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Armando Arias es un joven que vive en Los Álamos, un tranquilo pueblo que se encuentra en unas importantes elecciones políticas. Aunque aquel enclave oculta varios misterios en los que nuestro protagonista se ve involucrado.


Thriller/Mystère Déconseillé aux moins de 13 ans. © Derechos Reservados

#red #arboles #misterio #politica #investigación #sobrenatural
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Armando Arias


Aquellas alas azules son impulsadas por la leve brisa que sopla en un denso bosque compuesto por robles y ceibas. Su poseedor, una frágil mariposa se posa sobre un áspero y laminado tronco, exhibe a su perseguidor aquellos ojos verdes pintados sobre su cuerpo, hasta que tras percibir un objeto moverse bruscamente al acercarse emprende otra vez su recorrido.


El ambiente es agasajado por el armonioso canto de unas avecillas, aunque también se escucha un chasquido proveniente de unas pisadas desquebrajan las ramas del piso, tras el intento fallido de atrapar al insecto, un joven alto y pecoso recoge la red, mientras emite un largo suspiro y mantiene una mirada intranquila en sus ojos castaños y adormilados, a su vez sacude su largo y desordenado cabello rubio similar a un pequeño arbusto tupido. Viste pantalones beige y una camisa gris en la cual se ve un estampado con un dibujo simple de una ardilla. Da unos leves pasos para seguir su objetivo, mientras sostiene rígidamente su herramienta de trabajo. Hasta que la alarma de su celular lo hace reaccionar.


«Tengo que colaborarle a mi tío», divaga el joven tras oír aquel sonido.


Tras el programado aviso recorre un angosto sendero para luego salir a una carretera sobre la cual se veía un letrero que estaba saturado de panfletos de publicidad política, pero se alcanzaba a leer en letras grandes el recibimiento de este pueblo.


BIENVENIDO A LOS ÁLAMOS


Aquel enclave es una pequeña localidad de clima templado, ubicada en una meseta y rodeada de montañas llenas de un tapiz ondulado de múltiples tonalidades de verde debido a los densos bosques, enclaves de diversa vegetación donde también se notaban unos pequeños parches grisáceos debido al efecto de difracción de las hojas del yarumo, además se notaban tres cuadros de color verde claro, zonas donde el bosque fue reemplazado con pastizales.


Cerca de allí se veía un vecindario de casas coloridas y él se dirige a una vivienda de fachada amarilla con columnas verdes de la cual sale quince minutos después tras tomarse una ducha y colocarse un uniforme que constituye en un pantalón gris y una camisa blanca con el pequeño logo de un árbol verde en el bolsillo del pecho. Realiza una travesía de seis cuadras municipales en las que el viento refresca su andar hasta que llegar a un amplio establecimiento de paredes de color verde claro, ubicado en una esquina y en cuya parte superior un letrero exhibía su título. «Restaurante La arboleda» Al entrar saluda con un tono formal a un hombre regordete con un notable mostacho y cabello rizado y rubio.


—Buenos días tío Edgar.


—Hola Armando, que tal todo. —responde Edgar el saludo.


—Otra vez encontré esa mariposa. —contesta Armando emocionado.


—La que es verde con azul.


—Sí.


—Sería bueno que los turistas disfrutaran de criaturas tan bonitas como esa.


—Tío ya sé lo que estás pensando. Ya te he dicho que no me parece la idea. —reclama el joven con un gesto serio.


—Mira que el proyecto de sendero ecológico se puede utilizar para dar concientización ambiental a las personas.


—No me parece, la gente es jodida.


—Hablamos de ecoturismo.


—Cuando la gente aprenda lo considerare, siempre que vienen turistas hay mucha basura en el pueblo, en el bosque sería lo mismo.


—Entiendo que te preocupe mucho el bosque.


—Claro… He notado que esta semana han derribado unos árboles en la colina cerca de la fábrica de lácteos.


—Si se destinan esas tierras para hacer turismo se evitan esas talas, además ya hay suficientes tierras para ganado en los potreros. —aclara el regordete.


—Ah sí… me lo pensare. —contesta Armando insatisfecho.


—Es mejor volver al trabajo, así que no quiero que te distraigas pensando en los apios mientras estás atendiendo a los clientes. Ya hablaremos de lo del bosque con más calma.


—¡Oh rayos! tranquilo tío, voy a concentrarme y hacer bien este trabajo. —responde el pecoso haciendo un torpe ademán con sus manos.


Hoy en ese calmado turno de trabajo en la tarde, Armando demuestra bastante amabilidad al tratar con los clientes, luego es saludado de forma efusiva por uno de sus compañeros de trabajo, un joven de cejas pobladas y cara cuadrada:


—Pero si es el sobrino del patrón, cómo va todo Don Armando, se te ve muy serio hoy.


El rubio prefiere ignorarlo y enfrascarse en sus pensamientos, la esquiva mariposa, la situación del bosque, el videojuego que llegaría a disfrutar una vez termine la jornada laboral era lo que lo mantenía distraído. En la noche llegan más clientes, a Armando le llama la atención, un grupo de jóvenes que solicitan una mesa, una vez ubicados colocan sobre esta unos cuantos panfletos, tras tomar su pedido Diego le comenta:


—He oído que pagan bien en la campaña de Horacio Santos.


—Podrías ir y preguntarles. —contesta el rubio siendo bastante directo.


Horas más tarde termina la jornada, aquel grupo de voluntarios fue el último en marcharse.


Armando recoge los folletos que habían dejado para leer uno con curiosidad.


Unidos velamos por la transparencia de Los Álamos. Horacio Santos alcalde.


Ojea con una vista ágil el contenido para luego arrugarlo.


—¡Esos jovencitos dejan acá su basura! ¡Si pensarán en el dinero que ese viejo se robó cuando fue representante nacional! —exclama Edgar con un gesto despectivo.


—Sí, es preferible que no sea alcalde, pero es demasiado complicado, tiene mucho apoyo.


—Armando se más optimista. Franklin todavía tiene oportunidad.


—Quizás.


—Podrías comentarle mi idea del sendero ecológico.


—Llevo rato sin ir a su casa, la última vez fue pocos días después de mudarme, que me quede en su casa toda la noche viendo esa maratón de películas, desde ese entonces le dio por postularse a la alcaldía y con eso más lo de la empresa casi no ha tenido tiempo.


—Yo no dije que visitarlo, puedes dejarle un mensaje y te contestara cuando tenga tiempo.


—Preferiría comentarle la idea personalmente. Siento que sabe del tema.

—Así es, muchos campesinos están contentos con su carretera rural. Y eso que la constructora Alto Horno todavía es una empresa pequeña, pero ha favorecido mucho al pueblo.


—A Franklin le iría mejor si solo fuera apoyado por su partido independiente, ese apoyo que recibe del partido Claro influye en su imagen.


—Sí, tanto el partido Transparente como el partido Claro son el mayor nido de ratas de toda Nueva Bizarria.


—De todos modos, mañana voy a comentarle a Franklin lo del sendero.


Seguido ambos salen y abordan un modesto carro de color azul opaco y se dirigen a la vivienda. Edgar entra a la casa, mientras que el joven permanece unos segundos afuera mirando la montaña y piensa:


“Espero que la persona que está talando el bosque deje de hacerlo”


Al día siguiente las densas nubes que cubren el cielo garantizan una mañana fría sobre Los Álamos, aun así Armando desayuna temprano y otra vez se dirige al sendero ubicado al lado del letrero, una vez ingresa al bosque mantiene la vista alerta ante la aparición del deslumbrante insecto el cual no logra encontrar por lo que se adentra a una inclinada cañada repleta de vegetación hasta llegar a un riachuelo, cerca de allí estaba el colorido artrópodo aleteando lentamente sobre una hoja de césped, pero queda fuera de la vista de joven ya que este permanecía paralizado ante un incómodo descubrimiento.


Un gran bloque de hielo maloliente y teñido de una tonalidad rojiza se derretía lentamente, mientras que la transparencia dejaba ver lo que había dentro, el cuerpo de un desdichado hombre, el cual Armando prefiere no acercarse a detallarlo ya que sentía nauseas. Tras alborotar su ya desordenado cabello, se pone nervioso y da unos pasos hacia tras y realiza una llamada.


—¡Tío, tío!


—¿Qué sucede?


—Encontré un cadáver, no sé qué hacer.


—Es en serio.


—Sí—exclama el joven preocupado.


—Llamaré a la policía. Será mejor que no muevas nada.


Una vez finaliza la llamada, Armando observa como la mariposa que buscaba se posa sobre el bloque de hielo, pero aquella sensación lo mantenía paralizado. Al poco tiempo llega un hombre de cincuenta años, de piel mustia y aspecto severo, vestido con el uniforme de la policía y gabardina, acompañado de cuatro oficiales a su mando, se le acerca al testigo y le exclama con una voz carrasposa:


—¡Pero qué mierda es esta!


—¿Yo no sé? Se supone que usted es el que sabe.


—Entonces eres el sobrino de Edgar. Yo soy Vicente y trabajo en la policía como forense, y te diré que eso que acabas de encontrar es muy extraño incluso para todos los años que llevo en este oficio.


—Me causa mucha curiosidad, pero también me impresiona.


—Primero que todo tengo que hacerte unas preguntas. ¿Cuál es tu nombre y a que te dedicas?


—Soy Armando Arias y soy estudiante de biología, aunque también trabajo en el restaurante de mi tío.


—¿Y qué hacías aquí en primer lugar?


—Soy estudiante de biología de la universidad de Gerderia, para graduarme solo me falta mi proyecto de grado, el cual trata sobre la relación de especies de mariposas con determinadas flores, así que seguía un ejemplar vistoso hasta que encontré el cadáver. Ya llevo cinco meses viviendo aquí.

—Está bien, eso es suficiente.


—Ya puedo irme.


—No. —contesta Vicente con contundencia y ordena— Pérez interroga al testigo, yo voy a mirar que carajos sucede con este cuerpo.


Armando se somete a las preguntas del oficial, aunque al poco tiempo oye al forense decir al identificar el rostro de la víctima:


—Pero sí que pedían una buena recompensa por este desdichado, parece que alguien se nos adelantó.


Luego de esto dura dos horas más respondiendo preguntas bajo la mira de la policía, manteniendo la intriga sobre las reacciones del forense mientras a su vez el hielo se derrite lentamente y poco a poco se incomodaba al ver el terrible estado al que estaba sometido el cuerpo.


Ahora te solicito que te retires y le dejes esto a la policía. —concluye Vicente.


Después de aquella experiencia Armando intenta seguir con su rutina ordinaria, aunque trataba de mantener un rostro tranquilo para atender a los clientes, en el fondo seguía alterado por lo ocurrido en la mañana, Diego se le acerca y le comenta:


—Hola, Armando, anda muy pensativo, debe ser por la…


—Ahora no estoy de humor para tus pendejadas. —le recrimina el rubio con una mirada fulminante.


Aquel mesero se retira, pero la reacción llama la atención del patrón del establecimiento:


—Armando, te ves alterado, ¿acaso es por lo de esta mañana? —pregunta Edgar preocupado.


—Sí. Me inquieta y me sigo preguntando qué está pasando.


—Armando, hoy no ha habido mucha clientela, lo mejor es que despejes la cabeza, si quieres puedes tomarte un descanso.


—Es en serio. —duda el joven titubeando.


—Sí, puedes irte a casa, si quieres.


Armando se dirige hacia su hogar con la intención de relajarse, una vez allí percibe un papel resaltando del buzón de correspondencia.


«Qué curioso, nunca me mandan nada, pero dice que es para mí», indaga el joven tras ver una carta dirigida él.


Una vez la abre encuentra el siguiente mensaje:


La red gélida hará tus deseos realidad


La misiva iba acompañada del dibujo de una telaraña que tomaba la forma de un dodecágono y coloreada con un degradado con los colores azul y turquesa, aunque el que más predominaba era el color verde.


«Acabo de acordarme de algo», piensa el joven al ver aquel recado por lo que tras tomar su celular y acceder a la aplicación de mensajería envía el siguiente texto al usuario asignado con el nombre de Franklin:


—Recibí una carta extraña con una telaraña y mi tío está con la cosa de hacer un sendero ecológico.


Al poco tiempo, al entrar a la casa se dirige hacia su cuarto donde intenta relajarse al distraerse con una consola de videojuegos portátil, una hora después se percata de que tenía una respuesta de Franklin.


—Ven a mí casa a las siete de la noche.


El rubio se asoma por la ventana y observa como los arreboles dominaban el firmamento. Más tarde es la hora mencionada, él llega a una modesta vivienda de fachada de color naranja pálido, ubicada en uno de los barrios periféricos en la zona este del pueblo, detrás de la casa había un amplio potrero. Toca la puerta y al poco tiempo es recibido por un joven elegante de aspecto maduro y notable pulcritud ataviado con un impecable traje de un color morado pálido. Es pelirrojo y de cabello corto, en el cual resaltaba un pequeño mechón.


Armando tras observar el interior de la casa no puede evitar fijarse no solo en el predominante color rojo y naranja de la sala, presente en las cortinas y muebles, sino en una estantería, la cual estaba saturada de varios libros y estatuillas. Incluso la decoración consistía en jarrones y artilugios de diferentes culturas.


—¿Desde cuando te llegaron más cosas? —pregunta el invitado.


—Veo que te impresionan mis nuevos tesoros. Pero no sería mejor saludar primero.


—Disculpa Franklin, quise decir buenas noches. —se excusa el rubio.


—Hola Armando, sigue. —contesta el pelirrojo con una sonrisa.


Al poco tiempo el invitado se acomoda en un sillón manteniendo la vista sobre algunas estatuillas que eran nuevas para él.


—Así que esa carta era una invitación para ir a pelear. —bromea Franklin.


Armando permanece distraído y demuestra un semblante intranquilo, por lo que el anfitrión indaga.


—Estás más distraído que de costumbre, acaso te paso algo raro hoy.


—Encontré un cadáver congelado en la mañana.


El pelirrojo queda perplejo tras la respuesta, pero procede a ser directo:


—Luego hablamos de eso, el caso es que también te llegó esta pendejada. — Seguido le muestra a su amigo una carta igual a la que ha recibido y añade. —me parece curioso que también recibieras una.


—Supuse que sabrías algo de esto.


—Solo te preguntaré algo, ¿puedes cumplir tus deseos?


Armando se mantiene pensativo hasta que Franklin lo hace espabilar con un gesto serio.


—Será mejor que estés alerta a todo lo que sucede.


—De seguro todo lo que ha pasado hoy es una extraña coincidencia.


—Sí piensas eso ¿por qué me avisaste de la carta?


—Yo te dije lo de la idea de mi tío, lo de la carta es un añadido… —el silencio y la mirada confiada de Franklin fuerzan a Armando a confesar… solo no sé qué hacer.


—Yo tampoco, sí te mandaron una carta con tu nombre es que ya te tienen en la mira. Por eso te digo que debes estar alerta, tú mismo te conoces.


—Está bien.


—Pensaba que solo yo llamaría su atención debido a mi interés en la política, pero el hecho de que hayas recibido esa carta me pone a pensar.


—Sí, por eso te lo dije.


—Puede que ahora este muy ocupado pero tranquilo Armando, vamos a averiguar qué significa esto de la red gélida.


1 Mars 2021 01:14:52 5 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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Mr Sakka Mr Sakka
Un nuevo remake de este capítulo de tu universo que, aunque mantiene varios personajes y elementos clave, tiene varios cambios grandes sobre la anterior propuesta que me han llamado la atención. Me ha parecido acertado convertir a Armando en el protagonista esta vez. Se nota que es un personaje que se te da bien y el hecho que ahora sea el eje de la historia le juega a favor. Con esos elementos de misterio del final, me has dejado con la intriga por saber lo próximo que sucederá.
March 01, 2021, 18:32

  • robustories robustories
    Ya que establecí un sequito de personajes les daré un mejor manejo incluso a Susy. March 01, 2021, 19:12
  • Mr Sakka Mr Sakka
    La de ojos verdes (si es quien creo que es). March 01, 2021, 18:59
  • robustories robustories
    ¿Te refieres a Alejandro o a la de ojos verdes? March 01, 2021, 18:55
  • Mr Sakka Mr Sakka
    Por curiosidad, ¿decidiste "borrar" de la existencia a "ese" personaje en esta nueva línea temporal? A pesar que tenía cosas mejorables, la verdad lo echaría de menos y me gustaría verlo aunque fuera solo un personaje secundario (o incluso un cameo). March 01, 2021, 18:36
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