Lo preestablecido se puede convertir en lo extraordinario bajo las circunstancias adecuadas, a veces de una forma demasiado brusca, cuando esto sucede, una persona excepcional puede quebrarse, y caer en un abismo tan profundo... que quizás no recuerde quien es realmente; cuando la ambición lo supera todo, cuando tus recuerdos son tan terribles, que solo el hecho de mirar atrás destruiría tu mente en tantos trozos, que no bastaría una vida para recogerlos, cuando solo te queda el presente, cuando tan solo estás vivo por miedo a no estarlo... Cuando una persona tiene tal mezcla de emociones, puede resultar tan inestable como peligrosa; solo queda esperar que jamás descubra el poder que alberga en su interior.
El pasado, puede servir para hacernos una idea de el como es una persona, pero es el presente el que siempre lo decide.
La fuerza en una persona no solo va determinada por cuán ejercitados tiene sus músculos, si no que una persona puede ser fuerte en muchos otros aspectos. Cuando se es capaz de cambiar, demuestras una entereza superior a lo convencional.
O eso creía...
Las dos lunas resplandecían con un fulgor sobrenatural en el estrellado cielo nocturno, el océano al fondo de donde ellos se encontraban permanecía en calma y la luz tenue hacía brillar las pequeñas olas que este traía, una cálida brisa proveniente del bosque a sus espaldas les amparaba. Padre e hijo se mantenían en silencio mientras disfrutaban del paisaje, recostados cómodamente sobre el tejado de su casa. El único ruido que rompía aquel mágico silencio era el producido por las carcajadas de las personas en el interior de la taberna. Aquella noche era una ocasión especial y el "Lobo sediento" estaba a rebosar.
El chico reparó en que su padre le miraba directamente a los ojos mientras una sonrisa aparecía en su viejo rostro.
- ¿Por qué me miras así?- Preguntó extrañado, dado que su padre solía ser una persona seria y ruda.
- ¿No lo sabes Reiki?- Respondió con tono afectuoso.
- Supongo que estas viendo... mis ojos- Era su rareza más particular- Todo el mundo lo hace siempre- Indicó mientras se encogía de hombros.
- No, en absoluto...- Mostró una leve sonrisa- Te voy a decir una cosa y quiero que me prestes atención Reiki-.
Puso una mano en su hombro.
- Hijo, como sabes nuestro paso por la tierra es cuanto menos efímero. Nunca se sabe cuando llegará nuestra hora...- Explicaba mientras le dirigía una cálida pero penetrante mirada.
- Padre, no es tu momento- Interrumpió- No hay ningún pirata en el mar de Labashta que pueda haceros frente a ti y al "Lobo de mar"-.
- Calla, y escúchame Reiki... Yo no sé si mañana será un día más, pero si sé, que ahora estoy aquí- Tragó saliva- Lo que te quiero explicar es... que no somos dueños de nuestro futuro, pero si del ahora, disfruta todo lo que puedas de las cosas de las que dispones hijo, y lucha por que el ahora se convierta en el futuro que ansías...-.
El chico se mostraba pensativo.
- Llevas razón padre, aunque lamentablemente hay cosas que escapan a nuestro control- Añadió.
- Es cierto, pero eso no es lamentable, si lo tuviésemos todo bajo control... el mundo sería un lugar aburrido- La mirada de su padre se hallaba perdida en el horizonte.
Su padre sabía que mañana era un día tan importante, como triste era para Reiki, mañana partía mar adentro en su carabela, la embarcación más grande del puerto, aunque también la única capaz de salir al inmenso mar de Labashta. Pasó largo rato pensando allí en el tejado, para darse cuenta después de que Reiki se hallaba dormido.
- Descansa hijo, tu historia dará comienzo en cualquier momento, y no será una fácil de olvidar...- Susurró para sí su padre.
Merci pour la lecture!
una buena historia, merece una buena reseña. y porque no hay mas estrellas que si no... sigue a si eres un pedazo de artista ;)
Kundan, me encantaría vivir ahí… eso si por si acaso estaría bien equipado no vallan a darme matarile.
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