo quería hacerlo.


Salí del hotel, respirando el aire frío y fresco de la calle; pero ni siquiera eso pudo relajar mi mareo y corrí al contenedor de basura más cercano y trasboque todo lo que había ingerido. Sentí una palma grande golpear mi espalda en forma de consolación.


Giré un poco encontrándome con la mala cara de Taehyung.


—Terminaron, debemos irnos —musito, solo asentí con la cabeza y recupere mi postura erguida.


Sabía lo que seguía, debíamos regresar a la estación, al menos yo debía reconocer el cuerpo, aunque era claro que ya sabía que en efecto era mi esposa. Solo esperaba que no me dejarán fuera del caso por estar conectado personalmente.


Nos dirigimos al auto de Taehyung, en este estado él no me permitiría conducir. Un derrape de llantas se escucho al final de la calle y volteamos al mismo tiempo en esa dirección.


Una camioneta negra se acercaba a gran velocidad por esa calle, con los vidrios polarizados impidiendo ver cualquier cosa, hasta que una ventana bajo y lo único que logré divisar a tiempo fue un arma, similar a una Glock 45 apuntaba en nuestra dirección.


Tome a Taehyung por los hombros y me tire al suelo con él, cubriéndonos con su Mercedes; los disparos comenzaron, rompiendo los vidrios de las puertas y ventanas del hotel, estos volaban aunque no lo suficiente para llegar hasta nosotros.


Desenfunde mi arma por segunda vez en la noche y me dispuse a levantar mi cabeza para ubicar donde estaba la camioneta. Disparé contra ella un par de veces, pero no creo que algún tiro haya dado en el blanco. Las llantas volvieron a resonar en la acera y el auto avanzó por la avenida.


Pude levantarme, Taehyung estaba detrás mío también repartiendo disparos intentando dar con los neumáticos. Y justo uno dió en uno de ellos.


La camioneta se descontroló y choco con un poste de luz.


—Cuento que fue una mía —dijo Taehyung a broma pero su rostro seguía serio.


—Jodete —respondí.


Caminamos hacia la colisión, aún con las armas frente a nosotros y con la guardia alta. El conductor sobrevivió pero estaba inconsciente, en cambio, el tipo en la parte trasera seguía perfectamente lúcido. Ambos tenían rasgos israelitas, cosa que me asombro, no era común ver a alguien así aquí en Seúl. Abrí la puerta de golpe y lo jale de la gabardina azul oscuro que portaba.


—¿Quién mierda eres? —gruñí.


El tipo me miro a los ojos y mostró una sonrisa ladina, llena de burla. Me inundaron unas ganas inmensas de romperle la cara y volarle los dientes hasta que no pudiera sonreír más con esa altanería.


—Pobre Jeon. No tienes una idea de quién era tu mujer.



10 Août 2021 17:52 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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