nefilimsoul Nefilim Soul

Una pequeña historia que inicia con un deseo navideño cantado al pie del árbol de navidad... Deseo que es "mágicamente" cumplido con la intervención de los mejores "Asistentes de Santa Claus", sus amigos. Todos los derechos de los personajes pertenecen a los creadores del anime. La historia es original de mi autoria.


Fanfiction Anime/Manga Interdit aux moins de 18 ans.

#romance #fluff #Humor¿? #historia-navideña #Romance-Navideño #Secret-Crush #amor-secreto #otayuri #yoi #yuri-plisetsky #otabek-altin #one-shot #songfic
Histoire courte
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All I Want for Christmas is Your Love



Maldito jet lag, lo mantenía enclaustrado en su habitación de hotel desde el día anterior. El malestar le obligó a colocarse un antifaz negro para dormir, dejar las cortinas cerradas y, el bote de basura cerca. Por si acaso.


Pitchit le había ofrecido una de las recámaras libres de su departamento pero... Peeero, ahí se iban a hospedar también todas las otras asquerosas parejitas hipercursis. Por lo que se limitó a decir:


"-No, Bro, muchas gracias... Err... Tengo insomnio. Sí, eso, insomnio... No quisiera incomodarlos si me levanto o hago ruido. Mejor me quedo en un hotel-."


De solo de pensar en haber aceptado, le daba más grima. Dichas parejitas las conformaban: El Calvo (Vitya) y el Katsudon (Kats... Udon. Se negaba a llamarle por su nombre. Era su castigo por ser un copión de nombres); la Bruja (Mila) y Don Dramas (Georgi); el Chino (G...algo) y el Q'pasówé' (Leo); además, de obviamente, Lord Selfie (Pitchit) y su novio el Cara de Piedra (Lee). Todos en plan osos navideños cariñosos, compartiendo besitos, apapachos, arrumacos, mimitos azucarados, y eso sin contar sus actividades nocturnas... No, pues no... Trauma profundo asegurado... Puag.


No es que tuviera envidia... Claaaro que no, puff, qué va. Quién habla de envidia... Lo que pasa, es que, pues... Es que, sí. La verdad es que sí la tenía. Un poco, una pizca y ya, no mucho. Cosita de nada.



Porque, cada vez que veía a una de las mentadas parejitas deshacerse en atenciones el uno por el otro, cada una con sus rarezas, pero unidas por el inmenso amor que se profesaban... Le entraban terribles ganas de ir corriendo hasta Kazajistán o cualquier país para buscar a su... A su... A su amigo... Esa era lo única forma en que Otabek le veía, como su amigo. Mejor amigo de hecho, desde hace años... Simplemente amigos... Y nada más.



Amigo del que congusto le succionaría hasta el alma con un beso, o con una mamada si se daba la oportunidad.


Amigo al que no vería durante un buen tiempo porque estaba repleto de trabajo para estas fechas, debido a su labor como Dj le sería imposible asistir a la reunión organizada por Pitchit, en su casa de NewYork y coincidir, o ir a visitarle a Rusia.


Sintió un enorme nudo atorando en su garganta nada más de recordarle, los ojos cerrados bajo el antifaz comenzaron a picar anunciando las lágrimas.



Enfurruñado, se levantó de la cama arrancando de a una el antifaz oscuro para ir a tomar una ducha. Odiaba llorar, no lo haría, ya no más... Bueno, al menos no esta vez, ya lo había hecho por algunos años y lo único que lograba era sentirse más miserable.


Revisó su móvil, notó que tenía el tiempo justo para arreglarse y llegar al hogar de Lord Selfie.



~*~




Tenía que aceptarlo, se estaba divirtiendo. Todos sus amigos se habían esforzado mucho en hacerle sentir bien, integrado, incluso le habían bajado un poco a su nivel de cariñosidad para que no se sintiera incómodo.


Porque, pues sí, para su infortunio, todos ellos sabían de su enamoramiento. Enamoramiento que el juraba era secreto, y discreto. Aunque, discreto, no lo fue tanto, ya que todos se habían dado cuenta. Tooodos... Todos, a excepción del incauto de su mejor amigo.


Al principio, se asustó muchísimo de haber sido tan obvio como para que hasta el enfadoso de Leroy se diera cuenta. No quería perder a su primer y ahora, mejor amigo, se moriría de pena... Sin embargo, cuando Otabek siguió tratándolo de la misma forma y no le hizo algún comentario al respecto, se dio cuenta de que en realidad sencillamente no lo veía, no lo ve, ni lo vería jamás con los mismos ojos que él lo hace.



¿Qué tan desagradable era eso de haber caído en el cliché más cursi y jodido de todos los clichés, enamorarse de tu mejor amigo?



Sí, era una mierda muy jodida. Una mierda muy triste y en la estaba hundido hasta la coronilla, pero, qué se puede hacer. No se puede obligar a las personas a querer, a sentir, a enamorar.



Así que, ahí estaba ahora. Como un bonito tigre de montaña, solitario, rumiando su amor secreto un año más, amor no correspondido.



Se sentó en uno de los sofás que quedaban cerca del colorido árbol navideño. Bebiendo la décima copa de contenido dudoso que Pitchit se daba a la tarea de rellenar una y otra vez. Se perdió en sus pensamientos mientras observaba absorto las luces blancas encenderse y apagarse al ritmo de "Noche de Paz".


-Yuratchka-. La voz inusualmente baja de Mila lo sacó del trance.


Se giró y la encontró sentada a su lado mirándole con ojos tristes. Asintió una vez para indicarle que tenía su atención.


-¿Me cantas una canción?-. Murmuró ella con sus bonitos ojos azules suplicantes.


-¿Yo? ¿Qué no se supone que para eso tienes galán? Bueno, si a eso se le puede llamar galán-. Respondió extrañado. Ella soltó una sonora carcajada negando con la cabeza.


-Nooo. Cállate. Que no te oiga. Conociéndolo, se pone a cantar "Pagliaccio" a capella. No, qué horror-. Declaró entre risas.



Cuando cesaron sus risas, lo miró de nuevo con ojos tristes y le dijo:



-Tú sabes mejor que nadie que... Que él y yo estamos juntos por aliviar un poco nuestra soledad. Nos queremos, sí, sin embargo, somos conscientes de que nuestros corazones no nos pertenecen, que cada uno lo dejó en otro lugar, en otras manos, tiempo atrás-.


-Y como eres una masoquista melancólica, seguramente quieres que cante algo para recordarla y sufrir, ¿cierto?... Estás enferma-. Masculló hastiado, pero sabiendo que su comentario le devolvería la sonrisa a su amiga.


El efecto fue inmediato, la risa musical de la pelirroja derrumbó su aura triste.


-Me encanta que sigas siendo mi Gatito enojón... Anda, cántame algo masoquista y navideño-. Apuró con una sonrisa.


-Por supuesto que tenía que ser masoquista y navideño. Qué fastidio... Y me vas a arrastrar a sufrir contigo, ¿no? Te odio... A partir del primero de enero cambiaré de amigos, lo juro. Maldigo la hora en que se me ocurrió mostrarte mis estúpidos videos tocando la guitarra-. Refunfuñó mientras tomaba entre sus manos la guitarra que Mila había estratégicamente escondido tras el sofá.


-Tú tienes la culpa, Gatito. Todo lo que haces te sale bonito. Además, me encanta tu voz... Y como soy tu fan número uno, me vas a dejar grabarte-. Dijo ella con malicia.


-¿Qué? No. No, ni se te ocurra-. Contestó amenzante frunciendo el entrecejo.


-Claro que sí. Te sirve para la extensa colección de videos que ya tienen destinatario desde hace años, pero eres tan cobarde que nunca te atreves a enviar... Si es por los demás, no te preocupes, están afuera viendo los juegos artificiales. Ni cuenta se van a dar que estás cantando-. Aclaró haciendo un ademán con su mano quitándole importancia.


Soltó un suspiro resignado.



-Bien, lo que sea... ¿Cuál quieres?-. Murmuró entre dientes.


-La que tu prefieras, cariño. No sé, alguna que tu quisieras cantarle a "ese alguien especial"... Voy a alejarme un poco para que la grabación salga mejor, así tampoco te desconcentro, ¿va?-. Se levantó colocándose frente a él, a un par de metros de distancia.


Levantó los hombros como respuesta, con los ojos ya puestos en el instrumento.


Carraspeó tratando de aclarar su garganta, trago saliva en tanto recordaba los acordes. Apoyó la guitarra sobre sus piernas. Verificó la afinación de las cuerdas pasando sus uñas con maestría. Inhaló profundo a la par que peinaba hacia atrás un mechón de su cabello sosteniéndolo tras su oreja para despejar su vista. Miró brevemente en dirección a Mila encontrándola con el móvil frente a ella.



Sonrió brevemente, y comenzó:



"I don't want a lot for Christmas

There is just one thing I need

I don't care about the presents

Underneath the Christmas tree

I just want you for my own

More than you could ever know

Make my wish come true oh

All I want for Christmas is you..."



Concluyó la interpretación, regresó de nuevo su visita hacia la pelirroja quien limpiaba una lágrima traicionera de su mejilla. Le dedicó una sonrisa pequeña al mismo tiempo que limpiaba la propia mejilla mojada por un par de lágrimas.


-Feliz Navidad...-. Susurró en su dirección, aunque ambos sabían a quién iba dirigida la interpretación y la felicitación.


-Anda, vamos a ver el espectáculo-. Animó ella con voz quebrada tomando su mano y llevándolo en dirección al jardín a reunirse con el resto del grupo.



❄️



Dio un largo trago a su cerveza en tanto se dejaba caer sobre el sofá de la cabina de audio.


Acababa de terminar su participación en la fiesta organizada por los Leroy y ahora descansaba un poco, ya había dejado programadas las pistas que sonarían después del par de horas de karaoke que en ese momento estaba ya en su apogeo, amenizado por el mismo anfitrión. Solamente le faltaban dos presentaciones más, aunque para ello tendría que trasladarse a Estados Unidos.


De cualquier manera a él le daba igual, no acostumbraba festejar en esas fechas. Prefería esperar hasta enero para ir a pasar unos días con su ruso y caerle de sorpresa.



Sí, "su" ruso. Suyo... Aunque él no lo supiera.



Hizo hasta lo imposible por ajustar las fechas de sus compromisos y darse unos días de descanso con él. La paga sería muy buena y le había alcanzado perfectamente para comprar y regalarle el abrigo con estampado de piel de leopardo, aquél carísimo que estaba seguro luciría precioso con él puesto. En cuanto lo vio en la pasarela de Dior, durante la Fashion Week de Milán, al acompañar a JJ, supo que había sido creado para su Tigre.


Dejó ir un suspiro profundo pensando en él, en su Tigre, en su Yuri; en su belleza irreal, en su sonrisa, en sus ojos hermosos, su cabellera dorada.



Suspiró de nuevo pensando en cómo diablos iba a hacer para seguir aguantándose las ganas de... Las ganas de... Las ganas de hacerle de tooodo, sin que lo mandara a la mierda de una patada por atrevido. Porqué carajo Yuri tenía que complicarle la vida poniéndose más bonito cada día, más sexy, más... Pues, sí, eso, más bueno. Porqué tenía que ponérselo más difícil comportándose todo lindo y dulce con él, tan tentador. Iba a tener que pensar en algo efectivo para mantener su corazón y sus manos controladas.



Por todo los dioses, Yuri le consideraba un buen amigo, debía portarse a la altura.



Alicaído, se hundió más en el sofá terminándose de un solo trago la mitad restante de la cerveza y alcanzando a escondidas una botella de bourbon de la bandeja de bebidas que cargaba un mesero. Entre trago y trago se perdió en sus toneladas de pensamientos tormentosos.


Más tarde, se puso de pie, decidido en ir a robar un poco de la sofisticada comida en miniatura del bufé dispuesto en un extremo del lujoso lugar. Necesitaba distraerse un poco y no caer más hundido en su drama romántico.



Apenas había dado un par de pasos fuera de la cabina, cuando escuchó por los altavoces un carraspeo que su cerebro identificó de inmediato haciendo que un escalofrío recorriera su columna, le dejó paralizado en su lugar.


Luego, la voz de JJ por el micrófono se dejó oír:


-Beks, acaba de llegar un regalito de navidad para ti-. Exclamó sonriente al tiempo que señalaba una de las tres enormes pantallas donde antes se mostraban los videos y las letras de las canciones interpretadas en el karaoke.


La imagen de Yuri afinando las cuerdas de una guitarra apoyada en sus piernas se mostró en todo su esplendor. El aire se atascó en sus pulmones, los latidos de su corazón se dispararon y el típico cosquilleo en su estómago, cada vez que lo tenía frente a él, se hizo presente.


En la pantalla, Yuri acomodaba un mechón de su cabello despejando sus ojos y sonreía pequeñito hacia la cámara. Él le devolvió la sonrisa por instinto, hipnotizado. Entonces... Entonces, su cerebro se fundió al escuchar su voz acompañanda por los acordes de "All I want for Christmas is You". Creó su propia versión acústica, más lenta, suave, dulce, mejorada. Perfecta. Justo como todo lo que él hacía.



Al finalizar la interpretación, contuvo el aliento al captar las lágrimas que se habían escapado tracioneras por la mejilla de Yuri, un nudo enorme se atoró en su garganta. Deseo tanto tener poderes mágicos en ese momento para poder ir a su lado y abrazarlo, para que quitara esa carita de pena.



Ni siquiera fue consciente de los "Aww" exclamados por el resto de los presentes, igualmente conmovidos. Y como si todo eso no fuera suficiente, el corazón se le estrujó cuando la pantalla le devolvió la imagen del chico limpiándose discretamente la humedad del rostro, levantar su hermosa mirada y musitar un sentido saludo navideño.


Cuando el video al fin terminó, sintió la vista nublada. No supo qué hacer, qué decir, qué pensar... Se quedó ahí, parado, atontado, viendo la pantalla oscura con la mente dando vueltas.



Dio un respingo cuando sintió el brazo de JJ posarse en su espalda.



-¿Qué, no vas a agradecerle? Joder contigo, Otabek. No sé qué tanto le piensas. Lanzate ya... Cantó muy bonito para ti... Mira que yo ni siquiera sabía que la Rabiosa Hada de las Nieves podía tener una voz tan melodiosa y atrayente. Mucho menos considerando que se carga unos humos equiparables a los de cien generaciones de sanguinarios guerreros eslavos-. Comentó divertido.


-Y... ¿Y si el video no estaba dedicado a mi?-. Susurró con la mirada ahora en el piso.


Un repentino golpe en la nuca lo hizo cabecear. Cuadró los hombros amenazante para enfrentar al osado que se atrevió a golpearle mientras se sobaba. Pensó que había sido Leroy, pero, se topó con la sorpresa de que una enfurruñada Isabela le veía con ojos acusadores.



-Despabílate, tonto... A ver, piensa en lo que acabas de decir y contestame tú a mí... ¿Qué harías si esa canción estuviera dedicada a otra u otro, y no a ti?-. Cuestionó con los brazos en jarra.


Sintió la bilis bullir hasta la boca donde le quedó el regusto amargo. Apretó la mandíbula negándose a responder.


-¿Vas a quedarte así nada más? Callado, sin hacer algo, mientras otro u otra se lo lleva... ¿No vas a pelear por él-. Insistió entre regaños.


-Yo...-. Se detuvo sin saber qué decir.


-Es el momento, Beks... Total, si te dice que no, al menos descansará tu pobre alma atormentada de tanto especular. Al menos ahora sí tristearás por motivo válido. Me apunto a las posteriores borracheras curativas en caso de que te batée-. Afirmó JJ muy seguro.


-No le digas esas cosas-. Ahora el golpeado en el hombro fue Leroy.


Río entre dientes observando a Leroy quejarse entre pucheros ridículos con su esposa.



De pronto, una nítida imagen de Yuri y él estando en la misma situación, discutiendo entre bromas como una pareja enamorada, feliz, le llenó de ilusión, de anhelo.


-¿Saben qué? Tiene razón-. Declaró firme, cortando el alegato entre los otros dos que le miraron expectantes.



-JJ, ¿dónde quedó el jodido micrófono?-. Inquirió envalentonado.


-¡Ese es mi Damir Saduakhassov!-. Exclamó con aplausos el canadiense, pasando de nuevo un brazo por los hombros y con el otro sosteniendo a Isabela mientras los dirigía al escenario del karaoke.


-¿Dami... Qué? ¿Eso que cosa es?-. Preguntó Isabella con mueca de asco.


-Es un tenor kazajo, mujer. Tú y tus malos pensamientos-. Aclaró paciente JJ, como quien le habla a un niño pequeño.


Estando ya los tres en el escenario, frente al micrófono, oyeron los vítores, aplausos y palabras de aliento del resto de los presentes.


-¿Y ahora qué mierda le voy a cantar-. Inquirió entrando en pánico, aunque manteniendo su semblante inexpresivo.


-Eso déjamelo a mí, hay una canción que le queda perfecta a tu historia de amor. En cuanto la escuches me darás la razón-. Explicó Isabella antes de salir sonriente en dirección a la computadora donde programaban las pistas.


-Inhala, exhala, inhala, exhala. Te tienes que ver bonito y gordito, Beks, como los sabios pingüinos aconsejan... Bonito y gordito-. Decía JJ muy serio al mismo tiempo que palmeaba sus mejillas dándole ánimos.


-Eres un idiota-. Dijo entre risas. -Ya déjame y lárgate a grabar-. Le empujó para que se alejara. Así lo hizo el otro con una sonrisa burlona y un guiño.



En tanto esperaba que iniciara la música, agradeció internamente tener a ese par como amigos, pues, de no se por ellos, hace mucho que se hubiera dado por vencido en todos los sentidos.


Justo en ese instante apareció el título de la canción y el intérprete, sonrió ampliamente y dirigió una mirada agradecida a la pareja, asintiendo como forma de aceptación a la melodía elegida. Se trataba de "Hello", de Lionel Richie, una canción de antaño.



Inhaló y exhaló profundo mientras llegaban a sus oídos las primeras notas del piano.


Con oido experto, midió los tiempos para entrar con su voz en el momento adecuado, inhaló de nuevo llenando de aire su estómago y dejó salir su voz:



"I've been alone with you

inside my mind

And in my dreams

I've kissed your lips a thousand times

I sometimes see you pass

outside my door


Hello, is it me you're looking for?


I can see it in your eyes

I can see it in your smile

You're all I ever wanted

And my arms are open wide

Cause you know just what to say

And you know you what to do

And I want to tell you so much

I love you..."



Cuando finalizó el canto, JJ se acercó hasta él y le dijo:


-Listo, ya te envié la copia del video-.


-Gracias, hermano-.


-Qué agradeces, para eso estamos... Además, sino hubiera sido por ti, Isabella jamás me habría aceptado de nuevo-. Ambos se rieron por el recuerdo. Añadió animoso: -¿Y ahora, cuál es la siguiente etapa del plan?-. Dio una aplaso al mismo tiempo que Isabella se les unía.


-No tengo ni puta idea-. Murmuró pasándose las manos por la cara con gesto de frustración.


-Vete-. Espetó Isabella.


-¿Qué?-. inquirió extrañado.


-Ya vete. Agarra el primer vuelo a New York que te encuentres y alcánzalo allá-. Afirmó cn una sonrisa comprensiva.


-¿New York? No entiendo... Además, aun no termino mi trabajo aquí-. Explicó confundido.


-Tu Tigre está en New York, en la casa de Pitchit. Según lo dicho por Mila, casi le rogaron para que no se quedara solo en Rusia, porque se la pasaría todo tristón por tu ausencia-. Agregó JJ.


-¿De verdad?-.


-Sí, creo que se va a quedar allí hasta el fin de semana siguiente... Por la fiesta no te preocupes, solamente déjame la memoria con las pistas. Al fin y al cabo ya me enseñaste a manejar la cosa esa-. Insistió el canadiense.


-Gracias, de verdad, muchas gracias... Aunque me preocupa un poco que afirmes saber manejar la consola si le llamas "cosa esa"-.


-Ya vete y no estés buscando pretextos... Busca a Vivianne en el aeropuerto, ella te ayudará a conseguir un vuelo rápidamente, ya le avisé-. Añadió otra vez Isabella.


Agradeció entre abrazos a sus amigos, tomó sus pertenencias de la cabina y partió hacia su nuevo destino.



❄️



Había decidido marcharse temprano de la casa de Pitchit, apesar de que le insistieron una y otra vez para que se quedara a pasar la noche.


Trató, de verdad que sí, trató muy duro de hacer el esfuerzo por quedarse y convivir, pero, al percatarse de las parejas alrededor abrazándose con cariño mientras admiraban la explosión de luces en el cielo... Simplemente fue más de lo que su pateado corazón pudo soportar.


Se encerró en la habitación de hotel, cargado de viandas con comida y postres que sus amigos le prepararon para que no pasara hambre, una botella de champagne, otra de vodka, además de un tarro enorme de helado y dos bolsas todavía más enormes de frituras de queso.


Buscó en la programación de la televisión alguna serie o pelicula no- navideña, ni romántica, mucho menos una combinación de ambas.


Al no encontrar algo decente qué ver, se decantó por dejarle en el canal de pelis porno... Mala elección... A medida que la película avanzaba, sin venir a cuento, apareció un tipo, otro actor, manejando una motocicleta con indumentaria de cuero muy, muy ceñida, casi untada; de piel tostada por el sol, cabello lacio y negro, peinado engominado hacia atrás, pecaminosamente musculoso y absurdamente bien "dotado", con ojos negros, ligeramente rasgados... Su defectuoso cerebro rápidamente encontró similitudes, que sinceramente no eran tantas, sin embargo, fue imposible no relacionar.



Y sí, pasó lo que tenía que pasar... Se puso a llorar a moco tendido como si estuviera viendo el final de "The Notebook" o igual de cutre. En la habitación solo se escuchaba una melodía en bucle formada por una peculiar secuencia de sonidos: gemido-sollozo-gemido-sorbidademoco-gruñido/gemido-crujidodefritura-gritosdeorgasmofingido-sollozobajito-cuchareodehelado.



"¿Quién mierda llora viendo una película porno? Pues Él, Yuri Plisetsky, el Tigre de Rusia. Que no se diga que hasta para estar depre es original", pensó sorbiendo el escurrimiento nasal y limpiándose los restos húmedos que escurrían de su nariz y mejillas con los pañuelos desechables.


En ese drama estaba, faltaban un par de horas para que el sol se asomara, cuando decidió darse una ducha rápida dando por terminada su catarsis navideña.


Salió de la ducha y se percató de que tenía mensajes de parte de Mila. Se vistió, se metió nuevamente bajo las mantas, y hasta entonces decidió revisar el contenido del chat.



En él primer mensaje, Mila escribió:



"Mira el regalito que te enviaron como agradecimiento a tu bonita interpretación".


Varios emoticones cursis y enseguida el link de un video.



Pensó mucho antes de decidir abrirlo, porque, la verdad, no estaba de humor para ver a la ex de Mila embriagada y suplicándole que vuelviera con ella mientras arrullaba lastimosamente a su nuevo bebé... Muy gráfico, pero ya había sucedido en ocasiones anteriores.



Resignado, abrió el video, porque de lo contrario, la otra estaría jode que jode hasta que lo viera y no le dejaría dormir.



Nada le preparó para el contenido de ese video.


Cuando la hermosa y masculina voz de varitono que al parecer se cargaba Otabek, inundó la habitación causándole escalofríos de emoción. Su mente quedó a la deriva, meciéndose un mar de pensamientos alocados. Muy alocados.



¿De verdad esa canción la había dedicado a él? ¿Acaso era una especie de declaración de amor, tal y como sucedía en las cursis películas para chicas?¿Cuándo había grabado ese video? ¿Quién lo grabó? ¿Por qué no se lo mostró antes? Ni siquiera sabía que cantara, mucho menos que lo hiciera tan bien... Además, estaba el escamoso asunto de la letra de la canción... Porque la letra... La letra daba a entender muchas cosas... Cosas que no quería pensar... Cosas con las que no se quería ilusionar tontamente. Otra vez.


Como si el guapísimo intérprete hubiera escuchado sus pensamientos, mientras entonaba la última línea, miró directamente a la cámara y cantó con mayor énfasis, imprimiéndole un mayor sentimiento:


"... But let me start by saying,

I love you."



Su corazón se aceleró al punto de cree que le saldría por su boca. Los ojos se le nublaron y soltó un sollozo bajito.



"No, no, no. Para, detente", le rogó a su cabeza después de que comenzó a crear imágenes claras de Otabek correspondiendo sus sentimientos. Frotó con las manos su cara y su cabello alborotándolo todo.


Marcó al número telefónico de su amigo varias veces, pero no recibió respuesta, apesar de que en ocasiones anteriores él le contestaba al sonar el primer tono.



Desanimado, se metió debajo de las cobijas, se cubrió la cabeza llevando con él su móvil en la mano. Formó un fuerte de mantas donde se ocultó, entre suspiros y sollozos quedos, repitió el video. Una y otra y otra vez... Y así, con la voz y la imagen de su amor secreto, cayó dormido.



❄️



A media mañana, oyó varios toques fuertes en la puerta de la habitación. Deduciendo que era el personal de limpieza, se levantó aletargado, sintiendo todavía sus ojos hinchados. Arrastró sus pies por la alfombra y preguntó con voz adormilada, sin abrir:


-¿Quién es?-. No recibió respuesta, salvo un nuevo par de toques.


-¡¿Quién?-. Repitió más alto, después de haber carraspeado para aclarar su voz.


A través de la puerta llegó a sus oídos una melodiosa respuesta totalmente inesperada, con una voz muy parecida a la de su Otabek en el video:


"- Hello, is it me you're looking for?"



Abrió de golpe pensando que estaba alucinado. Del otro lado, la figura de su amigo apoyando el hombro sobre el marco de la puerta, le devolvía la mirada con una mezcla entre sorpresa y vulnerabilidad.


-Beka...-. Musitó ido.


"Joder, es que incluso luciendo todo cansado se ve guapísimo", dijo para si mismo, admirádolo embelesado.


-Feliz Navidad, Yura-. Susurró el otro con voz grave, provocándole un estremecimiento que le cimbró el cuerpo entero. Añadió tímidamente:



-¿Viste el video?-. Yuri asintió lentamente con un movimiento.



Otabek insistió, extrañado por su mutismo:


-¿Te gustó?-. Asintió de nuevo de la misma forma. Beka agregó: -La canté especialmente para ti-. Bajó sus ojos oscuros al piso brevemente, para después levantarlos y verle directo a los suyos a través de sus pestañas negras, mientras mordía su antojable labio inferior con nerviosismo.


-¿La letra-La letra de la canción...?-. Balbuceó Yuri casi sin voz, con su corazón latiendo a toda velocidad. Fue interrumpido por su amigo.


-Sí, la elegí especialmente por y para ti-. Afirmó con un susurro sin dejar de verle directamente a los ojos. Continuó:



-¿Y tú? La canción que...- Ahora fue su turno de interrumpirle.


-Sí, también... Yo... La elegí pensando en ti-. Susurró sintiéndose casi mareado por todas las emociones agolpadas en su pecho.


-¿Entonces... Entonces tú...?-. Farfulló Otabek.


Tragó saliva, tembloroso, decidió lanzarse al vacío.


-Sí, yo... Estoy enamorado de ti... Desde hace años, de hecho. No quise decírtelo antes porque tenía.. Tengo miedo de perderte como amigo-. Declaró, dejando ir una risita nerviosa carente de humor. Desvió la vista hacia sus pies, temeroso de encontrar el menor atisbo de rechazo. Terminaría por romperse.


-Yura...-Susurró el moreno.


Aun con los ojos en el piso, notó el momento justo en que las botas negras de su amigo se colocaron frente a sus pies. Elevó la mirada, quedando sorprendido de tenerlo tan cerca, apenas un par de centímetros les separaban.


Sin decir más, Otabek envolvió su cintura con uno de sus brazos y posó su mano libre sobre su mejilla acariciando su pómulo. Después... Después le besó, al mismo tiempo que cerraba la puerta con un golpe de su bota.



Siguieron disfrutando de una dulce y calientita mañana de Navidad en los brazos del otro.



Regalándose los besos y caricias que había estado guardando durante años.


Felices de ver cumplido al fin su deseo navideño más anhelado.




❄️ FIN ❄️

23 Mars 2021 04:13:20 3 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
5
La fin

A propos de l’auteur

Nefilim Soul Mis historias en su mayoría tienen como protagonista a dos personajes: Otabek y Yuri, aunque tal vez te encuentres también otras parejas. Son historias que cuentan la manera en que las vidas de estos dos se ven entrelazadas, en diferentes circunstancias, contextos, universos, diferentes tiempos... Historias que pueden ser la tuya, la mía, la de cualquiera. Pueden encontrame también en la plataforma de AO3 con el usuario: Nefilimsoul. En Wattpad como: @nefilimsoulstories

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Anguiie Escobar Anguiie Escobar
Me encanta y me encantará siempre 😍😍😍😭
March 23, 2021, 12:45
Sandra González Sandra González
Super hermoso 😍
March 23, 2021, 05:35
Yatovale 10 Yatovale 10
Que preciosos!!!!😭😭💕💕💕💕
March 23, 2021, 04:36
~