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M. A. Q. Vélez


Sigurd y Orbim son dos jóvenes de 17 años. Mejores amigos desde al infancia. Siempre se han apoyado mutuamente para superar los pesares de un mundo cruel y sediento de sangre, en antaño destrozado. Un mundo que aún carga con las cicatrices dejadas por un antiguo enemigo aún amenazante. Los culpables de la primera hecatombe: los corruptores. Ahora, por un inesperado acontecimiento, se verán obligados a marcharse de su hogar y luchar contra nuevas e inesperadas amenazas, las cuales pondrán a prueba sus lazos de amistad.


Fantaisie Épique Déconseillé aux moins de 13 ans. © Derechos reservados

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Capítulo 1: Principio

Principio

¿Sigues leyendo ese libro, Orbim?

Orbim cerró el mediano libro de cuero azul y tapa fina con el título de “magia de nivel intermedio: Glifos, anillos y texto de orden.” y lo guardó en su fiel pero raída bolsa. Luminiscentes, azules y juveniles ojos como los de una estrella celeste, lejana y resplandeciente, subieron rápido la mirada hasta llegar a Sigurd, quien le observaba apoyado sobre el mismo árbol que él.

-A ti te instruyen maestros y veteranos con la espada. Yo debo ser autodidacta y aprender a conjurar por mi propia cuenta- Se detuvo un momento mientras se ponía en pie y agitaba su tabardo con la insignia de Emanti, el polvoriento pueblo natal de Sigurd y actual hogar de ambos-. Es esto o pedirle a mi tutor que me envié con los sabios al dominio de magos Vhamelur.

-Pfff. Tranquilo – Golpeó la espalda de su amigo, quitando la tierra y hierbas pegadas en su espalda-, de todas formas, ya eres parte constante de mi rutina - Ambos sonrieron, reafirmando lo dicho anteriormente-. Por cierto. El señor regente Grenn Brimm está convocando a todos en el gran salón, debe ser algo importante.

La postura de Orbim se tensó momentáneamente. - ¿crees que sea algún problema con los corruptores?

Poco se sabe sobre esta retorcida raza. Su origen es discutido por los fanáticos de las eras pasadas. “¡un castigo divino!” “¡son demonios invocados por los impíos!” “¡apocalipsis!” Son teorías sobre la razón de estos seres en la tierra, pero nunca se ha podido decir con certeza de dónde vienen. Pero si se recuerdan sus crímenes genocidas: Ellos originaron la guerra de los antiguos. Una devastación cataclísmica también conocida como “La hecatombe”, el evento apocalíptico que orilló a la humanidad cerca de la extinción, destruyendo la civilización de los humanos antiguos. Penumbra en la tierra. El sol ya no brillaba, solo una sábana infinita de nubes negras. los cadáveres de miles de millones de humanos apestaban el aire del planeta y la presencia putrefacta de los corruptores secaba la superficie, haciéndola árida e infértil. Las aguas eran verdes, nauseabundas, tóxicas para todo ser viviente, excepto para los desconocidos invasores. La tierra agonizaba desde sus propias entrañas, como si estos seres respiraran muerte. Y así fue por más de mil quinientos años, la edad sombría para la vida del planeta entero. Los más viejos recuerdan las historias y canciones que relatan lúgubres la forma en la que los numerosos ejércitos humanos no resistían un asalto de los vasallos decapitadores, las bestias ágiles con huesos astillados y filosos en lo que se podría considerar como una mano deforme, cuyas víctimas eran arrasadas y vueltas en una pila sangrienta de carne y hueso machacado. La mayoría carga con tentáculos aparentemente multiusos en su espalda. Unos tienen variadas cornamentas, más de seis ojos o ninguno, otros son bioluminiscentes, múltiples bocas, pezuñas, patas o manos. Enormes o parvos. Características tan variadas e impredecibles, deformes y aterradoras que truncaron la lucha de los antiguos. Pero de todo el conocimiento que se logró obtener de ellos antes del ocaso de la civilización, solo hubo una característica que aterró a los estudiosos. Resultó que los corruptores mostraron patrones de movimiento estratégico, calculados por un intelecto superior. Cuando dejaron de ser miles a ser millones, crearon sus propias ciudades fortaleza y un lenguaje. A los cientos de millones, ya tenían tecnología bélica impresionante e incluso arte, superando en todo aspecto a los diezmados antiguos. Las ciudades se consumían como si de papel en fuego de forja se tratara, bajo los potentes ataques de las bestias de asedio, cargando sobre sus colosales lomos maquinarias enormes ingeniadas por los corruptores. Cada infalible proyectil atravesaba hasta el más denso de los blindajes. Los corruptores fueron la pesadilla encarnada de todo hombre, mujer y niño, los verdugos de la civilización, la condena de los abandonados, los demonios caminantes en la tierra.

Sigurd y Orbim abandonaron su descanso para dirigirse a la anunciada reunión en el gran salón. El pueblo de Emanti parece más grande de lo que verdaderamente es. Llegar desde sus límites del este con Bosquevivo hasta el gran salón, que se encuentra en el centro del pueblo, solo constaba de veinticinco minutos a un trote sostenido. Aun así, ambos se apresuraron a llegar lo más rápido posible. El pueblo estaba prácticamente desierto por el motivo del llamado. Cajas desordenadas en plena calle, cocinas imprudentemente encendidas y abandonadas, las pérgolas con sus mercancías desprotegidas del polvo y ladrones:

- ¡Mira, Sigurd, el viejo Beend está vendiendo un catalizador! - La mirada de Orbim se clavó en una pequeña piedra rómbica, de no más de dos centímetros, expuesta en un estante de cristal sucio.

- ¿No será falsa? Beend es conocido por sus artefactos defectuosos.

-No, claro que no, puedo sentirlo en mis dedos - Orbim volteó violentamente la cabeza y dirigió su mirada hacia su amigo, haciendo una mueca extraña con la boca -. Quizá pueda hacerla desaparecer con mis dedos mágicos - Sigurd solo respondió con ojos serios y expresión seca, en total desaprobación a esta propuesta poco honesta -. Está bien, maestro de la ley, lo haremos de la manera correcta. - Orbim continuó con el trote con el corazón casi roto, prometiendo volver por el pequeño objeto al finalizar la reunión.

El catalizador lo ilusionaba especialmente, y no por una razón insignificante, más bien por todo lo contrario. Como una espada a un guerrero o un martillo al herrero. Es un elemento esencial para la vida de un mago, como arma o herramienta cotidiana, y Orbim, a sus diecisiete años, jamás había podido utilizar uno propio. Y es por culpa de su mismo tutor y padre adoptivo el hecho de jamás haber contado con su propia herramienta, pues este argumentaba que debían seguir con los conductos apropiados para esto, de forma legal, es decir, comprobar ante profesores reales el saber controlar hechizos de nivel intermedio. Normalmente, el nivel intermedio de magia es enseñado a los jóvenes de quince años en los diferentes institutos de cada ciudad de magos, pero Orbim creció lejos de la tierra de los magos, Vhamelur, por lo que no pudo iniciar sus estudios hasta que fue adoptado por Bredgee Trill, su tutor, a los avanzados nueve años. Sin esta herramienta, un mago no puede conjurar más que un caótico haz de magia, sin control, considerado casi como invalido todo mago que no tenga su propio catalizador, y así se sentía Orbim.

-Sabes, una vez un coleccionista de historias pasó por el cuartel de internamiento, dijo que encontró un libro de los antiguos, realmente viejo, pero bien conservado en las ruinas de los antiguos en Bosquevivo. En aquel libro hacían magia con “varitas”.

- ¿varitas? - Orbim aún mantenía la marcha apresurada, preguntó de manera irónica- ¿hablas de varitas de palo, como la rama de un árbol?

-Algo así.

-Curioso. Tal vez deba intentarlo algún día.

Extenuados, tratando de recuperar el aliento, alzaron la vista a la entrada del gran salón. Una puerta enorme abierta de par en par, que daba paso a un largo pasillo polvoriento de mármol mal cuidado, cuyo techo se alzaba seis metros sobre el piso, todo muy bien iluminado con antorchas y altos candelabros. Ambos vieron sus piernas temblorosas y lentamente cruzaron al interior. Un eco profundo se hacía más presente por las paredes, una voz potente, ligeramente cansada, era el señor regente Grenn, ya había dado inicio a la reunión, y por el tono, ambos infirieron que estaba por finalizar. Dieron su último impulso para atravesar de prisa el pasillo largo y un par de habitaciones. Llegaron al corazón del gran salón solo para toparse con una muralla de gente aglomerada tratando de prestar atención a las palabras del señor regente. Ágil, pero a la vez sutil, sigurd guio a Orbim entre la sudorosa multitud, empujando con delicadeza para evitar una riña inesperada con algún poblador frustrado por el calor sofocante y maloliente del lugar, aún con el clima otoñal del exterior, el interior parecía mantenerse en un perpetuo verano. Poco a poco ganaron terreno atravesando a la estresada masa popular hasta por fin llegar a uno de los privilegiados balcones del gran salón que daban la vista libre y perfecta del epicentro, donde el señor o señora regente de turno daba las noticias de importancia a la población.

- ¿De qué me perdí? - preguntó Sigurd a una imponente mujer que observaba atenta el acto.

-No mucho: Algunos bandidos en los cultivos y una infestación de muerdagozas cerca de la plaza del mercado. No gran cosa.

- ¿Nada de corruptores? - Agregó Orbim totalmente preocupado, asomando su cabeza por el hombro de su amigo, esforzándose por no sofocarse

-No de momento. Aún no da la noticia de importancia.

El porte de la mujer intrigaba a Orbim. Recordaba haber visto aquel escudo tatuado en su hombro, de una espada posando la punta sobre dos enormes laureles que parecía querer engullir con sus hojas aquella arma metálica, pero no estaba seguro. - Es usted una de las vanguardias de la capital ¿verdad?

En una disimulada respuesta, esta le sonrió amable y afirmativamente seguido de un guiño gentil -Atentos, ya es hora de la gran noticia. - Algunos susurros de opiniones compartidas entre los espectadores o de otros cuyo interés en las noticias banales del pueblo se había perdido, ahora callaban en silencio. Desde los primeros rayos de sol en la mañana del mismo día, se vio llegar a un ahogado mensajero con los ropajes insignia de la capital Vel’vorelim, Zol’Akar, pidiendo audiencia con el señor regente por asuntos de carácter histórico. Los testigos no lograron descifrar si su expresión correspondía a terror o alegría, o simplemente la prisa y el sudor le deformaban las arrugas a ningún sentimiento común. Desde entonces, solo bastaron un par de horas para que las voces y oídos del pueblo se impregnaran con la supuesta información del mensajero. Algunos alarmistas daban por hecho que se trataba del retorno de los corruptores o de la muerte del supremo señor Sínfuron, el gran líder de la tierra de guerreros, Vel’vorel. Otros con teorías alocadas y de farándula. Pero nada era totalmente cierto, solo un misterio que la reunión de emergencia lograría aclarar con información confiable del señor regente, que ahora pedía total silencio y orden en el gran salón:

-La verdadera razón por la que se ha convocado esta reunión extraordinaria - Guardó silencio un segundo mientras extraía un sobre dorado de su bolsillo, manteniendo siempre su postura firme característica-. Como la mayoría sabrá, esta misma mañana un mensajero, aparentemente de nuestra capital, arribó al pueblo, afirmando tener noticias de magna importancia. De inmediato me reuní con el atareado hombre. Sin titubeo ni palabras de por medio, me entregó este sobre- alzó el objeto dorado por sobre su cabeza ocasionando una oleada de numerosos susurros-. Lo sé, todos sabemos qué tipo de noticias traen estos sobres. O son muy buenas, o catastróficas- rápidamente sacó el papel dentro del sobre, inquietando aún más a los presentes- ¡Silencio! - Fuerte y fluido, empezó la lectura:

“Señor regente Grenn Brimm y a todas las autoridades menores de Emanti, es de agrado informar que los inmensos esfuerzos de nuestros diplomáticos, embajadores, consejeros y consejeras del dominio Vel’vorel han rendido frutos destacables.

Después de tres décadas de truncados planes de alianza con el dominio Vhámelur, teniendo como única victoria parcial el tratado de los hermanos medianos, se ha podido formalizar entre ambos dominios una cumbre de alianza, en la que se discutirá la unión de ambas tierras como una sola y mucho más.

Dicha histórica cumbre se realizará en la mesa del señor regente, en Emanti, contando con la presencia del magnánimo Archimago Vikhur Aguazur, en conjunto a sus consejeros y diplomáticos en representación de Vhámelur. Y por parte de Vel’vorel, asistiré yo en persona acompañado por el consejo de la capital.

La reunión ha de realizarse el día diez del sexto ciclo. Le ordeno que siga los protocolos de seguridad en caso de una cumbre de esta magnitud, al igual que ponga en práctica nuestras costumbres culturales, para recibir de la mejor manera a los magos invitados.

Atte. Sínfuron Demégalos, supremo señor de Vel’vorel

Apenas Grenn cerró la carta. Los murmullos volvieron a dominar en las paredes del gran salón, en un gran eco como el enjambre de avispas más próspero de todos, tal vez un vaticinio de las opiniones divididas del pueblo respecto a la cultura de los magos.

-Tal como ordena nuestro supremo señor. Tenemos solo seis días para que el pueblo esté en las condiciones necesarias – El público no detenía sus susurros oscilantes, lo que generó un alboroto de preguntas y algunas cuantas rencillas entre los presentes con opiniones divergentes -¡Cállense todos! - Rugió Grenn reestableciendo el orden – Las ordenes han de seguirse. Prepararemos el pueblo para esta cumbre de alianza.

- ¿Y qué “costumbre cultural” demostraremos? - Preguntó con voz potente la vanguardia, ensordeciendo por un segundo a Sigurd que estaba ajusto a su derecha.

-Celebraremos un torneo de fuerza en los coliseos del pueblo – Algunas alabanzas y gritos de ánimo se oyeron lejanos -. Modalidades grupales, duales e individuales – Aplausos complementaron a aquellos gritos ahogados por la inmensidad del gran salón, –. Pero esta vez, no será a muerte. Para respetar a los magos visitantes, no se derramará sangre. Prohibido matar en el torneo. - Esta vez nadie se atrevió a alzar la voz o musitar mínima vocal pues ya se le veía molesto al señor regente. De todas formas, no había sentido en protestar, era un secreto a voces el poco respeto hacia este tipo de prohibiciones.

Poco a poco el gentío abandonó el gran salón, para continuar con sus actividades previas. A las forjas, a los mercados, a los cultivos, aprendices a su día de descanso, a lo cotidiano, pero un cotidiano con un aire diferente, un aire a divagación. Era evidente que nadie mantenía total concentración en lo que hacía.

Siempre ha habido conflictos con la formación de esta alianza. No todos en el pueblo, y ni mucho menos todo el dominio de Vel’vorel está de acuerdo, mayormente por ideales culturales bastante tontos a vista de los ojos ajenos, pero reales para los vel’vorelim. esta vez, era sospechoso. Algo que había tardado décadas en gestarse no diera indicios previos de éxito, muy repentino. De todas formas, algún tipo de alegría ambigua cargaba el aire.

- “Parte cultural” ¿un torneo de fuerza? ¿Por qué? - Preguntó Orbim recordando lo dicho en la carta.

-A mí me emociona. Hace bastante tiempo no celebramos un torneo de fuerza en los coliseos, y ahora tenemos edad para participar. ¡Podríamos ganar! - Una sonrisa exagerada dejaba al descubierto los dientes de Sigurd- honor y gloria. Nuestro nombre reconocido más allá de las trincheras de la franja muerta y los confines brillantes de Heorat. Creo que todo el mundo está más expectante por el torneo que por la alianza-

-Lo sé. Pero no entiendo, es peligroso. Se discutirá una alianza entre Vhámelur y Vel’vorel, los dos hermanos medianos, si llega a formalizarse, puede arruinar nuestras relaciones con los otros tres dominios. Probablemente hayan infiltrados ese día, o algún atentado.

Sigurd miró con total extrañeza a Orbim, dudaba si su amigo sabía lo suficiente sobre historia de la nueva era, desde luego, con afirmaciones como esa parecía no saber nada – ¿No sabes sobre el pacto de Tyr? - Preguntó, recibiendo una tímida negativa - ¡increíble! Tu tutor no hace más que pasarte tomos de magia, pero nada de un poco de historia de la nueva era. Caminemos hacia la plaza del mercado y de camino te cuento lo que sé - Salieron del gran edificio con obvia alegría por el aire fresco y menos desagradable. Sigurd entonó la voz más gruesa que su garganta podía reproducir, creyéndose a sí mismo un intelectual de alto nivel, aunque en realidad sonaba bastante patético - Que la cosa va así: En antaño, cuando la tierra aún sanaba sus heridas, y apenas habían pasado unos pocos años desde la cruzada de los hijos de Heorat, donde se desterró a los corruptores a su olvidada península, la llamada Península negra de Galdutar, los humanos tuvimos todo un continente nuevo por explorar, libre de alimañas que lo pudrieran. Y así fue. Cientos dejaron la ilustre cuna de la nueva humanidad, la ciudad de Heorat en las tierras del interior, y crearon sus propios pueblos. Naturalmente, con las nuevas generaciones prosperando, los pueblos se transformaron en ciudades, y las ciudades en naciones, todos siempre bajo el cobijo insomne de los santurrones de Heorat – Mientras se alejaban del centro del pueblo y se acercaban más al mercado, las veredas se hacían más angostas y la afluencia de gente más abundante -. No recuerdo muy bien, tal vez fue al año quinientos de la nueva era, un poco más o un poco menos, algo así, ya existían los primeros seis dominios independizados de Heorat.

-Eso lo sé. Thorhan, Boraudum, Enfalas, Daradrass, Vhámelur y Vel’vorel. Ve al grano y háblame del pacto de Tyr.

-No me interrumpas, pequeño inculto. Tengo que contarte todo en orden para que no te pierdas - Se detuvo un momento para recordar el último punto expuesto, acariciando su barbilla lampiña –. Bueno; Entonces ya existían los primeros dominios. Agrupaciones de grandes casas familiares, algunas tomaron el poder con la autoproclamación de reyes o “lores”. Nosotros teníamos a los supremos señores y los magos a sus archimagos. Algunos se instalaron en tierras ricas en recursos naturales y otros más tontos o desafortunados en lugares carecientes de TODO, o tal vez tierra que aún no terminaba de recuperarse de la peste corruptora. Es según este indicador de riquezas que se crearon los “Grupos hermanos”: Thorhan, Boraudum y Enfalas fueron nombrados como los “hermanos menores” por su pequeña extensión terrenal y pocas riquezas, el hambre era el pan de cada día. Ni cultivos, ni minería o si quiera mano de obra. Por otro lado, nuestros dominios natales en sus primeros días; Vel’vorel y Vhámelur. Nos dieron el título de los “hermanos medianos” ni tan ricos, ni tan pobres, la avena tibia de la mesa. Además, los primeros magos no eran muy... refinados, ni mucho menos numerosos. Y al final, Daradrass y obviamente Heorat se quedaron como los “hermanos mayores”: No hace falta investigar mucho. Echa medio vistazo a cualquier mapa del continente de Útegar y verás por qué Daradrass se robó tal título: Hijos descendientes de los Strongscream. Esos barbaros saquearon cuantos pueblos pudieron antes de la formación de los dominios – Sigurd expresaba un claro desdén por dicho pueblo-, y ahora, cuentan con tierras el triple de grandes que Vel’vorel. Abundantes en minería y tierras ganaderas – “por eso han de estar tan altos y rechonchos” pensaba –. Heorat también conservó el título de hermano mayor. Pero más que terrenos es gracias a su ciudad capital, la que lleva el mismo nombre. La misma ciudad fue construida por los dioses Ansuz en la edad sombría. Una metrópoli fortificada con las maravillas de los dioses, pensada para proteger a los humanos en aquella era aciaga. Bien resguardados al polo opuesto de la península negra, en Tinrretar Gaelid (tierras del interior).

- ¿Qué tiene que ver toda esta palabrería con el pacto de Tyr? - Preguntó Orbim un poco disgustado.

- ¡SHHH! Déjame terminar. Resulta que los hermanos menores se morían de hambre. Mala economía, cultivos secos, y nada que llamara el interés de los otros dominios. Y aunque ya los vel’vorelim nos estábamos encargando de vigilar la frontera con la península corruptora de Galdutar, el frio cristalizante del norte demostraba ser un enemigo más mortal que la misma plaga para los desamparados de Thorhan. En Enfalas, los cultivos no crecían por sus tierras salinizadas. Y en Boraudum grandes bosques crecieron, y por años creyeron que era bueno, hasta que la naturaleza se encargó de destruirles la ilusión. Bestias nunca antes vistas, animales de la nueva ola de vida escapaban de los bosques perpetuos en busca de alimento, y bueno - suspiró con ironía- la carne humana les pareció deliciosa, pues parece que les dejaron sin pueblos donde vivir. El hermano mayor hizo oídos sordos por primera vez en la historia, heorat parecía desvanecida en las lejanías de las tierras del interior. Tras décadas de pobreza y gran sufrimiento, los tres reyes de aquellos dominios se unieron para forjar una alianza histórica en un tiempo récord – Sigurd no mencionó tal periodo. Su imperfecta memoria ya le había hecho pasar desapercibidos miles de detalles – Los reinos del norte unieron sus recursos y terrenos en uno solo, formando al muy imponente y poderoso hasta la fecha “Triunvirato de Enfalas”.

- ¿Triunvirato?

-Ya sabes, esa forma rara de gobierno donde hay tres líderes con la misma jerarquía en vez de uno. Y como debes imaginar, un líder representante por cada dominio - cayó por momentos, tratando de encaminarse en su mente, Intentando ir al grano –. Y finalmente, el pacto de Tyr: Según dicen los ancianos, Los Strongscream recordaron sus raíces conquistadoras, y vieron al triunvirato como un enemigo con el cual compartían el norte y fronteras por su poniente. Su rey no enloqueció, pero sí se volvió un paranoico de cuidado: En una noche donde la luna lloraba sangrienta, profecía de los horrores por venir, los Daradrassil se levantaron en armas y se adentraron a las ciudades más pobladas. Se dice que torturaron, se dice que violaron, se dice que jugaron con los cuerpos inertes de los Thorhanil desafortunados, se dice que disfrutaban escuchar a los niños llorar sobre los restos destrozados de sus madres. Dejaron a su paso un camino de fuego y muerte. Poco a poco reclamaron para ellos cada pueblo, ciudad, valle e incluso tomaron los inútiles páramos congelados del norte. Lo querían todo, cada rincón. El apenas formado ejercito del triunvirato no podía hacer frente al sangriento avance de la milenaria armada Daradrassil. Arrasando primero con la capital Thorhanil. Sin perder el tiempo marcharon hacia el oeste con intenciones de tomar las otras dos capitales componentes del núcleo del triunvirato. Era el aparente fin de los hermanos menores. Pero incluso en su anochecer, una tenaz defensa en la ciudad capital de Boraudum, Midgabe, detuvo el avance Daradrassil por días con el objetivo de que no lograran penetrar en las tierras de Enfalas, ciudad insignia del triunvirato. Pero pronto caerían. El baño de sangre fue incapaz de ser ignorado por los otros dominios. Por las advertencias y suplicas de los hermanos medianos, el gran hermano mayor despertó. Heorat, que había guardado silencio durante años, movilizó al impecable ejército de los primeros al campo de batalla para detener esta guerra sin sentido. En tan solo dos días los Daradrassil fueron aplastados, poco a poco arrinconados incluso dentro de sus propios dominios. Pronto, el rey Daradrassil de aquel entonces, Teldrinn Strongscream, firmó su propia rendición. Los crímenes cometidos por su impulso son una pena que hasta en los días contemporáneos dicen cargar sobre sus espaldas y almas en dolor. Los descendientes de su estirpe sufren en busca del perdón de aquellos inocentes caídos en la guerra de los reinos del norte.

- ¿Dos días? Es muy poco tiempo para terminar una guerra. La habilidad de los soldados del ejército de los primeros es casi una leyenda, pero... exageras.

- ¿Quién sabe? Y ¿a quién le importa? Lo que importa es que esa guerra lo cambió todo. Recordamos la verdadera naturaleza de la guerra, donde, a fin de cuentas, no hay ganadores. Si nos concentramos en destruirnos entre nosotros, solo facilitamos el trabajo de los corruptores que quedan. Meses después, y Daradrass al borde de la ruina debido a las multas por su culpabilidad, la nueva reina, la hija de Teldrinn... ¿khara? ¿K-Krana? Amm... - Disimuladamente fingió susurrar el nombre tratando de confundir a Orbim – Pues “ella” a cambio de la amnistía, propuso la creación del pacto de Tyr...

- ¡POR FIN!

- ¡SHHHHHH! Atiende… Como decía; Firmado y propuesto por la hija de Teldrinn, todos los reyes, representantes y supremos señores se reunieron en la tierra de ningún líder, el punto neutral de los dominios: El reposo de los dioses. Se formuló este pacto universal, donde se criminaliza todo acto de guerra entre dominios, y llegado el caso en donde un dominio atente contra otro, Heorat y los no implicados podrán brindar apoyo al dominio que se esté defendiendo. En resumidas palabras: Aplastar todos juntos al dominio agresor.

-Wow - Respondió Orbim al extenso monologo –. Entonces, esperemos que no haya manos ajenas.

Apenas se encontraban en la entrada a la plaza del mercado, reventada de gente y tenderos vociferadores de todo tipo de objetos, artefactos, curiosidades, alimentos y cuanta variedad de basura de dudosa utilidad se puedan imaginar. Pero en una competencia de vendedores de basura y chucherías solo habría un ganador. Tan maestro convenciendo a los incautos con su fútil variedad de objetos, que, dentro de su infinita cantidad de basura, de seguro Beend tiene un gran trofeo para darse a sí mismo como el campeón de los vendedores de chucherías, y de alguna manera, el muy astuto logró conseguirse un catalizador de mago genuino, y para fortuna de Orbim, el viejo aún no lograba vender el pequeño artefacto.

-¡Dama, caballero! Se les ve muy cariñosos juntos- Beend fichó a una pareja que caminaba cerca de las pérgolas como sus próximas victimas-. Tengo justo lo que necesitan para cultivar su amor con estas semillas de Muerdagoza de sangre. Solo plántela en la tierra, y riéguela cada día con dos gotas de sangre, una del vigoroso joven y otra de la hermosa muchacha. Cuando florezca, el hada les dirá el secreto para ser felices por siempre junto al otro- Terminó con un suspiro meloso e imitando la forma de un corazón con sus manos.

Intrigados, ambos se acercaron a observar. - ¿es como un pacto de sangre? - Infirió con dudas la joven, tocando con cuidado la corteza de la semilla azabache puesta en el astillado mostrador.

-No tenía idea que existían Muerdagozas de sangre. - Agregó el novio de la chica, sospechando una estafa.

-Pues le falta mundo, amigo mío. Estas Muerdagozas no son como las de Bosquevivo. Son nativas de los bosques de Boraudum, en los dominios del Triunvirato. Por eso, es una oferta super especial - Tomó las semillas en su palma, alejándolas de la vista de la chica, que se encontraba en algún tipo de fascinación con la forma y color-. Entonces. ¿Es un trato?

Según Beend “todos quieren comprar, pero aún no lo saben”. Es exactamente la filosofía de vida que se espera de una persona cuya existencia se basa en vender incluso aquellas cosas totalmente rotas, pero que de todas formas “servirá para algo más”. Divagando entre las cabezas del mercado, se percató de un par de ojos que brillaban azul a lo lejos. Un mago, el cliente perfecto para colar la venta de su preciado catalizador.

-¡Mago, maguín, archimago! Le veo con hambre de poder, joven. Y precisamente, tengo lo que usted siempre ha necesitado. ¿acaso no se siente cansado de su viejo catalizador, todo agrietado por el uso cotidiano? Pues le tengo esta pieza única. Un ejemplar de quinta generación ¡la primera en tener un núcleo! - El polvo alborotado por las pisadas de la concurrencia y los cansados ojos del vendedor dificultaron poder divisar con exactitud el rostro del mago a quien intentaba convencer, pero cuando se acercó lo suficiente, Beend reconoció a quien le pertenecía la luminiscencia de esos ojos, y más baba no pudo caer por su barbilla, como lobo acechando a un megalechuzo desprevenido, pensó que era venta segura- ¡Qué tal Orbim! tanto tiempo sin visitar el mercado ¿verdad?

-Bastante, la verdad. No acostumbramos pasar por aquí.

- ¿“Acostumbramos”? - Beend alzó su cuerpo apoyándose en la mesa de madera que utilizaba de mostrador para sus mercancías y así lograr ver mejor la compañía de Orbim- ¡Sigurd! Que gusto verte. De verdad que ustedes son inseparables- Sigurd solo atinó a devolver el saludo con la mano.

-Escuché lo de las Muerdagozas de sangre, Beend- Orbim comentó entre sonrisas-, Pobres incautos, no saben que ese tipo de hadas son violentas. Nunca vas a cambiar, supongo. - De forma astuta, planeaba entrar de manera cautelosa en una conversación de lo más cotidiana. Con Beend, lo peor que Orbim podía pensar en hacer es demostrar las ansias.

-Muerden duro ¿no es así? - El vendedor se alzó la manga derecha de la camisa para descubrir su brazo, dejando a la vista múltiples cicatrices de pequeños dientes puntiagudos, desde su muñeca hasta el hombro- No les llaman “de sangre” por ser poéticos- guardó silencio mientras ponía todo en su lugar y movía el mostrador de cristal con el catalizador dentro-. Supongo que no estás aquí para comprarme semillas de hadas violentas o chatarra medio buena, ¿no es así? Este es mi plato fuerte, el premio mayor. Mejor dicho, TÚ premio mayor- El rostro del timador pareció de la nada ser poseído por el de una rata pestilente y codiciosa- ¿sigues sin tener la herramienta de magos, joven amigo?

Orbim se encogió sutilmente por la amenazante energía de Beend, y aunque afinó la garganta para no sonar débil, pequeños tonos desafinados resaltaron- No por mucho.

- ¡Por supuesto que no por mucho! Creo que me habrás escuchando antes. Un catalizador de quinta generación, totalmente nuevo, ganado en un trueque con un auténtico artesano de Vhámelur. ¿sabes que los magos artesanos son los pensadores originales de los catalizadores? Sin ellos, los primeros magos se hubiesen quedado como salvajes. Qué maravilla.

-Por supuesto que se eso. Y... ¿precio? - Agregó Orbim, intentando multiplicar la firmeza a su voz.

-Bueno, como verás, este es mi último catalizador, son muy difíciles de conseguir y, además, es de quinta generación, la más novedosa, no cuarta, como el de tu tutor. ¡Esta tiene un núcleo! No sé qué significa eso, pero suena genial. No menos de 1500 Ings.

- ¡Estafador! - Gritó repentinamente Sigurd al oír la oferta, a lo que varias personas voltearon su mirada a la pérgola de Beend. Realmente es una palabra peligrosa en aquel mercado. No es que los vendedores no estafen, tal vez lo hacen demasiado, y son aquellos compradores que se dan cuenta de las estafas que terminan por crear grescas, y el gran vendedor de chatarra contaba con uno de los historiales más prósperos en engaños.

- ¡Cálmate, Sigurd!- exigió el mago, que por su mirada de sutil confianza parecía haber encontrado una debilidad en la cascara del vendedor en menos de un segundo- Es verdad, hombre astuto... - Beend ya creía tener un trato cerrado a través de su sonrisa calcada de arrugas y dientes torcidos-...también es verdad que en seis días más se hará la cumbre de alianza ¿no te enteraste? y todo el pueblo estará a reventar de magos. Es muy probable que venga algún artesano real y confiable, al cual le pueda comprar un catalizador de quinta generación a un precio mejor que 1500 Ings.

La rata que parecía poseer al vendedor ahora se notaba asustada, tal vez en posición de retirada, se veía venir alguna respuesta desesperada -Suerte con eso, amiguito. Si los magos como sociedad se aíslan del mundo, un artesano es mucho peor. Ermitaños, siempre encerrados en sus templos y talleres creando estas piedritas insignificantes, una rareza incluso para los de tu clase. No creo que ninguno de la cara por el pueblo.

-Bueno, tal vez ningún artesano- Reconoció Orbim, cambiando su tono de voz al de un auténtico altanero -. Pero los accidentes pasan y los catalizadores se rompen, por lo que estoy seguro que aparecerá algún vendedor que tenga mercancías mucho más exequibles que las tuyas, de eso tengo la certeza - Beend trataba sin resultados de interrumpir al chico, y retomar el dominio de la conversación, pues la técnica de un vendedor como él se basa en quien cotorrea más, incluso si no se tiene sentido alguno, y tal vez por aburrimiento o desgaste alguno termine comprando por el precio que sea-. No hace mucho, mi tutor dijo que los catalizadores de quinta generación en Vhámelur no superaban los 600 Ings, en su lanzamiento, sigue siendo caro, pero considerando la importancia... bueno, ya sabes cuánto lo deseo ¿no?

Sigurd no podía sentirse más orgulloso y a la vez contener las ganas de carcajear en la cara del estafador. El vendedor no pudo ocultar la vergüenza de haber perdido en una venta. Entre arrugas temblorosas de furia y grandes orejas sonrojadas por la reciente afrenta, solo agregó “550 Ings” como última oferta. Vencedor, el mago ahora obtenía la extensión definitiva del brazo de todo humano mágico al precio de unas cuantas sandías, lo cual es casi un regalo, relativamente. Y que, por suerte, Sigurd traía 50 Ings en su bolsillo para completar la cantidad pedida. Inflando el pecho victorioso, con dedos nerviosos por poner en práctica su nueva herramienta, soportaba por dignidad y sentido del buen ganador su deseo de humillar al experto en las ventas de chucherías del pueblo. “largo. no los quiero volver a ver en un buen tiempo, pillos malnacidos” Farfulló el derrotado vendedor al paso del joven par.

-Sabía que eras bueno haciendo tratos, pero, ¡WOW! Casi explota el pobre hombre. En treinta segundos pasaste de una hormiga contra un monstruo a tú ser el monstruo - Orbim, con aire soberbio, rebajó su propio triunfo reconociendo la pérdida del “toque mágico” del viejo vendedor-. Siempre con tu mala costumbre de traer tus ahorros en tu bolso. Pero no te pases de listo, esos 50 Ings son una deuda.

Las primeras estrellas del atardecer ya se dejaban ver y como de costumbre, los habitantes encendían las farolas de las calles para hacer posible sus labores diarias un par de horas más después de la llegada de la luna al lienzo del cielo. Por regla, los reclutas debían volver al cuartel de internamiento antes de la oscuridad total de la noche, Sigurd pronto tendría que volver. Pero antes, quería estar presente junto a Orbim al momento de crear por primera vez un hechizo, más allá de la aburrida teoría o imitaciones torpes e inútiles con los dedos. Así que, para evitar percances con algún conjuro mal hecho, se alejaron por el camino al sur del pueblo. Un camino solitario que conecta los coliseos, el cuartel de internamiento “la Jaula” y el sendero sur. Recorrido común para los reclutas y veteranos que fluyen entre el corazón del pueblo y el cuartel de internamiento. Es lógico pensar que es común ver reclutas por el pueblo o por la ruta, sabiendo que se cuentan en miles, pero la verdad es que su estricto régimen de entrenamiento por parte de los viejos veteranos les mantiene encerrados en el cuartel y lugares cercanos de entrenamiento por seis de los siete días de un siclo semanal. Ya lo suficientemente alejados, avanzaron por los prados verdes a los costados del camino:

-No te hagas muchas expectativas, amigo mío- Orbim extrajo la no tan familiar piedra de rombo. Nervioso, ansioso, pensaba algún hechizo interesante-. Recuerdo uno, del libro de nivel uno que leí hace años. Era...- se detuvo un segundo, rascando su cabeza, tratando de recordar la combinación correcta para el hechizo. Susurró: “anillo interior: Glifo de destello. Y el texto de orden en: Saeta”

El catalizador levitó en la palma de su mano, girando lentamente pero cada vez más rápido, como si escuchara atento a cualquier leve susurro del invocador, despertando por primera vez. Un sutil fluido vaporoso y azul brillante ascendía desde la superficie de la mano hasta la piedra. La penumbra del atardecer y el desolado prado potenciaba la belleza ofrecida por el artefacto, que parecía absorber esta mana a una velocidad en constante aumento, delatando algún tipo de hambre voraz. No lo entendían, pero Orbim infirió que era normal, lo sentía normal, le arrullaba, liberaba una presión acumulada por años, de su naturaleza como un humano mágico, el conducto que le complementaba, satisfecho. Se detuvo el engullimiento de mana y liberó un fino y firme hilo brillante desde su vértice superior, formando poco a poco una circunferencia perfecta a su propio alrededor. El impulso inconsciente habló, y Orbim repitió la orden anteriormente dada en voz alta. La runa se dibujó al filo del circulo perfecto de mana creado por el catalizador, danzando en círculos, el texto de orden se materializó letra por letra y la palabra “saeta” se divisó al final del deletreo, al margen del mismo hilo que formaba al anillo. Así se mantuvieron por un par de minutos, observando el lento girar de la runa y el texto alrededor de circulo brillante. - ¿Ahora qué? - Preguntó Sigurd, que veía pronto la hora límite de los reclutas. Orbim, trayendo a su mente el último detalle sobre un hechizo bien realizado, siguió la instrucción descrita múltiples veces en los libros de aprendices que tanto había leído desde hace años, simplemente debía tensar suavemente los dedos de la mano que cargaba con dicha herramienta, y eso hizo. Tal cual las instrucciones fueron dadas, una saeta de luz brillante salió impulsada al cielo dejando atrás de sí misma una estela de chispas blancas luminosas, varias decenas de metros sobre sus cabezas, explotando en un destello plateado reluciente, dejando el prado y el camino tan iluminado como lo hace el sol de la mañana, por un par de segundos antes de extinguirse, como un rayo colosal, pero sin nubes que lo den a parir. Increíble, incluso para solo ser el nivel más básico de magia, hechizos de un solo anillo, más bien conocidos como hechizos inocentes, de esos que los niños pequeños acostumbran usar en sus juegos, como crear chispas, fuegos fatuos o levitar lentamente. Los niveles intermedios son curiosos, llegando incluso con hechizos que utilizan hasta tres anillos al mismo tiempo y múltiples runas. Pero sin duda, los archimagos se quedan con el trofeo del espectáculo, los de magia avanzada, de cuatro, de cinco, de siete, de diez anillos, configuraciones armónicas entre runas y texto de batalla, magos de un intelecto superior, ver un hechizo de ellos es como ver las orbitas de las lunas de Júpiter por el espacio. Múltiples y majestuosas.

-Eres maravilloso, campeón- expresó entre sonrisas Sigurd, totalmente impresionado, pero no tanto como el mismo Orbim, que creía estar en un sueño muy vívido. Después de todo, ese día había logrado por fin complementarse como humano mágico, aún sin haber pasado los procesos estándar que tanto alegaba su tutor-. Debo volver a La Jaula, o los maestros me castigarán si no llego a su hora- Orbim, aún atónito, se despidió de su amigo con un abrazo- Descansa. Al despertar el sol serán las inscripciones al torneo de fuerza. De seguro ganaremos ahora que tienes tu catalizador.

1 Avril 2021 03:15 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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