Me senté nuevamente en esa banca vacía, aun no recuerdo como llegué ahí, sólo tengo fragmentos de recuerdos borrosos que van y vienen en mi mente, que me llevan a estar caminando en círculos una y otra vez.
Son épocas de invierno, admiro ver paseando a casi todos en familia, una sensación fresca rodea todo mi ser, el cielo casi todo nublado, grisáceo como cual invierno, y parecía como si estuviera a punto de llover.
Ahora mi vida es algo solitaria, intento recordar mi pasado, pero aún no lo logró, no sé si algún día pueda hacerlo. Vuelvo mi vista al suelo, jugando con la nieve que esta esparcida a mi alrededor, y me pregunto si ¿Alguna vez ya no estaré sola?
La última vez que pude sentir la calidez de un hogar, fue cuando tuve una familia, lo sé porque a los lejos los veo en esos recuerdos borrosos, aún no logro delinear sus rostros, pero siento el calor de un hogar. Definitivamente no sé cómo es que termine aquí, ¡no lo entiendo! ¿Y si siempre estuve sola? ¿Cómo saberlo? por ahora esta es mi realidad.
- Hola - una chica con una sonrisa enorme se me había acercado.
- Hola - dije un poco dudosa.
- ¿Me puedo sentar? - señalando el lugar vacío junto a mí.
- Por supuesto - la miro curiosa.
- Toma - me da una taza.
- Este... gracias, no tenías qué hacerlo - sonriendo observo su contenido, me acerco a la taza y respiro el aroma a chocolate caliente.
- De hecho, mis padres me han dicho que te lo trajera, somos los dueños de la cafetería de ahí enfrente -señalándola.
- ¡Oh ya veo! - sonriendo agradecida.
- Y pues te vi sola y en estas fechas no debería de ser así... -sonriendo cálidamente.
Por un momento esa sonrisa me trasmitió algo al corazón, al menos alguien tuvo el interés de hablar conmigo.
La chica de la cafetería, decidida empieza a caminar.
- ¿Por qué no vienes? - voltea, y me indica que la siga, asiento con la cabeza, tomo mi taza de chocolate y la sigo sin dudar.
Llegamos al lugar que estaba repleto de personas, varios olores mezclaban el ambiente, era bastante pintoresco, decorado con muchos colgantes de copos de nieve, estrellas brillantes y un pino enorme que abarcaba todo el centro de la entrada, con sus hojas de color verde, pequeños destellos dorados y un fino rocío de nieve que lo hacía lucir magnífico.
Las mesas estaban cubiertas con manteles largos, de colores rojo y verde; en el centro de la mesa deslumbraba una pequeña nochebuena, con sus características hojas de color rojo y algunas blancas. Hacía el fondo se destaca el jardín de la cafetería, con adornos de renos, el árbol seco que brillaba con luces navideñas, y en todo alrededor las mesas de jardín y los bastones coloridos que convertían todo el espacio en un lugar cálido y familiar.
- Ahora sí, me presento, soy Sadie Landon - sonriendo.
- Yo... - mi boca no reaccionaba, solo pude inclinar un poco mi cabeza.
- No te preocupes, no necesitas decírmelo hasta que tú quieras - me mira serenamente.
- Gracias - le dije aliviada.
- Bien, si quieres toma un lugar - dándome a indicar varios asientos donde sentarme.
Encontré un lugar cerca de la chimenea, me senté, saqué un buen libro que llevaba en la mochila, se llama Elegida por la luna, lo comencé a leer hace unos días, la trama me lleva a un mundo diferente al de la realidad y hasta cierto punto me identifico, porque cuando no recuerdo quien soy, parece que ésta tampoco es mi realidad.
Sadie se acerca con una bandeja de comida, era un croissant, una ensalada de pera con queso panela, pay de manzana y otra deliciosa taza de chocolate, pero esta vez con bombones flotando.
- Gracias - la miro apenada.
- No tenías por qué hacer esto, estaba bien con la taza de chocolate que me habías dado.
- Oh no te preocupes, ahora podemos formar una amistad y me gusta la idea de consentirte un poco - sonriendo de oreja a oreja.
- De acuerdo, me parece una linda idea - sonriendo nerviosa.
- Tú tranquila, solo disfruta - haciendo un gesto tierno.
- Bueno deja me lavo las manos, sabes donde pue... - no me dejó terminar cuando ya estaba dándome indicaciones.
- Sube las escaleras, llegas a la segunda planta, después a la derecha te encuentras un pasillo largo, todo derecho al fondo, la primera puerta del lado izquierdo es el baño de chicos y la puerta del lado derecho el de chicas – asiento.
Subí las escaleras, seguí las instrucciones de cómo llegar, aunque se me había olvidado cual puerta era la que tenía que elegir, cuando llegue solo había una corona de piñas en cada puerta, una era de color dorado y la otra roja, no sabía cuál elegir; volteo un poco asustada al ver a unas chicas riéndose a carcajadas, intento preguntarles y de repente alguien salé de una de las puertas y como de película choca contra mí, sin lograr sostenerme caigo de rodillas, me quejo un poco totalmente apenada, y mientras me sobó mis piernas tratando de disminuir el dolor, la persona con la que había chocado trataba de ayudarme, disculpándose repetidamente.
- No te preocupes, no pasa nada - preocupado me ayuda a levantar.
Cuando por fin lo mire detalladamente, me quede un poco cautivada por sus bellos ojos de color gris, como las nubes del cielo; tenía lunares y era alto, de cabello color cobrizo; un chico agradable, su mirada se me hacía algo familiar.
- De verdad perdóname, no quise lastimarte - preocupado.
Sonreí, sus ojos eran tan bonitos que no podía dejar de verlos, me quedé tan hipnotizada que de un momento a otro sentí que me sacudían de los hombros.
- Oh, lo siento - dije algo avergonzada.
- No te preocupes, creí que te había pasado algo - ladeando su cabeza.
- Bueno... Creo que mejor me voy - dije sonrojada.
- Hasta luego - asintió.
¿Pero que me está pasando? necesito respirar, entre al baño y saque todo el aire que tenía aguantando y me lave las manos, para luego arreglar mi cabello con cuidado.
Salí nuevamente dirigiéndome a la mesa que había elegido.
Veo a Sadie sentada esperando y para mi sorpresa la acompaña el chico con el que me había tropezado apenas hace un momento, ups, sintiendo algo de pena, con la mirada baja tomo mi asiento y sonrió levemente como si estuviera todo en orden.
- Hola, y hola otra vez tú - le digo al chico.
- Oye - sonriéndome, contesta Sadie algo sorprendida.
- ¿Ya se conocen ustedes dos? - pregunta curiosa.
- Sí, bueno, es que acabo de tropezar con él justo cuando fui arriba, fue mi culpa por no estar atenta - sonriendo apenada.
- Oh ya veo, bueno él es mi hermano Isaac, ella es... - hace una pausa esperando mi respuesta.
- Dime la chica de los libros - sonriendo.
Aun no quiero decirles mi nombre, y no es porque no quiera, pero aún no me siento segura, necesito recordar más de mí.
- Ya veo, un placer conocerte - estrechando mi mano con la suya.
Platiqué con los hermanos Landon, eran divertidos, realmente me dio gusto haberlos conocido.
Me despedí de ellos, ya que tenía que regresar a casa.
Decidí voltear a mirarlos, y aún seguían ahí esperando a que me fuera, no pude evitar volver a ver esos ojos bonitos que me habían cautivado, aunque disimule mi interés por ellos, subí al autobús, y de inmediato me sentí sola nuevamente.
Elisse Chase
