Law
En un bar-buffet a las afueras de una feria, en medio de la isla que le separaba del mismo mar donde vagaba quien, para el cardiólogo, definía la palabra vil. Se encontraba toda la tripulación del cirujano de la muerte, quienes después de un caluroso viaje en submarino solo querían tomar y comer.
Él capitán, luego de cerciorarse de que el único trabajador era un β y por tanto ni a lo mucho notaria su aroma decidió retirarse, aunque sea por un momento, la molesta gargantilla con agujas que retenía su cuello. Esto no era algo que hiciera en el Polar Tang, fuera de su habitación, ya que al ser un Delta Puro, tenía un olor que a muchos no sería más que molesto y considerando el hecho de que necesitaban un mejor sistema de ventilación y refrigeración en el submarino, habían pasado al menos 7hrs desde la última vez que pudo aflojar un poco lo que parecía una correa, y juraría que poco menos de un día de retirarla completamente.
Cualquiera que entrase a ese lugar sin la más mínima anticipación podría no solo marearse en el pensamiento de “Enebro fresco” sino, como ya había pasado con anterioridad, llegar a vomitar, realmente esto último solo paso una vez, una bastante específica y circunstancial, pero fue suficiente para que el medico decidiese que era buena idea ocultar de alguna forma su fragancia.
Sin parecer un fanático del sake que bebía se preguntaba como si quiera podía seguir con su plan suicida en contra del shishibukai, definitivamente no le parecía la idea de que alguno de sus nakamas terminase muerto por lo que el sabia era una estúpida venganza.
Este dilema interno llevaba días sin llegar a una resolución definitiva, pero lo más seguro es que los dejaría en alguna isla lo suficientemente inaccesible para que si algo saliese mal, ellos pudieran estar seguros…
Tan inmerso estaba en sus pensamientos que no se percató del momento en el que otro supernova no solo entro al establecimiento, sino que incluso se dispuso a comer aun con el hecho de que tanto Bepo como Ikkaku le intentaron echar del Buffet.
Para cuando Law le iba a preguntar a Shachi cuanto faltaba para la supuesta venta de esclavos, ya se había formado una bolita de grasa y ternura con orejas y cola de panda rojo incluidas, quien dice bolita es meramente porque le atontan las cosas adorables ya que, claramente no era algo pequeño.
Pov’s Luffy
Antes de seguir recorriendo la feria junto a Kelly y Chopper, aproveche un premio de la feria que me daba un buffet gratis, realmente no tenía mucha hambre pero el cupón caducaba en unas horas y claramente en el boleto se veía un pedazo de carne así que no quería perder la oportunidad.
Estando a unos metros de la puerta, pude notar un aroma freso, algo parecido a la menta, pero era un “frio” triste. Me recordaba al olor de un campo con niebla, un campo muy vacío. Una pradera sin flores…
No quise darle mayor importancia, por lo que entre al local, aunque una pelinegra fue la primera en decirme que me fuera, seguida de un oso bastante apresurado. En ese momento me planteé 2 cosas, ¿Los osos pueden cagar? Y ¿Por qué me gustaba tanto ese aroma?
A pesar de que decían que no debía estar ahí, no hicieron mucho para sacarme y aunque lo hubieran hecho no creo que lo hubiesen conseguido. Simplemente entregue mi premio impreso al empleado y escogí una mesa frente a la barra de carne, misma que se quedó vacía al poco rato. Como no tenía mucha hambre quede satisfecho con eso.
Cuando iba a tomar una jarra para beber agua, me di cuenta de que tenía más de una mirada sobre mí, lo cual no era algo a lo que le tomaría relevancia sino fuera porque todo el ambiente cambio, casi no olía a tristeza, pero esta fue remplazada por lo que deduje era una gran duda.
— ¿Quién se supone que eres? — escuche decir a quien supuse emitía el perfumado aroma, ya que tenía marcas de usar un collar recientemente y un gesto que en un gato doméstico se vería muy mono, pero al ser de un Irbis podría intimidar a algunos.
—Monkey D. Luffy— dije mientras volvía a mi tamaño normal, a lo que me miro aun con mayor duda, pero al parecer centrándome en mi cuerpo, me recordó un poco a Chopper.
—… ¿Eres un Beta? — lo dijo como si fuera lo más lógico del mundo.
—No, ¿Tú eres un beta? — siguió con uno de sus gestos adorables, entre confuso e impresionado. Recomponiendo un poco su cara antes de contestarme con una sonrisa socarrona, aunque no parecía que quisiera realmente burlarse.
— ¿Tienes anosmia ó mientes sobre tu casta? — inclinando su cabeza sin dejar de verme a los ojos.
—No sé qué es lo primero y tampoco sé mentir. Soy un Omega tipo Beta, pero sigo siendo Omega— conteste un poco cansado, no parecía del tipo que le importase la vida de los demás.
Al darse cuenta que no estaba de broma, me miro como si esperara una reacción mía o buscase alguna prueba de algo, más que molesto se le veía acomplejado. Como si hubiera herido a alguien. Después solo me miro a los ojos, no supe porque lo hacía pero no pude dejar de pensar que incluso su mirada se sentía fría y vacía.
Con un rápido desvió de sus ojos me invito a sentarme a su lado, no lo pensé mucho. Prácticamente a su lado pude oler por completo su esencia, deje de pensar en que fuera algo como la menta y a mi mente llego la idea de un bosque, bastante helado, pero pareciese que un solo árbol bastase para ese aroma. Creo que la acción de olfatear libremente la vio hasta como un insulto sin gracia porque se le veía como si esperara un ya conocido remate.
—…— Guardó silencio en lo que podría interpretarse como una cuidadosa extracción de datos, ya no me miraba a los ojos, note que por un momento mientras miraba mi cuello, se inclinó un poco, apenas y unos centímetros. Pero eso fue suficiente para mí, no era la primera vez que alguien batallaba para poder percibir mi aroma. Así que sin ánimos de otra cosa, acerque mi cuello a su cara en un movimiento rápido. Fue suficiente para hacerle retroceder en un pequeño pánico que no habría notado si no le tuviese tan cerca, ya que se recompuso muy rápido. — ¿Rosas...? —
— Middlemista— Corregí siguiéndole la curvilínea que adornaba su rostro. — ¿Encino…?—
—Enebro fresco— Me dice cambiando el ambiente dejando en claro que por fresco no se refería a frio. Ambos asentimos. Yo no sabía porque seguía buscando algo en sus ojos, pero el gusto no me duro mucho ya que escuche a Ussop llamarme por afuera del local. — Creo que ese es un adiós, Mugiwara-Ya— dijo para después guiñarme el ojo y desviar su mirada a la puerta.
Iba a preguntar su nombre pero corrí al escuchar a Chopper en un tono preocupado, sabía que luego lo volvería a ver, después de todo, no planeaba irse ese mismo día de la isla…
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Merci pour la lecture!
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