Hace muchísimo tiempo en la casa de Señores Valbuena, la cual tenían dos hermosas hijas, que todo el mundo las confundías, ya que decían que eran iguales, pero estaban equivocados, ya que cada una era como un copo de nieve, diferentes de todas las maneras, pero parecidas de alguna formar.
La menor era la Señorita V, ella se creía una diva, puesto a que siempre Lucía tan joven, todo el tiempo se la pasaba provocando líos por todas partes, obviamente sin intención ya que era una muy buena niña, pero traviesa. En comparación de su hermana que siempre tenía un gran deseo, la Señorita B, ella era muy hábil en todo los que realizaba.
Ella en muchas ocasiones se la puede encontrar en la biblioteca de la familia con un buen libro y una amplia sonrisa. Le encantaba repartir abrazos a cada persona que ella creía que los necesitaba, era muy bondadosa su causa, siempre era un ser benevolente con los demás, pero lo que más le gustaba hacer era bailar por todas partes sin que nadie la mirar, ya que su timidez era uno de su defecto en comparación de su hermana que era muy vivaz.
Sin importa sus diferencias, el pueblo siempre la vieron igual, como dos gotas aguas, era muy difícil de creer que eran dos personas diferente, pero, aunque siempre intentaban explicar nadie las escuchaba.
Por lo que, en una buena noche, en el castillo de Márquez, el Señor M, en su fiesta quincenal para el pueblo todos fueron, en especial las hermanas Valbuena. El Señor M con sus modales que los caracterizaba, intento bailar y conversar con cada invitado, pero la insistencia de la menor y vivaracha señorita V, comenzaron a bailar, pero en su intento de baile, él no podía seguir sus movimientos tan vacilantes. mientras ella no podía seguir el ritmo lento y mediocre del señor M. Ellos se rindieron en intentar bailar.
El señor M vio resguardada en la sombra de las fiestas a la Señorita B, era idéntica a la señorita V pero se percató que al acercarse a ella, una extraña esencia, así que le volvió a invitar a bailar y noto allí si encontró su compas, bailaban tan al unísono, que incluso al terminar la pieza musical no se querían separar.
El aún un poco confundido por creer que era la misma persona, empezó vacilar en su baile, no parecía ser la misma, su vista lo engañaba, ella se percató que estaban bailando mal, se aleja y pide disculpas por ser tan mala bailando, el hipnotizado por el anterior baile, con sus dudas, vio que era diferente, busco a las dos hermanas y las encontró a cada una de ella, escucho su voz y entendió, por eso llamo a todos los presente y les pidió escucharlas, cuando todos los hicieron, notaron la enorme diferencia y desde entonces no la confundieron.
Estaba tan contenta la joven B, que le pregunto que podría hacer para recompensar al el marques M, el cual dijo; quiero que me acompañe a cada pieza de baile que exista, ella con una sonrisa asintió, la gente de pueblo decía la M siempre debe ir antes que la B, ya que así había sido desde entonces una siembra de historia de amor perdurará para siempre, en cada eternidad, dando una regla ortográfica en donde la mayor pieza de baile van esta juntos, es decir, en muchas palabras ellos deben estar juntos y nunca separados por eso la M siempre va antes que la B.
Colorín, colorado, este cuento se ha acabado. Fin
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